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domingo, 11 de febrero de 2018

Del obispo litánico.

San Lázaro de Milán, obispo. 11 de febrero.

Se sabe que era ya era obispo de Milán antes de 440, aunque no consta cuando fue consagrado. Igualmente hay testimonios de que ante el peligro de las invasiones de los godos a Italia, ordenó el rezo de las letanías mayores. Esta circunstancia ha hecho que muchos le atribuyan la confección de este rito, tradicionalmente atribuida a San Mamerto (11 de mayo).

 Lázaro subió al cielo el 14 de marzo de 470, pero la Iglesia milanesa celebraba su memoria a 11 de febrero, pues tenía una norma rígida de no celebrar santo alguno durante la santa Cuaresma.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 11 de febrero además se celebra a
Beata Eloísa de Coulomb, viuda y reclusa.
San Jonás el Jardinero, monje.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Con mitra o con perros.

Pregunta: San Lázaro es un santo (?) muy invocado por los cubanos. Se trata de la santeria cubana o es Lázaro el hermano de Marta y Maria?

Respuesta: En San Lázaro se da la confluencia de dos personajes distintos: San Lázaro, amigo de Jesús y Lázaro, el pobre. Vayamos por partes:

San Lázaro con sus hermanas.
San Lázaro, obispo y mártir. 17 de diciembre y 29 de julio.

Sobre Lázaro y sus dos hermanas, y Santa Marta (29 de julio) y María de Betania, ya hoy no identificada con Santa María Magdalena (22 de julio) tenemos el testimonio evangélico: Los tres eran amigos de Jesús y le invitaban a su casa en Betania, cerca de Jerusalén, donde era amado y acogido (Lc. 10, 38-42; Jn. 12). Señal de la intimidad de Cristo con Lázaro es el hecho de como Jesús, aun yendo a resucitarle, lloró al contemplar el duelo de María y Marta. Uno de los milagros más grandes de Cristo fue, precisamente, el traer de nuevo a la vida (que no fue resurrección) a Lázaro (Jn. 11). 

Hasta aquí, lo único certero que se puede afirmar de este personaje. Todo lo demás que se conoce son tradiciones y no siempre iguales. Mientras que unas dicen que acompañó a San Pedro en su predicación en Siria, la más conocida dice que los judíos embarcaron a Lázaro en Jaffa en una nave que hacía agua y sin velas, con sus dos hermanas y otros cristianos, y la nave llegó milagrosamente a la isla de Chipre. San Lázaro fue, según esa tradición, elegido obispo de Kition y murió 30 años después.

En el siglo XI, la leyenda provenzal de Santa María Magdalena, cuenta que junto a María Magdalena, Marta, San Maximino (8 de junio), Santas Sara y Marcela (criadas de la familia. 28 de julio), Santa María Salomé (22 de octubre y 5 de mayo), Santa María la de Cleofás (9 y 11 de abril y 5 y 25 de mayo) y San Cedon (3 de agosto), se trasladaría a la Provenza, entre los años 42-43. Más que trasladarse, les llevaron, pues fueron metidos en un buque sin velas, ni remos ni timón y abandonados en el mar, llegaron hasta Marsella, desde donde fueron a Aix. Todos tomarían su rumbo, pero Lázaro quedaría como obispo de Marsella y terminado su carrera en este mundo como mártir. Incluso el Papa Benedicto IX, al consagrar la iglesia de San Víctor de Marsella, afirmó que sus reliquias estaban ahí. Ciertamente hubo un Lázaro obispo de Marsella, pero en el siglo IV. 

Sin embargo, su culto sí que es muy antiguo. La gallega Eteria, peregrina que viajó a Jerusalén en el siglo III, describe sobre la gran procesión que se hacía el sábado anterior al Domingo de Ramos al "Lazarium" tumba de San Lázaro (esta procesión aún se celebra por parte de la Iglesia Ortodoxa). Otro hito del culto a San Lázaro está situado en el año 890, cuando el emperador León VI construyó una iglesia y un monasterio en su honor en Constantinopla y trasladó allá una parte de las pretendidas reliquias, que se hallaban en Chipre. 

"Milagroso San Lázaro"
venerado en su santuario de Cuba.
Lázaro el "de los perros".
Este otro Lázaro, también personaje evangélico, es el pobre mendigo que gana el cielo por sus sufrimientos, mientras el inmisericorde, se va al infierno (Lc. 16, 19-31). Hoy en día nos dicen que se trata de una parábola de Cristo, pero basta leer otras parábolas de del Señor y compararlas con la narración de Lázaro para darse cuenta de las diferencias. Basten dos:

1. Jesús nunca usa nombres propios en la parábolas, porque, precisamente son eso, ejemplos. Cristo habla de "una mujer", "un padre y dos hijos", "un rey", etc. Sin embargo, en este relato se nos dice el nombre del protagonista, como se contaría un hecho histórico.
2. Todas las parábolas de Cristo son explicadas, sin embargo, este relato no cuenta con explicación alguna. Simplemente se narra el hecho y en la misma historia está la enseñanza, que no está "velada" bajo símbolos como suelen ser las parábolas.

Otra cosa es si la veneración a San Lázaro "de las muletas" existió o existe aún en la iglesia. Vitrales, frescos, tallas, nos hablan de la veneración a este personaje, ligada junto a San Roque a los leprosorios y hospitales, pues padeció la lepra (esto lo hemos añadido por tradición, porque el Evangelio no lo dice). Incluso una orden religiosa existió bajo su advocación, los "Hermanos de San Lázaro", dedicados específicamente a cuidar leprosos, yque fue fundada por el Beato Roberto de Arbrissel (24 y 25 de febrero). Actualmente es difícil ver imágenes de San Lázaro en las iglesias, pero por ejemplo, en la iglesia de San Nicolás de Bilbao se venera una estupenda talla. Otras iglesias españolas e italianas también lo veneran. Su culto permanece en esa ambigüedad entre lo permitido "porque no queda más remedio" y la reticencia a celebrarlo. 

Además de las muletas y los perros, sus otros atributos son una campanilla o matraca, (instrumentos medievales que tenían que portar los leprosos para anunciar su presencia y la gente se alejara).
Los cultos afrocubanos han sincretizado a ambos Lázaro, poniendo su fiesta en la del santo obispo y, desde entonces han ido juntos como un solo personaje. 

En mi país natal, San Lázaro es, sin duda, el santo más venerado que hay, casi siempre ligado a la santería. Tiene un santuario a las afueras de la Habana que nació (¡cómo no!) y se mantiene junto a una leprosería. La peregrinación de diciembre es multitudinaria, una marea humana de más de 10 kilómetros de largo. Durante todo el día y más aún de noche, porque a las 12 de la noche todos quieren estar ante el santo, sí o sí. Desde tiempo antes del 17 de diciembre, los que llevan promesas se ponen en camino de rodillas, a rastras, llevando piedras, cadenas, piernas de hierro a cuestas. Al santo le ofrecen tabacos, botellas de aceite (reminiscencias de la antigua costumbre del aceite de las lámparas del altar), y claro, flores, joyas y dinero. Allí se dan la mano en venerar al santo, ricos, pobres, turistas, sanos, enfermos, santeros, curiosos, católicos o no. Detalle interesante: en el altar mayor se venera el santo obispo al que nadie mira, el "milagroso" se encuentra en un altar lateral y, claro, es un antiguo San Lázaro "de perros", que durante años estuvo vestido para esconder que lo era. Luego de una restauración en la que pude participar, se dejaron visibles las llagas y otros elementos escondidos, aunque se le vistiera. Desde 2013 aparece tal cual, sin atuendo de obispo.


A 17 de diciembre además se celebra a
San Judicaël de Bretaña, rey y monje.
San Sturmio de Fulda, abad

Y se canta la primera de las Antífonas Mayores: O Sapientia

miércoles, 23 de agosto de 2017

De ciego a portador de Luz.

San Cedon de Aix, obispo. 23 de agosto.

San Cedon y compañía.
Aunque ciertamente, existió un prelado llamado Cedon o Sidonio, la leyenda provenzal de Santa María Magdalena (22 de julio, 4 de mayo, traslación de las reliquias, y 5 de mayo en la Iglesia Oriental) ha tejido una trama tan espesa que el Cedon original ha perdido color y forma para convertirse en un cuento de hadas. Es uno más de los "santos en la máquina del tiempo".

Según la leyenda, Cedon fue el el ciego de nacimiento del que se habla en el Evangelio de San Juan, capítulo 9, y que fue sanado por Jesús. Luego de sana su visión, sanó su alma convirtiéndose y siendo discípulo de Cristo. Luego de la Ascensión, como cuenta la leyenda, partir los discípulos, y arreciar la persecución contra los cristianos, María Magdalena con su hermanos San Lázaro (29 de julio y 17 de diciembre) y Santa Marta (29 de julio), San Maximino (8 de junio), Santas Sara y Marcela (criadas de la familia. 28 de julio), Santa María Salomé (22 de octubre y 5 de mayo), Santa María la de Cleofás (9 y 11 de abril y 5 y 25 de mayo) y nuestro santo, se trasladaría a la Provenza, entre los años 42-43. Más que trasladarse, les llevaron, pues fueron metidos en un buque sin velas, ni remos ni timón y abandonados en el mar, llegaron hasta Marsella, desde donde fueron a Aix.

San Maximino fue el primer obispo de la región, y allí habría construido y consagrado una pequeña capilla dedicada al Salvador, en cuyo altar pondría reliquias del Santo Sepulcro de Cristo. Cedon le acompañaba en sus predicaciones, convirtiendo a muchos a Cristo. A la muerte de Maximino, Cedon ocupó su lugar frente a la sede. Luego de una intensa labor apostólica habría muerto a finales del siglo I. La leyenda dice que fue sepultado en la santa cueva de la Magdalena. Esta cueva alcanzó su gran esplendor devocional a partir del siglo XIII, cuando Carlos de Anjou, hermano de San Luis de Francia (25 de agosto) tomó poder del territorio de Provenza y el 12 de diciembre de 1279 se publicó el hallazgo de las reliquias de la Magdalena, Maximino, Marcela, Sara y Cedon, cuyas tumbas están en la cripta.


A 23 de agosto además se celebra a
Santa Ebba de Coldingham, abadesa.
Santos Claudio, Asterio y Neón, mártires.

domingo, 16 de julio de 2017

De la cartuja al barco, y de allí al cielo.

Beatos Claudio Beguignot y Lázaro Tiersot, cartujos mártires. 16 de julio.

En 1789 estallaba la Revolución Francesa, en cuyo marco alcanrzarían la palma del martirio numerosos sacerdotes, religiosas y seglares que no admitieron vivir sin Dios. A partir de 1790 la persecución arreció luego de la "Constitución Civil del Clero". En 1792, con el infame y obligatorio juramento que toda persona consagrada debía firmar, concediendo al Estado el poder absoluto, la persecución llegó a sus extremos, pues la mayoría de obispos y presbíteros se negaron a firmarla. En Rochefort fueron hacinados en barcos 800 sacerdotes y religiosos que, supuestamente, serían deportados a las Guyanas, pero realmente les dejaron morir, o mejor dicho, vivir para siempre, algunos de ellos ya beatificados por su testimonio, contado por los supervivientes, liberados en 1795.

Entre los mártires tenemos a dos monjes cartujos. Del primero, Claudio Beguignot, se sabe que nació 1736 y que profesó sus votos en la cartuja de Bourgfontaine, en 1760. Era un buen monje, que al suprimirse su monasterio por la Revolución, al haberse negado a firmar la "Constitución Civil del Clero" se escondió en la cartuja de Rouen. Pero en 1791, ante la inminente persecución, los monjes de esta cartuja se dispersaron, escondiéndose en diversos sitios. Claudio fue apresado en casa de unos amigos en 1793, y se le condenó a la deportación en 1794. Fue llevado a un barco de los mencionados antes en Rochefort. Allí padeció unos meses innumerables sufrimientos y privaciones, que llevó con entereza. Falleció el 16 de julio de 1794, a la edad de 58 años. 

De él dirá uno de los cartujos sobrevivientes a aquel calvario: "Este santo religioso falleció en el gran hospital, durante mi permanencia en él. Después de haber pasado santamente la mayor parte de su vida en la contemplación y en la práctica de todas las virtudes propias del claustro, la terminó aún más santamente en la profesión de la fe, en medio de las obras penosas de su ministerio sacerdotal, como confesor. Casi todos los enfermos acudían a él, aunque Dom Claudio estuviera tan enfermo como ellos. Tantos trabajos terminaron por enardecer su sangre. A esto se añadió el empeoramiento de una llaga que se había hecho en una pierna, y en tal forma que le ocasionó la muerte. Falleció como había vivido; con las señales de un verdadero predestinado, en el mes de julio de 1794. Con solo ver a este hombre de Dios, se sentía uno atraído por el amor a la penitencia. Llevaba la mortificación de Jesucristo en todo su cuerpo. Nunca se hubiera uno cansado de oírle hablar de Dios, tal era la unción con que lo hacía. (…) Los rasgos de su rostro tenían algo de parecido con los que los artistas acostumbran a representar a San José Benito Labre. Esta es la razón por la que habíamos dado ese mismo nombre a este gran siervo de Dios".

El Beato Lázaro Tiersot nació en 1739 y había profesado sus votos a los 30 años, en la bella cartuja de Fontenay. En 1790 hubo de abandonar su monasterio, para esconderse en Avallon, donde fue apresado en 1793 y encarcelado en Auxerre. Junto a otros 15 sacerdotes fue trasladado a los barcos de Rochefort en 1794. Murió el 10 de agosto del mismo año de fiebres. De él tenemos este testimonio: "El primero de nuestro departamento que cayó enfermo fue el Padre Tiersot, cartujo de Avallon, quien había ejercido en otro tiempo el cargo de Vicario en su Orden. Se atribuyó su enfermedad a la caritativa costumbre que había tomado de no acostarse durante cuatro días, para no molestar a sus vecinos que se quejaban de no disponer de cama. (…) El último día de su enfermedad, algunos de los nuestros le encontraron y le dijeron que pronto volvería a unirse a nosotros en el mismo departamento. Ante esta salida, sonrió y dijo: 'Mañana me toca a mí. Dentro de tres horas ya no estaré más en este mundo'. Es cierto que para nosotros fue motivo de alegría, ver que uno de los nuestros iba a recibir la recompensa que justamente había merecido por tantos sufrimientos tolerados por causa de la fe; sin embargo, fue también motivo de gran dolor, perder un hombre tan extraordinario. Su sola presencia era suficiente para infundirnos valor y constancia. 

Crucifijo tallado en prisión
por uno de los sacerdotes mártires
.
Cuando alguno se le quejaba del sufrimiento que tenía que soportar, el cartujo solía responder así: 'Esto no es nada; merecemos mucho más. Quienes eran condenados a las minas en los primero tiempos de la Iglesia, después de haberles cortado un pie o haberles sacado un ojo, por la confesión de Jesucristo, lo pasaban mucho peor que nosotros'. La dulzura de su carácter, su modestia y humildad, así como su tierna piedad, eran causa de que fuera querido y buscado por todos. Los recién venidos, que aún no le conocían, nos preguntaban al verle: '¿Quién es ese?' Y, sin esperar nuestra respuesta, añadían: '¡Ese Padre es un santo!' Yo tuve el gusto de conocerle en Auxerre y de permanecer en su compañía cerca de diez meses. No vi en él otra cosa, sino muchas y excelentes cualidades, sin ningún defecto. Me admiró, sobre todo, su fortaleza para superar cualquier sufrimiento; austero consigo mismo e indulgente hacia los demás. En él se daban de la mano un gran sentido común, con un profundo conocimiento de la teología".


Las reliquias de ambos santos mártires son veneradas en la isla de Aix. Fueron beatificados el 1 de octubre de 1995 por Juan Pablo II, junto a otros 72 mártires de Rochefort.



Fuente:
"Santos y Beatos de la Cartuja". JUAN MAYO ESCUDERO. Puerto de Santa María, 2000.

Sobre otros mártires de este período podéis leer:
Beata Teresa de San Agustín y compañeras mártires.
Beata Margarita Rutan, Hija de la Caridad y mártir.
Beata Josefina Leroux, clarisa mártir.


A 16 de julio además se celebra a
Nuestra Señora, la Virgen del Carmen.
Santa María Magdalena Postel, virgen fundadora.
San Heller, mártir.

sábado, 8 de junio de 2013

San Maximino de Aix.

Pregunta: hola espero estes bien. el motivo para molestarte es que no conozco mi santo y porque fue santo me refiero a maximino del 8 de junio te agradezco la atenciòn ojala tengas una estampa saludos desde tlaxcala mexico.

Respuesta: Gracias por tus buenos deseos, seguro que así será, por tantos de ustedes que me desean lo mismo. Lo mismo para ti. No molestas, hombre, si para eso estoy. Espero ayudarte con tu santo:

San Maximino de Aix, obispo. 8 de junio.

La verdad es que de este santo se sabe muy poco y abunda más la leyenda que otra cosa. Aparece en la leyenda provenzal de Santa María Magdalena (22 de julio, 5 de mayo en la Iglesia Oriental). 

Según esta leyenda, que te narraré de modo escueto, Maximino era amigo de la familia de Betania, a la par que uno de los 72 discípulos del Señor. Con San Cedon (23 de agosto), el ciego de nacimiento de San Juan 9 y que sería su sucesor como obispo); Sara y Marcela, criadas de la familia; San Lázaro (17 de diciembre), Santa Marta (29 de julio); Santa María Magdalena, Santa María Salomé (22 de octubre y 5 de mayo) y Santa María la de Cleofás (9 de abril y 5 de mayo) se trasladaría a la Provenza, entre los años 42-43 y evangelizaría la zona de Aix, siendo el ¡primer obispo! de esta ciudad. Allí, junto a la Magdalena, habría construido y consagrado una pequeña capilla dedicada al Salvador, en cuyo altar pondría reliquias del Santo Sepulcro de Cristo. Esta iglesia fue destrozada por los sarracenos en el siglo IX y reconstruida en el siglo XI, en el 1080, pero como una gran basílica, hasta el punto que la pequeña capilla hoy ocuparía un trocito de la nave derecha de la catedral del Salvador, que es su nombre.

Su culto y santuario.
San Maximino es el patrón de la diócesis de Aix y su culto está relacionado con la "Santa Cueva" donde la leyenda dice que la Magdalena pasó sus últimos días haciendo penitencia y oración, hasta que San Maximino le dio la última comunión y la enterró. Esta cueva alcanzó su gran esplendor devocional a partir del siglo XIII, cuando Carlos de Anjou, hermano de San Luis de Francia (25 de agosto) tomó poder del territorio de Provenza y el 12 de diciembre de 1279 se publicó el hallazgo de las reliquias de la Magdalena, Maximino, Marcela, Susana y Sidonio, cuyas tumbas están en la cripta. El de María es un monumento funerario con símbolos cristianos del siglo IV y los otro cuatro son sarcófagos de mármol, lo cual indica una devoción temprana a estos personajes, tal vez mártires o eremitas locales, identificados con los personajes evangélicos.

Santuario de San Maximino y
Santa María Magdalena.
Hay que decir que la iglesia parroquial se hallaba consagrada a San Maximino de Tréveris (29 de mayo, traslación, y 12 de septiembre), pero que fue derribada al ampliar el santuario de la Santa Cueva. ¿Será una interpolación de los dos santos? ¿Un culto nuevo, sustentado en una leyenda, que sustituye a otro?... Podría ser. Es un poco complicado entender este afán de tener reliquias exclusivas e importantes, pero con decir que las peregrinaciones atraían beneficios económicos traducidos en impuestos, pontazgos, limosnas, comercios... se entiende ya. 

El hecho es que las reliquias de Santa María Magdalena y San Maximino comenzaron a ser veneradas, en 1295 se comenzó a construir una basílica y Bonifacio VIII la consagró en 1316 (aún hoy no terminada, se nota en algunos detalles). Los dominicos la ocuparon e incluso declararon a la Magdalena como copatrona de su Orden. Fue tanta su importancia que 8 papas y 18 reyes la visitaron, la dotaron de importantes beneficios económicos y espirituales. Destaca en esta basílica su estupendo órgano, montado en 1773, con el que se ofrecen conciertos de gran calidad.

¿Qué hay de verdad en todo esto?
Pues que de hecho Maximino es un mártir del siglo III o IV, y Lázaro y Sidonio son santos reales de Auvernia, pero del siglo quinto. Marta y Sara fueron mártires persas del siglo IV, cuyos restos fueron llevados más tarde al sur de la Galia. Se unieron los nombres y se armó una leyenda para sustentar la evangelización primitiva de la Galia, dándole orígenes directamente apostólicos. En este artículo se lee algo de esta tendencia.

Y para terminar también tienes a los santos:

San Maximino de Antioquía, mártir con San Juventino. 29 de enero.
San Maximino de Micy, abad. 15 de diciembre.
San Maximino de Tréveris, obispo. 29 de mayo (traslación de las reliquias) y 12 de septiembre.

A 8 de junio además se celebra a

domingo, 29 de julio de 2012

Santa Marta: Leyenda, culto y supersticiones

Santa Marta.
Vidriera francesa. Siglo XX
Pregunta: La biografia, en la que estoy interesado es en la de Santa Marta, la hermana de Lazaro, a quien Jesús resucito. Mexico.

Respuesta: De Santa Marta, lo único que se puede afirmar con certeza es que era una mujer de fe, cercana a Jesucristo, que le atendió en su propia casa. En su boca el Evangelista Juan pone una de las declaraciones de fe más grandes del Evangelio “Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”. Las leyendas nos hablan de su familia, o si estuvo junto a la cruz del Señor, cosa probable, puesto que San Mateo dice estaban allí "muchas mujeres que le habían seguido desde Galilea”. Todo lo demás, pertenece a leyendas muy posteriores y de sabor medieval, sin ningún crédito, pero que como forman parte de la devoción, la cultura y el arte de siglos, pues lo resumo aquí:

Según la leyenda provenzal, atribuida erróneamente a San Rábano Mauro (8 de febrero), Santa Marta, anfitriona de nuestro Señor Jesucristo, nació de una familia noble. Sus padres se llamaban Siro y Encharia. El padre era duque de Siria y las había dejado una buena herencia en Betania y Jerusalén. Marta jamás se casó y permaneció virgen, contenta de servir al Señor, tanto en su mesa, como por la fe. Después de la Ascensión de nuestro Señor, partir los discípulos, y arreciar la persecusión contra los cristianos, ella con su hermanos San Lázaro (29 de julio y 17 de diciembre) y Santa María ¿Magdalena? (22 de julio y 5 de mayo), San Maximino (y muchos otros obispos elegidos y enviados por los apóstoles), San Cedon (23 de agosto), que resuta ser el ciego de nacimiento de San Juan 9; Sara, Susana y Marcela (criadas de la familia. 28 de julio); Santa María Salomé (22 de octubre y 5 de mayo) y Santa María la de Santiago (9 de abril y 5 de mayo) se trasladaría a la Provenza, entre los años 42-43. Más que trasladarse, fueron metidos en un buque sin velas, ni remos ni timón y abandonados en el mar, llegaron hasta Marsella, desde donde fueron a Aix [1], convirtiendo a la gente a la fe de Cristo y Marta llamaba la atención por su fe, pureza y caridad.

En esa época, en un lugar entre Arles y Aviñón, había un gran dragón, nacido de un leviatán un onagro, bestia mítica gallega, y que había llegado allí por mar desde Galicia. El monstruo entró en tierra y se comió a un hombre, la gente asustada se encomendó a las oraciones de Marta y ella, arrojándole agua bendita, y mostrándole una cruz (que se venera en Anon), lo amansó como una oveja, atándole con su propia faja y fue muerto con lanzas y espadas por el pueblo. El sitio se llamaba Tarascón, por lo que se le ha llamado "tarasca" el bicho.

Santa Marta. Grabado Siglo XIX
Luego de ello, Marta, con permiso de San Maximino (8 de junio), y de su hermana, se quedó en aquel sitio para predicar y dedicarse a la oración y penitencia. Construyó un monasterio y una iglesia en en honor de la Santísima Virgen María, donde llevó una austera vida, evitando la carne y grasa, huevos, queso y vino, y comiendo una vez al día. Cien veces al día y cien veces de noche doblaba sus rodillas en oración. Hasta muy entrada la Edad Media, existieron unas beguinas que se decían herederas directas de esta supuesta fundación de Santa Marta.

En Avignon, mientras predicaba entre la ciudad y el río del Ródano, un joven, deseoso de escuchar sus palabras, se tiró al río porque no había barco que le cruzara. Comenzó a nadar, pero de repente fue tomado por la fuerza del agua, se ahogó y el cuerpo fue encontrado al día siguiente. Llevaron el cadáver a los pies de Marta y esta, haciendo la señal de la cruz cayó al suelo y oró: "Oh, Señor Jesucristo, que en que un día resucitaste a mi bien amado hermano, ten a bien resucitar a este joven". Lo tomó de la mano, y de inmediato resurgió la vida y recibió el santo bautismo. Martilla, criado de Marta, que después entró en Esclavonia, y predicó el evangelio de Cristo, escribió su vida, y después de diez años de la muerte de Santa Marta, descansó en el Señor.

La leyenda provenzal dice que Santa Marta murió con grandes consuelos del Señor, que apareció a San Frontón (25 de octubre) y le llevó por los aires desde Perigeux, junto a sus diáconos para que la enterrasen y cantaran misa sobre su sepulcro. Frontón, por olvido, dejó allí su anillo y guantes, lo que sirvió de prueba del milagro. El mismo Señor le aseguró que los devotos de su santa anfitriona cuando vivía, no padecerían al momento de la muerte. Clodoveo, rey de Francia, después de ser bautizado, enfermó, fue al sepulcro y allí recibió la salud. Este sepulcro, en la imagen siguiente, se venera aún, pero Se cree que en realidad sean las reliquias de Marta y Sara, mártires persas cuya traslación a la Galia constan desde el siglo V.

Santa Marta se celebra el 29 de julio (antiguamente con el adjetivo “virgen”, hoy eliminado), y de ella se reza el oficio de Santas Mujeres. Sus atributos más comunes son el acetre e hisopo de agua bendita, el dragón (en Filipinas es un cocodrilo, por un milagro local), una lanza que termina en cruz, la antorcha (la luz de la fe), el libro (los evangelios), y en ocasiones un cesto o bandeja con frutos, en recuerdo de su hospitalidad. Es patrona de las amas de casa, la hostelería, contra los maridos infieles y difíciles (por la tarasca que amansó). Hay sitios donde se acostumbra a poner en la boca del dragón, dentro del acetre o a los pies de Marta un papel con el nombre de los hombres rebeldes.


Sepulcro de Santa Marta en Tarascón.
Su culto ha ido derivando en una serie de supersticiones más o menos constantes: Amansa o aleja a los maridos, siempre concede lo que se pide pero a cambio quita algo, es una santa triste que concede, pero hace sufrir... y dos o tres más. De hecho su conocida oración es una amalgama de frases supersticiosas y de origen desconocido. Nuestra fe católica nos enseña que ningún santo "cobra" por interceder ante Dios, primeramente porque no necesita nada nuestro, que bien poco podemos ofrecerle. Es que ¿como podría necesitar alguna miseria nuestra quien posee al Todo: Dios?. Esa creencia está arraigada, no solo con Santa Marta, sino con Santa Rita (22 de mayo) o Santa Elena (18 de agosto). 

Dios da sus gracias por intercesión de los santos sin que por ello nos pida nada. Son nuestros conceptos vengativos, humanos, incapaces de intuir lo que es el verdadero amor divino, manifestado en Santa Marta y en todos los santos, lo que nos hace crear esos mitos de "Santa Marta te da lo que te pide, pero te quita algo muy querido". No actúan de esa manera los santos, solo les mueve a actuar por nosotros el amor y la cercanía como hermanos en la fe que somos todos. Si aún nosotros, menos santos que ellos, no lo hacemos con nuestros amigos, menos lo harán los que nada necesitan y que solo interceden por nosotros por puro amor.

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[1] De Aix sería Maximino el primer obispo. Junto a la Magdalena, habría construido y consagrado una pequeña capilla dedicada al Salvador, en cuyo altar pondría reliquias del Santo Sepulcro de Cristo. Esta iglesia, que hoy se sabe que no es anterior al siglo III, fue destrozada por los sarracenos en el siglo IX y reconstruida en el siglo XI, en el 1080, pero como una gran basílica, hasta el punto que la pequeña capilla hoy ocuparía un trocito de la nave derecha de la catedral del Salvador, que es su nombre. Leer más en este artículo.




A 29 de julio además se celebra a 
Santos Simplicio, Faustino y Beatriz, mártires.
San Guillaume de St-Brieuc, obispo.


 

MI LIBRO ELECTRÓNICO

"TUS PREGUNTAS SOBRE LOS SANTOS

(SANTOS PATRONOS DE LAS ENFERMEDADES)

YA ESTÁ DISPONIBLE.

domingo, 22 de julio de 2012

Santa María Magdalena: un poco de todo.

Santa María Magdalena, Apóstol de apóstoles. 22 de julio, 20 de marzo, traslación de las reliquias; tercer domingo de Pascua, o de las Miróforas.
 
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La Asunción de la Magdalena.
José de Ribera.
Es María Magdalena probablemente una de las santas de las que más se ha escrito, llevado al arte, la música, el cine. Los místicos, los tratadistas espirituales, los pastores de almas han tenido en su figura una inspiración constante a la hora de acercar a las almas a Dios. Ya sean los Padres de la Iglesia poniéndola de ejemplo, el Medievo insistiendo en la penitencia, el barroco recreándose en su alma enriquecida por la gracia divina, o el romanticismo del XIX, reviviendo su epopeya legendaria, todas las épocas según sus características han amado y hecho amar a la Magdalena. Es que incluso la musicalidad de su nombre, María Magdalena, ya inspira deseos de escribir de ella. Y, sin embargo, todos estos siglos ha sido la leyenda, el sentimiento y la fe, más que la historia, lo que han modelado el culto a la Magdalena. La leyenda se ha basado principalmente en dos puntos: su identificación con María, la de Betania, y en sus tres “estados del alma”: pecadora, penitente, y agraciada. Este post versará precisamente sobre estos dos puntos, que se entremezclan:

¿La Magdalena, endemoniada, prostituta o adúltera?
La asimilación de María Magdalena con las pecadoras y endemoniadas evangélicas, dio mucho tema a la teología moral del medievo, pero sobre todo del barroco. Muchas obras piadosas, de edificación para los fieles, recorrían esta “vida” en los estados de pecado, penitencia y santidad. Consideraciones que pasaban de lo sublime a lo extravagante en un paso. Algunos la ponían tan, pero tan pecadora, que sería imposible; otros, muy pecadora, pero sin entregar el corazón enteramente al pecado. Luego la presentaban en unas ansias de penitencia increíbles, sobre todo porque, aunque los judíos hacían penitencia, no tenían un concepto como el cristiano, y menos, tan expiatorio como el de la época en que esas obras tan fantasiosas se escribían. En cuanto a la santidad, bueno, algunos la elevan al coro de las vírgenes, por la penitencia, incluso hablan de una asunción (José de Ribera la pintó magníficamente). Pero esta unión de personajes es muy bonita, da mucho para meditar, pero no tiene ningún viso de ser real, por más que la duda de paso a interpretaciones diversas. Intentemos desmenuzar un poco más: 


Primero veamos si María Magdalena puede ser alguna de las pecadoras. María “la magdalena” (este magdalena, hay que recordar que no es un nombre, sino un gentilicio o tal vez un apodo), es una discípula de Cristo, tradicionalmente considerada originaria de Magdala (población no identificada actualmente), que toma un papel relevante en la Resurrección del Señor, y es mencionada expresamente en la Crucifixión. Había sido liberada de siete espíritus, según Lc. 8, 2 y Mc. 16, 9, lo cual se puede leer, efectivamente, como que había sido liberada de enfermedades, pecados y vicios, más que de demonios literales. Es cierto que durante siglos se le relaciona con la famosa pecadora pública aparece en el capítulo anterior, en Lc. 7, 36-50, y al mismo tiempo con la adúltera de Jn. 8, 2-11, pero una simple mirada desecha esta teoría. Una prostituta, la que lavó los pies del Señor en la cena de Simón en ese pasaje tan bello, casi poético, no podría es la misma mujer adúltera a punto de ser apedreada, porque no podría ser casada y al mismo tiempo prostituta. Sin embargo, la prostituta sí podría ser la de los "siete demonios" o sea, María Magdalena. Pero solo “podría ser”, porque el Evangelio no da nombres a ninguna de las dos pecadoras. Los nombres siempre se dan en las Escrituras porque son reconocidos por los receptores, y serían de personas conocidas en la Iglesia primitiva, que podrían aportar su testimonio a los relatos. Por ejemplo, Alejandro y Rufo, los hijos del Cirineo, cuyos nombres se dan en Mc. 15, 21 como garantía de la veracidad de lo contado, vemos en Rm. 16, 13, que es un miembro conocido de la comunidad romana.

Es el Evangelio de San Juan, el que le da una especial relevancia a María Magdalena (donde sí aparece este "magdalena" como nombre propio), pero sólo al final, sin hacer referencias anteriores. La pone al pie de la Cruz y es muy interesante un detalle: mientras de la hermana de la Santísima Virgen necesita el autor decir quién es (no sería muy conocida), de los demás, con decir quiénes estaban, es suficiente. Al decir que estaba María Magdalena ya deja claro quién es, sin más detalles. Está claro que los destinatarios saben de quien se les habla. La otra escena de San Juan es la de la Resurrección de Cristo y que ha configurado la relación entre ambos, y ha dado tanto tema. Sólo hay que comprender un poco del mundo judío y su trato a la mujer, para sorprenderse de ver que es esta mujer la encargada de llevar el anuncio de la Resurrección. De hecho, este sería uno de los inconvenientes para aceptarla: los discípulos de Emaus dirán “es cierto que algunas de nuestras mujeres han dicho que lo vieron” en Lc. 24,13-35. Es decir, tienen testigos, pero por ser mujeres no les creen. Entonces, si esta mujer fue la encargada de anunciar a los apóstoles la Resurrección, si fue testigo privilegiada de la crucifixión, surgen las preguntas ¿Quién era esta mujer que aparece de pronto en San Juan? ¿Que importancia tenía en la vida de Cristo, en su predicación? ¿Qué relación previa tuvo con el Señor? Profunda había de ser. Y al buscar en el Evangelio, sólo encontramos una mujer con un papel tan destacado en la vida pública de Cristo. Y resulta que no es la Magdalena, sino otra María, la de Betania. Y entramos en el otro punto:

María, ¿de Magdala o de Betania?
Esta es una polémica ya vieja, nacida en el siglo IV. Es San Ambrosio de Milán (4 y 5 de abril, muerte y entierro; 7 de diciembre, consagración episcopal) el primero conocido, que identifica a María, la Magdalena, con María de Betania (29 de julio), y al mismo tiempo con la pecadora pública de Lc. 7, 36-50, tema tocado en el apartado anterior. 


Primero veamos quien fue María de Betania: Es la hermana de San Lázaro (17 de diciembre) y Santa Marta (29 de julio). Aquella que escogió “la mejor parte”, según Lc. 10, 38-42. Cristo dice mucho de esta mujer, y lo desconcertante, sobre todo, es que después no se ve más su persona, ni el Evangelio de Lucas la vuelve a mencionar. La “mejor parte”, aquella que “nadie se lo quitará”, ¿está revelando un papel en la Iglesia? ¿Está anunciando una vida de santidad?, ¿un camino diferente de vida en Dios? Durante siglos, esta “mejor parte” se ha reducido a la vida religiosa, como un camino o estado de perfección, y por ahí tomó la leyenda de María Magdalena, que la pone como eremita en la cueva de Provenza. Se le tomó como ejemplo de contemplativa, de esposa extasiada en el Esposo. Numerosos místicos hallaron en esta imagen fuente de sus elevaciones y escritos.

Otro momento importante, es la muerte y resurrección de Lázaro, que leemos en capítulo 11 de San Juan. Cuando el señor llega a la casa, se repiten los términos de la escena de Lucas: Marta reclama y María vuelve a ponerse a los pies del Señor. Su papel es determinante, pues si bien Marta hace una confesión de fe como ninguna en el Evangelio, María solo adora, confía y suplica. Y he aquí que hasta que María no sale al encuentro de Cristo, no salen los que la acompañaban. Las lágrimas de María ante Cristo, desatan las lágrimas de los judíos y del propio Cristo. ¿Tan conocida y querida era esta María? ¿Qué relación tan estrecha tenía con Jesús, para conmoverle y llorar? Si era tan conocida, tan querida, como no se menciona después en el evangelio, en los momentos claves de la Pasión y la Resurrección, mientras que se mencionan a otras mujeres, y siempre por sus nombres? ¿O es que sí lo hacen, pero llamándola María Magdalena? 

El otro momento clave es la unción en Betania, en Jn. 12. De nuevo protagonizan María y Jesús un suceso único en el Evangelio, en el que Jesús acepta un homenaje. Vuelven a decirnos que Marta servía, cuando de pronto María derrama perfume, y buen perfume, y comienza a ungir los pies del Señor, y secarlos con sus cabellos, en un acto de servicio y reconocimiento de la grandeza del Ungido. Es una imagen que inmediatamente nos recuerda la unción de la pecadora pública de Lc. 7, 36-50. Solo que aquí no hay lágrimas, aunque se prevé la cercana Pasión del Señor en las palabras de Jesús “para mi sepultura lo ha guardado”. En Mt. 26, 6-13, y Mc. 14, 3-9 no se nos dice que sea María de Betania la mujer que unge, y el hecho ocurre donde Simón el leproso (para rizar más el rizo, el dueño de la casa en la escena de la pecadora, también se llama Simón). La unción es en la cabeza, evidenciando más aún el sentido mesiánico y consacratorio de la unción. Aquí, además de su defensa, Jesús añade que “donde quiera que se predique el evangelio en el mundo entero, también se hablará de lo que esta ha hecho, para memoria suya”.

Los tres textos aluden a la importancia de María de Betania en la sepultura de Cristo y, sin embargo ¿Cómo es que no aparece esta María, y quien tiene el protagonismo es María Magdalena? Indudablemente, esta María de Betania es alguien importante en la comunidad cristiana y también lo era, como vimos antes la Magdalena. Entonces, ¿son o no la misma? Veamos primero algunas teorías que lo apoyan y luego las que no:

A favor: 1. La unción de Betania: Recuerda a la unción de la pecadora pública, aquella con lágrimas, esta con gozo. Muestran una misma sensibilidad, un mismo corazón. Por otro lado, si María había guardado el perfume para la sepultura, ¿cómo es que no aparece en el entierro de Cristo, y es otra María, la Magdalena, la que está al pie de la Cruz y junto al sepulcro es la que lleva la voz cantante? Son la misma mujer entonces.

2. Los gestos de postración de María de Betania ante el sepulcro de Lázaro y sus lágrimas, se repiten en María Magdalena ante el sepulcro de Cristo. En ambas hay el mismo gesto de reconocer quien es el Maestro. Son la misma mujer entonces.

3. “Nadie le quitará la mejor parte” concuerda muy bien con la participación en la Resurrección de Cristo y con la "vida de penitencia" y santidad de la Magdalena. Son la misma mujer entonces. Esto tiene la inconveniencia de dar por hecho la penitencia y la santidad sublime de la Magdalena, cosa que alaba la leyenda provenzal, que es solo eso, leyenda.

En contra:
1. Está claro: Una María era de Betania, y la otra de Magdala. Son diferentes mujeres entonces. Los contrarios a esto dicen que al prostituirse se fue a Magdala y al convertirse volvió a casa de sus hermanos. Indemostrable, como indemostrable es, siendo sinceros, que Magdala sea realmente un sitio.


Conclusión:
En fin, que la cosa ha dado para mucho a lo largo de los siglos, pero la iglesia hoy en día se inclina a seguir la tradición de las iglesias ortodoxas, que es formular que son dos personas distintas, pertenecientes al círculo más cercano del Señor. Porque esta unificación se da en solo la Iglesia occidental. Los orientales lo tienen más claro (más o menos) desde siempre: María de Betania no es la Magdalena, pero la Magdalena sí es la pecadora y la "endemoniada". En occidente hoy en día, se intenta separarles, incluso en algunos santorales católicos. Tengo ante mí el Ritual de la Orden del Císter de 2004, donde aparecen el 29 de julio “Ss. Marta, María y Lázaro, hospederos del Señor”, y lo mismo el Calendario Litúrgico Español de 2015, que trae, solo para los Reparadores, Benedictinos, Cistercienses y Trapenses a “Santos Marta, María y Lázaro, amigos del Señor”. 


Y a todas estas, ¿cual es el origen de esta asimilación de personajes? Pues dar más realismo a una santa tan importante, clarificando su vida, su nacimiento, familia… etc., intentando exponer cada momento de su vida. Y el resultado fue recoger dos figuras y hacerlas una. Por una parte, María de Betania aportaba orígenes, familia, relación con Cristo previa a la Pasión, y María Magdalena aportaba participación activa en la Iglesia primera. Luego la leyenda provenzal ya completaría la “vita” de una sola persona, y que daría para otras entregas.

Es el mismo recurso el empleado en la identificación de Santa Fotina (20 de marzo) con la Samaritana, de la Verónica (4 de febrero) y la Hemorroísa, o de San Dimas (25 de marzo) y la leyenda de la huída a Egipto. Y así, la mayoría de discípulos de Señor, identificados luego con obispos fundadores de diócesis que vivieron casi trescientos años después (el mismo Lázaro, es un caso). Repito, el origen y el sentido de esta mezcla de personajes con leyendas, es clarificar los orígenes de un culto asimilándole con personaje importante. Además, añadir en este caso que el hecho de que a la octava del 22 de julio se celebrase a Santa Marta, ayudó más aún al hecho de hacerlas hermanas.

En el siglo XIX el padre Lacordaire, dominico, escribió su famosa “Vie du Sainte Marie Madeleine”, una obra hagiográfico-histórico-devocional y patriótica, en el marco de la revitalización del patrio-catolicismo francés. Esta obra, poniendo a la Magdalena penitente y muerta en la Provenza (sus supuestos sepulcro y reliquias se descubrieron en el siglo XI, junto al de San Maximino) relanzó la teoría de la unificación de ambos personajes, aunque sea reciente. Históricamente esta obra no vale nada, pero es muy poética, muy descriptiva de paisajes, ambientes, personajes y da un buen seguimiento del culto y las enseñanzas morales alrededor de esta santa.


Fuente:
-Biblia de Jerusalén. 1976.



A 22 de julio, además se celebra a  
San Wandrille, abad
San Platón de Ancyra, mártir.

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