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jueves, 13 de mayo de 2021

Del lirio inmaculado de Poitiers.

Santa Disciola de Poitiers, virgen. 13 de mayo. 

Fue sobrina de San Salvio de Albi (10 de septiembre). Siendo niña aún entró en la comunidad de monjas de Santa Cruz, fundada por Santa Radegundis (13 de agosto y 28 de febrero). Fue una jovencita muy humilde y alegre al mismo tiempo. Laboriosa y con grandes virtudes y dotes para la costura, el bordado y el trabajo de iluminación. Su abadesa, Santa Inés de Poitiers (13 de mayo), la quería mucho.

Por ello para todas las monjas fue muy doloroso cuando en 583 la joven enfermó de muerte. La rodearon de mucho amor y atenciones. El 13 de mayo del mismo año, a las 3 de la tarde, dijo a las monjas: "Me siento mucho más ligera ahora. El dolor ha dejado mi cuerpo. Ya no tienen que cuidar de mí. Tengan la amabilidad de irse ahora, para que pueda dormir un poco”. Al poco, las monjas regresaron y la oyeron orar: "Oh, santo siervo de Dios, bendíceme, esta es la cuarta vez hoy que has tomado mi dolor sobre ti. ¿Por qué soportas tanto sufrimiento sólo por el bien de una mujer tan despreciable como yo?" Las monjas le preguntaron a quién dirigía su oración, pero su respuesta fue suspirar y luego murió dulcemente. Al momento, su cuerpo se volvió blanquísimo, cual lirio. 

Fue sepultada entre cánticos en la cripta de la iglesia. Aún se venera allí su sepulcro, el de Santa Radegundis y el de la abadesa Inés, quien murió el mismo día y a la misma hora, en el año 588. 

Fuente:
-Heiligen Welkom


A 13 de mayo además se celebra a:

B. Guillermo Scoto,
trinitario.
Santa Rolendis, virgen.
San Juan Silenciario,
abad y obispo.
Santa Gliceria,
virgen y mártir.






jueves, 8 de abril de 2021

Bendecida con el dolor, bendijo con alivio.

Santa María Rosa Julia Billiart, virgen fundadora. 8 de abril. 

Nació el 12 de julio de 1751 en Cuvilly, pueblo de la diócesis de Beauvais, Francia. Sus padres fueron Jean-François Billiart y Marie Louise Debraine. Julia, como fue su nombre de bautismo, fue una niña tremendamente inteligente y despierta. A los 5 años leía y escribía, y a los 7 ya conocía de memoria las verdades de la fe cristiana, teniendo incluso un grupo niños a los que impartía el catecismo en la escuela de su tío Thibault. Admirada por su párroco, este le permitió recibir la primera comunión y la confirmación a los 9 años. Ese mismo día hizo un voto de castidad perpetua. 

Cuando tenía 16 años la familia cayó en la desgracia económica y tuvieron que vivir del trabajo del campo. Esto no le privó de su piedad y alegría naturales, sino que la hizo más cercana a los problemas de los pobres y comprensiva con su alejamiento de Dios. Constantemente hablaba de religión a las demás jóvenes, visitaba a los enfermos y organizaba la caridad para con los pobres. No en balde la llamaban “la santa de Cuvilly”.  

En 1773 uno de los acreedores de su padre la emprendió a disparos contra la casa de los Billiart y un disparo alcanzó a Julia, causándole una parálisis de las piernas. Al principio no pareció gran cosa, pero al poco tiempo se tornó definitiva (o eso parecía, ya veremos) y tuvo que guardar cama. Así, a los 22 años, la activa y piadosa joven Julia Billiart comenzó una intensa vida de apostolado. Su párroco le llevaba diariamente la comunión, y luego de esta hacía varias horas de oración. El resto del tiempo lo empleaba en bordar para ayudar a la familia o para la parroquia. Pronto logró reunir un grupo de niños en torno a su cama a los que enseñaba el catecismo.  

En 1789 estalló la Revolución, feroz contra la Iglesia y el clero. Julia fue acusada de dar refugio a sacerdotes perseguidos, y fue amenazada con a ser quemada en la plaza del pueblo, pero no hallaron pruebas y con fuertes amenazas la dejaron en paz, pero vigilándola. Con ayuda de unos parientes y devotos, la llevaron a Amiens, donde la acogió condesa Baudoin. En casa de esta conocería a la vizcondesa de Gizaincourt, Françoise Blin, quien le tomó gran afecto. Esta mujer, muy piadosa y caritativa había estado a punto de ser mártir por Cristo en durante la persecución, y sólo se había salvado por la caída de Robespierre. 

Junto a Julia se juntaron algunas jóvenes y mujeres adultas y poco a poco comenzaron a trabajar con los niños pobres, para proveerles y educarles. En 1803 fundarían en Amiens las Hermanas de Nuestra Señora. En 1804 Julia hizo una novena al Sagrado Corazón de Jesús por su salud corporal, obedeciendo a su director espiritual, el Padre Varin. Es curioso que ella jamás había implorado a Dios por su curación, mas lo hizo por obedecer y el resultado fue el milagro: volvió a caminar. El 15 de junio de 1805 Julia y las primeras discípulas hicieron sus votos sagrados, tomando ella el nombre de Rosa María. El P. Varin escribió unas Constituciones temporales, y lo hizo con tanto acierto que nunca han sido cambiadas sustancialmente. Entregadas a la educación y sustento de los niños pobres, en breve se formaron ellas mismas como maestras para proporcionar letras y virtudes a los pequeños. Y hasta hoy, todas las religiosas estudian magisterio. 

Casa de Namur.
En 1806 la Congregación fue aprobada por el Ministerios de Cultos de Francia. En tres años las hermanas se habían extendido a otras partes de Francia y Bélgica. Esta expansión las alejó del P. Varin, lo que aprovechó el presbítero Sambucy, confesor de las religiosas, para entremeterse, cambiar usos y normas, e intentar que las religiosas pasaran a ser monjas de semiclausura, al estilo de las Ursulinas. Tanto les incordió, ganando al obispo para su idea, que Julia y sus religiosas, menos dos, dejaron la ciudad donde habían nacido para irse al convento belga de Namur. En 1809 se instalaron en Namur, añadiendo al nombre de la Congregación el nombre de la ciudad, al instalar allí su Casa General. El obispo de Amiens intentó que volvieran, la Madre accedió, pero al ver que no tenía la ayuda prometida y la libertad de acción requerida, volvió a Namur.

Julia fundó quince conventos-escuelas en los años que le quedaron de vida. Una profunda vida interior de oración, sacrificio, expiación, al mismo tiempo que desbordada al auxilio de los demás. Cartas, viajes, billetes espirituales, formación a las religiosas, etc. Su mano escritora era incansable. Nuestra santa falleció el 8 de abril de 1816, mientras musitaba el Magníficat, y luego de unos meses de dura enfermedad. Fue beatificada el 13 de mayo de 1906 por San Pío X. Fue canonizada el 22 de junio de 1969 por San Pablo VI. 

Fuente:
https://www.sndden.org/who-we-are/our-history/


A 8 de abril además se celebra a


viernes, 15 de enero de 2021

"Mi alma fue hecha para la vida eterna"

Venerable Anne de Guigné, niña. 15 de enero.

Anne (Jeanne Marie Josephine Anne) nació el 25 de abril de 1911 en Annecy-le-Vieux, Francia, en una familia emparentada con la antigua monarquía francesa. Su madre, Antoinette de Charette, provenía de una familia noble y militar, y su madre, abuela de nuestra niña, Eulalie Marie Madeleine de Bourbon-Busset, era descendiente directa de Robert de Clermont, el sexto hijo de San Luis rey de Francia (25 de agosto). Su padre fue el conde Jacques de Guigné, un devoto católico y ferviente patriota. 

Anne fue la mayor de sus hermanos (Jacques, Marie Madeleine y Marie Antoniette), y fue una niña muy despierta, con fuerte carácter y traviesa. Su vida cambió cuando, con solo cuatro años, su padre murió en julio de 1915 mientras participaba en la I Guerra Mundial. Desde entonces Anne se tomó en serio su primogenitura y se convirtió en ejemplo de sus hermanitos, a quien cuidaba, mimaba y entretenía para aliviar la tristeza de su madre. Con su poca edad, entendió que debía "ser buena", lo cual se traducía en agradar a Dios y a su madre, pues así su padre estaría contento en el cielo. Constantemente decía a su madre "Madre querida, no llores, papá está en el cielo. Él es feliz para siempre. Nunca más volverá a estar triste". O también "Madre querida, piensa que papá todavía puede vernos, nos ama, y algún día iremos a él".

Por esos días, tuvo su primera manifestación espiritual, que sepamos. Estando con su tía en la iglesia de Annecy-le-Vieux, esta continuó orando y para que la niña no se aburriera le quiso dar su rosario, pero Anne le respondió "Oh no, estoy hablando con el Niño Jesús", sin apartar la vista del sagrario y con el rostro transfigurado. Y su amor por el Sacramento le llevó a recibir su primera confesión con cinco años y medio, luego de saber explicar, con sencillas palabras, lo ocurrido con el pan y el vino en la Santa Misa. Su fe en la presencia de Cristo en la Eucaristía era absoluta, sencilla y la llenaba de alegría cuando lo pensaba.

Cuando tenía sólo cuatro años, Nenette ya había deseado recibir a Jesús. A menudo había hablado con su madre sobre su Primera Comunión y le había pedido a su madre que le hablara del buen Jesús en el Santísimo Sacramento. Ella comprendió bien, joven como era, que el pan y el vino son transformados en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo en la Santa Misa. Por ello, recibió la Eucaristía por primera vez a los seis años, el 26 de marzo de 1917. La recibió en la capilla del colegio de las Hermanas Benedictinas de Stanbrook al que asistía. La Navidad anterior había pasado un mes preparándose con pequeños sacrificios y actos de amor, para presentarlos al Niño Jesús como si de un colchón de amor se tratara, para que descansase. Puede parecer una piedad infantil, pero engarza perfectamente con la piedad de grandes místicos, quienes convertían cada gesto cotidiano en un acto de amor a Cristo. Ese día Anne hizo una promesa a Jesús, que cumpliría siempre: "Jesús mío, te amo, y para complacerte, prometo obedecer siempre". 
Anne y sus hermanitos

A los nueve años escribiría: "Un niño que desobedece a sus padres y maestros, malhumorado, celoso y perezoso servirá mal a Dios, no hará su voluntad. La obediencia es la santidad de los niños". Fue este un acto sumamente heroico, que podría pasar desapercibido, pues damos por hecho que los niños han de obedecer siempre, pero como a los mayores, les cuesta y han de hacerlo por amor. Como grandes santos, Anne hizo de la obediencia y la humildad su personal escala para el cielo.

Su deseo de recibir la comunión cada día no se vio cumplido. Primero, no era lo acostumbrado, y segundo, todas las iglesias le quedaban lejos, como para ir solita. Entonces Anne "ideó" la manera: cada cierto rato dejaba sus ocupaciones, se recogía y oraba diciendo "Oh, gracias, Jesús por venir a mi corazón", recordando los efectos que la comunión sacramental hacía en su alma. Evidentemente, ella no ideó este método, llamado "comunión espiritual", pero ella no lo sabía. En su caso fue una clara monición del Espíritu Santo a hacerlo. Mas tarde supo cómo se llamaba este acto de oración y con gran alegría escribió en una estampa: "Mi querido Jesús, para complacerte, prometo hacer una comunión espiritual todos los días."

Cuando su hermanito Jacques recibió su primera comunión, Anne se alegró tanto como si fuera la suya propia. Ella misma le preparó concienzudamente y le decía: "Oh, Jojo mío, serás tan feliz cuando el pequeño Jesús entre en tu corazón. ¡No puedes imaginarte lo encantador que es!" A sus hermanitas también las preparó y para ellas hizo un pequeño cuadernillo con jaculatorias conocidas, dibujos y sus propios pensamientos piadosos: "Jesús de mi primera comunión, te amo." "Oh Jesús que me has dado muchas gracias en este hermoso día, te amo." "Jesús, te adoro. Jesús, te quiero. Jesús, te lo agradezco."

En una ocasión le leyeron la historia de Nellie, una niña muy piadosa que murió a los cuatro años, dando unas muestras de madurez espiritual asombrosas. Anne, luego de meditar un rato, dijo: "Una larga vida es una bendición, pues podemos sufrir mucho por Jesús". Y su deseo de sufrir por Cristo lo llevó hasta las cosas más cotidianas, incluso los juegos, las comidas o los premios por buena conducta. También ofrecía constantemente sus dificultades para aprender ciertas materias, o recordar lo aprendido. Le costaba deletrear o multiplicar, o aprenderse nombre de lugares o personajes. Sin embargo, nunca se desanimaba, sino que se esforzaba todo lo que podía, especialmente en las materias que no le gustaban. A un niño con el mismo problema, le dijo: "Podemos regalarle a Jesús nuestro trabajo en la escuela, así que cuando parezca difícil, piensa que ahora tienes algo para Él. Si lo amamos, nuestro trabajo nos parecerá fácil".

Era muy devota del crucifijo, teniéndole siempre presente, al igual que a la Virgen María, especialmente la Dolorosa, a quien encomendaba a los enfermos que conocía, o a las personas que tenían problemas. Apenas sabía de alguien que padecía, oraba por él y le consolaba animándole a mirar a Cristo padeciendo en la cruz, o las lágrimas de la Virgen, con este tipo de pensamientos: "Debemos sufrir por Jesús, porque él sufrió por nosotros". "Jesús estaba en la cruz y sufrió por nosotros sin quejarse; por eso, nosotros también debemos sufrir por él sin quejarnos". 

También ofrecía sacrificios por los pecadores, especialmente los que parecían irredentos. Sabiendo que había un moribundo que renegaba de Dios y que se negaba a recibir a un sacerdote, Anne oró insistentemente por él, haciendo que su madre la llevara a la iglesia solo para ello. Hasta cinco veces en un mismo día visitó al Sacramento en el altar, para pedirle por aquel pecador. Y su persistencia logró que la gracia volviera al hombre, que se confesó y comulgó antes de morir piadosamente.

En 1921, con 10 años se comprometió con Jesús a imitarle en todo. Se propuso combatir todos los obstáculos que le impedían su meta. Para ella se trataba de una batalla consigo misma, para vencer todas sus inclinaciones a la pereza, el desánimo o el orgullo. Por esas mismas fechas escribió: "Mi alma está destinada al cielo. La gente está muy preocupada con su apariencia externa y apenas con el alma. Mi alma fue hecha para la vida eterna, para ser infinitamente feliz o infinitamente infeliz. El buen Dios quiere que sea eternamente feliz. Eso depende sólo de mí. Mamá no puede hacer ese trabajo por mí". Y comenzó a vigilarse constantemente, para no permitirse ni un pecado venial. Se confesaba frecuentemente para que el sacerdote le ayudara a escudriñar su alma y le ayudara a vencerse. "La confesión es un Sacramento muy, muy grande" - escribió - "Nos da aún más gracias de las que teníamos antes. Por eso es por lo que debemos querer confesarnos. Debemos decir nuestros pecados con mucha sinceridad. Cuando decimos nuestros pecados, y antes de hacerlo, debemos arrepentirnos mucho de ellos, ya que por ellos el amor de Dios disminuye".

Si bien la pequeña creyó que tendría una larga vida para padecer por Cristo, a finales de diciembre de 1921 Anne comenzó a padecer algunos dolores de cabeza, a los que se dio poca importancia, y ella misma los toó como una ofrenda más al buen Jesús. El 19 de diciembre del mismo año, la familia hizo una excursión que Anne no quiso perderse a pesar de sentirse muy mal. Esa misma noche tuvo que guardar cama a causa de los intensos dolores de cabeza y espalda que estaba padeciendo. La fiebre apareció al otro día y el sufrimiento de la niña era evidente, aunque ella lo disimulaba con una cándida sonrisa. El día 22 comenzaron una serie de ataques que le dejaban exhausta, pero que rápidamente ofrecía a Cristo por los pecadores. El 28 de diciembre el médico de la familia dictaminó una meningitis aguda y dijo que no viviría mucho más. Ese mismo día Anne se confesó y el día 30 recibió la Comunión. Ni en un solo momento rezó por su curación, aunque se lo sugirieron. El 13 de enero se puso en manos de la Virgen María, hizo algunas oraciones en medio del dolor y entró en agonía. Al amanecer del 14 de enero de 1922 abrió los ojos, miró fijamente a su madre y con una sonrisa entregó su alma a Cristo.


Bóveda de la familia y sepultura de Anne.
Todos los que la conocían tenían la certeza de que era una santa, pero los santos niños no mártires no son cosa frecuente en la Iglesia. En 1932 el Obispo de Annecy accedió a iniciar una causa de canonización, aunque primero quiso que el Vaticano le asesorara sobre si podía un niño ser santo sin ser mártir. El 30 de octubre de 1933, se abrió la bóveda de la familia en el cementerio de Annecy-le-Vieux para el análisis del cuerpo, el cual se encontró incorrupto. El ataúd fue redecorado y el cuerpo fue colocado de nuevo en el ataúd y este metido dentro de otro. No se le cambiaron los vestidos, como en un principio se pensó. 300 personas pudieron ver el cuerpo de la santa niña, venerarlo y tocar en él artículos piadosos. 

Los avatares de la II Guerra Mundial dejaron la causa en el olvido hasta 1979. En 1981 la respuesta sobre la posible santidad de los infantes fue positiva, y luego de reabrirse la causa Anne fue proclamada Venerable por el Papa Juan Pablo II el 3 de marzo de 1990. Su cuerpo no se ha vuelto a exponer.

Fuentes:
http://www.catholictradition.org
http://www.nobility.org


A 15 de enero además se recuerda a:


San Erembert de Arras,
obispo
.
San Alejandro el Acemeta,
abad
.
San Bonet de Clermont,
obispo y monje


jueves, 30 de marzo de 2017

Los pobres me defienden ante Dios.

Beato Amadeo IX de Saboya, duque. 30 de Marzo y 27 de abril (en Saboya).

Nació el 1 de febrero de 1435 en Thonon-les-Bains, y fue hijo de Luis I de Saboya y Ana de Lusignan, y su abuelo fue el antipapa Félix V. Fue un niño enfermizo, que padecía de convulsiones frecuentes a causa de la epilepsia, pero a pesar de ello, era un niño alegre, despierto y muy inteligente, sin dejarse vencer por el mal. Por ello fue apodado "el feliz". La casa de Saboya, férrea, tradicional y apegada a lo sencillo, formó su carácter y su piedad, como había formado la de sus antepasados, el Beato Humberto III (4 de marzo) y el Beato Bonifacio (14 de julio).

En 1452 casó con Iolante, hija del rey Carlos VII de Francia, con la que tuvo 10 hijos, entre ellos la Beata Luisa de Saboya (24 de julio). Amadeo fue un hombre recto y piadoso, amante de los pobres y dado a la oración y a la caridad. Vivía con austeridad, sin lujos superfluos. Nunca faltaba a la oración litúrgica, a la santa misa y comulgaba con frecuencia, teniendo licencia para ello de su obispo. Cuando en 1462 accedió a la corona ducal, promovió leyes justas, reparó iglesias y hospitales, los que visitaba por sí mismo para socorrer a los pobres, mendigos y enfermos. Incluso en ello hallaba su placer y solaz, en socorrer a otros. A un embajador que le cuestionó su caridad, puesto que no miraba si eran verdaderos pobres, el santo duque respondió: "No quiera el cielo que yo entre a averiguar con demasiada curiosidad la condición cada pobre que acude a mi puerta; porque si el Señor mirase de igual manera nuestras acciones, nos hallaría con mucha frecuencia faltos de rectitud". Y para terminar, zanjó: "Mis soldados me defienden de los hombres; pero los pobres me defienden ante Dios".

Se esforzaba por desterrar el mal y la corrupción, pero era débil para el gobierno, y muchas de sus acciones eran solapadas o no tenidas en cuenta por los poderosos. Tuvo constantes luchas con sus hermanos, que pretendían revelarle, así como con los Sforza, deseosos de dominar Saboya. Pero él siempre perdonaba y trataba bien a sus enemigos, buscando la paz ante todo.

La epilepsia, arreciada luego de los 30 años, le apartó del gobierno en 1472, quedando su mujer como regente en su nombre. Pero sus súbditos no quisieron esta regencia y le secuestraron en Vercelli, donde se había retirado. Luis XI de Francia, cuñado suyo, lo rescató y le liberó de todo gobierno. volvió a Vercelli, donde vivió como un monje, entre austeridades, caridad y oración. El 30 de marzo del mismo 1472, falleció a sus 37 años de edad. En su testamento dejó escrito a su mujer e hijos: "Mucho os recomiendo a los pobres, derramad sobre ellos liberalmente vuestras limosnas, y el Señor derramará abundantemente sobre vosotros sus bendiciones. Haced justicia a todos sin acepción de personas, aplicad todos vuestros esfuerzos para que florezca la religión y para que Dios sea servido".

Fue beatificado por Clemente IX en 1677.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.


A 30 de marzo además se celebra a






miércoles, 10 de febrero de 2016

San Caralampio

San Caralampio (Haralambos), presbitero y mártir. 10 de febrero.

Anónimo mexicano.
Las actas martiriales narran que en el tiempos del emperador Severo había un sacerdote cristiano de nombre Caralampio que enseñaba la doctrina de Cristo y despreciaba a los dioses romanos. Enterados de esto, los romanos hicieron comparecer a Caralampio e intentaron que renunciara a su fe cristiana y adorara a los dioses con sacrificios. Ante la negativa de san Caralampio ordenaron que le azotaran con garfios de hierro, dándose vuelta Caralampio agradeció a sus verdugos el haberle renovado el cuerpo y el espíritu con los azotes. Los verdugos sorprendidos vieron que a pesar de haberle azotado, la piel de Caralampio permanecía intacta y que al golpearle se sentía tan dura como el hierro. Los dos verdugos, de nombre Porfirio y Bapto, ante esto decidieron convertirse al cristianismo y posteriormente también murieron mártires. El capitán Lucio indignado por la torpeza de los verdugos pensó que se trataba de artes de magia del anciano y el mismo decidió asestar contra él un golpe, pero al momento sus manos se separaron de los codos quedando totalmente inútiles. El presidente Luciano al ver esto muy molesto se levantó de su silla y escupió el rostro de Caralampio, y al momento se le torció la cabeza. Ante tales signos todos tuvieron miedo y pidieron perdón a san Caralampio el cual oró por sus captores y todos quedaron sanos y decidieron posteriormente bautizarse. Caralampio seguía obrando milagros curando enfermos y resucitando muertos.

Ante las noticias de lo sucedido con Caralampio el emperador hizo que trecientos soldados le apresaran y le llevaran a Antioquía. Al llegar los soldados apresaron al santo y le clavaron clavos por todo el cuerpo y lo ataron de las largas barbas y le hicieron que caminase de esa forma. dice la leyenda que pasó un caballo el cual le habló a los soldados, amonestándolos por llevar de esa forma a Caralampio y no reconocer que con él estaba Dios. A pesar de este prodigio los soldados continuaron en su camino. Se narra que el mismo demonio tomó forma de un viejo y se presentó ante el César para acusar a Caralampio de ser un mago. El César ordenó que Caralampio fue quemado vivo y a fuego lento, la concubina del emperador tomó un manojo de ceniza caliente y la arrojó en la cabeza del santo. Pero al ser llevado san Caralampio ante las llamas estas se apagaron al instante y los verdugos se desmayaron; ante todo esto el emprador hizo traer a un hombre que se encontraba poseído y ordenó a Caralampio que lo curase. El demonio al verse frente a Caralampio pidió perdón a este, y a la orden del santo el hombre quedo liberado. De la misma manera hicieron traer el cadáver de un joven que tenía tres días de muerto y Caralampio lo resucitó al instante, haciendo que el César reconociera lo grande que era el Dios de los cristianos. Desgraciadamente el emperador fue aconsejado por un tal Crispo que se deshiciera de Caralampio con el pretexto de que no era más que un poderoso mago, por lo que intentaron una vez más obligar a Caralampio a sacrificar a los dioses y ante la negativa de este le hicieron andar sobre teas encendidas pero no dañaron en absoluto al santo sino al contrario dañaron a setenta soldados.

Ante estos portentos san Caralampio logró la conversión de la hija del emperador santa Galena y ante esto el emperador lo condenó a morir decapitado, pero estando a punto de recibir el golpe en el cuello se abrieron los cielos y se escuchó una voz que decía: “Ven Caralampio, amigo mío, que has padecido tanto por mi nombre: ven y pídeme lo que quieras, que yo lo concederé”. San Caralampio agradeció a Dios por tal gracia y le pidió que donde depositasen sus reliquias o celebrasen su memoria, no hubiese hambre, ni peste, ni aire contagioso y que en cualquier lugar en donde se conservase la memoria de su martirio, librara Dios a los cristianos y a los animales de todo mal. La voz le respondió: “Hágase como lo has pedido, mi generoso atleta”, y al momento sin que el cuello de san Caralampio fuera tocado por la espada murió al instante, a la edad de 113 años.

Imagen venerada en
Comitán de Domínguez, Chiapas.
El culto a San Caralampio en especial movido por su leyenda tuvo gran fuerza durante los siglos XVIII y XIX. En Portugal y Galicia se le venera en algunos sitios. En México, específicamente en la población de Comitán de Domínguez, Chiapas, existe actualmente un fuerte culto por este santo, ya que se cuenta que en el siglo XIX llegó un soldado algunos dicen que proveniente de Cuba, otros que de Guatemala, que traía consigo una novena de san Caralampio y que un hombre de nombre Raymundo Solís que habitaba en el barrio en el que actualmente se levanta el templo del santo se la compró. Mandó a hacer una imagen a Guatemala que fuera similar a la de la novena. Siendo el pueblo atacado por una terrible peste, toda la gente se moría. A excepción de la casa del señor Raymundo todas las casas habían sido infectadas, y ante esto coincidieron que se debía a la intercesión de San Caralampio por lo que el pueblo entero decidió llevar en procesión la imagen del santo prometiéndole celebrar su fiesta anualmente con lo que al poco tiempo cesó la peste en Comitán y de esta forma inició su culto.

Por: Lic. André Efrén Ordóñez


A 10 de febrero además se celebra a

jueves, 13 de diciembre de 2012

De ojos y de años

Santa Lucía
Iglesia de la Merced.
Burriana, Castellón.
Pregunta: Según leo en esta página web al parecer hay mas santos para proteger a los ojos. Yo siempre he oído que es Santa Lucía y ya tengo 74 años, a ver quien sabe más. España.

Respuesta: Lo primero: ¡que suerte que aún no llego a alardear de tener 74 años!... con 36 me bastan y me sobran, que tampoco son para alardear de ellos. Que siempre haya oído hablar que es Santa Lucía, no implica que sea la única. Hay lugares que, desde hace siglos (o sea, un poco más que 74 años) hay otros patronos para los males de la visión y más aún, algunos sitios donde Santa Lucía no es ni siquiera conocida. Irónicamente, Santa Lucía, salvo su nombre que significa "luz", no tiene nada que ver con los ojos ni las enfermedades de estos, mientras que otros santos sí. Pero para quedar contentos todos; usted, querida mía, con los santos para la vista y yo con mis radiantes 36, aquí va una pequeña lista de santos protectores para la visión. De algunos no tengo ni la más mínima idea del por qué del patronato:

Beata Margarita de Castello. (era ciega de nacimiento) 13 de abril.
San Agustín de Hipona. (a saber por que. Tal vez por su ceguera espiritual en una parte de su vida?) 24 de abril y 28 de agosto.
San Andsfried de Utretch (al final de sus días quedó ciego, a pesar de ello, en el momento de su muerte vio una luz brillante en su habitación). 3 de mayo.
San Bonito de Alvernia. (devolvió la vista a una mujer que, desde Inglaterra fue a verle expresamente a ello) 15 de enero.
San Herbert de Bretaña. (era ciego de nacimiento). 17 de junio.  
San Omer.  (a causa de la ceguera que él mismo sufrió). 9 de septiembre.

San Ramwold de Regensburg

San Ramwold de Regensburg. (al fin de sus días quedó ciego y una vez, al disponer las cosas para el culto, el crucifijo del altar tomó unas velas y con el fuego, le devolvió la vista). 17 de junio.
San Salomón, Rey de Bretaña. (fue cegado por sus enemigos antes de martirizarlo).
25 de junio. 
San Siardus de Friesing. 13 de noviembre.
San Theobaldo de Provins. 1 de junio
San Ulrich de Zell. 14 de julio (dos años antes de su muerte perdió la vista).
San Vaast (Vedasto) de Arras. 6 de febrero
San Vito. (de este niño no me extraña, es patrono contra todos los males habidos y por haber)
15 de junio. 

Santa Coleta de Corbie. 7 de febrero.
Santa Eufrasia. (llevando unas astillas de leña que había cortado, el demonio le empujó, enterrándose una astilla en un ojo, pero quedó milagrosamente sana).
13 de marzo.

Santa Godeleva de Gistel (por la curación de Edith, una niña ciega). 6 de julio.
Santa Lucía. (se le achaca que le arrancaron los ojos durante el martirio, pero es falso, simplemente es por el nombre "lucía"=" luz". 13 de diciembre
Beata Lucía la Casta: Se dice que se arrancó los ojos porque un hombre le dijo que los tenía muy hermosos. 3 de diciembre.

Santa Odilia de Alsacia
Santa Odilia de Alsacia. (nació ciega. Es un buen ejemplo, donde se venera a Odilia por asuntos de la vista, Lucía es casi desconocida). 13 de diciembre.
Santa Odilia de Britania. (Solo por asociación con la santa anterior, de igual nombre). 18 de julio.
Santa María Magdalena. (contra las cataratas, ¿tal vez por lo de las lágrimas que cubrían los ojos?). 22 de julio, 5 de mayo y tercer domingo de Pascua o de las Miróforas.
Santa Maxellendis. (un enamorado suyo la asesinó y quedó ciego, esta lo sanó cuando hizo penitencia y le pidió perdón). 13 de noviembre. 
Santa Fotina, la Samaritana. (también en su nombre: luminosa. "Photos" es luz en griego, de ahí todas las palabras que se derivan, principalmente "fotografía". 26 de febrero.
Santa Reinilde. 16 de julio.

Santas Herlindis y Redlindis. 12 de octubre.
Santa Parasceves: (devolvió la vista a Antonino Pío cuando este se habia escaldado los ojos). 13 de octubre
San Remigio de Reims:  (estando en el vientre de su madre, devolvió la vista al ermitaño ciego que predijo su santidad). 15 de enero y 1 de octubre
Santa Reginfredis de Ostrevant: (en su sepulcro recobró la vista Santa Awa de Hainaut, que se celebra el 29 de abril). 8 de octubre y 20 de noviembre.


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Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...