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lunes, 22 de marzo de 2021

De Egipto a Breziers, y cefalóforo.

San Afrodisio de Béziers, obispo y compañeros mártires. 22 de marzo y 28 de abril.

Su “vita” es totalmente legendaria y exenta de rigor histórico. Según Pedro de Natalibus, Afrodisio era egipcio y gobernaba una provincia para el Imperio cuando la Virgen Santísima y San José llegaron con el Niño Jesús (leer sobre “La Huida a Egipto”). Como cuentan los Evangelios Apócrifos, al llegar el Niño a Egipto, todos los ídolos cayeron, y dice De Natalibus que entonces Afrodisio adoró al Niño Jesús reconociéndolo como su Dios. Mientras la Sagrada Familia vivió en Egipto él la protegió y socorrió. Cuando Cristo fue crucificado y resucitado, Afrodisio recibió un mensaje del cielo, abandonó su Prefectura y se puso en camino a Judea, llegando a estar presente en la Ascensión de Cristo.   

Estuvo además en Pentecostés y luego se fue a Antioquía, donde fue bautizado por el apóstol San Pedro (29 de junio, martirio; 22 de febrero, La Cátedra; 1 de agosto, "Ad Víncula", 16 de enero, "Ad Víncula" en la Iglesia oriental; 18 de noviembre, Dedicación de su Basílica). San Pedro lo envió con Sergio Pablo, antiguo procónsul, a predicar el Evangelio a la Galia, luego de predicar en Chipre. Habría sido ordenado obispo por San Pedro o por San Pablo, dependiendo de quién cuente la historia.    

Su actividad apostólica se centró en Béziers, donde Afrodisio convirtió a Caralipo, Agabo y Eusebio, quienes le acompañaron en su ministerio apostólico. Iban ganando muchas conversiones cuando un día los paganos de la región los atraparon y le cortaron la cabeza en el año 65. Sus compañeros también fueron martirizados. Afrodisio tomó su cabeza y caminó hasta una de las puertas de la ciudad, y allí cayó desplomado. En ese mismo lugar sería sepultado y levantada una capilla en su honor, que luego sería llamada de San Pedro. Sus reliquias se veneran hoy en la basílica de la ciudad, dedicada a su memoria.  

Ciertamente algunos documentos apuntan a que Béziers tuvo un obispo llamado Afrodisio, pero entre los siglos IV y V, época en que probablemente la región se convirtió a Cristo. Es uno de los llamados “Santos Cefalóforos” y de los que yo llamo “Santos en la Máquina del Tiempo”. 

Fuente:
-https://heiligen-3s.nl 


A 22 de marzo además se celebra a

domingo, 30 de septiembre de 2018

Del cardenal que prefería lavar platos.

Beato Conrado de Urrach, obispo y cardenal cisterciense. 30 de septiembre.

Nació en 1185 en Alemania, en la ilustre familia de los Condes de Seyne y Urrach, emparentada con los Duques de Zaring. Su padre fue Egino IV de Urach y su Inés, hermana de Berthold V de Zähringen. Su primera educación estuvo a cargo de su tío abuelo, el arzobispo Rodolfo de Lieja. Con 10 años fue nombrado, cosas de la época, canónigo beneficiado de la Catedral de Lieja. Siendo niño padeció la desgracia de ser víctima de los juegos políticos de su familia, pues quedó de rehén del emperador Felipe I de Suabia durante años, hasta 1208. Durante este cautiverio el niño y joven Conrado tomó noticia de lo vano del mundo y la política, ansiando la forma de poder escapar de ello.

A los 18 años fue puesto en libertad y se encaminó al monasterio cisterciense de Villiers, siendo recibido con agrado. Una leyenda dice que un santo monje llamado Simón vio en una ocasión como el novicio Conrado era coronado simbólicamente con una corona de oro por los ángeles durante la misa conventual. Tal monje avisó al abad, de que aquel novicio traería gran gloria a la Orden, aunque antes había de padecer tentaciones y ataques del maligno. Lo avisó el abad a nuestro santo, quien se preparó para ello con grandes penitencias, oraciones y actos de humildad. Otra leyenda, más increíble aún, cuenta que, estando prohibido a los novicios el uso de alguna luz artificial, el santo usaba sus propios dedos como candelas, pues de ellos salía gran resplandor cuando oraba o estudiaba.

Sus virtudes (más sus relaciones familiares, todo sea dicho) alcanzaron que apenas profesó, fue nombrado prior de Villiers, y a los dos años fue nombrado abad, luego de la renuncia del abad Carlos. Y su ascenso no terminó aquí, pues en 1214 fue elegido nada menos que abad de Claraval, dotándole de una autoridad moral eminente dentro de la Orden Cisterciense. En todos estos cargos de autoridad Conrado se mostró como un padre celoso del bien de sus hijos. Exacto en el cumplimiento, pero caritativo, comprensivo pero sin permitir faltas. Fue especialmente cuidadoso con los ancianos monjes, a los que oía como a padres venerables. A pesar de sus ocupaciones, nunca faltaba a las Horas Canónicas, a las penitencias o los actos de comunidad. Era prudente, discreto, sabio, pronto a la defensa de la fe y la Iglesia, justo con todos. Tanta probidad, más su origen, no lo olvidemos, hicieron que el papa Honorio III supiera de él y le nombrara Legado Pontificio para hacer la paz entre los reyes Felipe de Francia y Enrique de Inglaterra. Y lo hizo con tanta prudencia y efectividad, que ambos monarcas y el papa quedaron prendados de él.

En 1216 fue elegido abad de Císter, convirtiéndose en el Abad General de toda la Orden, que estaba en su máximo esplendor. Solucionó problemas internos y externos de la Orden, acrecentó su poderío e influencia en la Iglesia, y aumentó el número de monasterios. Fue el Abad que introdujo el canto diario de la "Salve Regina" para toda la Orden. El 8 de enero de 1219 el mismo papa Honorio III le creó cardenal y le dio el obispado de Porto-Santa Rufina, una de las diócesis suburbicarias de Roma, reservadas a prelados de gran confianza del papa y que fueran eminentes políticos. En este puesto le nombró el papa como Legado para la Cruzada contra los albigenses en Francia. Para ello organizó los Sínodos de Tolosa y de París, para interesar a prelados y al brazo secular en la importancia de extirpar esta herejía que amenazaba no solo la fe, sino la estabilidad de los reinos. Su actuar fue coronado con total éxito en la conversión y represión de estos herejes. Dícese en este tiempo conoció a los dominicos, de los que quedó enamorado por su divisa de "Alabar, Bendecir y Predicar", socorriéndoles en adelante en sus necesidades, dándoles plenas potestades en su diócesis y siendo su valedor ante los gobiernos y obispos.

Casi sin tiempo para descansar, le envió Honorio a Alemania, a solucionar graves problemas con el emperador Federico II, empresa que se saldó con la excomunión del monarca por el asesinato del Arzobispo de Colonia, San Engelbert II (7 de noviembre), a quien Conrado sepultó con gran pompa, llamándole mártir de la fe. Además, trató el asunto de una nueva Cruzada a Tierra Santa, alcanzando gran consenso de los príncipes. Esta visita le sirvió para, como Visitador del Papa, denunciar ciertos abusos, corregir errores de los prelados, reformar algunos monasterios. Celebró nada menos que tres Concilios Provinciales, en los que se reguló y reformó la disciplina eclesiástica, suprimió abusos de los clérigos y atajó la simonía y el amancebamiento de los presbíteros. Visitó la tumba de la Beata María de Oignies (23 de junio), la célebre beguina, y estando venerando sus reliquias tuvo una visión en la que vio a esta santa mujer puesta de rodillas, intercediendo ante el Señor por su salud. Además, le consoló con palabras celestiales para animarle en todos sus esfuerzos. Durante esta legacía fundó un monasterio cisterciense en Besbenusen junto a su hermano Rodolfo, donde este luego tomaría el hábito, despreciando el mundo, a ejemplo de Conrado. En 1222 fundó la Universidad de Montpellier por mandato del papa.

Volvió el santo a Roma a inicios de 1227, y al poco tiempo murió el papa Honorio. Temiendo los cardenales que la dilación de un cónclave atrajera las intromisiones imperiales, decidieron los cardenales que Conrado y dos cardenales más decidieran quien sería el papa. Esto hoy es ilegal, por cierto. Los dos cardenales eligieron a nuestro Conrado, pero él se negó aduciendo: "No permita Dios el que se diga que yo me he elegido a mí mismo por Pontífice". Y entonces fue elegido el cardenal Hugolino, llamado Gregorio IX.

Ese mismo día el santo prelado sintió que su muerte estaba próxima y sus últimos meses de su vida los dedicó a prepararse para el encuentro con el Amado. Vivió pobremente y pobremente murió en Bari, camino de la Cruzada, el 30 de septiembre de 1227. Poco antes de expirar dijo: "que dicha que hubiera perseverado hasta esta hora en el monasterio de Villiers bajo la disciplina regular, y que mi única ocupación hubiera sido el lavar las escudillas con los demás en la cocina". El cuerpo fue trasladado a Claraval y sepultado en el presbiterio de la iglesia abacial. Aún se puede leer su lápida:


"HIC IACET DOMINVS
CONRADVS QVI PRIMO VILLARIENSIS DEINDE CLARAVALLENSIS,
POSTEA CISTERCIENSIS EXTITIT ABBAS
ET DEMVM PORTVENSIS EPISCOPVS CARDINALIS.
HIC CVM IN TRANSMARINIS PARTIBVS MORARETUR INSTANTISSIME
PRAECEPIT VT CLARAM-VALLEM VBI IAM DVDVM
SVAM ELEGERAT SEPULTVRAM OSSA SVA
DEFERRENTVR ET IBIDEM SEPELIRENTVR,OBIIT AVTEM ANNO DOMINI M. CC. XXVII. PRIDIE KAL. OCTOBRIS".


Fuentes:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 3. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.
-https://webdept.fiu.edu

A 30 de septiembre además se celebra a:

S. Jerónimo, Padre y
Doctor de la Iglesia.
San Winegrial,
monje mártir
.
San Léry, abad.



lunes, 27 de agosto de 2018

"Libérame de lágrimas y amarguras".

San Gebhard de Constanza, obispo. 27 de agosto y 26 de noviembre.

Gebhard nació el 7 de agosto de 949, en Burg Pfannenberg y fue hijo del conde Ulrich de Bregenz. Su madre, Diethild, murió durante el parto. Recibió su educación en la escuela catedralicia en Constanza, dirigida por su tío San Conrado (26 de noviembre), quien más tarde sería obispo de la misma sede.

En 979, siendo joven presbítero, el emperador Otón II nombró a Gebhard como obispo de Constanza, gracias a la influencia de San Guillermo de Hirsau (5 de julio). Además, fue padrino de bautismo del primogénito real, Otón III. Fue consagrado en la catedral de Mainz. Gebhard organizó la evangelización de los habitantes de la Selva Negra. Construyó iglesias, ordenó presbíteros y preparó maestros para formar a los niños en las letras y la piedad. Reformó los monasterios, dotándoles de cierta autonomía, aunque conservando el privilegio de la última autoridad. Visitaba a los enfermos y los pobres, luchaba porque fueran atendidos con justicia y caridad. Dícese que en una ocasión halló una pobre viuda cuyo cordero había muerto y no tenía nada más. Entonces el santo tocó el animal con su cayado y este revivió y se levantó.

En 983 fundó la abadía benedictina de Petersberg, cerca de Constanza, la cual dotó con una preciada reliquia de San Gregorio Magno (12 de marzo y 3 de septiembre, elección papal). Por medio de esta reliquia Dios obró numerosos milagros, y se le hacía gran fiesta durante siglos.

Gebhard murió el 27 de agosto de 995, y fue sepultado en la abadía mencionada. El Papa Calixto II le canonizó en 1124 y en 1134 sus reliquias fueron elevadas a la veneración pública. En 1259 las reliquias fueron trasladadas a una bella urna relicario, mas en 1530 los herejes luteranos las arrojaron al Rhin. En el siglo XVII su castillo natal fue destruido y en 1723 unos monjes se asentaron en las ruinas y construyeron una bella iglesia barroca dedicada a su memoria. Es abogado contra las enfermedades del cuello, los buenos embarazos y partos. Las mujeres suelen rezarle: "San Gebhard, auxíliame. Ayúdame en los momentos más difíciles a través de tus piadosas oraciones. Libérame de lágrimas y amarguras y dame a mí y a mi hijo tu bendición por tu intercesión".

Fuente:
https://www.heiligenlexikon.de/BiographienG/Gebhard_II_von_Konstanz.html


A 27 de agosto además se celebra a:


San Marcelo y
comp. mártires
.
Santa Mónica,
viuda
.
San Maelrubha,
monje
.
















RECUERDA:

PUEDES DESCARGAR MI LIBRO ELECTRÓNICO

"TUS PREGUNTAS SOBRE LOS SANTOS

(SANTOS PATRONOS DE LAS ENFERMEDADES)

sábado, 21 de abril de 2018

"La Cruz es mi libro".

San Conrado de Parzham, religioso capuchino. 21 de abril.

Nació el 22 de diciembre de 1818 en Venushof, en una familia medianamente acomodada. A los 16 años quedó huérfano y tuvo que asumir labores del campo.

Durante su juventud acrecentó sus virtudes, siendo un chico piadoso, humilde y caritativo. Tuvo que aplazar su vocación a la vida religiosa a causa de la obligación para con sus hermanos. Cuando tenía 31 años y luego de un proceso no fácil, le admitieron en los Capuchinos, como Hermano lego. Profesó el 4 de octubre de 1852. Su primer, y último, destino fue la portería del bello santuario de Santa María de Altötting (15 de agosto). Allí, en aquella portería el Hermano Conrado se santificó y ayudó a la santificación de miles de personas. Consejos, oraciones, ánimos, exhortaciones, caridad. Vivía del todo para todos. Siempre con el crucifijo en el corazón y en los labios, decía: "La Cruz es mi libro. Una mirada a ella me enseña cómo debo actuar en cada circunstancia".

Fue también devotísimo de la Madre de Dios, con quien sostenía encendidas conversaciones, y a quien encomendaba a todos los que le pedían oraciones. A ella les enviaba siempre a pedir gracias y a ella les enviaba a dar gracias cuando se obtenían milagros. Tuvo Conrado los dones de profecía y conciencias. Fue propagado y colaborador de la obra "Liebesswerk", para el socorro de los niños abandonados.

43 años estuvo el Hermano Conrado en su portería, como un ángel para los peregrinos, hasta el 18 de abril de 1894, cuando se sintió enfermo y pidió ser relevado en la portería hasta recobrar fuerzas. Pero esa misma tarde ya supo que no volvería allí. Dijo al superior después de Vísperas: "Padre, ya no puedo más". En la enfermería pasó sus últimos días, agotado, pero sin dejar de sostener y besar su crucifijo y su rosario. El 21 de abril recibió el Viático, y aún en agonía, intentó ir a la portería cuando oyó sonar la campanilla varias veces: no podía pensar que no hubiera nadie para atender a los fieles.

Ese mismo día entró al cielo, apaciblemente, a los 76 años de edad. Sus funerales fueron muy concurridos, lo mismo que su sepultura, alcanzándose numerosos milagros por su intercesión. Fue beatificado el 15 de junio de 1930 y canonizado el 20 de mayo de 1934. 


Fuente:
-www.franciscanos.net


A 21 de abril además se celebra a:

jueves, 19 de abril de 2018

Trabajó por la salvación del pueblo de Dios.

San León IX, papa. 19 de abril.

Nació el 21 de junio de 1002, en Alsacia, en una noble familia emparentada con el emperador Conrado, y fue bautizado con el nombre de Bruno. A los pocos días de nacer, cuenta una leyenda, se vio aparecer en su cuerpo numerosas cruces rojas, lo cual fue tomado como signo de predestinación. Su madre le dio una piadosa educación hasta los 5 años, cuando fue confiado al obispo Bertoldo de Toul, para que le instruyera en las letras y la piedad, con vistas a dedicarle a la carrera eclesiástica.

Fue un niño aplicado en el estudio, y de notable inteligencia. Piadoso y amigo de sus compañeros, a los que siempre indicaba el camino de la virtud, con su ejemplo y sabias palabras. Sobre los 15 años enfermó gravemente, y fue sanado milagrosamente por el Patriarca San Benito (21 de marzo y 11 de julio, la Traslación), por lo cual nuestro santo pensó abandonar el mundo y tomar el hábito benedictino, en agradecimiento al Santo. Pero su obispo, Hermann le concedió una canonjía en la catedral, la cual no pudo rechazar. Era la época en que seglares accedían a estos beneficios eclesiásticos que reportaban un salario. En ocasiones ni siquiera iban a los Oficios Litúrgicos, sino se limitaban a tomar decisiones y cobrar. Sabido es de algunos casos en los que "alquilaban" la canonjía, o sea, pagaban una parte a un clérigo para que dijera misa o participara en su nombre en la liturgia. Un escándalo que, ya veremos, nuestro santo pondrá remedio.

Bruno, a pesar de ser seglar, aventajó a los demás canónigos clérigos, mostrando más piedad y respeto por el cargo que algunos de ellos. A los 20 años, habiendo completado su formación, el emperador Conrado II le llamó junto a sí como consejero, pues había oído maravillas de él. La corte y el mundo no distrajeron a Bruno de su vida espiritual, manteniéndose aparte de fiestas, devaneos e intrigas. En 1026, con solo 24 años, fue elegido obispo de Toul, luego de la muerte de Hermann, siendo ordenado presbítero y obispo el 9 de septiembre de 1027 por el arzobispo de Tréveris en una solemne ceremonia, contada en diversas crónicas.

Con el báculo en la mano y la autoridad episcopal, el joven prelado se lanzó a lo que hacía tiempo era su deseo: la reforma eclesiástica. Comenzó con los monasterios, sabiendo la importancia que estos tenían en la espiritualidad y la influencia que ejercían en el pueblo. Ordenó el culto, suprimió canonjías ocupadas por seglares, formó a los presbíteros, reorganizó la caridad, etc. Fue solícito con los pobres, a quienes recibía frecuentemente y a quienes socorría con largueza. En ocasiones les servía a la mesa, les lavaba los pies o les atendía en sus enfermedades. Era parco en su mesa, ayunaba seguidamente y se disciplinaba por sus fieles. Era muy devoto de la Pasión del Señor y de la Santísima Virgen, y de ambas predicaba con frecuencia, contrario al uso de la época, en la cual los obispos reservaban su predicación para grandes solemnidades.

En 1040 fue legado del emperador para negociar la paz entre Francia y el Imperio. Agradó tanto a Roberto de Francia nuestro santo, que solo por él habría accedido a la paz. Esto le hizo conocido en Francia, donde poco a poco se le comenzó a admirar también. En 1046 participó en la Dieta de Worms, convocada para tratar el asunto del cisma Benedicto XI, que después de la muerte del papa Dámaso II traía a la Iglesia y al Imperio revueltos. Entre los legados romanos y los imperiales se pusieron de acuerdo para elegir al obispo de Toul, prudente, sabio y santo como pocos, para acceder al trono de San Pedro. Bruno se negó todo lo que pudo, pero su resistencia y la elocuencia que demostró negándose, solo hicieron que los prelados lo aclamaran más aún como papa. Así que, Bruno puso como condición que su elección no solo fuera por parte del imperio, sino validada por el clero romano. Una vez confirmada la elección por el clero y nobles romanos, a nuestro santo no le quedó más remedio que aceptar. Llegó a Roma a pie y descalzo, entrando con gran humildad y besando el suelo regado por la sangre de los mártires. Fue entronizado en la Cátedra de San Pedro el 12 de febrero de 1049, primer domingo de Cuaresma, tomando el nombre de León IX.

Vitral conmemorativo
de la Dieta de Worms.
Si como obispo León había sido un buen reformador, como papa no lo sería menos. Dícese que tenía la costumbre de tres veces a la semana caminar descalzo desde San Juan de Letrán hasta San Pedro. Una de esas noches halló a un leproso tiritando de frío. A pesar del hedor que expelía, el santo papa se le acercó, le cubrió y lo echó sobre sus hombros, acostándole en su propia cama del palacio laterano. Convocó los concilios de Roma y de Pavía para tratar el asunto de la simonía, deponiendo sin reserva a aquellos obispos de los que se comprobó habían comprado la consagración episcopal, o la habían ofrecido a otros a cambio de dinero, tierras o beneficios. Declaró nulos todos los matrimonios incestuosos, forzados o los habidos con algún clérigo, reforzando la disciplina celibataria de la Iglesia. Convocó León otro concilio romano en 1049, dedicado a refutar y condenar la herejía de Berengario sobre la Eucaristía, que negaba la transubstanciación. De su mano salió un tratado para refutar los errores del heresiarca. Hay que decir que, ciertamente, la transubstanciación no sería dogma de fe sino hasta mucho más tarde, si bien era creída por toda la Iglesia.

León llamó a San Pedro Damiani (21 de febrero) junto a sí, sacándole de su soledad por el bien de la Iglesia. Pedro Damiani fue un gran apoyo de nuestro santo, y de papas posteriores, contra los abusos del clero, porque los combatió firmemente. Y fue aliado de León en su lucha contra la injerencia del poder político en los asuntos eclesiásticos. También se ayudó León del monje Hildebrando, el célebre futuro San Gregorio VII (25 de mayo). Toda la reforma de este último papa, llamada "gregoriana", tendría sus bases en la reforma impulsada por nuestro León. El gran abad San Hugo de Cluny (29 de abril y 11 de mayo, Todos los Santos Abades de Cluny) fue igualmente un báculo en el que nuestro León se apoyó para su labor. Fue amigo del Beato Hermann "el Paralítico" (24 de septiembre), quien compuso la "Salve Regina" con ocasión de una visita de León a su monasterio de Reichenau. También tuvo León gran aprecio por el prestigioso abad San Gerardo de Sauve-Majeur (5 de abril), a quien León ordenaría presbítero en Roma y, además, le sanaría milagrosamente de las migrañas que padecía y de las que ni peregrinando a San Miguel de Monte Gargano (8 de mayo) se había curado.

León viajó por el Imperio poniendo orden, reformando, exhortando y castigando a los rebeldes. En Reims participó en la Traslación de San Remigio (1 de octubre), y dedicando la iglesia abacial. También dedicó la iglesia de San Arnoldo (18 de julio), en Metz. Entregó las reliquias de San Quirino (30 de marzo y 30 de abril) a su hermana Geppa, abadesa en Neuss, quien desde allí extendió la devoción al santo. Sólo a Alemania viajó tres veces, la última en 1052 para reconciliar de una vez al rey Andrés de Hungría con el emperador Enrique. En uno de esos viajes fue apresado por los normandos, quienes habían sido expulsados de Apulia por el emperador y a petición de León. Esperaba el santo lo peor, pero los normandos vieron que era hombre bueno, y solo le retuvieron un año en un monasterio Benevento. Este tiempo León lo tomó como un tiempo de meditación y oración. De regreso a Roma, León siguió su vida piadosa, caritativa y reformadora.

A inicios de marzo de 1054 su salud se debilitó mucho, y los normandos le dejaron partir hacia Roma, escoltándole hasta Capua. Llegado a Roma, convocó junto a su lecho a los prelados, e hizo le condujeran con gran pompa a la basílica de San Pedro, donde recibió la Extremaunción y oró así: "Señor lleno de misericordia y redentor de todos los hombres, tú eres toda mi confianza y mi salvación. Si quieres que todavía trabaje por la salud de tu pueblo, no rehúso el trabajo; pero si quieres llamar a Ti a tu Siervo, dígnate abreviar el tiempo de mi destierro". Después recibió la comunión y fue devuelto a sus aposentos, donde falleció en paz, el 19 de abril de 1054, a los 52 años de edad. Está sepultado en la actual basílica de San Pedro y fue canonizado en 1087 por el Beato Víctor III (16 de septiembre).

Reliquias de San León IX.
Basílica de San Pedro.
A pesar de toda su reforma y sus aciertos, el hecho más relevante del pontificado de San León es, sin duda, el doloroso cisma de la Iglesia Oriental, que venía efectuándose tiempo atrás, por cierto. La embajada de León en 1053, en busca de apoyos bizantinos para protegerse a los normandos devino en una serie de malentendidos y respuestas desafortunadas. Por la parte Oriental tenemos a Miguel Cerulario, patriarca de Constantinopla, quien impulsaba la "deslatinización" de las iglesias, intentando imponerles el rito bizantino. Los legados de León negaron la legitimidad de Cerulario, quien se negó a recibirles en nombre del papa de Roma, los latinos respondieron criticando y descalificando los ritos griegos. Y en un alarde de autoridad, excomulgaron al Patriarca Cerulario. La reacción no fue otra que la esperada: el 24 de julio de 1054, estando la sede romana vacante aún, los bizantinos decretaron la excomunión de los legados y consumaron la ruptura de la Iglesia de Cristo hasta hoy.

Fuentes:
- "Nuevo Año Cristiano". Tomo 4. Editorial Edibesa, 2001.
-"Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI Y G. ZIARRI. Ed. San Pablo. Madrid, 2000.
-"Vidas de los Santos". Tomo IV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

Otros santos papas son:

San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Inocencio I. 28 de julio.
San Eugenio I. 2 de junio.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.
San Calixto I. 14 de octubre.
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Gelasio I. 21 de noviembre.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Sergio I. 8 y 9 de septiembre.
San Melquíades. 10 de diciembre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Agatón. 10 de enero.
San Lucio I. 4 de marzo. 
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.
San Celestino I. 6 de abril.
Beato Benedicto XII. 25 de abril.

A 19 de abril además se celebra a:

San Gerold, ermitaño.
San Alphege,
obispo y mártir.
San Expedito,
mártir.
San Werner,
niño mártir.
  

jueves, 22 de marzo de 2018

Mártir de la propiedad.

San Conrado II de Mondsee, abad y mártir. 22 de marzo y 15 de enero.

Nació sobre el año 1100 cerca de Tréveris, sin que se sepa mucho más de él hasta su profesión como monje benedictino en Siegburg, en el año 1118, siendo abad Kuno, quien sería luego obispo de Ratisbona.

En 1127 el mismo Kuno le nombró abad del monasterio de Mondsee, propiedad del obispado de Ratisbona desde 833, siendo el segundo abad de este nombre. Un largo pleito por las propiedades y rentas del monasterio entre los abades y los feudatarios se había encarnizado en los últimos tiempos. Conrado, que era un hombre espiritual, pero emprendedor, no se dejó vencer. Primero logró acrecentar el prestigio del monasterio con una vida espiritual e intelectual más sólida, y luego se granjeó la ayuda de importantes e influyentes amigos. Junto a estos y Kuno, logró que el onasterio pasara a ser de obediencia directa del papa, con lo cual los señores feudales perdían su privilegio de nombrar y deponer abades, siendo los monjes los encargados de ello. Además, el pleito sobre las propiedades debía cesar, pues pasaban a la supervisión papal, para ser nombrado luego el abad de turno como administrador.

Esto encendió los ánimos de los enemigos de Conrado, quienes le asesinaron el 15 de enero de 1145 en Oberwang, mientras estaba de viaje. Conrado fue sepultado en su monasterio, donde los monjes pronto le dieron culto, que fue tolerado por Roma. En 1679 las reliquias fueron elevadas y en 1732 su esqueleto se recompuso, se revistió y se colocó en el altar mayor, en una manera muy peculiar de algunos sitios de Europa.


Fuente:
-https://www.heiligenlexikon.de


A 22 de marzo además se celebra a






sábado, 7 de noviembre de 2015

San Ernesto de Zwiefalten, abad y mártir

Pregunta: Quiero saber vida y obra del santo San Ernesto. México.

Respuesta: Aquí te va.

San Ernesto de Zwiefalten, abad y mártir. 7 de noviembre.


Era hijo de un noble de Steusslingen, y muy joven profesó la Regla de San Benito en el célebre monasterio de Zwiefalten. En 1141 fue elegido abad del mismo monasterio. En 1146 cambió el báculo abacial por la espada, acompañando al rey Conrad III de Suabia en la II Cruzada a Tierra Santa. Dijo a sus monjes: "Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de Cristo". Y lo tenía claro, pues como la mayor parte de las Cruzadas, esta fracasó, pues los cristianos sufrieron una humillante derrota. Los que no murieron, fueron tomados como esclavos por los musulmanes y murieron. De nuestro santo se propagó la versión, que no consta fehacientemente, que fue conducido a la Meca donde después de haber sufrido innumerables penalidades y torturas por no apostatar, murió el 7 de noviembre de 1148 junto a otros cristianos. La primera crónica que narra su martirio, que se cree infundado, es de mediados de 1200, o sea, unos cien años luego de su muerte. Sus reliquias fueron rescatadas y se veneran en la basílica de Santos Simón y Judas de Antioquía, Siria. 

Su vida se mezcló con la de San Ernesto de Neresheim (13 de julio), supuesto fundador y primer abad de la abadía de Neresheim, venerado como mártir. A este santo inexistente se le aplicó la leyenda de un viaje a Tierra Santa en la I Cruzada (1096), para predicar a los moros, e igualmente se habla de torturas y de una muerte gloriosa por la fe, siéndole arrancadas las tripas con un torno (detalle que no se lee del Ernesto que realmente fue a Tierra Santa, el de Zwiefalten). Pero cuando se conoce que los primeros moradores benedictinos de Neresheim eran monjes de Zwiefalten, entonces se comprende: se trajeron la devoción de su abad, supuestamente mártir y con el tiempo, en el siglo XVIII ya está consolidada, la leyenda se desdobló en un segundo Ernesto “propio”.


Fuente:
-"Handbuch der deutschen Heiligen". Albert SCHÜTTE. Bachem, 1941.



A 7 de noviembre además se celebra a 
Beato Francisco Palau, carmelita fundador.
San Prodóscimo de Padua, obispo

lunes, 26 de noviembre de 2012

San Conrado de Constanza y otros más


Pregunta: Buenos días. ¿Qué me puedes decir de un santo llamado San Conrado, o si hay más santos con el mismo nombre?. No sé.

Respuesta: Buen día. Pues primero quiero decirte que hay más de un santo que tiene ese nombre. Te detallo el más conocido y luego los demás:

San Conrado de Constanza, obispo. 26 de Noviembre.
La primera referencia a su vida la tenemos por Oudalschalk, el abad de la abadía de Santos Ulric y Afra de Augsburg, hecha para su canonización, que efectuó Calixto II en 1123. En el siglo XII se escribió otra biografía, que añade nuevos datos, y algunos sucesos milagrosos. Ambos son relatos tardíos y contienen ciertos hechos dudosos, junto a datos históricos confiables.


Conrado, que nació en el 900 y sería hijo del conde Enrique de Altdorf, descendiente de los famosos Güelfo, fue educado desde niño para el servicio a la Iglesia y, siendo adulto y ordenado sacerdote, obtuvo un beneficio en la Catedral de Constanza (un beneficio es una capellanía o intenciones de misas por las que ganaba dinero). En el año 934 fue elegido por sus virtudes y la influencia familiar para obispo, puesto que la sede estaba vacante. Dotó a la catedral con tierras propias, que cambió con su hermano, dándole este las cercanas a la catedral, por lo que quedó sin bienes personales ninguno. Construyó y reparó iglesias, escuelas, monasterios y hospitales. Fue amigo de San Ulric de Augsburg (4 de julio) y del emperador Otón I, en un momento complicado, por la constante intromisión del poder terrenal en las cosas de la Iglesia.

San Conrado.
Talla alemana. Siglo XVIII.

Dice la leyenda piadosa que hizo tres peregrinaciones a Jerusalén. Y cuenta esta misma leyenda un suceso maravilloso: Estando en el monasterio de Santa María de Einsiedeln, para dedicar la iglesia, la noche anterior fue al templo a hacer oración. De pronto se vio rodeado de la corte celestial, y vio a Cristo vestido de pontifical, presidiendo la dedicación. Los cuatro Evangelistas le servían de acólitos, mientras San Pedro Apóstol (29 de junio, 8 de noviembre, Dedicación de la Basílica; 18 de enero y 22 de febrero, Cátedras; 1 de agosto, Ad Víncula; 16 de enero, Ad Víncula en la Iglesia Oriental) y San Gregorio Magno (12 de marzo y 3 de septiembre) entregaban al Señor la mitra, el báculo y el acetre con agua bendita. Todos los santos cantaban y los ángeles agitaban incensarios y velas, mientras la Madre de Dios tomaba asiento en la cima del altar, como patrona de la Iglesia. Al terminar la celebración de dedicación, Conrado volvió en sí: era de día, los preparativos estaban listos y la iglesia llena, pero él se sintió confuso, pues ¿cómo repetir al día siguiente lo que el mismo Cristo había hecho? Los monjes lo esperaban ansiosos, con todo el ceremonial y las vestiduras listas. Le dieron la mitra, el báculo y el acetre y entonces… una voz se oyó del cielo: "No os preocupéis, hermanos, la capilla ha sido consagrada por Dios mismo" y todos quedaron en silencio. Conrado contó lo que había visto esa noche y en acción de gracias, se colocó una bella imagen negra de María, Nuestra Señora de Einsiedeln, en el coronamiento del altar, como Conrado había visto. Esta fiesta de la Dedicación se celebra en el monasterio el 14 de abril.

Pero su milagro más conocido y que le acompaña en su iconografía, cuenta que un día de Pascua de Resurrección, una gran araña cayó en el cáliz, ya teniendo el vino consagrado. Como en aquellos tiempos se suponía que todas las arañas eran venenosas, Conrado consideró más reverente tragar la araña que despreciar la Sangre de Cristo. Después de esto se quedó esperando la agonía final… que no llegó. Una hora más tarde se levantó y la araña salió de su boca. Es por esto por lo que se le representa con un cáliz y una araña. Semejante hecho se cuenta de San Norberto (6 de junio; 7 de mayo, traslación de las reliquias y 11 de julio, triunfo sobre Tanchelmus) con la variante de que este santo estornudó y el animal fue expulsado. Algo parecido de narra del Beato Francisco de Fabriano (22 de abril), el cual habiendo ya consagrado, le cayó un escorpión en el cáliz y no atreviéndose a arrojar la Sangre del Señor, la bebió con normalidad y continuó celebrando la Eucaristía, encomendándose a Dios. Al terminar la misa, el escorpión salió tranquilamente de la boca.

Conrado murió en el 976, después de cuarenta años de obispo y fue enterrado en la iglesia de San Mauricio de Constanza, fundada por él y posteriormente fue enterrado a la catedral. Fue sucedido por su sobrino San Gebhard (27 de agosto y 26 de noviembre), gracias a la influencia de San Guillermo de Hirsau (5 de julio). Sus reliquias fueron muy veneradas hasta la Reforma, cuando sus restos fueron arrojados al lago Constanza y sólo se salvó la cabeza, custodiada en el tesoro de la catedral. Es patrono de Friburgo y de Constanza.



Fuentes:
-“Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año”. Noviembre. R.P JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
-“La leyenda de oro para cada día del año: vidas de todos los santos”. Volumen 3. P. PEDRO DE RIVADANEIRA. Barcelona, 1866.
-“Simbología iconográfica de los santos”. TEODORO ÚZQUIZA RUIZ. 2012.

A 26 de noviembre además se celebra a  
San Pedro I de Alejandría, obispo mártir.
San Stelian de Adrianópolis, eremita.



Y también están estos santos y beatos de nombre Conrado:


San Conrado I de Salzburg
San Conrado de Herlesheim, cisterciense. 1 de junio y 3 de agosto. 
San Conrado de Parzham, capuchino. 21 de abril.
San Conrado de Piacenza, terciario franciscano. 19 de febrero.
San Conrado de Querfurt, obispo y mártir. 3 y 6 de diciembre.
San Conrado de
Parzham, premonstratense. 26 de noviembre.
San Conrado de Toul, obispo, franciscano. 2 de mayo y 2 de agosto.
San Conrado de Trier, obispo y mártir. 1 de junio.
San Conrado de Utrecht, obispo y mártir. 14 y 27 de abril.
San Conrado de Wolfratshausen, peregrino y mártir. 7 de agosto.
San Conrado I de Salzburg, arzobispo. 9 de abril y 3 de agosto.
San Conrado II de Salzburg, obispo. 28 de septiembre.
San Conrado Scheuber, ermitaño. 5 de marzo.
San Conrado de Ottobeuren, abad benedictino. 27 de julio.


B. Conrado de Mondsee
abad y mártir.
Beato Conrado de Aalen, franciscano mártir. 8 de mayo.
Beato Conrado de Baviera, cisterciense y peregrino. 17 de marzo y 10 de julio.
Beato Conrado de Friesach, dominico. 24 de noviembre.
Beato Conrado de Heister, cisterciense. 25 de noviembre.
Beato Conrado de Hildesheim, franciscano. 6 de octubre y 20 de diciembre.
Beato Conrado de Liechtenau, premonstratense. 19 de diciembre.

Beato Conrado de Mondsee, abad y mártir. 16 de enero y 22 de marzo. 
Beato Conrado de Offida, franciscano. 12 de diciembre.
Beato Conrado de Prusia, dominico. 10 de marzo.
Beato Conrado de Seldenbüren, abad benedictino y mártir. 2 de mayo.
Beato Conrado de Springirsbach, agustino. 2 de julio. (patrono de los niños que padecen gripes o tuberculosis).
Beato Conrado de Tennebach, Guardián franciscano. 20 de diciembre.
Beato Conrado de Weissenau, premonstratense. 4 de abril.
Beato Conrado Müller, franciscano mártir. 14 de marzo.
Beato Conrado de Ascoli, franciscano. 19 de abril.
Beato Conrado Rapp, misionero mártir de Japón. 5 de junio.
Beato Conrado de Ratisbona, abad benedictino y obispo. 19 de mayo.
Beato Conrado Speiser, premonstratense. 10 de febrero.
Beato Conrado Treger, agustino. 13 de enero.

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