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viernes, 8 de enero de 2021

San Luciano Mártir.

Santos Luciano, Maximiano y Juliano de Beauvais, mártires. 8 de enero, 3 de junio (Iglesias Orientales), 15 de septiembre (traslación de las reliquias), 16 de octubre (dedicación de su iglesia en Beuvais) y 21 de octubre.

Luciano formó parte de la primera generación de evangelizadores de la Galia, enviada probablemente en tiempos del papa San Fabián (20 de enero), pero la leyenda, ya sabemos, le quiere en el siglo I y discípulo directos de los apóstoles. 

Su "vita", de escaso valor histórico, pues fue escrita en el siglo IX, abunda en datos ya conocidos y repetidos hasta la saciedad: envío por San Pedro, milagros en el camino, idas y venidas... En resumen, cuenta que Luciano, junto a los dos primeros discípulos que hizo en Beauvais, llamados Maximiano y Juliano, padecieron innumerables tormentos, hasta ser decapitados. Entonces Luciano tomó su cabeza del suelo y caminó hasta el sitio donde quería ser sepultado, en Canneville, y donde luego de la paz se levantó una iglesia en su memoria. Mas la leyenda dice que esta iglesia fue levantada por San Rieul (30 de marzo), quien no llegó a tiempo para consagrarle obispo, como era su intención. Además, la leyenda de Santa Romana (3 de octubre), le menciona a San Luciano como su mentor en la fe. También la leyenda de San Quintín (31 de octubre) hace a este santo compañero suyo.

Por ello le hallamos entre los "Santos Cefalóforos" y los "Santos en la Máquina del Tiempo".


Fuente:
-Vidas de los Santos. Tomo I. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

A 8 de enero además se recuerda a:

San Alberto de Cashel,
obispo
.
San Pedro Tomás,
obispo carmelita
.
Santa Peggy, virgen.
















jueves, 22 de febrero de 2018

San Mauricio, el gran mártir de Apamea.

Santos Mauricio y Fotino de Apamea, y 70 compañeros mártires. 22 de febrero.

Invención de las reliquias
de los santos mártires.
Todos eran soldados del emperador Maximiano, siendo Mauricio su General. En 305 estaban destinados a la ciudad siria de Apamea cuando estalló la persecución contra los cristianos, y allí llegaron los escrutadores imperiales averiguando sobre quienes eran cristianos. Fueron informados que Mauricio no solo era cristiano, sino que además, constantemente convertía a otros a la fe de Cristo.

Fueron llamados todos los soldados a sacrificar a los dioses, y nuestros santos se negaron a hacerlo. Entonces fueron arrestados y torturados con el fuego, la flagelación o el desgarramiento para que apostataran. Fotino, el hijo menor de Mauricio fue decapitado delante de su padre para lograr que este se doblegara, pero Mauricio no hizo sino confesar más firmemente su fe. Al final, todos fueron embadurnados con miel y arrojados a un pantano para que los insectos se los comieran. Algunos agonizaron durante días hasta expirar.

Las reliquias de Mauricio, Fotino y los demás fueron inventadas en el siglo VIII.


A 22 de febrero además se celebra a


La Cátedra
de San Pedro
.
Bta Juana M. Bonomo,
abadesa benedictina.
Bto Mahomed Abdalá,
converso y mercedario
.






viernes, 7 de abril de 2017

No como Cristo, pero sí por Cristo.

San Calíopo, mártir. 7 de abril.

Fue Calíopo originario de Pérgamo, en Panfilia. Quedó huérfano de padre, y junto a su madre viuda, llamada Theoclia, adoptaron la fe cristiana. En 303, imperando Diocleciano y Maximiano, cuando se inició otra persecución contra los cristianos, Theoclia embarcó a su hijo adolescente en un navío con esclavos y bienes hacia un lugar seguro, donde no llegaran los edictos del emperador. Pero el barco no fue muy lejos, pues al hacer escala en Pompeiopolis, el joven Calíopo no pudo contenerse ante unos que blasfemaban de Cristo e hizo apología de este. Fue apresado y llevado ante el prefecto Máximo, que intentó primero convencerle para que abandonara la fe de Cristo. Para ello le ofreció un matrimonio ventajoso, pues se había informado de que era un joven rico. Calíopo respondió: "Sobre casarme, no puedo hacerlo sin consultar primero a mi madre. Pero sobre renunciar a Cristo, eso está fuera de discusión. No lo haré". Máximo entonces le mandó azotar con plomos, y como vio que no le reducía, mandó le pusieran en la rueda. Como nada lograba el prefecto, finalmente ordenó que fuera tendido al fuego lento. Pero nada, Calíopo no renegó de Cristo, por lo que al final del día fue echado a la cárcel. 

Algunos esclavos que habían huido a Pérgamo contaron a Theoclia lo que había ocurrido con su hijo y esta de inmediato se fue a verle. Lo halló en la cárcel desfigurado y a punto de expirar. Cuando ella le abrazó, Calíopo le dijo: "Bienvenida, madre, porque eres testigo de los sufrimientos de Cristo", a lo que ella contestó: "Bendita soy, y bendito es el fruto de mi vientre, que consagré a Cristo, como Ana consagró a Samuel en la antigüedad". Al día siguiente los soldados llevaron a Calíopo ante Máximo, el cual volvió a intentar convencer al joven a renunciar a su fe, pero igualmente le halló firme. Entonces mandó fuese crucificado, y para mayor escarnio, que lo fuera el viernes siguiente, que sería Viernes Santo. Theoclia sobornó a los soldados para que no le hicieran morir como Cristo, por lo cual fue crucificado cabeza abajo, y así expiró. Cuando llegó la noche, Theoclia descolgó a su hijo, y abrazándolo, expiró ella también.

La existencia de este mártir se puso en duda durante tiempo, porque sus actas estaban llenas de interpolaciones piadosas y tardías, que tienen intenciones catequéticas sobre el martirio y la significación de este como real seguimiento de Cristo, expresando en los detalles. Los Bollandistas las incluyen en su obra, aunque con esta salvedad, y recogen otras versiones de la misma. Sin embargo, en el siglo XIX se encontró un manuscrito griego anterior a todos y mucho más escueto, que autentificaba el culto y la existencia del mártir, dando testimonios de su veneración. Baronio le incluyó en el martirologio romano a 7 de abril, siguiendo a los griegos, que calculan la Pasión del Señor a 7 de abril, no a 25 de marzo, como en Occidente.


Fuente:
-"Acta Sanctorum". Volumen XI. Bollandistas.
-"Vidas de los Santos". Tomo IV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 7 de abril además se celebra a






lunes, 16 de enero de 2017

Del este y oeste, del norte y del sur hacia al cielo.

San Pablo y 36 compañeros mártires de Egipto. 16 de enero.

Sobre este grupo de mártires, aunque algunos martirologios les llaman "soldados", hay que creer que ciertamente lo fueron, pero "soldados de Cristo", y no de la milicia. Según las Actas, que tienen mucho de sinceras, 37 hombres originarios de varias zonas de Egipto e inspirados por el Espíritu Santo se dividieron en cuatro grupos y se fueron se lanzaron a misionar por el país, a finales del siglo III, imperando Diocleciano y Maximiano. El cabeza de todos era Pablo, tal vez presbítero, no sabemos. A Oriente fueron este Pablo, Pansio: Dionisio, Tonio, Horpesio, Horo, Dionisio (otro), Ammonio, Besamon, y Agato. A sur fueron Recumbo, Bástamo, Sármato, Proteo, Orion, Coluto, Dídimo, Plesio y Arato. Rumbo al norte tomaron Teonas, Hipeas, Romano, Saturnino, Pinucio, Bastamon, Serapión, Papías, y Pantera. Y en Occidente misionaban Papías (otro), Dióscoro, Heron, Potamon, Petecio, Ecomeno, Zótico, Ciriaco, y Besamon.

Predicaban al pueblo diciéndole: "Consoláos, amados hermanos nuestros, si las verdades que os anunciamos, os han sido desconocidas hasta aquí: la ignorancia no es pecado sino cuando se ignora lo que no se puede ignorar. Ahora que os hemos descubierto vuestros errores, y que los habéis renunciado, lloremos todos juntos la ceguedad de nuestros padres: ¡en qué espesas tinieblas han andado!, ¡qué larga cadena de desvaríos!, ¡en qué precipicios no los han hecho caer antes que el Hijo de Dios dejase el seno de su Padre! Pero, en fin, no queriendo el Padre detener más a su Hijo, permitióle bajar del cielo a la tierra, y vestirse de nuestra naturaleza. Teniendo el Hijo este permiso, se dio prisa a bajar, y a hacerse hombre. Comenzó predicando las grandezas de su Padre: después predicó sus propias grandezas, su divinidad, su filiación, confirmando por sus acciones lo que los Profetas habían predicho de él, y autorizando al mismo tiempo sus acciones por el testimonio de los Profetas, que nada dijeron ni escribieron sino lo que su espíritu les había dictado. Porque antes que viniese él mismo a enseñar su doctrina y promulgar su Ley, había enseñado esta misma doctrina, y dado esta misma Ley por sus Profetas".

Sabiendo de esta misión tan grande, Cultiano, Gobernador de Egipto, mandó soldados por todo el país para que los apresaran. Cuando los habían capturado, los llevaron a todos ante el Gobernador. Este intentó primero hacerles sacrificar con halagos y promesas, y como no surtían efecto, entonces pasó a las amenazas. Tomó la palabra Pablo y dijo: "Nosotros sabemos ciertamente que vale más morir, que dar adoración a las piedras y a los leños, así que no tengas compasión de nosotros". Entonces el juez pronunció sentencia de muerte para todos, siendo quemados vivos los que predicaban al oriente y al norte, y decapitados los que misionaron en occidente y sur.


Fuente:
-"Las Verdaderas actas de los Mártires". Tomo III. T. RUINART. Madrid, 1776.


A 16 de enero además se celebra a 
San Cosme el Meloda, obispo
San Jacobo de Tarantasia, obispo.

sábado, 7 de enero de 2017

Yo el altar, vosotros el templo.

San Luciano de Antioquía, presbítero y mártir. 7 de enero y 15 de octubre (Iglesias Griegas).

Nació Luciano nació en Samosata de Siria, en una familia cristiana que le enseñó la fe y el amor a las letras. A los 12 años quedó huérfano y Luciano dejó sus bienes a los pobres y se unió al presbítero Macario, en Edesa. Este presbítero continuó formándole en la fe y la Sagrada Escritura. A una fecha incierta, pero cerca de los 15 años fue ordenado presbítero. Uno de los aportes principales de Luciano fue la apertura de su escuela antioquena para la traducción, estudio y predicación de las Escrituras. Él tradujo las copias existentes en hebreo al griego. Y con tanta erudición y acierto, que fueron las usadas posteriormente por San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) en su famosa traducción de "La Vulgata".

La polémica rodea su figura por alguna tendencia subordinacionista en su teología trinitaria. El subordinacionismo planteaba que Cristo, aunque Dios, en algún grado tenía una realidad algo inferior y subordinada al Padre. Y el Espíritu Santo, lo mismo en cuanto a Cristo. Es una postura herética y en consonancia con el arrianismo, pero que él en realidad no compartió, sino que permaneció católico. El problema fue posterior, porque fue Arrio uno de sus discípulos, y muchos de sus otros alumnos tomaron partido por el arrianismo. Por ello San Alejandro de Alejandría (26 de febrero) y San Epifanio (12 de mayo) considerarían a Luciano el verdadero padre del arrianismo, movidos por lo que los mismos arrianos decían, que en Luciano hallaban su maestro. Pero el gran martillo de los arrianos, San Atanasio (2 de mayo), le exonera de semejante "paternidad" y nunca le llama hereje, ni le cita como autor de tal herejía. Tampoco lo hará San Juan Crisóstomo, sino todo lo contrario, como más adelante leeréis. Ciertamente estuvo Luciano excluido de la comunión con la Iglesia, pero por la condena y deposición del herético Patriarca de Antioquía Pablo de Samosata, cuyos seguidores le condenaron a su vez a Luciano. Pero hecha la paz, en 285 volvió a la comunión eclesial.

En la persecusión de Maximiano, Luciano fue escondido por algunos de sus discípulos, pero un presbítero hereje sabeliano delató su escondite y el santo fue arrestado y llevado a Nicomedia, donde fue sometido a la tortura del potro, dislocándole los huesos para que renunciase a Cristo. Al mismo tiempo le laceraban la espalda y los costados. Al ver que no se lograba nada con el tormento, le arrojaron a una celda, colmado de dolores. Estuvo allí 14 días padeciendo de hambre, aunque para tentarle le pusieron comida de la ofrecida a los dioses, que ni osó mirar. Al acercarse la solemne fiesta de la Epifanía del Señor manifestó a sus hermanos de cautiverio cuanto le gustaría celebrar y recibir la Eucaristía. Era difícil, pues ni siquiera podía ponerse en pie, ni había altar. Pero Luciano les dijo: "Mi pecho será la mesa, que creo que no será menos estimado de Dios que uno de material inanimado. Y vosotros seréis el templo santo, estando a mi alrededor". Y allí, sobre el pecho del mártir de Cristo, se celebró la Eucaristía, con los símbolos sagrados de pan y vino. Pronunciaron la acción de gracias y fueron fortificados con el Pan de los Ángeles.

Martirio de San Luciano.
El 7 de enero fueron los soldados enviados por Maximiano, para ver si todavía vivía y arrancarle una confesión de apostasía. Pero Luciano les dijo varias veces "yo soy cristiano", y murió dulcemente, en el año 312. El cuerpo fue arrojado al mar, pero 15 días después algunos discípulos suyos le hallaron en la playa. Por un error con una leyenda parecida, se forjó su propia leyenda de que un delfín había sacado el cuerpo del agua, pero en las versiones antiguas no hallamos semejante dato, sino hasta la versión de San Simeón Metafrastes (27 de septiembre y 28 de noviembre, Iglesias Griegas).

San Jerónimo le menciona con emoción y San Juan Crisóstomo le dedicó un bello panegírico celebrando su memoria el 7 de enero de 387, del que extraigo unos fragmentos:
"Quien recibe a un profeta en nombre del profeta recibirá el premio del profeta; y el que recibe al justo en nombre del justo, recibirá el pago del justo, así el que recibe al mártir en nombre del mártir, recibirá el premio del mártir. Y recibir al mártir es acudir a la conmemoración del mártir, es participar en la narración de sus combates, es alabar sus hechos, imitar sus virtudes, comunicar con otros la valentía de él. Estos son los regalos de huéspedes que hacen los mártires: ¡eso es recibir a estos santos, como vosotros lo habéis hecho en este día! 

Ayer nuestro Señor fue bautizado con agua, hoy su siervo es bautizado con sangre; ayer se abrieron las. puertas de los cielos, hoy las puertas del infierno han sido conculcadas. Y no os admiréis de que yo haya llamado bautismo al martirio, porque también aquí revolotea el Espíritu Santo con grande abundancia, y hay perdón de los pecados, y se obra una purificación admirable e increíble en el alma. A la manera que los bautizados se lavan con el agua, así los mártires con su propia sangre. Como sucedió también en este mártir. (…)

Cuando el demonio malvado observó que el mártir no se entregaba, ni a pesar de tan grande apretura y estrechez, llevó la prueba a un mayor extremo. Porque, habiendo tomado de las carnes ofrecidas a los ídolos, y habiendo colmado de ellas una mesa, procuró que la pusieran delante de los ojos del mártir, a fin de que la facilidad del manjar ya preparado y a la mano, disipara la firmeza de su fervor. Porque no se nos coge de la misma manera cuando no están a la vista los alicientes, como cuando están delante de los ojos. Del mismo modo que cualquiera sin duda vencería con mayor facilidad la concupiscencia de las mujeres no mirando a una mujer de bellas formas, que fijando constantemente en ella sus miradas. Pero aquel varón justo venció también en esta emboscada; y aquello que el demonio había creído que vencería su varonil firmeza, eso precisamente la acució más y la urgió para la batalla. Porque no solamente no recibió daño alguno de la vista de las carnes ofrecidas a los ídolos, sino que con mayor fuerza aún las apartó y las aborreció.

Una vez que el malvado demonio vio que nada adelantaba, lleva de nuevo al mártir al tribunal y lo sujeta a tormento y lo acosa con preguntas continuadas. Pero él, a cada una de sus persuasiones respondía solamente: '¡Soy cristiano!' Y como el verdugo le instara: '¿De qué patria eres?', respondió: '¡Soy cristiano'. Le preguntó de nuevo: '¿Qué arte ejerces?' Y él le contestó: '¡Soy cristiano!' '¿Cuáles son tus antepasados?' Y a todo respondía: '¡Soy cristiano!' Y con solas estas sencillas palabras quebrantaba la cabeza del demonio y le causaba heridas que se sucedían unas a otras. Y eso que el mártir había sido educado en las disciplinas seculares. Pero sabía perfectamente que en semejantes certámenes, no es útil la retórica, sino que lo necesario es la fe. No hay necesidad de agudos argumentos sino de un alma amante de Dios. ¡'Basta - decía - con una sola palabra, para poner en fuga a toda una falange de demonios!'

A quienes no examinan cuidadosamente, les parecerá esta contestación algo inconsecuente. Pero si alguno clava en ella su pensamiento, por ella misma conocerá la prudencia del mártir. Porque quien dice: '¡Soy cristiano!', con eso ha manifestado ya su patria, su linaje, su profesión y todo. ¿Cómo? ¡Yo lo voy a declarar! Porque el cristiano no tiene ciudad sobre la tierra, sino que su ciudad es la Jerusalén de allá arriba. Porque aquella Jerusalén que está allá arriba, dice el apóstol, es libre y ella es nuestra madre. El cristiano no tiene profesión de arte alguna terrena, sino que pertenece a la conversación de allá arriba, porque nuestra conversación, dice el apóstol, está en los cielos. El cristiano tiene por parientes y conciudadanos a todos los santos. Porque somos, dice el mismo apóstol, conciudadanos y domésticos de Dios. Así pues, el mártir con sola aquella palabra declaró quién era y de dónde y de quiénes y qué solía practicar, con toda exactitud. Y con esa palabra en los labios terminó su vida, y se marchó llevando a salvo el depósito de la fe en Cristo, y dejó a los postreros una exhortación con sus sufrimientos, a fin de que se mantengan firmes, y nada teman sino el ir a negar a Cristo y caer en pecado.
Por nuestra parte, una vez que hemos conocido tales cosas, en el tiempo de la paz preparémonos para la guerra; a fin de que cuando sobrevenga la guerra también nosotros levantemos un brillante trofeo. Despreció aquél el hambre, despreciemos nosotros el placer y destruyamos la tiranía del vientre, a fin de que si acaso sobreviene alguna ocasión que exija de nosotros firmeza, aparezcamos resplandecientes en el momento de la lucha, por habernos ejercitado previamente en las cosas pequeñas. Delante de los reyes y príncipes usó aquél de toda franqueza, hagámoslo también ahora nosotros; y si acaso nos encontráremos sentados en las reuniones de los varones ilustres y de los helenos abundantes en riquezas, confesemos ahí con toda franqueza nuestra fe y despreciemos los errores de ellos. Y si intentaren engrandecer y ponderarnos sus cosas y empequeñecer y deshacer las nuestras, no callemos, no llevemos el apocamiento hasta eso, sino que, descubriendo con grande sabiduría y franqueza de palabra sus prácticas vergonzosas, alabemos las de los cristianos. Y a la manera que el emperador ostenta en la cabeza su corona, así nosotros llevemos por todas partes la confesión de nuestra fe. Porque no le adorna tanto a él su corona en la cabeza, como a nosotros la confesión de nuestra fe".



Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Volumen I. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916 
-http://full-of-grace-and-truth.blogspot.com/2010/04/st-loukianos-lucian-hieromartyr-of.html
-http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/pt/ffa.htm#b4



A 7 de enero además se celebra a Santa Sigrid de Thouars, virgen.

sábado, 3 de diciembre de 2016

La injusticia, ni permitirla ni escribirla.

San Casiano de Tánger, mártir. 3 de diciembre.

Santos Marcelo y Casiano.
Son las "Actas de los Mártires" obras de interés para los hagiógrafos y cualquiera que se apasione por las vidas y leyendas de los santos. Sabido es que no son obras de rigurosa veracidad, históricamente hablando, pero sí que aportan luces sobre cultos y patronatos, martirios y leyendas. Como leímos de Santos Bonoso y Maximiano (21 de agosto), el hagiógrafo Ruinart se dedicó (loado sea por ello) a rescatarlas del olvido, purgándolas y contrastando las versiones para entregarnos lo que él creía eran las “Sinceras Actas de los Mártires”. Por una ocasión, transcribiré una tal cual él nos la entrega, solo haciendo alguna actualización de la ortografía:

"MARTIRIO DE SAN CASIANO DE LA CIUDAD DE TÁNGER.
Sacado de un Manuscrito de la Biblioteca de M. Colbert.

Año de Jesucristo 298, en el imperio de Diocleciano, y de sus colegas.

El bienaventurado Casiano ejercía el empleo de Grefier, o Notario, bajo de Aurelio Agricolano, Teniente del Prefecto del Pretorio en África. Él era quien estaba con la pluma en la mano, y escribía la respuesta de Marcelo, en el interrogatorio a que este generoso soldado satisfizo delante de este Magistrado el día 30 de octubre. Agricolano le instaba vivamente; y sirviéndose para intimidarle de amenazas con palabras terribles, parecía que iba a conseguir de él una cobarde, y vergonzosa negacion de su fe. Pero el Santo Mártir mostró en esta ocasión una firmeza inalterable: protestó siempre, que siendo soldado de Jesucristo, no podía ya llevar las armas por otro amo; y subsistió en esta declaración con una constancia tan heroica, que mostró en aquel instante ser él mismo el Juez del que le juzgaba. Ya comenzaba Agricolano a entrar en furor; y entregando su cólera a la pluma , dictaba a su Notario, todo cuanto esta le inspiraba. 

Escribió Casiano por algún tiempo; pero en fin, viendo que el Gobernador, aunque vencido por las sabias y acertadas réplicas de Marcelo, no dejaba de pronunciar contra él la sentencia de muerte, se le apuró la paciencia. No pudo reprimir más su indignación: levantóse con enfado del bufete sobre que escribía; y quejándose fuertemente contra una tan horrible injusticia le arrojó a la cara del Tirano pluma, tinta, y papel. Una acción de este atrevimiento puso en turbación y confusión a toda la asamblea, y la dividió en diversos pareceres. Unos estaban admirados, otros llenos de temor, y todos sorprendidos, y aguardando la resolución. Sonreíase Marcelo, pero Agricolano bramaba de rabia: baja furioso de su tribunal; y no pudiéndose contener más, preguntó a Casiano, por qué había arrojado de aquel modo los registros a tierra. El Notario le respondió: Porque acabáis de dar una injusta sentencia. Agricolano, por no verse expuesto más a nuevas reprehensiones de su injusta crueldad, lo envió a la cárcel. 

La alegría que S. Marcelo había mostrado con su sonrisa, provenía de un secreto presentimiento que el Espíritu Santo le había dado, de que Casiano sería el compañero de su martirio. En efecto, S. Marcelo, habiendo recibido en aquel mismo día [30 de octubre] la corona por la cual suspiraba ya largo tiempo, pocos días después, esto es el tres de diciembre la recibió también el bienaventurado Casiano en el mismo lugar, y casi con las mismas circunstancias".

Es este uno de los ejemplos de Actas de las que ciertamente podemos creer su verosimilitud. Es escueta, no abunda en portentos ni tormentos forzados y da abundantes datos de lugares y personas, perfectamente constrastables. Incluso aunque a San Marcelo la leyenda la haya puesto algunos hijos mártires, con fabulosas narraciones de martirios y milagros, sus Actas son fiables, lo mismo que la de nuestro San Casiano, un mártir por Cristo y por la justicia.


Fuente:
-"Las Verdaderas actas de los Martires". Tomo II. Teodorico Ruinart. OSB. Madrid, 1776.


A 3 de diciembre además se celebra a  
Santos Lucio y Emérita, mártires
Beata Lucía "la Casta", terciaria dominica.

martes, 29 de noviembre de 2016

Ante Dios, caen los ídolos.

San Saturnino de Roma, presbítero y compañeros mártires. 29 de noviembre.

Según su leyenda, era Saturnino un sacerdote cartaginés que a finales del siglo III se trasladó a Roma. Junto a otros cristianos fue apresado y condenado a trabajar en las obras públicas, como caminos o baños. Allí se relacionaron con San Ciriaco (8 de agosto). Los cristianos eran tratados con más dureza que otros esclavos o condenados, pues además, frecuentemente eran invitados a apostatar para librarse del castigo. Esto según las tradiciones piadosas, pues oficialmente no consta.

Para los cristianos, sabido es, padecer por Cristo no era un tormento, sino que lo vivían con paciencia y aún con alegría, alentándose unos a otros con oraciones, cantos y palabras. Se atendían caritativamente y se socorrían en sus penas. De los más activos eran Saturnino y su diácono Sisinio, que no descansaban por socorrer a los demás, y darles el aliento de la fe. El comandante Espurio lo comunicó al emperador Maximiano, en cual mandó traerlos a su presencia y una vez hecho, les intentó obligar a sacrificar a los dioses, pero los dos clérigos se negaron. Entonces Maximiano los mandó a la cárcel bajo la vigilancia del cruel Landicio. Treinta días padecieron castigos y vejaciones, pero los tres santos solo alababan a Cristo y confortaban a los allí encerrados. Al cabo del mes de prisión, fueron presentados ante Maximiano, el cual había puesto un ídolo en medio del tribunal, para que Saturnino y Sisinio sacrificaran. Pero estos, apenas entraron a la sala y lo vieron, dijeron: "Que el Señor de las naciones, avergüence a tus dioses", y el dios cayó y se rompió en pedazos. 

Fueron castigados en el potro, donde les estiraron los músculos y les rompieron los costados flagelándoles con escorpiones, pero Saturnino y su diácono cantaban: "Gloria a ti, Jesucristo, porque nos has permitido compartir la gloria de tus siervos". En ese momento, dos soldados que había allí, llamados Papías y Mauro, adoraron a Cristo y se convirtieron a la fe cristiana y clamaron a Landicio: "¿Cómo es posible que el diablo tenga tanto poder sobre ti, para que seas tan cruel con estos dos hombres santos?". Entonces Landicio mandó que con piedras les rompieran las bocas a ambos soldados. Luego todos fueron arrojados a la cárcel, y allí siguieron atormentándoles. Finalmente, como veían que nada reducía a los santos, les llevaron a las afueras, y en el primer miliario de la Vía Nomentana les decapitaron. 

Un cristiano piadoso llamado Tasso les sepultó el 29 de noviembre, sobre 303, en su propia casa, en la Vía Salaria. Esta "depositio" la recogen los martirologios antiguos, aunque los datos sobre la vida y martirio son posteriores y legendarios. En el siglo V se levantó una iglesia en su honor, que subsistió hasta el terremoto de Roma en el siglo XII.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XIV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 29 de noviembre además se celebra a los  
Beatos Dionisio y Redento, carmelitas mártires.
San Saturnino de Tolosa, obispo y mártir.

sábado, 27 de agosto de 2016

Santos Mártires de Oxirrinco.

Santos Marcelo, Mammia y compañeros mártires. 27 de agosto.

Imperando Diocleciano y Maximiano, fueron apresados los cristianos Marcelo, tribuno Mammia, su mujer, Juan y Babilás, sus hijos; Pedro, soldado; Ciro, Amón y Serapión, funcionarios; Miletio, obispo; Atenógenes, Aristeo, Festo, Víctor, Susana, Zoilo, Domnino y Memmon. Fueron acusados por ser cristianos, delatados por unos tales Hierón y Acacio diciendo: "Estos son los únicos en la ciudad de Oxirrinco que contradicen el precepto imperial, y son impíos ante la religión de los dioses, y ante tu tribunal, al no obedecer tus órdenes".

Fueron llevados cargados de cadenas ante Cultiano, gobernador de Egipto. Este trató de hacerles sacrificar a los dioses, según la ley, pero ellos se negaron y les condenó a ser despedazados por las fieras. Al otro día les metieron en el anfiteatro y antes de arrojarles a las bestias, volvió Cultiano a intentar que apostataran: "¿No es necedad acaso adorar a un hombre que fue ejecutado y enterrado hace años por orden de Poncio Pilato, cuyas actas, como he oído, aún existen?" Respondió el obispo Miletio: "¡Lejos de nosotros negar el nombre de nuestro Señor y Dios Jesucristo, la Palabra Viva que existía antes de la constitución del mundo, de la misma naturaleza del Padre, que da fuerzas a nuestra frágil naturaleza y restaura la ruina causada por tu padre el diablo! Si tú buscas nuestra muerte, peor para ti, pero no estamos dispuestos a prestarte oído".

Entonces Cultianus ordenó que soltaran cuatro osas hambrientas que, sin embargo, solo se pasearon torpemente por el circo, sin prestar atención a los cristianos. Cultiano clamó que estaban embrujadas las osas y mandó que les quemaran vivos sin más. Pero o la leña estaba verde o el viento era demasiado, que el fuego no se encendía. Entonces Cultiano mandó fueran decapitados. Era la sexta de las calendas de septiembre, 27 de agosto de 303.

Estas Actas sobrias y fuera de toda duda, fueron trasmitidas por el presbítero Julián, que fue testigo y firma la copia hecha por su hijo Estelectio, pues es muy anciano y no puede escribir. Las entregó, según su misma rúbrica, a la diaconisa Yssicia, para que fuese conocido el testimonio en la Iglesia. La fecha de la redacción se desconoce, pero ciertamente es posterior a 325, por la expresión "de la misma naturaleza del Padre" empleada para aseverar la divinidad de Cristo y que fue acuñada por el Concilio de Nicea en dicho año. La mención de las "Actas de Pilato", perdidas hoy en día, también prueba su veracidad. Estas "Actas" eran una supuesta copia del juicio de Cristo, lleno de blasfemias y falsedades sobre Jesús cuyo origen serían los informes que el mismo Pilato debía enviar a Tiberio sobre su gestión, entre los cuales estaría el proceso de Jesús.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 27 de agosto además se celebra a  
Santa Mónica, viuda.
San Maelrubha, monje

domingo, 21 de agosto de 2016

Abre mis ojos y veré tus maravillas...

Santos Lussorio, Cesello y Camerino, mártires. 21 de agosto.

Vivía en Cerdeña un soldado pagano llamado Lussorio el cual por accidente había encontrado un libro de los Salmos, que comenzó a leer con agrado. Y leyó: "No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios". (Sal. 86, 8-10). Esta alabanza le llenó el corazón y quiso conocer al Dios de los cristianos. Se fue a una iglesia y cuando entró estaban cantando "Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra. Abre mis ojos, y veré las maravillas de tu ley. Forastero soy en la tierra; no escondas de mí tus mandamientos. Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo". (Sal. 118, 17-20). Esta experiencia de la Palabra de Dios le hizo abrir los ojos definitivamente y se dedicó con diligencia a leer y meditar la escritura, comenzando por los profetas y terminando con los Evangelios. Al conocer la Verdad de Cristo, fue bautizado.

Imperaban entonces Diocleciano y Maximiano, estos enviaron al juez Delfino a Cerdeña hacer cumplir el edicto que obligaba a todos los cristianos a cumplir la ley y sacrificar a los dioses. Lussorio fue uno de los primeros en ser llevados ante Delfino, y con él dos niños pequeños llamados Cesello y Camerino. Delfino ordenó a Lussorio que renegara de Cristo, y él le contestó: "¿Cómo puedo negarle, cuando mi conciencia proclama que es mi Dios? No puedo hacerlo". Entonces fue atado a un poste y azotado. Mientras, los dos niños entonaban cánticos de júbilo. Y Delfino mandó fueran decapitados los tres. Era el año 303.

Aunque hay algunas imprecisiones, como algunos martirologios que ponen a Lussorio como obispo, y le añaden algún compañero más, este relato se considera auténtico por su sobriedad y ausencia de elementos anacrónicos o milagros exagerados.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 21 de agosto además se celebra a  
Santos Bonoso y Maximiano, mártires.
San Leoncio I de Burdeos, obispo

jueves, 4 de agosto de 2016

De una catacumba particular.

S. Eleuterio, mártir. 4 de agosto.

Autor:Raul Mahaut M. Capetillo
Ilustración hecha para este blog.
Aunque de este mártir no se sabe mucho, su "vita" es tenida por cierta por todos los hagiógrafos, y se cree compuesta a más tardar en el siglo V. La base de la redacción es un sermón previo con motivo de la cierta devoción que ya iba ganando el santo.

Según nos ha llegado, Eleuterio fue chambelán del emperador Maximiano y conoció el cristianismo y pronto se convirtió aunque fue difiriendo el bautismo, hasta estar seguro del paso. Por fin cuando se decidió, pidió permiso al emperador para ausentarse un tiempo del palacio e ir a una villa que poseía en Tarsia. Allá se fue, recibió el bautismo y para tener un espacio para su oración, mandó secar una cisterna y en ella construyó un altar y lo embelleció con frescos, lámparas y tapices. Solo podía descender al interior de su capilla por medio de una cuerda, y ascender de ella por el mismo medio.

A su regreso a la corte, Maximiano le preguntó: "¿Por qué ha sido tu ausencia tan prolongada?" Él respondió "el aire de mi villa era saludable, y fue un alivio para mi estar lejos, por el humo, el polvo y el ruido de la ciudad". Pero uno de los esclavos de Eleuterio, con la esperanza de congraciarse con el emperador, dijo en privado a este que su amo se había convertido en un "adorador del crucificado". Maximiano entonces expresó a Eleuterio que él también quería retirarse un tiempo a su villa. Y Eleuterio no tuvo más que llevarle. Al llegar, Maximiano buscó indicios de la conversión de Eleuterio, para poder acusarle, pero nada vio. Entonces, vio el aljibe y la cuerda y preguntó "¿Qué es eso, Eleuterio?" "Un viejo pozo seco, Señor", respondió el santo. Y Maximiano, conociendo que los cristianos en Roma se reunían en catacumbas, mandó bajar por la cuerda a un esclavo de su confianza. Este al subir contó lo que había visto y Maximiano mandó inmediatamente que Eleuterio fuera decapitado. Así lo hicieron y enterraron su cuerpo a las afueras de Tarsia, siendo el año 308.

Con la paz de Constantino una iglesia fue edificada en su memoria.


Fuente: 
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.

A 4 de agosto además se celebra  
San Molua de Conflert, abad.
Santa Eudoxia de Heliópolis, mártir.

jueves, 9 de junio de 2016

Santos Primo y Feliciano de Roma.

Santos Primo y Feliciano, hermanos mártires. 9 de junio.

Estos dos hermanos eran naturales de Roma, de una familia de grandes bienes y riquezas, pero pagana. Se convirtieron a la fe de Cristo por la predicación del papa San Félix I (30 de diciembre), aunque no confesaron su fe públicamente para mejor dedicarse a socorrer a los pobres y perseguidos por Cristo con sus propias riquezas. Visitaban a los pobres y enfermos, a los cristianos presos, fortaleciéndoles en la fe. Esta actividad apostólica les delató como cristianos, pero por su alcurnia les dejaban pasar por alto mientras no se declarasen cristianos públicamente. 

Eso fue hasta finales del siglo III, cuando subió al trono Maximiano como co-emperador de Diocleciano. Resolvió este emperador exterminar a los cristianos, llenando de sangre y carnicería el imperio. Eran ancianos nuestros hermanos y llevaban treinta años dedicándose al auxilio de los cristianos cuando al fin vieron los sacerdotes de los ídolos la oportunidad de librarse de ambos, que a tantos paganos convertían. Así que comenzaron a propagar que los dioses no querían dar oráculos hasta que los cristianos Primo y Feliciano fuesen castigados por su impiedad o se les obligase a ofrecerles sacrificios.

Enterados los emperadores de estas "amenazas de los dioses", mandaron a prenderlos y cargados de cadenas los llevaron a su presencia y les inquirieron: "¿Sois vosotros, desdichados, los que profesáis públicamente una religión proscrita en todo el imperio, con el mayor desprecio de nuestros dioses? Preparaos para padecer los más espantosos tormentos, o y detestad vuestra obstinación, ofreciéndoles sacrificios". Primo, que ya tenía noventa años, respondió: "No hay otro verdadero Dios sino el Dios de los cristianos, ni otra verdadera religión que la nuestra, y por conservar nuestra fe estamos dispuestos a derramar toda nuestra sangre". Enfurecieron los emperadores y enviaron a los dos santos a la cárcel, pero apenas fueron encerrados, les vino a consolar un ángel que les liberó de las cadenas. Ambos hermanos se llenaron de Espíritu Santo y clamaron a Dios: "Bendito seas Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que te dignas consolar a tus siervos haciendo pedazos sus prisiones, como en otro tiempo lo hicisteis con San Pedro. Pues nos has hecho la misma gracia que hiciste al Apóstol en la prisión, concédenos también la misma constancia en los tormentos".

Enterados los paganos de lo que había ocurrido, atribuyeron el milagro a encantamientos, por lo que mandaron traer a su presencia a Primo y Feliciano, a los que intentaron comprar con promesas y amenazas. Como no cedieron, los enviaron a que los sayones les despedazaran con azotes y luego les hicieran cortes en la piel, y les despellejaran con tenazas. A tal cruel tormento respondieron los santos alabando a Dios, el cual le sanó milagrosamente de las heridas. Como nada podían hacer los emperadores, enviaron a los mártires a Promoto, el cruel gobernador de Nomento, para que se hiciera cargo y les arrancara un sacrificio a los dioses. Pero los dos atletas de la fe se negaron a obedecer ante este pagano, que les mandó azotar con correas terminadas de bolas de plomo. En medio de aquella verdadera lluvia de golpes los santos oraban: "Asístenos, Señor, única esperanza nuestra; líbranos por tu gloria del estado en que nos hallamos; júntese a vuestra bondad el interés de tu santo Nombre, para concedernos el perdón de nuestros pecados. Muestra  Señor, tu poder en la flaqueza de tus siervos, para que no nos insulten tus enemigos, preguntándonos dónde está el Dios de los cristianos, sino que vean tu gloria y majestad".

Viendo Promoto el valor y la alegría con que unidos defendían su fe, y hallándolos insensibles tanto a los tormentos como a las amenazas, los mandó separar con esperanza de conseguir así su intento más fácilmente. Estando a solas primero a Feliciano, le habló en tono afectuoso diciéndole: "Me admira que un hombre de tus años se obstine en querer morir en los tormentos, pudiendo pasar una vejez tranquila y sosegada. Sacrifica a los dioses inmortales, y yo te prometo el favor de los emperadores, y saldré fiador de tu fortuna". "Más me admiro yo" – replicó Feliciano – "que un hombre como tú tenga por dioses los engaños, pues mentira es la pluralidad de dioses. Aunque eres todavía joven, por mucho que vivas será un puñado de años toda tu vida, trata de asegurarte una dichosa eternidad, renunciando tus paganas supersticiones, porque no hay salvación sino en la religión cristiana: hazte cristiano si quieres ser feliz".

Irritó al gobernador aquella tan respuesta; y dio orden para que en el mismo calabozo fuese clavado en un madero, dejándole así por tres días, esperando de que le tanto dolor le haría perder la fe. Después hizo venir a su presencia a Primo y le dijo que su hermano Feliciano había reconocido finalmente que la religión cristiana era un tejido de mentiras sostenidas por artes diabólicas. Añadió que había sacrificado a Júpiter y a Hércules, y que se hallaba colmado de gracias y beneficios con que le habían honrado los emperadores. Pero a Primo un ángel le había revelado la verdad de lo ocurrido a Feliciano, por lo que constestó a Promoto: "Me sorprende la serenidad con que mientes; sé muy bien la constancia con que mi hermano toleró los más crueles tormentos, y no ignoro las celestiales indecibles dulzuras con que Dios le está consolando en este mismo momento, y espero en su bondad que me concederá la gracia de que yo no le sea menos fiel". Enfurecido Promoto al oír aquello clamó: "Tú sacrificarás a Júpiter o sufrirás lo que hasta ahora ningún mortal ha sufrido". Replicó Primo: "Yo solo sacrifico al verdadero Dios, y no a vuestro Júpiter, a quien tus mismas fábulas nos lo representan como el hombre más perverso de todos los mortales. Y por lo que respecta a tus suplicios, veremos quién se cansa primero, tú de atormentarme, o yo de padecer".

Mandó el tirano que le moliesen a palos, y que le aplicasen hachas encendidas a los golpes y llagas. En este cruel tormento levantó el santo los ojos al cielo y exclamó: "Me probaste, oh Dios, como se prueba la plata con el fuego y tus enemigos se glorían de que me han de quitar la vida, pero estoy vivo a su pesar, y publicaré tus maravillas. Eternamente seas bendito, Salvador mío Jesucristo, porque por tu poder, no siento dolor en medio de los mayores tormentos". Queriendo Promoto impedirle que cantase las alabanzas del Señor, le mandó echar en la boca plomo derretido a vista de su hermano Feliciano, a quien había mandado ya le desclavasen del madero. Se tragó el Santo aquel plomo derretido como si fuera un vaso de agua y volviéndose al gobernador, dijo: "Reconoce ya, por el milagro que acabas de ver la virtud omnipotente de mi Señor Jesucristo, y confiesa tu flaqueza en medio de tu misma crueldad: la presencia de mi hermano Feliciano confunde la mentira de que te valiste para combatir mi fe. ¿Será posible que tantos testimonios juntos no basten para que abras los ojos, y para que despiertes del letargo en que te tienen sumergido tus supersticiones?"

Decapitación de los hermanos.
No queriendo Promoto oír más a los dos santos mártires, ordenó que los llevasen al circo y expusiesen a las fieras. Acudió a este espectáculo toda la ciudad. Una vez dispuesto todo, echaron al anfiteatro dos leones furiosos, que al acercarse a los dos hermanos abrazados, se echaron a sus pies como dos corderos. Echaron después dos osos aún mucho más furiosos, pero estos animales hicieron lo mismo que los leones. Asombrado el pueblo ante aquel prodigio, muchos comenzaron a gritar que no había otro verdadero Dios sino el Dios de los cristianos, convirtiéndose en el instante 1500 paganos. Ofendido  Promoto con la conversión de tanta gente, y viéndose vencido por los santos hermanos, mandó les cortaran la cabeza. Así que con la santa impaciencia de ver a Dios, alcanzaron ambos santos la palma del martirio a 9 de junio de 287 (305 según otras versiones). Feliciano tenía noventa años, y Primo no era menos anciano. Los santos cuerpos fueron expuestos en el campo para que los comiesen los perros y los cuervos; pero los cristianos de Nomento los retiraron antes, y les dieron sepultura en el mismo lugar donde con la paz de San Constantino (21 de mayo) se edificó una iglesia dedicada a su memoria. En 645 el papa Teodoro I trasladó las reliquias a la iglesia de San Estaban de Monte Celio, Roma. 

Aunque las Actas son tardías y ficticias, con sus apologías de la fe, oraciones compuestas y tormentos indecibles, su culto está atestiguado ya en el siglo IV, en el sacramentario gelasiano. Probablemente se trate de dos mártires de distintos momentos, pero venerados en el mismo sitio a los que las Actas, escritas probablemente a raíz de la traslación, hacen hermanos carnales.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Junio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1862. 


A 9 de junio ademas se celebra la  
Beata Diana de Andallo, virgen dominica.
Santa Pelagia, virgen y mártir.

miércoles, 1 de junio de 2016

De 12 ciudadanos del cielo.

Santos Elías, Jeremías, Isaías, Samuel, Daniel y compañeros mártires. 1 de junio y 16 de febrero.




En los años 302 y 303, imperando Diocleciano y Maximiano, se firmaron edictos persecutorios y en todo Egipto padecieron miles de cristianos. En 304 Maximiano arreció la persecución por medio de gobernadores y prefectos aduladores y violentos con los cristianos. A Palestina envió a Urbano, el cual desde que llegó oyó hablar del presbítero San Pánfilo (16 de febrero y 1 de junio), del que pueden leer en este artículo.

Al poco tiempo de la prisión de Pánfilo, pasaron por la ciudad cinco cristianos naturales de Egipto, llamados Elías, Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel, que regresaban de Cilicia, en cuyas minas habían cumplido ya condena por ser cristianos. Entraron en la ciudad y al ser interrogados y declararse cristianos fueron encarcelados, donde se alegraron de hallar a Pánfilo, al que ya conocían de oídas. Al día siguiente mandó el bogernador Firmiliano (había sustituido a Urbano) que trajeran a los cinco a su presencia. Al preguntarles sus nombres y su patria, a lo que el más joven de ellos respondió: "Todos somos cristianos, y no tenemos otra patria que la Jerusalén celestial, a la que esperamos arribar pronto por medio del martirio". Aturdido el gobernador con esta respuesta y mandó que a los cinco les quitasen la vida, siendo decapitados.

Tenía Firmiliano un viejo esclavo muy querido llamado Teódulo, al que quería más que algunos familiares, y resulta que se había convertido a la fe de Cristo. Habiéndolo confesado, fue llevado ante su amo, el cual de la tristeza pasó a la cólera y le condenó a ser crucificado "como ese Cristo al que dices adorar". Una vez que expiró, mandó Firmiliano traer a su presencia a Pánfilo junto a Valente, diácono, y a Pablo, un cristiano casado muy virtuoso, que llevaban tiempo presos con Pánfilo. Enterándose Firmiliano que Urbano había fracasado intentando comprarles y atormentándoles, mandó que sin más, fueran decapitados. Apenas fue cumplida la sentencia, se presentó al tribunal el joven Julián, de virtud probada y celo conocido. Al ver los cuerpos de sus hermanos, se abrazó a ellos, besando sus heridas. Le llevaron los soldados ante Firmiliano, que mandó también fuera quemado vivo a fuego lento. 

Los doce mártires alcanzaron la gloria a 16 de febrero de 309. Los santos cuerpos estuvieron expuestos cuatro días y cuatro noches por orden del gobernador, que buscaba que las fieras los devoraran, pero ninguna se acercó a tan preciadas reliquias. Viendo semejante cosa, el mismo Firmiliano, cansado de aquello, dio libertad para que se los llevara quien quisiera y los enterrara, como así hicieron los cristianos. Baronio los introdujo en el Martirologio Romano a 1 de junio, a saber por qué.


Fuente:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Junio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1862. 


A 1 de junio además se celebra a  
San Ronan de Bretaña, "el licántropo".
San Simeón de Tréveris, carmelita recluso

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...