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domingo, 23 de mayo de 2021

Fundador y taumaturgo.

San Wigbert de Fritzl, abad. 23 de mayo, 13 de agosto (diócesis de Erfurt), 25 de enero (traslación de las reliquias a Lisboa) y 15 de mayo (traslación a Fritzl). 

Nació sobre 670 en Wessex, Inglaterra. Fue monje en Glastonbury y pasó al continente, donde continuó la vida monástica en Fritzl. En tierra firme conoció a San Bonifacio (5 de junio), con quien evangelizó en Hesse y Turingia. Cuando Bonifacio estableció el monasterio de Fritzl, Wigbert quedó como abad. Fue preceptor de San Sturmio (17 de diciembre), enviado a Fritzl por Bonifacio para que Wigbert  le formase en la teología y la predicación.  

Nuestro santo, además, fundó el monasterio de Ohrdruf en 730, con la intención de formar monjes misioneros para la región de Turingia. Fue su abad durante dos años, cuando volvó a Fritzl, luego de dejar la comunidad asentada. 

De él se cuentan algunos milagros, como que en una ocasión en que no tenía vino para celebrar la misa, tomó una uva, la prensó en un cáliz y tomando la semilla, la enterró en la puerta de la iglesia. Al otro día había allí una potente parra llena de pámpanos. Otro portento ocurrió cuando, estando los monjes sin tener que comer, un ave desconocida les lanzó un pez desde el cielo. 

Wigbert falleció sobre 740 en Fritzl. Durante su muerte fue visto un hermoso pavo real caminando alrededor de su cuerpo, sin que nadie supiera como estaba allí. Esta ave es símbolo de la resurrección. El santo fue sepultado en Fritzl, mas San Lullo (11 de julio), obispo de Maguncia trasladó sus reliquias a Hersfeld en 780. Otras reliquias suyas fueron trasladadas junto a las de otros muchos santos a Lisboa el 25 de enero de 1588. 

Lupo de Ferrières escribió una ”vita” de Wigbert en 836. Su culto aún perdura en Ohrdruf. 


Fuente:

-https://www.heiligenlexikon.de


A 23 de mayo además se celebra a:

San Didier de Langrés,
obispo y mártir.
San Guibert,
monje benedictino.
San Guillermo
de Rochester, mártir
.
La Aparición de
Santiago Apóstol
.








martes, 4 de mayo de 2021

"El cielo y la tierra darán cuenta de nuestra inocencia"

San Juan Houghton, y compañeros mártires cartujos. 4 de mayo.

Este santo mártir nació de una familia de la nobleza inglesa de Essex. Estudió en Cambridge, licenciándose en ambos Derecho. Aunque el mundo le sonreía, lo abandonó para ser sacerdote y servir a Dios. Siendo presbítero entró a la Cartuja de Londres, donde desde el noviciado comenzó su vida de perfección. Fue ejemplar en la oración, el silencio y la obediencia.  

En 1531 fue elegido prior de Beauvalmas a los dos años los monjes de Londres le eligieron para que fuera su prior y allí se encaminó. Fue un recto y amoroso padre para con sus monjes, a los que decía: “Si somos siervos inútiles al hacer las cosas que debemos, ¿qué seremos cuando, por culpa nuestra, no hacemos lo que debemos? Caín fue reprobado por ofrecer víctimas menos dignas, y la ley de Moisés reclamaba para Dios víctimas inmaculadas. Temamos la sentencia de la Escritura, (Jer. 48, 10): Maldito el que hace la obra de Dios con negligencia’”. En 1532 fue nombrado Visitador de las Cartujas de la Provincia Inglesa. 

En 1534, luego de la inválida declaración de nulidad matrimonial entre Enrique VIII y Catalina de Aragón, y el consiguiente matrimonio del monarca con Ana Bolena, el rey pretendió ganar para sí al clero, pretendiendo hacer legítima su descendencia y sus actos contra la fe católica que hasta poco antes había defendido. Sabiendo del prestigio de la Cartuja de Londres, quiso ganarse a los monjes a su causa. En abril de ese año envió legados a la Cartuja para que firmaran la adhesión al rey y la legitimación de los futuros hijos de Ana Bolena como legítimos herederos a la Corona. Juan respondió a las pretensiones reales: "Los Cartujos tenemos por costumbre no meternos en los asuntos de los Gobiernos. Por tanto, no nos toca decir cuál ha de ser la persona llamada a compartir los honores del Trono, o a recibir la sucesión de la Corona". Ante esta respuesta neutral, fueron los monjes precisados a ir más allá y declarar su aceptación o no del divorcio de Enrique. Su respuesta fue simple: si la Iglesia había bendecido ese matrimonio nadie tenía por qué declararlo nulo. Esta respuesta le valió la prisión domiciliaria a la comunidad. Cosa que no les costó mucho, pues cartujos y encerrados eran. 

Sin embargo, nuestro santo y el procurador del monasterio fueron llevados prisioneros a la Torre de Londres. Allí el obispo de Londres le aconsejó que, puesto que el asunto de la sucesión no era algo de fe, no valía la pena morir por ella, y que podían firmar lo solicitado. Por ello, ya que una cuestión política, finalmente el 6 de junio del mismo año prestaron juramento de obedecer al rey y aceptar la cuestión dinástica, hasta donde lo permitiera la conciencia y la ley divina.  

Los monjes estuvieron en relativa paz hasta noviembre, cuando Enrique VIII se proclamó a sí mismo y a sus sucesores como Cabeza de la Iglesia Anglicana, con lo cual se iniciaba un período de persecución contra todo católico que no aceptara semejante herejía. Los cartujos de Londres recibieron la noticia respondiendo: "Muramos en la simplicidad de nuestros corazones. El cielo y la tierra darán cuenta de nuestra inocencia". A lo que Juan respondió: “Sea una misma muerte la que nos haga nacer a la vida eterna a los que una misma Regla tuvo muertos al mundo y a sí mismos". Y se dispusieron a la muerte mediante la oración y la penitencia. El último día, mientras cantaban la Misa Votiva del Espíritu Santo, todos sintieron una brisa que recorría la iglesia conventual, y al mismo tiempo una moción interior de fuerza para el martirio. Nuestro inclíto santo tuvo que detenerse varias veces mientras celebraba la que sabía sería su última misa, pues la emoción le embargaba. 

Pocos días después se reunieron en la Cartuja de Londres Roberto Lawrence y Agustín Webster, priores de Beauval y Axholme, respectivamente. Los tres priores celebraron consejo y decidieron entrevistarse con Cromwell, el terrible ministro del rey, para exponerle que el estilo de vida cartujana no era enemigo del reino, pues no se inmiscuía para nada en la vida del mundo. Los monjes intentaron, en un último esfuerzo librar al menos a los monjes de la persecución, pero todo fue en vano, y aún más, contrario a ellos (según la prudencia del mundo): fueron apresados y enviados a la Torre de Londres, acusados de alta traición. Allí fueron vejados infinidad de veces y presionados para que claudicaran y admitieran la supremacía real sobre la Iglesia si querían vivir. Los tres santos prefirieron la palma de la victoria antes que traicionar a Cristo y vivir una vida de separación de la verdadera Iglesia. 

El documento que debían firmar para irse libres y en paz se conserva, sin firmar, y al dorso tiene estas palabras: “Juan Houghton declara que no puede reconocer al rey nuestro soberano, como jefe supremo de la Iglesia en Inglaterra, por encima de los apóstoles de Jesucristo. Roberto Lawrence afirma que no hay sino una sola Iglesia Católica, de institución divina, bajo la autoridad del obispo de Roma; y renuncia, en consecuencia, reconocer la supremacía real. Agustín Webster pretende que el jefe de la Iglesia es, no el rey, nuestro soberano señor, sino el obispo de Roma, es decir, aquel que ha sido declarado tal por los doctores Ambrosio y Jerónimo”. 

Finalmente fueron condenados por delito de alta traición, y sometidos a un terrible tormento. El 4 de mayo de 1535 fueron atados a la cola de caballos y arrastrados hasta la plaza Tyburn, testigos de tantísimos testimonios martiriales. Estando Juan con la soga al cuello, fue invitado una vez más a renegar de la autoridad papal, mas el no respondió, y se dirigió al pueblo: “Pongo a Dios por testigo que si me niego a obedecer al rey, nuestro señor, no es por obstinación, ni por malicia, ni por espíritu de insubordinación, sino porque me obligaba a ello mi conciencia. Encontrándose los decretos de su Majestad y del Parlamento en contradicción con las leyes de la Iglesia, nuestra madre común, es mi deber someterme a las órdenes de Roma, y con la ayuda de Dios, no faltaré a la obediencia que les debo, aunque tenga que sufrir mil muertes. Rogad por mí, y tened piedad también de mis hermanos, de quienes fui indigno Prior”. Entonces recitó el salmo 30: “En Vos, Señor, he esperado; no sea yo confundido para siempre; libradme por vuestra justicia. Inclinad hacia mí vuestro oído; acelerad mi socorro. Sed para mí Dios protector y un lugar de refugio, donde me pongáis a salvo. Porque Vos sois mi fortaleza y mi auxilio; por vuestro Nombre me guiaréis y me sustentaréis. Me libraréis de este lazo que ocultamente me armaron; porque Vos sois mi defensa. En vuestras manos encomiendo mi espíritu; me habéis redimido, Señor Dios de bondad”. 

Entonces fue ahorcado y, según era costumbre, en medio del sofoco, se cortó la cuerda y estando aún vivo, se le abrió en canal y se le sacaron las vísceras. Aún tuvo ánimo para clamar el santo mártir: “Amabilísimo Jesús, tened piedad de mi en esta hora”. Y expiró. Luego se juntaron los trozos del cadáver, se hirvieron y se clavaron en varios lugares de la ciudad para amedrentar a los católicos. El brazo derecho se colocó frente a su Cartuja para que los monjes lo vieran y se aprestaran a jurar la fidelidad al rey como Jefe de la Iglesia. Los priores Roberto Lawrence y Agustín Webster padecieron igual martirio. Sobre la suerte de los otros monjes, podéis leer en la “vita” del Beato Guillermo Horne (5 de agosto), ya publicada en el blog. 

Los cartujos de otras partes de Europa siempre tuvieron en gran estima el testimonio de martirio de sus hermanos ingleses. Recogieron cuidadosamente todas las noticias y pocas reliquias que de ellos quedaron y trasmitieron a los monjes aquellos santos ejemplos. Sin embargo, nunca promovieron su canonización. El 29 de diciembre de 1886, el papa el Papa León XIII promulgó el decreto que reconocía el martirio de 34 víctimas de la persecución contra los católicos en Inglaterra, y entre ellas estaban los 18 cartujos mártires (leer sobre los demás aquí), beatificándoles oficialmente. En 1887 el Capítulo General de la Orden mandó se celebrase su fiesta en todos los monasterios cartujos. El Capítulo de 1897 pidió a la Sagrada Congregación de Ritos, una Indulgencia Plenaria a ganar el 4 de mayo de cada año, día de su memoria litúrgica. El 25 de octubre de 1970, el Papa Pablo VI canonizó a los tres priores cartujos junto a otros Santos Mártires de Inglaterra y Gales. Entre ellos al brigidino San Ricardo Reynolds (4 de mayo), quien durante mucho tiempo fue tenido como uno de los cartujos. 

 

Fuente: 
"Santos y Beatos de la Cartuja". JUAN MAYO ESCUDERO. Puerto de Santa María, 2000. 



A 4 de mayo además se celebra a 






 

 

 

 

domingo, 10 de enero de 2021

"no hay cosa más indigna de un obispo que atesorar dinero"

San Guillermo de Bourges, obispo cisterciense. 10 de enero y 7 de mayo, traslación de las reliquias.

Nació sobre 1150, en la Casa de los Condes de Nivers. Fue niño piadoso y muy inteligente y, según su leyenda, pasaba noches enteras en oración. Se educó con su tío, el Arcediano de Soissons, que hizo de él un joven sabio y virtuoso. Llegado a los 21 años fue ordenado presbítero y se le otorgó una canonjía en la catedral de Soissons, donde era respetado y querido. También por sus relaciones familiares obtuvo una canonjía en París, con muchas rentas aparejadas, que Guillermo destinaba íntegras a los pobres.

Pero el mundo, ni aún el eclesiástico, le satisfacía, por lo cual se unió a los austeros monjes de San Esteban de Grandmont (8 y 13 de febrero), luego de dar a los pobres y necesitados todo lo que por herencia le correspondía. Fue Guillermo un monje ejemplar, el más humilde, penitente y caritativo entre todos. Esteban le tuvo gran afecto y le hizo conocido de prelados, cardenales y del mismo papa Inocencio III. Tanto reconocimiento le turbó y decidió buscar una vida más escondida, si se podía, yéndose por ello a la Orden del Císter. Durante algunos años pudo gozar de la soledad que buscaba, siendo un monje observante y callado, hábil para los trabajos y para el canto. Pero he aquí que los monjes de Font-Joan, habiendo muerto su abad, le eligieron para que les hiciera de padre abad. Accedió Guillermo solo por obediencia y amor a sus hermanos, pero poco tiempo estuvo allí, pues le eligieron por abad los monjes de Chalis.

Y como "no hay dos sin tres", ocurrió que quedó vacante la sede de Bourges, y hubo una gran división entre los canónigos, que finalmente recurrieron al arzobispo de París, hermano del obispo difunto, para que les nombrase un obispo. Este les recomendó eligieran a alguno de los abades del Císter, Orden de prestigio, que encumbraba varones santos. Así lo hicieron los canónigos, escribiendo varios candidatos en papeletas que pusieron bajo el ara del altar principal de la catedral. Cantada la misa, el arzobispo parisino sacó la cédula que tenía el nombre de nuestro Guillermo. Repitió el prelado el gesto dos veces más y volvió a salir Guillermo el elegido en cada una. El pueblo y clero que se agolpaba a las puertas de la iglesia entró en tromba reclamando saber el nombre.

Una vez sabido el nombre, se le envió el resultado a Guillermo y al papa. Cuando este lo supo, confirmó la elección, haciendo que Guillermo aceptara por obediencia. Ese mismo año fue entronizado en la sede de Bourges con júbilo popular. Fue Guillermo un prelado excelente: caritativo, celoso del culto, preocupado por los pobres, evangelizador y reformador de costumbres. Siempre llevó su hábito monacal y jamás usó manto de pieles por más frío que hiciera. 

Nunca dejó de asistir personalmente cuando era requerido al lecho de un moribundo, un enfermo o algún desvalido. Sus rentas las donaba íntegramente para los pobres o para el culto, pues su máxima era: "no hay cosa más indigna de un obispo que atesorar dinero". Y para ello no dudaba en denunciar las injusticias de los poderosos, rechazando sobornos cuando estos querían comprar su silencio. Incluso fue acusado ante el rey Felipe Augusto de promover que no se recogieran impuestos, pero el monarca, una vez se entrevistó con Guillermo, vio que todo era calumnia y si antes le estimaba, desde entonces le tomó gran afecto.

En1201 fue Legado Ponticifio de Inocencio III para hacer la paz entre Francia e Inglaterra, consiguiendo pacificar ambos reinos, no sin esfuerzo y desvelo. En 1203 presidió, por legacía papal, el Sínodo de Clertmont, para zanjar las divisiones entre el obispo y el clero, que amenazaba cisma. En 1207 realizó la traslación de San Benito (11 de julio) y a finales de 1208 el papa le encomendó participar en la Cruzada contra los albigenses. En esta tarea no duró mucho tiempo, pues el día 1 de enero de 1209 supo por revelación que no le quedaba mucho tiempo en la tierra. El día de la Epifanía predicó al pueblo un sentido sermón, que provocó muchas conversiones de herejes. Luego de esto, se retiró a su humilde habitación, y pidió los Sacramentos. Recibió el Sacramento de rodillas, a pesar de sentirse morir. El día 10 de enero aún pudo rezar Maitines en su lecho, y luego de esto, pidió le tendieran en el suelo, sobre cenizas, y así murió santamente.

Aunque el santo había dejado escrito que quería ser sepultado como un monje más en su monasterio de Chalis, la ciudad, clero y pueblo de Bourges no consintieron le llevaran el preciado tesoro del cuerpo del santo. Llegaron a aponer guardias para impedir los monjes se lo llevaran, así que estos decidieron dejarlo en Bourges, en cuya catedral fue enterrado. Pronto comenzaron los milagros en su tumba, siendo cientos los sanados por intercesión del santo obispo. La leyenda dice que el mismo año de su muerte los cruzados sitiaron Bourges y cuando parecían rendirse, el santo apareció en el cielo, sobre un caballo blanco y blandiendo una espada. Los soldados se animaron y tomaron la ciudad, matando a los 7000 herejes que tenían tomada Bourges.

En 1217 se inició el proceso de canonización, la cual celebró Honorio III el 2 de Julio de 1218. El 7 de mayo de ese mismo año se elevaron las reliquias al altar mayor de la catedral de Bourges, donde estuvieron hasta 1562, cuando los herejes hugonotes las quemaron y arrojaron las cenizas al viento.


Fuente:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 3. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.
-https://artsandculture.google.com/entity/william-of-donjeon/m03hk9yc


A 10 de enero además se celebra a:

San Agatón, papa.
San Gonzalo,
religioso dominico.
Beato Gregorio X,
papa
.











viernes, 28 de septiembre de 2018

"...nuestra meta era predicar el amor divino de Cristo".

Beato Guillermo Courtet, presbítero dominico mártir. 28 de septiembre.

Nació en Sérignan, cerca de Béziers, en 1589. Se educó con los jesuitas de su ciudad natal, y siendo joven llegó al colegio la noticia y testimonio del martirio de los jesuitas, franciscanos y seglares en Nagasaki en 1597. Este ejemplo movió su corazón, impulsando su alma a la vocación misionera.

Courtet estudió teología con los capuchinos de Tolouse, no estando claro si tomó el hábito de la Orden. Si lo hizo fue muy poco tiempo, pues el 15 de agosto de 1608 tomó el hábito dominico en el noviciado de Albi, sitio célebre por las predicaciones de los frailes Predicadores. En 1616, con 24 años, fue ordenado presbítero y ese mismo año se le encargó la cátedra de Filosofía en Saint-Maximin y unos años despuñes la de Teología en Tolouse. Sus virtudes para la enseñanza, la predicación y la dirección de almas le hicieron famoso en la Provincia religiosa, en Francia y más allá.

En 1624, fue elegido prior del Priorato de Avignon, un prestigioso convento dominico, con gran historia. En 1626 ejerció una misión diplomática en nombre de Francia, siendo alabado por Richelieu por su capacidad para la empresa encomendad. En 1628 pidió a los superiores le relevaran de cualquier cargo para poder cumplir su primera vocación misionera. Existía el escollo de que España y Portugal mantenían el control de los misioneros que podían ir a Oriente, previniendo intromisiones de otras potencias. Guillermo se fue a Madrid en diciembre de ese mismo año, donde tomó la nacionalidad española y el nombre religioso de Tomás de Santo Domingo. En España aprendió las lenguas españolas, filipina y japonesa, además de algunas costumbres de Oriente, para poder ejercer su misión. Mientras, ejerció de profesor de Teología en el mismo convento.

En 1633 pasó a Filipinas, luego de una breve estancia en La Habana y México. En la Universidad de Manila también fue profesor de Teología. Allí pronto se hizo famoso y querido por su ascetismo, su caridad y prontitud al servicio de los necesitados de su consuelo y palabra. Podría haberse quedado allí, pues el campo de misión era amplio, pero el pensamiento de los cristianos japoneses privados de sacerdotes para celebrar los sacramentos le era como un martillo en los oídos, por lo cual en 1636 obtuvo el permiso para entrar de incógnito a Japón. No se conoce mucho del viaje y primera estancia de Courtet y sus cinco acompañantes, salvo que, según los marineros del barco en el que viajaron, desembarcaron en las Islas Okinawa el 10 de julio de 1636, luego de vestirse con trajes japoneses.

La siguiente noticia sobre los cinco misioneros (uno de ellos laico español) es de septiembre de 1637, siendo trasladados a Nagasaki. No conocemos si predicaron, vivieron escondidos o estuvieron presos mucho tiempo antes de este traslado. En Nagasaki fueron conminados públicamente a renunciar a la fe y sometidos a torturas terribles a causa de su entereza. Tenemos los testimonios de algunos presentes, marinos españoles sobre todo, que narraron los tormentos padecidos por estos campeones. Padedieron el turushi, un terrible tormento consistente en ser metido cabeza abajo en un pozo húmedo hasta que el preso obedeciera. En este caso renegara de Cristo. Nuestro mártir además padeció la dolorosa exungulación, martirio que trata de introducir astillas o pequeños hierros ardiendo bajo las uñas de manos y pies. En ocasiones, además, se terminaba sacando las uñas al reo a base de tirones con pinzas. 


La exungulación del santo.
Uno de los testigos mencionados cuenta que un carcelero que se apiadó de sus prisioneros y preguntó a nuestro santo: "¿Por qué viniste a Japón sabiendo que te matarían después de tan atroz sufrimiento?" Y Guillermo le contestó: "No vinimos buscando ni la muerte ni la tortura, nuestra meta era predicar el amor divino de Cristo aunque nos costara la vida".

Finalmente, Guillermo y Miguel, el español, fueron decapitados la noche del 29 de septiembre de 1637. Para que los cristianos no pudieran obtener reliquias los cuerpos fueron incinerados y las cenizas arrojadas al mar.

La Causa de canonización fue introducida por el P. Fidel Villarroel, O.P. luego de varios siglos, Guillermo fue beatificado por Juan Pablo II en su visita a Filipinas el 18 de octubre de 1987.


Fuentes:
https://paroisses-beziers-littoral.catholique.fr
https://apapec.pagespro-orange.fr
-"Année Dominicaine". Volumen 10. Lyon, 1902.

A 28 de septiembre además se celebra a:


Santas Lioba y Tetta,
abadesas
.
San Simón de Rojas,
presbítero trinitario
.
San Fausto de Ríez,
obispo
.




lunes, 27 de agosto de 2018

"Libérame de lágrimas y amarguras".

San Gebhard de Constanza, obispo. 27 de agosto y 26 de noviembre.

Gebhard nació el 7 de agosto de 949, en Burg Pfannenberg y fue hijo del conde Ulrich de Bregenz. Su madre, Diethild, murió durante el parto. Recibió su educación en la escuela catedralicia en Constanza, dirigida por su tío San Conrado (26 de noviembre), quien más tarde sería obispo de la misma sede.

En 979, siendo joven presbítero, el emperador Otón II nombró a Gebhard como obispo de Constanza, gracias a la influencia de San Guillermo de Hirsau (5 de julio). Además, fue padrino de bautismo del primogénito real, Otón III. Fue consagrado en la catedral de Mainz. Gebhard organizó la evangelización de los habitantes de la Selva Negra. Construyó iglesias, ordenó presbíteros y preparó maestros para formar a los niños en las letras y la piedad. Reformó los monasterios, dotándoles de cierta autonomía, aunque conservando el privilegio de la última autoridad. Visitaba a los enfermos y los pobres, luchaba porque fueran atendidos con justicia y caridad. Dícese que en una ocasión halló una pobre viuda cuyo cordero había muerto y no tenía nada más. Entonces el santo tocó el animal con su cayado y este revivió y se levantó.

En 983 fundó la abadía benedictina de Petersberg, cerca de Constanza, la cual dotó con una preciada reliquia de San Gregorio Magno (12 de marzo y 3 de septiembre, elección papal). Por medio de esta reliquia Dios obró numerosos milagros, y se le hacía gran fiesta durante siglos.

Gebhard murió el 27 de agosto de 995, y fue sepultado en la abadía mencionada. El Papa Calixto II le canonizó en 1124 y en 1134 sus reliquias fueron elevadas a la veneración pública. En 1259 las reliquias fueron trasladadas a una bella urna relicario, mas en 1530 los herejes luteranos las arrojaron al Rhin. En el siglo XVII su castillo natal fue destruido y en 1723 unos monjes se asentaron en las ruinas y construyeron una bella iglesia barroca dedicada a su memoria. Es abogado contra las enfermedades del cuello, los buenos embarazos y partos. Las mujeres suelen rezarle: "San Gebhard, auxíliame. Ayúdame en los momentos más difíciles a través de tus piadosas oraciones. Libérame de lágrimas y amarguras y dame a mí y a mi hijo tu bendición por tu intercesión".

Fuente:
https://www.heiligenlexikon.de/BiographienG/Gebhard_II_von_Konstanz.html


A 27 de agosto además se celebra a:


San Marcelo y
comp. mártires
.
Santa Mónica,
viuda
.
San Maelrubha,
monje
.
















RECUERDA:

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"TUS PREGUNTAS SOBRE LOS SANTOS

(SANTOS PATRONOS DE LAS ENFERMEDADES)

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Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...