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martes, 8 de junio de 2021

“Preciosa es delante del Señor la muerte de sus Santos”.


La leyenda. 
Vivieron allá en el siglo III, en un pueblo llamado Pera, de la comarca del Ampurdán. Los santos hermanos Germán y Paulino, hijos de Liro y Floris, eran primos de Justo y Sicio, hijos de Siro y Gélida. Además, entre sí eran primos hermanos, pues Liro y Siro eran hermanos, así como Floris y Gélida eran hermanas.  

Todos eran paganos, pero honestos. Estando encinta, Floris tuvo un sueño en el que veía salir de ella un gran fuego que iluminaba la tierra entera. No hizo caso, mas, siendo nacidos los gemelos Germán y Paulino, recibió la visita de varias mujeres a las que relató lo ocurrido. Había entre ellas una cristiana llamada Fecunda. Esta mujer quedó llena del Espíritu Santo y le reveló a Floris el significado de su sueño: aquellos dos niños serían luz para la lglesia del Único Dios. Al punto, la persuadió a que aceptara la fe de Cristo como única verdadera. Fue tanta la inspiración, que Floris creyó en Cristo, aunque no lo dijo. A los pocos días falleció, siendo bautizada. 

Los bebés pasaron a casa de sus tíos Siro y Gélida, quienes los aceptaron como verdaderos hijos, junto a sus propios hijos, Justo y Sicio. A los pocos días Floris se apareció a Gélida muy hermosa y resplandeciente, diciéndole a su hermana que buscara al presbítero Esteban de los cristianos, para que algún día pudiera estar tan bella como ella. Gélida lo hizo en el acto y halló a Esteban, un presbítero ermitaño, quien ya sabía de su visita, por revelación. Esteban la convirtió a la fe cristiana, y a los tres días la bautizó.  

Crecieron los niños en la fe pagana, aunque Gélida era cristiana. Entretanto, Liro se había casado con una mujer llamada Florencia, de la cual tuvo un hijo enfermizo. Gélida convenció a Florencia para que se convirtiera y su hijo hallara la salud. Esta accedió, se bautizó y al instante el niño se volvió rozagante y sano. Acto seguido, Esteban celebró la misa donde Florencia recibió la Eucaristía. Los niños Germán, Paulino, Justo y Sicio miraron por una rendija y vieron a Cristo en hermosa majestad sobre el improvisado altar. Entraron en tromba pidiendo el bautismo, y con tan energía, que Esteban les bautizó apenas terminó la misa. Y he aquí que llegó Liro, quien no entendiendo nada, sacó una espada para matar al presbítero, pero quedó paralizado. Entonces Florencia le enseñó al niño sano y Liro se convirtió a Cristo. Tiempo más tarde se convertiría Siro al ver a un ángel protegiendo a Gélida mientras hacía oración. 

Y llegamos, que ya era hora, a la edad madura de nuestros cuatro santos. Ninguno se casó, son que vivían castamente y vírgenes. Los cuatro trabajaban la albañilería y escultura, siendo excelentes en su trabajo. En breve, los santos hemanos, que podemos llamarles así, se dieron a conocer en la comarca por su trabajo, su vida recta y hasta milagros. Así, dícese que sanaron milagrosamente a un peón que cayó de un andamio y quedó baldado. O que en Flassa encontraron a un mudo, sordo y ciego, al que dijeron: “habla, oye, ve, y alaba al único Dios nuestro Señor”. Y así pasó. En Monells libraron a un endemoniado, y en Gerona repitieron lo que San Pedro, quien dijo a un cojo: “En el nombre del Señor álzate y camina”. Y también así pasó. 

En Gerona estaba el feroz Rufino, perseguidor de los cristianos en nombre del Prefecto Daciano, quien hacía cumplir los edictos de los emperadores Diocleciano y Maximiano. Supo Rufino de la llegada de nuestros cuatro santos a la ciudad y los mandó llevar a su presencia. Luego de examinarles en su trabajo, les encargó le hicieran unas esculturas de algunos dioses para los templos. Germán le respondió: "Todos los dioses vuestros son demonios. No hay sino un Dios, que ha hecho el cielo y la tierra. Me admira que quieras te hagamos los dioses, pues los haríamos mejores de lo que son ellos. Pues es cierto que es mejor el artífice, que no el artefacto. Por lo que debes conocer al creador del cielo y de la tierra, que por su misericordia ha enviado su Hijo nacido de María Virgen, y padeció por los hombres, habiendo después resucitado, y subido al cielo por su propia virtud. Este es el verdadero Dios, Rey de Reyes, y Señor de Señores".  

Rufino mandó los encarcelaran a todos, privándoles de alimentos, pero un ángel les alimentó durante la semana que duró su cautiverio. A los 8 días volvieron a la presencia de Rufino, quien mandó los azotaran con látigos de plomo. Volvieron al calabozo, y allí fueron sanados por el ángel. A los tres días volvieron a comparecer ante Rufino, quien, al no lograr que adorasen a los ídolos, mandó que a Germán le aplastasen la cabeza entre dos piedras, que a Paulino le degollasen, a Justo le decapitasen y a Sicio que fuera quemado vivo. Las sentencias fueron ejecutadas en un valle hoy llamado de San Daniel. Al punto de ser martirizados, se oyó una voz del cielo: “Preciosa es delante del Señor la muerte de sus Santos”. (Sal 115). Era el 31 de mayo de 304. Los cuerpos de los santos quedaron en un descampado, hasta que algunas mujeres devotas tomaron los cuerpos en la noche, y les dieron sepultura en lo que sería la iglesia de Sant Feliu.  

La historia.
A inicios del siglo VIII haciendo unas obras en la iglesia de Santa María (hoy Sant Feliu) se halló un sepulcro donde había unos cuantos huesos y una inscripción con los nombres de cuatro hombres. Sin más, se les tomó por mártires locales y se les comenzó a rendir culto. En 788, expulsados los moros del principado, el emperador San Carlomagno (28 de enero) hizo trasladar solemnemente las reliquias de los santos a la catedral de Gerona. Como su invención había ocurrido durante unas obras, comenzaron a ser invocados por los canteros, escultores y picapedreros, dando origen a la leyenda de que ellos mismos lo habían sido. 

En 1419 fueron proclamados patronos de Gerona y del Bajo Ampurdán. Su fiesta litúrgica era a 31 de mayo, mas la concurrencia con las solemnidades de Pentecostés o Trinidad en ocasiones impedían la solemnidad de los santos, por lo cual el 30 de mayo de 1420 se dictó que su fiesta fuera siempre el lunes posterior a Trinidad. Tuvieron gran culto en Gerona, por parte del gremio de canteros, pero hoy es solo un recuerdo y para la diócesis aún son Memoria Libre.

Sobre el resto de la leyenda antes descrita, pues data del siglo XIII y no tiene la más mínima credibilidad, ni siquiera en que sean santos locales, pues bien pueden ser reliquias de otros mártires lejanos, trasladadas en algún momento olvidado. Los Bollandistas, por supuesto, la han echado por tierra, y con ellos otros hagiógrafos.  

Fuentes:
-“Historia eclesiástica de España: Volumen I. VINCENTE DE LA FUENTE. Madrid, 1873.
-“Historia de Cataluña y de la Corona de Aragon”. Volumen 1. Barcelona 1890. 

A 8 de junio además se celebra a:








 


 


  

martes, 13 de febrero de 2018

La muerte les separó, la gloria los unió para siempre.

San Polyeucto, mártir. 13 y 14 de febrero, 7 y 9 de enero.

Sobre ese santo tenemos dos "Actas", unas antiguas y escuetas, y otras más tardías y que pretenden completar a las otras.

Hubo dos soldados que eran grandes amigos, llamados Nearco y Polyeucto, siendo el primero cristiano y el segundo pagano aún. En 259 ambos amigos fueron destinados a Melitene de Armenia, donde les llegó el Edicto de persecución contra los cristianos emitido por Decio y Valeriano. Nearco, quien siempre lamentaba que Polyeucto no aceptara la fe cristiana, se llegó adonde su amigo para decirle que su amistad terminaría en breve. Este le protestó diciéndole que solo la muerte podría separarles. – "Dices bien" – le respondió Nearco – "estamos a punto de ser separados por la muerte", y le mostró el edicto imperial. Entonces (esta es una de las adiciones) Polyeucto contó a su amigo que había tenido una visión en la cual veía a Cristo quitarle sus vestiduras de militar, ponerle una túnica blanquísima, para luego subirle a lo alto en un caballo alado. Oyendo esto, Nearco se alegró, pues su amigo estaba más cerca del Señor que antes. Entonces le instruyó en la fe, Polieucto creyó en Jesucristo y comenzó a desear el martirio.

Para esto Polyeucto se declaró abiertamente cristiano, reprendiendo a los que le rodeaban por continuar el culto a unos falsos dioses y a los emperadores, como si fueran divinos. Fue sometido a la flagelación con varas de espinos, pero él no cejó. Le ofrecieron puestos de honor y riquezas, pero él solo se burlaba de ellos. Entonces le trajeron a su mujer y a su hijo pequeño, para que a la vista de estos, se ablandara. Ella lloró y suplicó por el amor que se tenían y por su hijito, pero Polyeucto respondió a su esposa predicándole de Cristo, de quien ya no podía apartarse nunca más. Luego de esto, los jueces le condenaron a muerte y le llevaron a las afueras. Mientras le sacaban de la ciudad, se encontró con su amigo, quien le dijo que pronto se verían en el cielo. Con esta alegría, Polyeucto alcanzó jubilosamente el martirio.

Por su parte Nearco, según las adiciones, le enterraría y luego sería él mismo mártir.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 13 de febrero además se celebra a
San Agabo, profeta y carmelita.
Beato Jordán de Sajonia, dominico.

lunes, 23 de octubre de 2017

El perro va al vómito, el mártir va a Cristo.

San Teodoro de Antioquía, presbítero y mártir. 23 de octubre, 3 y 8 de marzo (Iglesias Orientales).

San Teodoro ante Juliano.
Cuando San Constantino (21 de mayo) dio libertad al cristianismo, en su primer viaje a Siria, mandó construir una basílica bellísima, que además de dar culto a Dios, sirviera como ejemplo de su propio poderío. La dotó de numerosas tierras y riquezas, para poder sostener a los presbíteros que se encargaban del culto constante. Al frente de la administración Constantino colocó a un piadoso presbítero llamado Teodoro, que cuidaba de los bienes con sabiduría y honestidad.

Pero en 361 subió al trono el emperador Juliano el Apóstata que, como su sobrenombre lo indica, renegó del cristianismo para volver a imponer el paganismo en el Imperio. Numerosos mártires padecieron su fidelidad a Cristo bajo su mandato. Uno de ellos fue nuestro Teodoro. Juliano mandó demoler la basílica de Constantino, apropiándose de las riquezas y forzando a los clérigos a sacrificar a los dioses. Solo Teodoro se negó a ello y, además, clamó en voz alta que el emperador "ha regresado a su vieja idolatría como regresa un perro a su propio vómito". Entonces fue apresado, torturado y decapitado en el año 362.


A 23 de octubre además se celebra a
San Juan de Capistrano, presbítero franciscano.
San Guillermo de Malavalle, el Grande.

sábado, 5 de agosto de 2017

Cielo y tierra atestiguaron su inocencia.

Beato Guillermo Horne, cartujo mártir. 5 de agosto.

Sobre su infancia y juventud nada sabemos, bien se le podrían aplicar las palabras que la Escritura dice de San Elías (20 de julio) "surgió Elías, el tesbita", sin citar más sobre sus orígenes.

Martirio de Guillermo Horne.
Chapter House. Parkminster.
Guillermo Horne era Hermano en la Cartuja de Londres cuando en 1534 se desató la rebeldía de Enrique VIII contra Dios y la Iglesia, persiguiéndola y dando nacimiento a la Iglesia Anglicana. Los Cartujos de Londres fueron de los primeros en ser conminados a adherirse a la voluntad real con respecto al divorcio y la cuestión de la sucesión al trono de Inglaterra. La causa de dicha premura está en el buen prestigio que los cartujos tenían como hombres de Dios ante la Iglesia y el pueblo. El prior de la Cartuja, San Juan Houghton (4 de mayo), respondió a las pretensiones reales: "Los Cartujos tenemos por costumbre no meternos en los asuntos de los Gobiernos. Por tanto no nos toca decir cuál ha de ser la persona llamada a compartir los honores del Trono, o a recibir la sucesión de la Corona". Ante esta respuesta neutral, fueron los monjes precisados a ir más allá y declarar su aceptación o no del divorcio de Enrique. Su respuesta fue simple: si la Iglesia había bendecido ese matrimonio nadie tenía por qué declararlo nulo.

Esta respuesta les valió la cárcel a la comunidad. Sin embargo, siendo solo una cuestión política, finalmente prestaron juramento de obedecer al rey y aceptar la cuestión dinástica, hasta donde lo permitiera la conciencia y la ley divina. Sin embargo, en noviembre de ese mismo año, Enrique VIII se proclamaba a sí mismo y a sus sucesores como Cabeza de la Iglesia Anglicana, con lo cual se iniciaba un período de persecución contra todo católico que no aceptara semejante herejía. Los cartujos de Londres recibieron la noticia respondiendo: "Muramos en la simplicidad de nuestros corazones. El cielo y la tierra darán cuenta de nuestra inocencia". Y se dispusieron a la muerte mediante la oración y la penitencia. El último día, mientras cantaban la Misa Votiva del Espíritu Santo, todos sintieron una brisa que recorría la iglesia conventual, y al mismo tiempo una moción interior de fuerza para el martirio.

A inicios de noviembre, los priores de Londres, el mencionado Juan Houghton, junto a San Roberto Lawrence y San Agustín Webster, priores de Beauval y Axholme, respectivamente, se entrevistaron con el terrible ministro Cromwell, para pedirle respetara la paz y la neutralidad política de los cartujos, que solo querían servir a Dios. El resultado de la entrevista fue la acusación de alta traición para los tres monjes, y su encarcelamiento en la Torre de Londres. Su prisión y martirio fue atroz, y su victoria ínclita. Pablo VI, los canonizó a los tres el 25 de octubre de 1970, junto a los otros Santos Mártires de Inglaterra y Gales. Entre ellos al brigidino San Ricardo Reynolds (4 de mayo), quien durante mucho tiempo fue tenido como uno de los cartujos. La Iglesia los venera a 4 de mayo.

Los monjes quedaron en la Cartuja, impresionados y alentados con el ejemplo de los tres priores. Poco tiempo después otros monjes fueron arrestados, el Beato Humfrey Middlemore, Vicario del monasterio; Beato Guillermo Exmew, el Procurador; y Beato Sebastián Newdigate, monje cercano a Enrique VIII que había abandonado la corte a causa de sus escándalos y entrado en religión. Fueron puestos los tres en un cepo en el mismo monasterio hasta que reconocieran al rey como Cabeza de la Iglesia. El mismo rey fue dos veces para intentar convencer a su pariente, pero nada logró. Finalmente los tres fueron llevados a la Torre de Londres, para ser martirizados el 19 de junio de 1535.

La Cartuja fue dejada en paz solo por un tiempo, debido a que la atención se la llevaba el martirio de Santos Juan Fisher y Tomás Moro (22 de junio) y las muertes de Catalina de Aragón y Ana Bolena. Esta calma sirvió para ver quién era cada uno en el monasterio cartujo. Si bien la persecución, el hambre y las privaciones, hicieron firmes a algunos cartujos, a otros les hicieron débiles y apóstatas. Instalados funcionarios reales en el monasterio, minaban cada día la primera entereza de la comunidad. Algunos monjes, para estar en paz, consintieron en apostatar, y uno de ellos fue puesto como Prior por los funcionarios, que antes llevaron a la cárcel a los monjes más renuentes a aquella imposición: Juan Fox y Mauricio Chauncy, pudiendo el segundo escapar a Francia y sería quien narrara parte de lo ocurrido. Juan Rochester y Jaime Walworth fueron llevados a la cárcel y martirizados en mayo de 1537.

El Beato Horne y sus 9 compañeros
son conducidos a Newgate.
Cartuja de Londres.
En 1537, diez monjes hicieron una enérgica defensa de la autoridad del papa en la Iglesia y la fidelidad que le debían, entre ellos estaba nuestro Beato Guillermo Horne. Fueron arrestados el 20 de mayo, y llevados a la cárcel de Newgate, donde fueron sometidos al tormento estar de pie todo el tiempo, pues tenían una argolla en el cuello, con la cual se ahorcarían si se dejaban caer. Por un tiempo una mujer les pasaba comida a escondidas, pero al ser descubierta, fueron castigados nuestros mártires a morir de hambre. Poco a poco fueron muriendo, o mejor dicho, viviendo para Cristo. Entre junio y septiembre murieron nueve, solo quedando nuestro Beato, al cual decidieron alimentarle lo justo para que no muriera de hambre, solo por mantenerle como ejemplo disuasorio para los demás monjes que osaran desafiar al rey. Así un humilde monje daba ejemplo de entereza cristiana a numerosos prelados que apostataron. Tres años vivió en esta agonía, hasta que, finalmente fue ejecutado, luego de arrastrarle y descuartizarle, el 4 de agosto de 1540. Poco tiempo antes, el cruel Cromwell había sido ejecutado por Enrique VIII, que no dudaba en deshacerse de los que le estorbaban.

En 1886 León XIII firmó el Decreto de Martirio de numerosos testigos de Cristo en Inglaterra, entre ellos los cartujos mencionados. En diciembre de ese mismo año les beatificó a todos. Fueron sus compañeros de martirio, los Beatos Guillermo Greenwood, Juan Davy, Roberto Salt, Walter Pierson, Tomás Green, Tomás Scryven, Tomás Redyng, Ricardo Bere y Tomás Johnson. 


Fuente:
"Santos y Beatos de la Cartuja". JUAN MAYO ESCUDERO. Puerto de Santa María, 2000.


A 5 de agosto además se celebra a:
Santa Afra de Ausburg, mártir.
San Abel de Reims, obispo.

jueves, 12 de enero de 2017

Santos Mártires de las falsas acusaciones.

Santos Tigrio, presbítero, y Eutropio, lector; mártires. 12 de enero y 16 de junio (Iglesias griegas).

Todos los martirologios recogen su memoria. La principal fuente sobre su vida y martirio es Sozomeno en sus adiciones a la "Historia Eclesiástica", libro VIII, 22 y 23. También San Juan Crisóstomo (27 de enero, traslación de las reliquias a Constantinopla; 30 de enero, Synaxis de los Tres patriarcas: Juan, Gregorio y Basilio; 13 de septiembre, muerte; 13 de noviembre, Iglesia oriental; 15 de diciembre consagración episcopal) hace mención del ejemplo del presbítero Tigrio en una carta a Santa Olimpia (17 de diciembre). Y es que fue precisamente a partir de la defensa de la fe católica por parte del Crisóstomo cuando estos santos hallaron la gloria del martirio:

En 404 la emperatriz Eudoxia colocó una estatua suya en la basílica de Santa Sofía de Constantinopla, cosa que el Crisóstomo denunció por prestarse a la antigua idolatría que reclamaban los emperadores para sí. Esto, junto a las maquinaciones de San Teófilo de Alejandría (15 de mayo, Iglesia Copta), lograron que el santo obispo fuera depuesto de su sede, poniendo en su lugar al obispo Arsacio. Juan permaneció en la ciudad, aunque sin pretender tomar su sede. La mayoría del clero y del pueblo protestó contra aquel atropello negándose a reconocer al nuevo obispo, por lo que fueron expulsados de las iglesias, a las que solo permitían entrar a los que renegaran de Juan. Dos meses duró esto, hasta el emperador Arcadio le desterró oficialmente, pensando que así se calmarían los que le defendían.

Esa misma noche se incendió fortuitamente una iglesia de la ciudad, llegando las llamas al senado, que igualmente ardió. Los detractores del Crisóstomo difundieron la calumnia de que los "joanitas" habían incendiado la iglesia y el senado, como protesta. Ambos bandos se acusaron mutuamente, pues los partidarios de Juan no dudaron en decir que los contrarios a este habían incendiado la iglesia para culparles a ellos. Y se desató la insurrección popular. Optato, prefecto de Constantinopla, aprovechó la ocasión para quitarse de en medio a cristianos de valor, a los que detestaba (era pagano aún), quejándose al emperador de los partidarios del obispo Juan. Denunció que estos se reunían en iglesias aparte, celebrando la liturgia en casas o iglesias que tenían en su poder, negándose a orar con los otros, ni a aceptar al nuevo obispo, habiendo peligro de cisma. Arcadio que mandó a los soldados que encerraran a los más destacados defensores del Crisóstomo. Los soldados hicieron lo mandado, y más aún, pues con golpes y heridas, reunieron a algunos miembros del clero y seglares. Entre ellos, cuenta Sozomeno estaban nuestros Santos Tigrio, que era presbítero, y el lector Eutropio. Fueron los sayones capaces de desnudar a las mujeres, para burlarse de ellas y humillarlas. Esto no logró el miedo entre los partidarios de San Juan Crisóstomo, sino que los hizo más fuertes.

Optato, mientras decía querer esclarecer la verdad, se regocijaba en público de la desunión de los cristianos y mostraba alegría por la destrucción de la iglesia. Mandó a llamar a Eutropio, al que pretendía obligar a decir los nombres de los que habían quemado la iglesia. Este, que era inocente, ni sabía nada del incendio, solo callaba. Por ello fue desgarrado en los costados y cortadas sus mejillas. A la par, nos dice una versión de los herejes novacianos, que Sisinio, el obispo de los novacianos (herejes que, entre otras cosas, negaban la absolución de los cristianos "lapsi" y su vuelta a la comunión de la Iglesia) de Constantinopla tuvo una visión acerca de un hombre bello y enorme que aparecía sobre la iglesia de San Esteban de Constantinopla, que era la "catedral" de estos herejes. Este hombre misterioso le dijo que solo había un hombre bueno y santo en la ciudad, llamado Eutropio, y desapareció. Entonces Sisino dedujo que solo podía ser el lector Eutropio. Le buscó, supo de su prisión y martirio, y mandó un sacerdote novaciano a que le conociera y le pidiera oraciones por él, cosa que prometió hacer el santo. A los pocos días le apalearon con varas de hierro después y fue arrojado a la cárcel. Allí murió y los soldados tomaron su cuerpo para arrojarlo a los perros, pero unos católicos lo recuperaron y lo sepultaron en secreto. Al momento de enterrarlo, se oyó cantar a los ángeles, dirá su oficio litúrgico.

Por su parte, el presbítero Tigrio había sido esclavo de un noble que, viendo su piedad y laboriosidad, le dio la libertad. Ordenado presbítero, era conocido por su extrema caridad con los pobres. Cuando fue apresado, fue desnudado y flagelado en público al decir que no sabía nada del incendio, como era la verdad. Luego le estiraron de manos y pies en el potro. Así, descoyuntado, le enviaron a Mesopotamia, donde murió en la cárcel.

Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Volumen I. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

A 12 de anero además se celebra a  
San Martín de León, presbítero.
San Arcadio, mártir.

lunes, 31 de octubre de 2016

San Quintín, en aceite y sin cabeza.

Pregunta: En una vida de San Quintín leo que fue metido en aceite hirviendo y en otra que le cortaron la cabeza. Cual de las dos es real? Panamá.

Respuesta: Pues ambos martirios, y otros, son correctos, pues de San Quintín se lee que fue sometido a varios tormentos, incluido el de la caldera de aceite hirviendo, aunque no murió de ese:

San Quintín de Vermand, mártir. 31 de octubre.

Sus Actas, que son tardías, ficticias y de poco crédito, dicen que Quintín era compañero en la Galia de San Luciano de Beauvais (8 de enero), aunque nuestro santo predicó en Amiens, donde también predicaron y padecerían Santos Victorio, Fusciano y Gaciano (11 de diciembre). Allí estaba cuando supo de la persecución de Diocleciano y Maximiano. Era gobernador Rictovario (bajo él padecieron Santos Valerio y Rufino de Soissons (14 de junio y domingo posterior a Pentecostés, (traslación de las reliquias) y Santos Crispín y Crispiniano (25 de octubre). Apenas supo el tirano que Quintín estaba cerca, mandó apresarlo. 

Le interrogó sobre quien era y el santo le respondió: "Llevo el nombre de cristiano porque creo con el corazón y con la boca en la gloria de Cristo. Pero mis padres me dieron el nombre de Quintín". 

Rictovario: "¿De que familia eres?"

Quintín: "Soy ciudadano romano, hijo del senador Zeno."

R: "¿Cómo es que uno que proviene de una raza noble ha adoptado una superstición como la de adorar a aquel que fue crucificado por los judios?"

Q: "La más alta nobleza consiste en conocer a Dios y obedecer sus mandamientos."

R: "Quintín, sal de este engaño, y sacrifica a los dioses."

Q: "No voy a sacrificar a tus dioses, que no son sino demonios."

R: "Si no sacrificas, te haré pasar crueles tormentos."

Q: "Prometo por mi Señor y mi Dios que no cumpliré tus órdenes. En cuanto a tus amenazas, yo no les temo. Haz tu voluntad para con mi cuerpo, pues encomiendo mi alma a Cristo".

Y Rictiovario ordenó que fuera azotado. Hasta aquí, tenemos un interrogatorio y un relato formal, como tantísimos que habría, en los que los cristianos se identificaban como tales. Algunos permanecerían firmes y otros flaquearían. Pero las supuestas actas de Quintín incurren en diversos milagros y algunos para nada históricos tormentos. Mientras que la flagelación era llevada a cabo, algunos soldados quedaron paralíticos y otros eran incapaces de coordinar los movimientos, como si borrachos estuvieran. Rictiovario, sorprendido, mandó que Quintín fuera echado en la prisión, pero allí le liberó un ángel y Quintín se fue a la plaza central de Amiens, donde comenzó a predicar a Cristo, como siempre hacía. Los guardias que le custodiaban, viendo aquello, se convirtieron a la fe.

Mano de San Quintín, Vermand.
Rictiovario lo detuvo y mandó le metieran en un caldero de aceite hirviendo, de donde salió ileso, como San Juan Ante Portam Latinam (6 de mayo). Luego mandó el gobernador le llenaran la boca de cal, hiel y vinagre para que no pudiera seguir predicando, pero en esto también salió invicto el santo mártir. Luego le llevó encadenado a Augusta Vermanduorum, la actual Vermand. Allí le puso en un potro lleno de clavos manos, rodillas y dedos, pero el santo ante este doloroso tormento solo redobló su fe y valentía, y oró ante todos, logrando numerosas conversiones. Como vieron que no lograban reducirle, ordenó Rictiovario que fuera decapitado, y aún con tanto dolor en su cuerpo, caminó alegremente hacia el sitio de su martirio. En el momento de serle cortada la cabeza, una paloma blanca salió de su garganta y voló al cielo, convirtiendo a otros muchos. 

El cuerpo fue arrojado al río Somme y según la historia de las reliquias, estuvo 55 años en el río hasta que un ángel reveló a una viuda llamada Eusebia donde estaba el cuerpo del mártir. Ella lo recuperó y construyó una iglesia para guardarlo. Sería el origen de la posterior y bella iglesia de San Quintín. Allí en Vermand se hallan la mayoría de las reliquias del santo: cabeza, mandíbula, una mano, dientes y otros huesos. Otros se hallan dispersos por medio mundo. 


Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Octubre. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.

-"Vidas de los Santos". Tomo XII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 31 de octubre además se celebra a  
Santa Lucilla de Roma, mártir.   
Santos Estaquis, Amplias, y compañeros.

jueves, 6 de octubre de 2016

Santa Fe, llena de fe.

Santa Fe de Agen, virgen y mártir. 6 de octubre.

Iglesia de Santa Fe de Sélestat,
Francia.

Su culto está perfectamente documentado desde el siglo V, cuando el obispo San Dulcidio (17 de octubre) traslada sus reliquias. Pero sin embargo, su "historia" está mezclada con la leyenda, llena de lugares comunes a otras actas de mártires, portentos y demás datos irrelevantes. A grosso modo, su leyenda tardía narra que Fe era natural de Agen (otras versiones la hacen portuguesa) y desde niña fue educada en la fe cristiana, y creció con gracia, sabiduría y piedad. Imperando Diocleciano y Maximiano, se movió la persecución contra los cristianos y Daciano fue enviado a España y luego a la Galia, llegando a Agen, donde sabía que había una fuerte comunidad cristiana. Mandó apresar a la joven virgen Fe, que solo tenía 12 años, y esta encomendándose a Dios, fue por su propio pie al tribunal, acompañada de su hermana Alberta:

Daciano: Di tu nombre y si profesas la nueva religión.
Fe: Me llamo Fe, y la religión que profeso es la de Jesucristo, al que sirvo desde mi infancia, y a quien confieso ahora por Dios verdadero con toda la veneración que me es posible.
Daciano: Escucha mi consejo, noble virgen, para que puedas conservar la extraordinaria hermosura de tu juventud: deja la nueva religión de un hombre que fue crucificado por sus delitos, y sacrifica a Diana, que es la diosa protectora de tu sexo. Si lo haces yo te enriqueceré con grandes bienes.
Fe: Sé muy bien que todos los dioses son demonios; y sin embargo ¿quieres que les ofrezca sacrificio?
Daciano: ¿Cómo te atreves a decir que son demonios nuestros dioses? ¡O les ofreces sacrificios o disponte a padecer grandes tormentos!

No accedió a la idolatría la joven Fe y Daciano mandó a los verdugos que la tendieran sobre unas parrillas de hierro, y bajo ella se pusiera un fuego intenso. Hasta los mismos paganos quedaron espantados con aquel castigo y comentaban la injusticia que significaba. Y viendo la constancia de la virgen, dejaron la idolatría, confesaron a Cristo y alcanzaron el martirio. Además, había algunos cristianos ocultos, entre ellos el obispo San Caprasio (20 de octubre), que había huido de la persecución, pero se hallaba entre la multitud. Pidió a Dios le enviase una señal del cielo sobre la virtud de la mártir y de pronto vio bajar del cielo una paloma blanca que con sus alas neutralizaba el daño del potente fuego y que al mismo tiempo dejaba caer sobre Fe un rocío celestial que le impedía sentir dolor. Visto esto, Caprasio salió de su anonimato y confesó ser cristiano ante Daciano, que mandó le tendieran igualmente sobre el fuego. Y viendo Daciano que no lograba reducir a los dos santos, mandó les degollasen a los 3. Y con ellos padecieron los Santos Primo y Feliciano (6 de octubre), a los cuales no hay que confundir con los santos Primo y Feliciano de Roma (9 de junio).

Los cuerpos de todos fueron abandonados fuera de la ciudad, pero los cristianos los enterraron, guardando la memoria del sitio. Allí estuvieron pasada la paz de Constantino y más aún hasta que, como dije, Dulcidio los trasladó a la iglesia de Nuestra Señora, conocida en realidad como de Santa Fe. Lamentablemente la iglesia fue demolida en el siglo XIX (no la primitiva, sino las sucesivas). Allí se veneraban las reliquias de Santa Fe hasta que el siglo XI se las llevaron por la fuerza a Conques y en realidad es desde aquí desde donde se irradia el culto a la santa. 

Martirio de Santa Fe.
Iglesia de Sélestat, Francia.
El monasterio de San Pedro de Besalú, Cataluña, presume de tener los cuerpos de Santos Primo y Feliciano, a los que algunos escritores carmelitas hacen santos de su Orden. Por su parte, el monasterio de Vallés afirma haber trasladado el cuerpo de Santa Fe, pero ha de tratarse de otra santa del mismo nombre, o de reliquias falsas. Lo cierto es que hasta 1835, cuando se desamortizó el monasterio, se celebraba la fiesta de Santa Fe con gran esplendor.

Iconográficamente, es reseñable que Santa Fe es la única santa de la que se menciona el martirio de una parrilla, que ciertamente es falso, pues esta no se usó como instrumento de martirio durante la dominación romana. Igualmente llama la atención su relicario de Conques que en realidad representa a un niño, y que en origen debió ser un exvoto funerario a un niño noble. 

Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Octubre. R.P. JUAN CROISSET. S.J.
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.


A 6 de octubre además se celebra a
San Bruno, fundador.
Santa María Francisca de las Cinco Llagas, terciaria franciscana
San Ywi, monje diácono.

jueves, 9 de junio de 2016

Santos Primo y Feliciano de Roma.

Santos Primo y Feliciano, hermanos mártires. 9 de junio.

Estos dos hermanos eran naturales de Roma, de una familia de grandes bienes y riquezas, pero pagana. Se convirtieron a la fe de Cristo por la predicación del papa San Félix I (30 de diciembre), aunque no confesaron su fe públicamente para mejor dedicarse a socorrer a los pobres y perseguidos por Cristo con sus propias riquezas. Visitaban a los pobres y enfermos, a los cristianos presos, fortaleciéndoles en la fe. Esta actividad apostólica les delató como cristianos, pero por su alcurnia les dejaban pasar por alto mientras no se declarasen cristianos públicamente. 

Eso fue hasta finales del siglo III, cuando subió al trono Maximiano como co-emperador de Diocleciano. Resolvió este emperador exterminar a los cristianos, llenando de sangre y carnicería el imperio. Eran ancianos nuestros hermanos y llevaban treinta años dedicándose al auxilio de los cristianos cuando al fin vieron los sacerdotes de los ídolos la oportunidad de librarse de ambos, que a tantos paganos convertían. Así que comenzaron a propagar que los dioses no querían dar oráculos hasta que los cristianos Primo y Feliciano fuesen castigados por su impiedad o se les obligase a ofrecerles sacrificios.

Enterados los emperadores de estas "amenazas de los dioses", mandaron a prenderlos y cargados de cadenas los llevaron a su presencia y les inquirieron: "¿Sois vosotros, desdichados, los que profesáis públicamente una religión proscrita en todo el imperio, con el mayor desprecio de nuestros dioses? Preparaos para padecer los más espantosos tormentos, o y detestad vuestra obstinación, ofreciéndoles sacrificios". Primo, que ya tenía noventa años, respondió: "No hay otro verdadero Dios sino el Dios de los cristianos, ni otra verdadera religión que la nuestra, y por conservar nuestra fe estamos dispuestos a derramar toda nuestra sangre". Enfurecieron los emperadores y enviaron a los dos santos a la cárcel, pero apenas fueron encerrados, les vino a consolar un ángel que les liberó de las cadenas. Ambos hermanos se llenaron de Espíritu Santo y clamaron a Dios: "Bendito seas Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que te dignas consolar a tus siervos haciendo pedazos sus prisiones, como en otro tiempo lo hicisteis con San Pedro. Pues nos has hecho la misma gracia que hiciste al Apóstol en la prisión, concédenos también la misma constancia en los tormentos".

Enterados los paganos de lo que había ocurrido, atribuyeron el milagro a encantamientos, por lo que mandaron traer a su presencia a Primo y Feliciano, a los que intentaron comprar con promesas y amenazas. Como no cedieron, los enviaron a que los sayones les despedazaran con azotes y luego les hicieran cortes en la piel, y les despellejaran con tenazas. A tal cruel tormento respondieron los santos alabando a Dios, el cual le sanó milagrosamente de las heridas. Como nada podían hacer los emperadores, enviaron a los mártires a Promoto, el cruel gobernador de Nomento, para que se hiciera cargo y les arrancara un sacrificio a los dioses. Pero los dos atletas de la fe se negaron a obedecer ante este pagano, que les mandó azotar con correas terminadas de bolas de plomo. En medio de aquella verdadera lluvia de golpes los santos oraban: "Asístenos, Señor, única esperanza nuestra; líbranos por tu gloria del estado en que nos hallamos; júntese a vuestra bondad el interés de tu santo Nombre, para concedernos el perdón de nuestros pecados. Muestra  Señor, tu poder en la flaqueza de tus siervos, para que no nos insulten tus enemigos, preguntándonos dónde está el Dios de los cristianos, sino que vean tu gloria y majestad".

Viendo Promoto el valor y la alegría con que unidos defendían su fe, y hallándolos insensibles tanto a los tormentos como a las amenazas, los mandó separar con esperanza de conseguir así su intento más fácilmente. Estando a solas primero a Feliciano, le habló en tono afectuoso diciéndole: "Me admira que un hombre de tus años se obstine en querer morir en los tormentos, pudiendo pasar una vejez tranquila y sosegada. Sacrifica a los dioses inmortales, y yo te prometo el favor de los emperadores, y saldré fiador de tu fortuna". "Más me admiro yo" – replicó Feliciano – "que un hombre como tú tenga por dioses los engaños, pues mentira es la pluralidad de dioses. Aunque eres todavía joven, por mucho que vivas será un puñado de años toda tu vida, trata de asegurarte una dichosa eternidad, renunciando tus paganas supersticiones, porque no hay salvación sino en la religión cristiana: hazte cristiano si quieres ser feliz".

Irritó al gobernador aquella tan respuesta; y dio orden para que en el mismo calabozo fuese clavado en un madero, dejándole así por tres días, esperando de que le tanto dolor le haría perder la fe. Después hizo venir a su presencia a Primo y le dijo que su hermano Feliciano había reconocido finalmente que la religión cristiana era un tejido de mentiras sostenidas por artes diabólicas. Añadió que había sacrificado a Júpiter y a Hércules, y que se hallaba colmado de gracias y beneficios con que le habían honrado los emperadores. Pero a Primo un ángel le había revelado la verdad de lo ocurrido a Feliciano, por lo que constestó a Promoto: "Me sorprende la serenidad con que mientes; sé muy bien la constancia con que mi hermano toleró los más crueles tormentos, y no ignoro las celestiales indecibles dulzuras con que Dios le está consolando en este mismo momento, y espero en su bondad que me concederá la gracia de que yo no le sea menos fiel". Enfurecido Promoto al oír aquello clamó: "Tú sacrificarás a Júpiter o sufrirás lo que hasta ahora ningún mortal ha sufrido". Replicó Primo: "Yo solo sacrifico al verdadero Dios, y no a vuestro Júpiter, a quien tus mismas fábulas nos lo representan como el hombre más perverso de todos los mortales. Y por lo que respecta a tus suplicios, veremos quién se cansa primero, tú de atormentarme, o yo de padecer".

Mandó el tirano que le moliesen a palos, y que le aplicasen hachas encendidas a los golpes y llagas. En este cruel tormento levantó el santo los ojos al cielo y exclamó: "Me probaste, oh Dios, como se prueba la plata con el fuego y tus enemigos se glorían de que me han de quitar la vida, pero estoy vivo a su pesar, y publicaré tus maravillas. Eternamente seas bendito, Salvador mío Jesucristo, porque por tu poder, no siento dolor en medio de los mayores tormentos". Queriendo Promoto impedirle que cantase las alabanzas del Señor, le mandó echar en la boca plomo derretido a vista de su hermano Feliciano, a quien había mandado ya le desclavasen del madero. Se tragó el Santo aquel plomo derretido como si fuera un vaso de agua y volviéndose al gobernador, dijo: "Reconoce ya, por el milagro que acabas de ver la virtud omnipotente de mi Señor Jesucristo, y confiesa tu flaqueza en medio de tu misma crueldad: la presencia de mi hermano Feliciano confunde la mentira de que te valiste para combatir mi fe. ¿Será posible que tantos testimonios juntos no basten para que abras los ojos, y para que despiertes del letargo en que te tienen sumergido tus supersticiones?"

Decapitación de los hermanos.
No queriendo Promoto oír más a los dos santos mártires, ordenó que los llevasen al circo y expusiesen a las fieras. Acudió a este espectáculo toda la ciudad. Una vez dispuesto todo, echaron al anfiteatro dos leones furiosos, que al acercarse a los dos hermanos abrazados, se echaron a sus pies como dos corderos. Echaron después dos osos aún mucho más furiosos, pero estos animales hicieron lo mismo que los leones. Asombrado el pueblo ante aquel prodigio, muchos comenzaron a gritar que no había otro verdadero Dios sino el Dios de los cristianos, convirtiéndose en el instante 1500 paganos. Ofendido  Promoto con la conversión de tanta gente, y viéndose vencido por los santos hermanos, mandó les cortaran la cabeza. Así que con la santa impaciencia de ver a Dios, alcanzaron ambos santos la palma del martirio a 9 de junio de 287 (305 según otras versiones). Feliciano tenía noventa años, y Primo no era menos anciano. Los santos cuerpos fueron expuestos en el campo para que los comiesen los perros y los cuervos; pero los cristianos de Nomento los retiraron antes, y les dieron sepultura en el mismo lugar donde con la paz de San Constantino (21 de mayo) se edificó una iglesia dedicada a su memoria. En 645 el papa Teodoro I trasladó las reliquias a la iglesia de San Estaban de Monte Celio, Roma. 

Aunque las Actas son tardías y ficticias, con sus apologías de la fe, oraciones compuestas y tormentos indecibles, su culto está atestiguado ya en el siglo IV, en el sacramentario gelasiano. Probablemente se trate de dos mártires de distintos momentos, pero venerados en el mismo sitio a los que las Actas, escritas probablemente a raíz de la traslación, hacen hermanos carnales.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Junio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1862. 


A 9 de junio ademas se celebra la  
Beata Diana de Andallo, virgen dominica.
Santa Pelagia, virgen y mártir.

jueves, 28 de abril de 2016

San Patricio y el "jacuzzi" de Esculapio

Santos Patricio de Prusa, obispo y sus compañeros Acacio, Menandro y Polieno, presbíteros; mártires. 28 de abril y 19 de mayo, Iglesias Ortodoxas Griegas.

Sus Actas dicen que era obispo de Prusa, Bitinia en el año 100. Esta ciudad tenía unas aguas termales muy conocidas, donde se veneraba al dios Esculapio, al que los paganos atribuían las curaciones que en los manantiales ocurrían. Julio, procónsul de Bitinia, estando de paso en Prusa, probó los baños calientes, de los que salió fresco, vigoroso, y con buena salud. Considerándose en deuda con Esculapio, decidió que el mejor sacrificio que podía ofrecer a su dios sería obligar al obispo de los cristianos a adorarle. Algunas versiones erróneas dicen que la idea fue sacrificarle al obispo, pero eso es absurdo, siendo los sacrificios humanos algo tan ajeno a las religiones grecorromanas. No leemos algo parecido en ningún acta martirial, veraz o falsa, pues los dioses de dicho panteón no exigían humanos en ofrenda. Pues eso, que fueron capturados Patricio y tres de sus presbíteros, Acacio, Menandro y Polieno. Cuando estuvieron frente al procónsul, este dijo: 

Julio: Tú, que te dejas llevar por historias vanas, niega si es posible el poder de nuestros dioses y su cuidado providencial sobre nosotros, concediéndonos estas aguas minerales, dotadas por ellos con virtudes saludables. Por ello, insisto en que sacrifiques a Esculapio, con el fin de evitar ser duramente atormentado si no cumples.

Patricio: ¡Cuántas cosas malvadas están contenidas en las pocas palabras que has pronunciado!

Julio: ¿Qué maldad se puede descubrir en mi discurso? ¿No son las curas diarias, provocadas por estas aguas, claras y evidentes? ¿No lo he experimentado yo?

Patricio entonces predicó al procónsul, y no negó las virtudes saludables de las aguas, ni los curas realizadas en los cuerpos, sino que trató de convencer al gobernador, y un numeroso público de que estas aguas, y todas los demás cosas del mundo, habían recibido su ser y perfección Único Dios verdadero, y de su Hijo Jesucristo. Mientras daba sus razones, fue interrumpido por el procónsul, que gritó: 

Julio: ¿Pretendes decir que Cristo hizo estas aguas, y les dio su virtud?

Patricio: Sí; sin lugar a dudas, lo hizo

Julio: Si yo te meto en estas aguas para castigarte por su desprecio de los dioses, ¿imaginas que tu Cristo, a quien supones hacedor de ellas, preservará tu vida en medio de ellas?

Patricio: No desprecio a tus dioses, porque nadie puede despreciar lo que no existe. Puedes estar convencido de que Jesucristo puede preservar tan fácilmente mi vida, cuando me metas en estas aguas, como puede permitirse tomarla para sí. Todo lo que se refiere a mí es perfectamente conocido por Él, ya que está presente en todas partes. No cae un pájaro al suelo, ni un cabello de las cabezas, sino por su buena voluntad y placer. Esto lo tendrías que considerar como un oráculo de la verdad misma, ya que un castigo eterno en el infierno espera a todos los que, como tú, adoran ídolos.

Estas palabras, claro está, enfurecieron al procónsul, que mandó metiera al santo obispo en las aguas hirvientes. Mientras lo lanzaban, Patricio oró: "Señor Jesucristo, ayuda a tu siervo". Varios de los guardias que le sujetaban se quemaron con el agua, pero no ocurría lo mismo con nuestro mártir, que continuó metido en ella un tiempo considerable sin sentir el más mínimo dolor, como si no fuera aquello más que un baño templado agradable. El procónsul, enfurecido, ordenó le sacaran y decapitaran. Después encomendar su alma a Dios con una breve oración, Patricio se arrodilló, y le fue cortada la cabeza, de acuerdo con la sentencia. Los fieles que estaban presentes en la ejecución tomaron su cuerpo y le enterraron cerca del camino de la ciudad. Su martirio ocurrió el 19 de mayo del año 100. Sus presbíteros fueron decapitados tras él.

Menologios antiguos, como el "Chronicon" recogen su "passio", en el apartado "Patricii Episcopi Prusæ. Respuesta ad Judicem". Los martirologios orientales le ponen a 19 de mayo, pero los occidentales, como el romano, lo hacen a 28 de abril, tal vez por una conmemoración de traslación de reliquias a una iglesia que tuvo dedicada en Constantinopla. También tiene mención a 10 de junio entre los Santos Obispos de Prusa, como los santos Alejandro, Jorge y Timoteo. En las iglesias orientales se solicita su intercesión para superar las bajas y "calurosas" pasiones.


Fuente:
-"The lives of the fathers, martyrs, and other principal saints". Volume IV. REV. ALBAN BUTLER. Londres, 1821.
-"Las verdaderas actas de los martires" Tomo Tercero. TEODORICO RUINART. Madrid, 1776.


A 28 de abril además se celebra a

jueves, 25 de febrero de 2016

Los Mártires de Dióspolis.

Santos Victorino y compañeros mártires. 25 de febrero.




Victorino, Víctor, Nicéforo, Claudiano, Dióscoro, Serapión, y Papías vivían en Dióspolis de Egipto, donde en 284 les alcanzó la persecución, reinando Numeriano. Fueron llevados ante el gobernador Sabino en cual les interrogó y ordenó que sacrificaran a los dioses. Como se negaron, Sabino mandó fueran extendidos sobre el potro y luego flagelados. A Victorino, además, le pusieron la cabeza bajo un bloque de mármol, que poco a poco le iba comprimiendo. Mientras, Sabino le gritaba: "salva tu vida, Victorino, renuncia a tu dios". Pero como se mantenía firme, la dejaron caer y le aplastaron la cabeza. Sabino amenazó a Víctor con la misma muerte, pero este, mientras señalaba la sangre y los sesos esparcidos de su compañero, dijo: "¡Mi salvación y mi verdadera alegría me esperan ahí!". E igualmente fue aplastada su cabeza por la piedra. Nicéforo, impaciente porque no le llevaban a la muerte, se puso él mismo bajo la piedra, muriendo aplastado igualmente. 

Como aún quedaban los otros por atormentar, Sabino ordenó que a Claudiano le fueran cortados pies, manos, brazos, piernas y muslos en pedazos, y que los trozos fueran esparcidos entre los demás, para atemorizarles. Fue aserrado y aún vivía cuando Sabino dijo a sus compañeros: "Si prefieren escapar este a castigo, sacrifiquen y no les obligaré a sufrir". Pero ellos respondieron a una voz: "Tu oferta nos hace sufrir un dolor más insoportable que los que puedas concebir, pues nunca romperemos nuestra fidelidad a Dios, ni negaremos a Jesucristo, nuestro Salvador, porque él es nuestro Dios, de quien obtenemos nuestro ser, y a quien solo aspiramos". Entonces Sabino ordenó que Dióscoro fuera quemado a fuego lento, que Serapión fuera colgado por los talones, rasgado y decapitado. A Papías mandó le colgasen una piedra en el cuello y lo lanzaran al mar. Era el 25 de febrero de 284. 

Los martirologios occidentales recogen su memoria a 25 de febrero, aunque los griegos lo hacen a 24 del mismo mes, junto a otros mártires y en Corinto, no en Egipto. Además, los mencionan a 31 de enero y 5 de abril, haciéndolos padecer en Nicomedia. A 10 de marzo los traen los menologios rusos, acompañando a San Leónidas. El martirologio pseudojenonimiano los pone igualmente a 24 de febrero, como ciudadanos de Corinto y siendo martirizados en la persecución de Diocleciano, por el procónsul Tercio, en 249. Lo más probable es que formen parte de un solo grupo de mártires cuyas actas se repartieron en estas iglesias, y con el tiempo las copias fueron añadiendo o quitando detalles. Los Bollandistas reunieron todas estas copias y los distintos fragmentos de las "passio", considerándolas auténticas, poniéndoles 25 de febrero.



Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.



A 25 de febrero además se celebra a





miércoles, 17 de febrero de 2016

A los cerdos, ni una perla.

San Policronio, obispo y mártir. 17 de febrero y 12 de abril.

Sus actas, que se consideran genuinas, no están completas, pero permiten un acercamiento a su testimonio. Todos los martirologios antiguos recogen su nombre, solo, a 17 de febrero, o entre otros mártires, a 12 de abril. Las actas nos cuentan que comenzada la persecución bajo el emperador Decio, este dejó a Galba como regente en Roma y se lanzó a la campaña de Persia, logrando conquistar varias ciudades, persiguiendo a los cristianos, acto seguido. Tomada Babilonia, mandó llamar al obispo Policronio, al que acompañaron los presbíteros Pármenas, Elimas, Crisótelo, y los diáconos Lucas y Mucio. Cuando los tuvo delante, Decio mandó que sacrificaran a los dioses, con la intención de que los cristianos siguieran a su líder en la apostasía. Policronio respondió a Decio: "Nosotros ofrecemos sacrificios al Señor Jesucristo, y no nos someteremos a los demonios o a ídolos hechos por manos humanas". Y Decio les mandó a la cárcel.

Entretanto, el emperador para agradecer su victoria en Babilonia, mandó hacer una estatua de yeso del dios Saturno, la que mandó dorar. Cuando estuvo lista, fue puesta en público y muchos la adoraron. Mandó llamar Decio a Policronio y su clero, y le ordenó sacrificaran al dios, pero se negaron. Decio dijo: "Tú eres sacrílego, Policronio, pues no guardas los mandamientos de los dioses del emperador", como callaba, se dirigió a Pármenas diciéndole: "Tu jefe calla", a lo que Pármenas replicó: "Nuestro jefe no va a contaminar su boca; pues guarda el mandato de Nuestro Señor, que mandó no tirar sus perlas a los cerdos. ¿Consideras acaso correcto que lo que antes se ha purificado, debe ser contaminado con excrementos?" Decio, por supuesto, respondió airado: "Ah, ¿es que soy yo estiércol, lo soy?" Y mandó le cortaran la lengua a Policronio, el cual permaneció impávido. Luego de esto, Pármenas clamó: "Oh padre bendito Policronio, ruega por mí, porque veo que el Espíritu Santo te inunda, por él abres tu boca y esta destila miel". Decio insistió: "Policronio, sacrifica a los dioses", pero el obispo no se movió. Entonces Decio mandó le apedrearan, especialmente en la boca. Mientras, el santo levantó los ojos al cielo, abrió los brazos y recibiendo la lluvia de piedras, expiró.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.



A 17 de febrero además se celebra  





Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...