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sábado, 25 de noviembre de 2017

Silencio, estigmas, oración y devoción mariana.

Beata Beatriz de Ornacieux, virgen cartuja. 25 de noviembre y 13 de febrero, Invención de las reliquias.

Perteneció a la familia de los Ornacieux, y nació a finales del siglo XIII en Saboya. A los 13 años abandonó todo lujo y vanidad, y comenzó una vida de penitencia, recogimiento y oración. 

A los 15 años obtuvo la dispensa para entrar a la Cartuja de Santa María de Parménie. Fue una novicia piadosa y obediente hasta los extremos heroicos. Padeció numerosos ataques del demonio y tentaciones, pero con humildad y oración, Dios le fue dando fuerzas para resistir. Un día, estando postrada ante el Sacramento, le pedía a Dios la liberase de aquellas tentaciones e imágenes horribles que el diablo le presentaba para turbarla, el Señor le respondió que nunca deseara sino hacer la voluntad divina, que de lo demás ya se encargaría Él. Con humildad le recordó a Dios lo pequeña y miserable que era, pero Cristo le respondió en una alocución pidiéndole se abriera a las gracias que Él le daría, a la par que debía aceptar los sufrimientos que le enviase. Quedó Beatriz consolada, y en breve aquellos dones se hicieron presentes: presencia divina constante, visiones de Cristo en su Pasión y Gloria, don de lágrimas y éxtasis.

A los 18 años se le admitió a la Profesión Solemne, y luego a la Consagración de Vírgenes, un ritual propio de la Orden cartujana, que tiene sus raíces en la Iglesia primitiva. En este ritual la virgen recibe la cruz, el manípulo y la estola. En adelante podrá leer el Evangelio en la misa conventual.

Beatriz se adentró en la Pasión del Señor profundamente, viviendo y padeciendo con Cristo acerbísimos dolores. Por Él y por desagraviarle se disciplinaba frecuentemente, caminaba descalza sobre el hielo, sostener brasas o sufrir indecibles enfermedades en silencio. Ayunaba siempre que podía, y fue tanto que tuvieron que prohibírselo, en aras de preservar su vida, poniéndole una monja que cuidara de ella. Tuvo el don de estigmas, siendo visible en ocasiones una de sus manos atravesada con un clavo. De estas llagas salía un agua perfumada que sorprendía a las monjas y a los prelados que la analizaron. 

Algunos milagros ocurrieron a su alrededor, como cuando la abadesa la dejó encerrada en su celda para que descansara. Como no le había prohibido expresamente salir, Beatriz invocó a la Madre de Dios y de pronto se vio en el coro, con asombro de todas las monjas, que la vieron aparecer allí, ocupando su sitial con toda sencillez. Al serle conminado por la abadesa que dijera lo ocurrido, Beatriz contó su petición de auxilio a la Virgen.

Siempre atacada por el demonio, Beatriz invocaba a la Santísima Madre de Dios, la cual un día se le apareció y le dijo: "Nada temas, ten confianza; soy la Madre del Rey Omnipotente, tu Esposo, la Madre de la Misericordia, y tomo tu alma y tu cuerpo bajo mi cuidado y protección. Yo te defenderé contra los asaltos del demonio y te salvaguardaré de sus engaños". Y así fue siempre, la Virgen se le mostraba frecuentemente luego que el diablo quedaba derrotado. Una noche de Navidad las insinuaciones del diablo le hicieron tanto efecto que a la hora de comulgar, se quedó en su sitio pues la duda si estaría en pecado mortal la paralizaba. Entonces, sintió una moción de la Santísima Virgen y de su mano fue transportada a comulgar.

En 1300 fue elegida priora para la fundación del monasterio de Eymeux, cargo que ocupó solo tres años, pues falleció 25 de noviembre de 1303. Fue sepultada en este monasterio, y cuando lal monjas hubieron de abandonar el sitio y volver a Parménie, allí se llevaron las reliquias de Beatriz, y allí comenzaron a propagar su devoción.

En 1340 los albigenses incendiaron el monasterio, que se derrumbó, quedando el cuerpo oculto bajo las piedras y maderas calcinadas. Allí estuvo hasta 1697, cuando una joven pastora que leyó la "vita" de nuestra monja cartuja, escrita por Margarita de Oyngt, Maestra de Novicias de Beatriz, comenzó a excavar ella sola entre los escombros. Su obra tuvo recompensa y halló el sepulcro y dentro de este los huesos de la santa. Esta Invención aumentó su culto nuevamente, se reconstruyó la Iglesia y se renovó el culto a Beatriz. Los milagros no se hicieron esperar y pronto la devoción se hizo firme. En 1790 la iglesia fue saqueada, vendida y usada para usos profanos hasta 1802, cuando fue comprada por herejes anticoncordatarios. En 1839 volvió al culto católico y se comprobó que el sepulcro no había sido violentado, hallándose dentro las reliquias de nuestra Beata. Parte de las reliquias fueron trasladadas a la Cartuja de Beauregard.

En 1869 la Iglesia confirmó el culto inmemorial que recibía Beatriz, y el Beato Pío IX la beatificó formalmente. En mayo de ese mismo año autorizó el Oficio Litúrgico para la Orden Cartuja.


Fuente:
"Santos y Beatos de la Cartuja". JUAN MAYO ESCUDERO. Puerto de Santa María, 2000.


A 25 de noviembre además se celebra a
Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir.
Beata Isabel Achler, terciaria franciscana.

jueves, 27 de julio de 2017

Médico, taumaturgo y mártir.

San Pantaleón, mártir. 27 de julio, 18 de febrero y 10 de junio, traslación a Crema. 

San Pantaleón venerado
en Papanice.
La leyenda de San Pantaleón, uno de los santos más famosos de Oriente, cuenta que nació el santo en Nicomedia, y fue hijo de Eustorgio, un pagano y de Santa Eubula (30 de marzo), cristiana convencida que enseñó a su hijo la fe cristiana. Pero Eubula murió cuando el niño era aún pequeño y su padre le puso bajo el cuidado de un médico que le dio una esmerada educación en ciencias, especialmente en Medicina, en la que Pantaleón pronto fue muy ducho. Y tanto, que su fama llegó al emperador Galerio Maximiano, el cual le hizo su médico personal. 

Tenía Pantaleón presente en su corazón las enseñanzas de su madre sobre la fe de Cristo, pero vivir en una corte pagana y licenciosa le fue apartando de la fe cristiana, incluso alguna vez participó con otros médicos de los sacrificios a Esculapio. Sin embargo, un presbítero llamado Hermolao comenzó a tratarse con Pantaleón, y poco a poco fue hablándole de Cristo, señalándole el error del paganismo, por lo que llegó el día que Pantaleón reconoció que Hermolao tenía razón. Pero aún no rechazaba del todo el paganismo, hasta un día que le trajeron un niño que había sido mordido por una serpiente, y no daba señales de vida. Entonces Pantaleón, viendo que su medicina ya no podía hacer nada, invocó a Cristo, mientras pensaba "si con mi oración a Jesucristo este niño muerto vuelve a la vida, entonces creeré en Él". Y he aquí que de pronto el niño abrió los ojos, respiró y se levantó, con lo cual todos quedaron sorprendidos, sobre todo Pantaleón, quien corrió adonde Hermolao a pedir el Bautismo. Durante siete días estuvo Hermolao enseñando los misterios de la fe a Pantaleón, y al cabo le dio el Bautismo y la Eucaristía. 

Una vez cristiano, Pantaleón quiso que su padre también lo fuera, y por ello le predicó a Cristo, pero su padre tenía miedo de dejar a los dioses paganos en aras de la fe cristiana. Y para demostrar la verdad de su nueva fe sanó a un ciego al que los médicos habían desahuciado, luego de invocar el Nombre de Jesús. El ciego y el padre de Pantaleón se convirtieron a Jesucristo. Poco tiempo después Eustorgio falleció felizmente en Cristo, y Pantaleón heredó una inmensa fortuna, que usó para socorrer a los necesitados. Seguía ejerciendo como médico, sin cobrar a los pobres. Además de darles curación del cuerpo, predicaba a Cristo, y a más de uno sanó milagrosamente. Poco a poco la fama de Pantaleón fue creciendo, y otros médicos comenzaron a mostrar envidia, porque perdían clientes, y además, todos se hacían lenguas de los milagros que obraba el santo. Cuando confirmaron que era cristiano, le acusaron ante el emperador, diciéndole que Pantaleón despreciaba a Esculapio, adoraba a Cristo, y dejaba en mal lugar al monarca. Galerio llamó al ciego que había sanado Pantaleón, el cual confirmó que el santo médico le había sanado luego de invocar a Cristo. El emperador le reconvino a abandonar aquella fe, y como el ciego se negó, fue decapitado. Pantaleón rescató el cuerpo del mártir y lo enterró piadosamente.

Luego mandó el emperador que llevaran a su presencia a Pantaleón, al que le hizo ver su afecto y por este, le pidió que sacrificara a los dioses y abandonara la fe que había adoptado. Pantaleón le respondió que no podía abandonar la fe en Cristo, el cual dejaba por tierra a los ídolos, que no tenían poder ante Cristo. Propuso al emperador lo siguiente: que trajeran a un enfermo y que los médicos paganos intentaran curarlo invocando a Esculapio, mientras que él mismo invocaría a Cristo; así el emperador podría ver por sí mismo si Cristo era verdadero. Así lo hicieron, trajeron un paralítico y los sacerdotes idólatras invocaron a Esculapio, pero el paralítico quedó igual. Entonces Pantaleón se acercó al enfermo, y clamó: "En nombre de Jesucristo, levántate". Y el paralítico inmediatamente se levantó y confesó el Nombre de Cristo. Los sacerdotes paganos, en lugar de reconocer la evidencia, pidieron al emperador que vengara aquella ofensa a los dioses, o estos se vengarían contra el Imperio. Maximiano entonces volvió a conminar a Pantaleón que sacrificara a los dioses, primero con promesas y luego con amenazas, pero nada pudo hacer, porque el santo ni quiso oír hablar de esto. Y por ello fue condenado a sufrir tormentos hasta que apostatara.

El santo con su madre
y San Hermolao.
Los verdugos ataron al santo a una palmera, y así le rasgaron las carnes con peines de hierro y le quemaron los costados con antorchas. Como nada lograban con estos tormentos, entonces le vertieron plomo derretido, pero el líquido pasó por el cuerpo del santo sin hacerle daño, mientras Pantaleón entonaba salmos de alabanza. Entretanto el emperador supo que el presbítero Hermolao había sido quien había convertido a Pantaleón, mandó que le apresaran y le cortaran la cabeza. Y así hicieron. Viendo que los tormentos no hacían mella en Pantaleón, los verdugos lo arrojaron al mar, pero las olas lo llevaron a tierra. Luego lo ataron a un olivo seco y soltaron leones y osos, pero estos no lo tocaron. Estando atado al olivo, le clavaron sus manos a la frente con un clavo, y punzaron su cuerpo con otros clavos repetidas veces, de tal modo que su sangre chorreaba abundantemente, y he aquí que al contacto con la sangre martirial, el olivo reverdeció y el suelo se vio cubierto de rosas, lirios y violetas. Viendo este portento, muchos se convirtieron a Cristo y el santo mártir dio gracias a Dios por ello. Luego los verdugos le ataron a una rueda de molino y lanzarlo montaña abajo, pero igualmente sobrevivió y continuó alabando a Cristo. Entonces el emperador, cansado, mandó le decapitaran, y en ese momento de su cuello manó leche. Era el año 303.

Hay que decir que toda esta narración de tormentos no existen en las versiones antiguas de la Passio, que provienen de Oriente. En ellas solo se habla de que fue decapitado. 

Culto y reliquias.
Su testimonio en Oriente fue conocido muy pronto, y su culto se extendió bastante rápido. En el siglo V, el emperador Justiniano I construyó una basílica en su honor en Constantinopla. Así mismo las había en Jerusalén y en Roma sobre la misma época. Sobre las reliquias hay que decir que aunque la leyenda dice que el cuerpo del santo fue quemado, pero unos cristianos recogieron las cenizas y las enterraron en Nicomedia, hay varios sitios que dicen tener partes del cuerpo. París, por ejemplo, venera una cabeza desde el siglo IX y en el siglo X San Gero de Colonia (29 de junio) llevó unas reliquias desde Jerusalén a Colonia, donde edificó una bella iglesia y un monasterio en su honor. En Reihm se venera otra cabeza en un busto relicario de plata. 

El tormento del clavo.
Es uno de los llamados "santos sanadores", tanto porque fueron médicos, como porque son grandes taumaturgos. En Oriente Pantaleón es muy venerado por sus portentos, y en Occidente su culto está relacionado al conocido como "milagro de la licuefacción de la sangre", que dicen ocurre cada 27 de julio. Suele siempre hablarse de Madrid, pero el hecho ocurre también en otros sitios, como Bari, Amalfi, Venecia o Kaiserstuhl. El santo médico es abogado de médicos, cirujanos, farmacéuticos, parteras, panaderos, pasteleros y lecheros. Se le invoca contra los dolores de cabeza, la tuberculosis, la pérdida de peso, y varias enfermedades del ganado. No en balde es uno de los Catorce Santos Auxiliares.


Fuentes:
-"La Leyenda de los Santos de Dios, según las mejores fuentes". P. GEORGE OTT. Abendsberg, 1863.
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.


A 27 de julio además se celebra a
San Aurelio de Córdoba y compañeros mártires.
Beato Tito Brandsma, carmelita mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...