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martes, 18 de mayo de 2021

¡Mi cielo es la voluntad de Dios!

Beata Blandina Merten, virgen ursulina. 18 de mayo.

Nació el 10 Julio de 1883 en Düppenweiler, Alemania. Fue la novena de 10 hermanos, y fue bautizada como María Magdalena. Recibió sus primeras letras en la escuela parroquial y a los 16 años comenzó la carrera de magisterio en Vallendar, en la escuela Marienau. En 1903 comenzó a impartir clases en la escuela primaria de Morscheid. A la par de su formación académica, incrementó su formación espiritual con la asistencia a misa, la oración y comunión frecuente y la colaboracón con el apostolado de la parroquia.

En 1908, siguiendo su vocación de maestra ingresó en el monasterio del Calvario de las Ursulinas de Ahrweiler. A la par del hábito, tomó el nombre de Blandina. Fue una novicia y monja muy sencilla, gustaba de las cosas más ordinarias, y ella misma vivió de un modo “ordinario”, en cuanto que no destacó por heroicidades, más allá de vivir la vida cristiana y religiosa cada día con alegría y centrada en Jesús. De esta época nos han llegado muchas de sus expresiones: “¡Mi cielo es la voluntad de Dios! en Él estoy tan perdida, me he olvidado de mí misma tan completamente que sólo Él me rodea. Todas las cosas, todas las criaturas y los acontecimientos hablan de Él y no conozco ni me esfuerzo por nada más alto, más bello, más amable, mejor en el cielo y en la tierra que sólo Él”.

Hizo su profesión solemne el 4 de noviembre de 1913. Luego de esta fue destinada al monasterio de Saarbrücken, en Tréveris. Allí alternó perfectamente la profesión de maestra con intensa vida de oración. No hay que olvidar que en este tiempo las ursulinas eran aún de clausura. En 1914 escribió: “La Sagrada Eucaristía es el sacramento del amor. Si en algún lugar, aquí es donde el Salvador tiene sed de nuestro amor. ¡¿Quién lo entendió mejor y lo sintió más profundamente que el alma consagrada?! Con fuerza elemental los atrae hacia sus pies. Quiere amar, amar de nuevo, amar sin medida, amar como los santos, amar por y en lugar de las personas que no lo aman”.

En 1916, cuando más prometía la religiosa, cayó enferma de tuberculosis. Esto fue un gran varapalo para su vida como maestra, pues no pudo acercarse más a las niñas. Sufrió la enfermedad con total abandono en las manos de Dios, confiándose a Él en todo momento. No perdió la alegría ni la sencillez de trato. Sufrió pacientemente todos los dolores que le sobrevinieron hasta su muerte, el 18 de mayo de 1918.

Luego de su muerte las Hermanas recogieron numerosos testimonios de su santidad, sus ejemplos de valentía, entereza, fe y caridad, y comenzaron a encomendarse a su intercesión. Miles de súplicas invocando su intercesión en todo el mundo fueron oídas y los portentos no se hicieron esperar. En 1985 la Hermana Irimberta Puntigam sanó milagrosamente de un cáncer y esto fue aceptado como milagro para su beatificación. Fue beatificada el 1 de noviembre de 1987 por el Papa Juan Pablo II en 1990 sus reliquias se trasladaron a una capilla dedicada a su memoria en el cementerio de San Paulino, Tréveris.

Fuente:
-Sierva de Dios hermana Blandine Merten OSU - Ursulina del Calvario. En: De sus escritos, 4ª edición. Ahrweiler 1985, pág. 33f

A 18 de mayo además se celebra a:








martes, 24 de abril de 2018

"podrás herir mi cuerpo, pero mi alma será salvada"

San Alejandro de Lyon, mártir. 24 de abril.

Santos Ireneo, Epipodio y Alejandro.
Este santo está relacionado con San Epipodio de Lyon (22 de abril) por su culto, y las leyendas les quiere siendo amigos.

En 177 estalló una severa persecución en Lyon, en la cual padecieron Santa Blandina y numerosos mártires (2 de junio). Ambos amigos hallaron refugio en casa de una prominente viuda lionesa, la cual les tuvo escondidos durante un tiempo, pero finalmente fueron descubiertos, retenidos durante tres días y llevados a juicio. El proceso fue público y tenemos unas Actas, aunque tardías, son confiables en el fondo. A ambos se les interrogó, hasta el momento en que, viendo el juez que uno a otro se animaban, les mandó separar. Una vez martirizado Epipodio el 22 de abril, dos días más tarde le llegó el turno a Alejandro.

Como a su compañero, el juez intentó ganárselo con promesas, diciéndole: "Todavía tienes tu propio destino en tus manos. Has tenido tiempo para pensar ver las consecuencias de la obstinación de tu amigo, que le ha costado la cabeza. Gracias a nuestros dioses, podemos decir que prácticamente hemos exterminado a todos los partidarios de tu fe sectaria; tú eres es uno de los últimos en sobrevivir. Así que sé sabio y sensato".

Alejandro le respondió: "Lo único que puedo hacer es dar gracias a mi Dios, ¡alabado sea su nombre! Cuanto más intentas asustarme, más quiero seguir el ejemplo de mis predecesores. Porque piensas que esa gente está perdida, pero en realidad ahora están en el cielo. No, los verdaderos perdedores son tú y tus torturadores. Mi amigo ya ha recibido su recompensa y estoy impaciente por seguirlo. He sido cristiano toda mi vida y continuaré siéndolo. Entonces, ¿a qué esperas? Porque a lo sumo podrás herir mi cuerpo, pero mi alma será salvada por mi Señor".

Entonces el juez ordenó que le estiraran en el potro. Pero antes se cansaron de estirar los verdugos, que Alejandro de alabar a Cristo. Un segundo y un tercer turno de verdugos le hicieron padecer, pero el santo permaneció fiel a Cristo. Cuando el juez le preguntó si seguía en su obstinación y si quería sacrificar a los dioses, el joven le replicó: "Tus dioses son en realidad sólo demonios, pero el Dios que yo adoro ha hecho cielo y tierra: él me dará fuerza hasta mi último suspiro, de eso estoy seguro". 

El juez entonces rugió: "¡Esta gente cristiana piensa que soportar tales dolores contribuye a su glorificación! No hay nada que hacer con ellos, tenemos que deshacernos de ellos". Y luego dijo al público: "Porque este hombre aquí presente, llamado Alejandro, está lejos de dar un buen ejemplo, y porque no rinde tributo a nuestros dioses; por la dignidad de nuestro cargo, que no permite que este ciudadano infiel sufra más de lo necesario; de lo contrario, seguiríamos siendo cómplices de la perseverancia de su fe a través de su sufrimiento: juzgamos que sea colgado en una cruz para pagar por su crimen con la muerte".


Interrogatorio de Alejandro.
Y Alejandro fue crucificado, expirando pronto y con el Nombre de Jesús en los labios, el 24 de abril de 177.

El cuerpo del santo, y el de Epipodio, fue sepultado en una cueva, que luego sería sitio de peregrinación. Ciertamente el culto a ambos es antiquísimo en la iglesia lionesa, que venera sus reliquias aún. Una leyenda medieval habla de la reliquia de la sandalia de San Epipodio, pero es tardía, pues San Gregorio Turolense (17 de noviembre) en el siglo VI menciona el fuerte culto a estos santos, detalla sus sepulcros junto al de San Ireneo (28 de junio) y habla de lo portentoso de sus reliquias, no menciona para nada tal sandalia.


Fuente:
-"Acta Sanctorum". Tomo XV. Bélgica, 1648.
-"Historia Eclesiástica. Libro V, I". EUSEBIO. Traducción de George Grayling. Barcelona 2008.
-"Los mártires o el triunfo de la religión cristiana". François-René Chateaubriand. Madrid, 1856.


A 24 de abril además se celebra a:

domingo, 22 de abril de 2018

"si muero por tus torturas alcanzaré una vida eterna"

San Epipodio de Lyon, mártir. 22 de abril.

Este santo está relacionado con San Alejandro de Lyon (24 de abril) pues su "passio" les quiere siendo amigos.

En 177 estalló una severa persecución en Lyon, en la cual padecieron Santa Blandina y numerosos mártires (2 de junio). Ambos amigos hallaron refugio en casa de una prominente viuda lionesa, la cual les tuvo escondidos durante un tiempo, pero finalmente fueron descubiertos, retenidos durante tres días y llevados a juicio. El proceso fue público y tenemos unas Actas, aunque tardías, son confiables en el fondo. A ambos se les interrogó, hasta el momento en que, viendo el juez que uno a otro se animaban, les mandó separar.

A Epidopio le dijo el juez: "Sería una vergüenza para un joven tan bello como tú se perdiera por un ideal tan inútil. Mira a tu alrededor; ¡cuántas generaciones el mundo entero no ha venerado a los mismos dioses, desde las almas más simples hasta los emperadores hasta ahora! Además, a nuestros dioses les encanta la alegría: prefieren ser adorados desde una mesa bien dispuesta, en medio de juegos, bailes, música, bebidas y juegos públicos. Compara eso con tu aburrida y sombría religión, en la que adoran a un hombre que ha sido muerto en la cruz, cuyo mayor placer parece ser el sufrimiento, y que prefiere ser honrado por personas que han estado demacradas por el ayuno. Sin mencionar esta penosa e infértil virginidad. Pero sobre todo: ¡piensa cuánto apoyo puedes esperar de un dios que ni siquiera ha logrado evitar un simple ataque a su propia vida! Te digo todo esto para que abras tus ojos a las verdaderas bendiciones de la vida".

Epipodio le respondió: "Tus amables palabras no son más que mortal veneno. Tu compasión es una verdadera crueldad. Para mí, la vida que me ofreces equivale a la muerte eterna. Y la muerte que me amenaza es la transición a la vida real. Y el Jesús que, según tú, sólo murió en la cruz: ¿sabes también que resucitó de entre los muertos y que ascendió al cielo, y se puso en camino al gozo inmortal para que todos le siguieran? Por eso intentaré bajar a tu nivel y hablar tu idioma. Porque las tinieblas en las que vives no serán tan densas y podrás ver que cada ser humano está formado por un alma y un cuerpo. Nosotros creemos que el alma impone su voluntad al cuerpo. Los dioses de los que hablas no son más que lo que llevas en tu vientre, ahí es donde tienes lo mejor que les sacrificas. Yo, si embargo, si muero por tus torturas, dejaré una vida de dolor para alcanzar una vida eterna donde ningún dolor o muerte pueda volver".

Entonces el juez, aun admirando la valentía de Epipodio, mandó le rompieran la boca por blasfemar contra los dioses. Pero aún con la boca ensangrentada y llena de dolor, el santo mártir confesaba al Padre, el Hijo y al Espíritu Santo. Luego fue condenado a que le desgarraran los costados con garfios de hierro, mas Epipodio no cejaba. Entonces la multitud comenzó a pedir su final, pues nada parecía hacerle apostatar. Temeroso de un motín, el juez mandó fuera decapitado en el acto. Fue el 22 de abril del año 177.

El cuerpo del santo, y el de Alejandro, fue sepultado en una cueva, que luego sería sitio de peregrinación. Ciertamente el culto a ambos es antiquísimo en la iglesia lionesa, que venera sus reliquias aún. Entre ellas, venera una sandalia que habría sido de nuestro Epipodio, y que habría perdido en casa de la viuda al ser arrestado. Una leyenda muy posterior al martirio del santo dice que, estando un joven lionés muy enfermo, se le apareció San Epipodio indicándole que debía contactar a dicha viuda y tocar su sandalia, por medio de la cual se sanaría. El joven buscó a la mujer, que quedó sorprendida, pues aunque ella misma había aplicado el zapato del santo a algunos enfermos, siempre lo había tenido en secreto. El joven tocó el objeto y al punto quedó sano. Pero es una leyenda medieval, pues San Gregorio Turolense (17 de noviembre) en el siglo VI menciona el fuerte culto a estos santos, detalla sus sepulcros junto al de San Ireneo (28 de junio) y habla de lo portentoso de sus reliquias, mas no menciona para nada tal sandalia.



Fuente:
-"Acta Sanctorum". Tomo XV. Bélgica, 1648.
-"Historia Eclesiástica. Libro V, I". EUSEBIO. Traducción de George Grayling. Barcelona 2008.
-"Los mártires o el triunfo de la religión cristiana". François-René Chateaubriand. Madrid, 1856.


A 22 de abril además se celebra a:

viernes, 2 de junio de 2017

San Eugenio I.

San Eugenio I, papa. 2 de junio.

Eugenio nació en Roma, y se cree fue hijo de un presbítero de confianza de los papas. En 653, luego que el papa San Martín I (13 de abril) condenara la herejía monotelita (propagaba que la voluntad humana de Cristo era en todo absorbida por la voluntad divina, quedando anulada la primera) en el Concilio de Letrán de 649, fue desterrado y apresado por el emperador Constancio II, creyente del monotelismo. Quedó la sede romana vacante un tiempo hasta que el mismo emperador logró fuera elegido su candidato, nuestro Eugenio. Aunque el legítimo papa vivía, San Martín dio su asentimiento a la elección para evitar cisma. Pensaba el emperador que Eugenio le seguiría la corriente, pero el santo sucesor de Pedro fue igualmente combativo con la herejía. El clero romano, por si acaso, le hizo responder con la verdad católica al emperador.

Eugenio recibió a San Wilfrith de York (24 de abril y 12 de octubre, traslación de las reliquias) cuando hizo su primera visita a Roma y luego formarse para ser el gran apóstol que fue. Fue también un papa preocupado por los pobres y enfermos de Roma. Murió en 657, muy pronto para que el emperador tomara represalias contra él y su defensa de la fe católica. 


Otros santos papas son:

San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Inocencio I. 28 de julio.
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Sergio I. 8 y 9 de septiembre.
San Melquíades. 10 de diciembre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Calixto I. 14 de octubre.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.

San Gelasio I. 21 de noviembre. 

San Agatón. 10 de enero. 
San Lucio I. 4 de marzo.
San León IX. 19 de abril.
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.
San Celestino I. 6 de abril
Beato Benedicto XII. 25 de abril.

viernes, 8 de junio de 2012

Santa Blandina y los mártires de Lyon.

Los mártires lyoneses.
Lyon y su Iglesia local.
Lyon era una ciudad cosmopolita, puente de comercio y política entre Roma y la Galia, y el resto del continente. El cristianismo, como es usual en el estos tiempos, llegó no por misiones organizadas, sino por cristianos de diversos sitios que fueron uniéndose y formando comunidad. Se reunían para la eucaristía, se ayudaban unos a otros y, se distinguían de los demás ciudadanos.

Había ya una comunidad incipiente en la ciudad de Lyon, que pidió a San Policarpo (23 de febrero) le enviase algunos sacerdotes y algún obispo. En 177 envió este desde Esmirna a su querido discípulo San Ireneo (28 de junio y 23 de agosto, Iglesia Ortodoxa) y San Potino, obispo (2 de junio). Potino organizó la comunidad, celebrando los sacramentos, estableciendo la ayuda a los pobres y viudas. Se valió de la ayuda de los presbíteros Marcelo, Valeriano (galos) y de Atalo (natural de Pergamo, ciudadano romano) y el diácono Sancto. Puntales de la comunidad fueron los seglares Alejandro (frigio), Alcibíades, Filomeno y Macario (ciudadanos romanos), Aristeo, Zózimo, Zótico y Apolonio (griegos). Griego sería también el niño mártir, Póntico. Jóvenes célebres la iglesia local eran San Epipodio (22 de abril) y San Alejandro (24 de abril), ambos lioneses, aunque de familia griega y gala, respectivamente.

Otro era Vecio Epagato, noble influyente y gran predicamento entre la ciudadanía. Otros de los que nada se sabe, pero cuyos nombres recogen las actas del martirio, aunque no todos fueron mártires: Maturo, Silvio, Primo, Ulpio, Vitolo, Gemino, Octubrio, Pio Tito, Cornelio y Julio. Puntales también fueron en la organización de la iglesia varias mujeres, vírgenes, casadas o viudas, como Bibliada, Tolima, Samnita, Rodana y Elpis (Esperanza), de origen romano. Otras eran galas y esclavas libertas, como Julia, Albina, Grata, Roguia, Emilia y Pompeia. Y otras, de las que se desconoce su estado y origen, que son Antonia, Justa, Ulumpa (Eulampia), Ausonia, y Lucía, una viuda que vivía a las afueras. Y finalmente, la más conocida y venerada, la que encabeza la lista de mártires:

Santa Blandina, esclava, virgen y mártir. 2 de junio.

Formaba parte de la comunidad cristiana antes esbozada, junto a su ama, también cristiana, cuyo nombre no nos ha llegado. Esta iglesia local no tardó en destacar, lo que atrajo el temor de nobles, de pueblo que no se fiaba de los cristianos y del gobernador Tácito, que mandó apresar a algunos para hacerles apostatar. Fueron hechos prisioneros el diácono Sancto, Maturo, aún neófito, Alcíbiades, Bibliada, Blandina, su ama y otros varios que, según la costumbre, habían ido a visitarles, llevarles consuelo y a orar. El juicio público coincidió con la celebración de unos festejos y juegos. Entre estos juegos, ya sabemos, era frecuente la lucha entre hombres y bestias, como toros, leones, osos, así que teniendo prisioneros, que mejor que fueran los cristianos los que “jugaran” con los animales.

El día del juicio los cristianos fueron llevados ante el gobernador y la multitud. El escenario estaría preparado: potro, fuego, flagelos… Un pregonero debía anunciar la causa del enjuiciamiento (ateísmo, canibalismo, traición al César, etc.) a la multitud, entre la que había cristianos escondidos, orando por sus hermanos. Y uno era Vecio Epagato, noble y cristiano en lo oculto; cuando se anunció el juicio, se adelantó y dijo:

-“Yo pido que se me autorice para defender á estos hombres. Me empeño probar que no han cometido ninguno de los actos que se les imputan”.
-“¿Con que tú también eres cristiano?" dijo el gobernador.
-“Si, lo soy” - respondió Vecio, por lo que pasó de defensor a acusado con los demás.

Apenas comenzó el interrogatorio, se mostró la entereza de unos y la flaqueza de otros; entre estos últimos estaba Bibliada, que renunció a Cristo. Los que quedaron, les suplieron en valentía. Preguntado el diácono Sancto por sus orígenes, dijo - “Yo soy cristiano”, es decir, que su única familia, su única patria y origen era su Dios.

Fue llamada Blandina, que se adelantó resueltamente. Torturada hasta el cansancio, repetía contantemente: - “Soy cristiana, y entre nosotros no se hace mal alguno”.

Bibliada, cuando vio a sus hermanos padecer, aunque había apostatado, aún tuvo valentía para negar una de las causas de la condena, y gritó: –“¿Nosotros, comer niños? ¡Nosotros, ¿a quienes ni es lícito gustar la sangre de los animales?!

Santa Blandina.
Vidriera modernista
Duraron los interrogatorios varios días, y todas las tardes, los sobrevivientes eran llevados a la cárcel de nuevo, o encadenados o en el cepo. Algunos morían allí mismo, de agotamiento o las heridas, pero no se cansaban los perseguidores, cada día traían más cristianos a sustituir a los fallecidos. Algunos pastores, ante esto, aconsejaron huir a los fieles más prominentes y conocidos. Epipodio y Alejandro, traicionados por un esclavo, a la choza apartada de la viuda Lucía.

Potino, el obispo de todos, se quedó para animar y consolar a los que no podían huir, pero fue apresado y llevado a la cárcel. Era un anciano de 90 años y su traslado fue un acontecimiento: querían verle derrotado y suplicante, pero le vieron digno y con la frente alta de ir al martirio. Cuando no pudo andar más, no pidió clemencia, sino que lo llevaran en brazos, para llegar antes a su destino: el martirio. Preguntado por el juez, sobre que dios era ese, el de los cristianos, respondió: -“Tú le conocerás, si de ello te haces digno”. Y no quiso preguntarle más. Le llevaron a la prisión nuevamente y aquí se apoderó de él la multitud, que le apaleó y le arrojó piedras y cuanto pudo. Finalmente, al llegar a la prisión, desfalleció durante dos días, para morir en paz, rodeado de sus hijos amados.

El día final de los juegos, fueron llamados a comparecer Sanctos, Maturo y Blandina, Pero la multitud quería más, y empezó a clamar “Atalo, queremos a Atalo”, aunque por su ciudadanía romana estaba exento de sufrir bajo las fieras, pero aún así fue llamado por el gobernador, al menos para reírse de él. Le puso un cartel que decía “Ved aquí a Atalo el cristiano” y le mandó a dar vueltas, para enviarlo a prisión nuevamente. Pero a Sancto, Maturo y Blandina les mandó lanzar al circo a latigazos.

Había un madero en la arena, donde ataron a Blandina, para que la alcanzaran las bestias. A Maturo y Sancto los sentaron en una silla de hierro, debajo de la cual había un brasero ardiente pero mientras duró el tormento (el pueblo decidía la duración), ni uno ni otro se quejó. Sancto continuaba diciento “Yo soy cristiano”. Mientras, Blandina, rezaba en voz alta, para darles ánimo. Por esta vez las bestias no la tocaron y fue conducida la prisión, junto a Maturo y Sancto.

Al contrario de lo que pensaban los jueces y pueblo, el regreso de estos tres últimos a la cárcel, desfallecidos y atormentados, no hizo vacilar a los que allí estaban, sino todo lo contrario, hizo avergonzarse a los que por miedo habían apostatado de la fe, como Bibliada. Pedían a los carceleros los llevasen ante el juez, para retractarse de su apostasía y declararse cristianos. Se acercaron a sus hermanos y les pidieron perdón, todos juntos se abrazaron y animaron en lo que les esperaba: El tiunfo por medio del tormento. Dicen las Actas: "así, los miembros vivos de la Iglesia resucitaron los miembros muertos".

Llegó una carta de Marco Aurelio, el emperador, que mandaba tener clemencia con los que renegasen de la fe, y ajusticiar a aquellos que insistieran en ser cristianos. No tuvo prisa el gobernador y dejando a los cristianos presos, detuvo los juicios hasta principios de agosto, fechas en las que volvían a hacerse grandes festejos en la ciudad. Llegado el día, fue detenido Alejandro, el médico frigio, que era cristiano en secreto. Fue conducido al tormento junto con los cristianos que quedaban, que eran sólo 28, pues 18 habían muerto en prisión. Fueron condenados a ser degollados, menos cuatro, que serían reservados para las fieras. Atalo y Alejandro, luego de ser embestidos por las fieras y quedar vivos, fueron extendidos sobre planchas incandescantes. Atalo gritó:

- "¿No es esto realmente devorar a los hombres? ¡Y sois vosotros los que nos acusáis de ese crimen!"
- "¡Cristiano, ¿como se llama tu dios?!" - le gritaba la multitud.
- "Los nombres son para los bombres, Dios no tiene nombre". - respondió. 

Martirio de Blandina y Póntico.
Estaban allí también Blandina y el niño Póntico, que habían sido reservados para el último día, pero pero les habían sacado para que la visión de sus hermanos martirizados les hiciese sufrir más aún y recapacitasen. Finalmente, llegó el día de ambos y la gente creía que podría doblegar a Póntico, por su juventud, y le conminaba a sacrificar a los dioses. Blandina le animó mientras los verdugos y las fieras le destrozaron, luego ella misma fue envuelta en una red y expuesta a un toro, que a cornadas, la levantó por los aires, la pisoteó varias veces, mientras el pueblo gritaba y aplaudía eufórico. Y en medio de tanto dolor, Blandina elevaba sus oraciones al cielo. Fue la última en padecer tormentos, luego de animar a todos los demás. Los otros cristianos fieles, fueron decapitados directamente, por ser ciudadanos romanos, en la plaza del Ateneo.

Sabiendo el gobernador de la veneración que los crisitanos sentían hacia sus mártires, mandó juntar los cuerpos desmembrados y decapitados en un montón para ser quemado y lo que quedase, fuera arrojado al río Ródano. No quedaron reliquias, pero sí el recuerdo del sitio del martirio, donde se levantaría la bella basílica de Santa Blandina.

Fuentes:

-"Historia Eclesiástica. Libro V, I". EUSEBIO. Traducción de George Grayling. Barcelona 2008.
-"Vidas de los santos: colección de biografías publicadas en español". D. JOAQUÍN ROCA CORNET. Barcelona 1856.
-"Los mártires o el triunfo de la religión cristiana". François-René Chateaubriand. Madrid, 1856.


A 2 de junio además se celebra a
San Eugenio I, papa.
San Sadoc y compañeros mártires dominicos.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...