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miércoles, 7 de abril de 2021

Asesino, fraile y santo.

Beato Carino de Balsamo, religioso dominico. 7 de abril. 

De este beato no se sabe nada anterior al hecho que le dio la fama: el asesinato por su propia mano de San Pedro Mártir (6, 29 y 30 de abril, 4 de junio, traslación de las reliquias) y del Beato Domingo (11 de abril). El 6 de abril de 1252, Sábado Santo, mientras San Pedro se dirigía a Milán, rezando el oficio litúrgico, nuestro biografiado le salió al encuentro y le dio un golpe mortal en la cabeza con un hacha, y una puñalada en el pecho. Había sido pagado con 40 libras milanesas, por el obispo hereje Daniel de Gussiano, Stéfano Confalonieri y otros nobles milaneses, a los que San Pedro fustigaba por sus herejías, tropelías y desmanes. 

Carino fue a la cárcel, y estando allí a la espera para ser ahorcado, se arrepintió de su crimen pidió a San Pedro Mártir le perdonara y le diera la libertad. Por milagro, las puertas de la prisión se abrieron y Pedro de Balsamo salió libre. Se fue a Roma a pedir el perdón al Papa pero al llegar a Forli, enfermó gravemente y se fue al convento dominico, reveló quien era y lo que le había pasado. Allí nuevamente pidió al santo mártir que le diera la salud para tomar el hábito de la Orden y hacer penitencia toda su vida. Así mismo fue. El caso de su liberación de la cárcel fue tan sonado que se tomó como milagro en la causa de canonización de San Pedro Mártir, la cual ocurrió el 9 de marzo de 1253 por Inocencio IV.

Carino vivió muchos años más, haciendo penitencia por su pecado. Antes de morir en 1293, pidió que su cuerpo fuera arrojado con los cadáveres de los impíos y ajusticiados, por no ser digno de sepulcro entre religiosos santos. Así lo hicieron los frailes, pero comenzaron a ocurrir tantos milagros, que se trasladaron sus reliquias a la capilla del convento de Forli, donde aún se veneran. 

Fuente:
-"Sacro Diario Dominicano". FR. FRANCISCO VIDAL. O.P. Valencia, 1747. 


A 7 de abril además se celebra a:

San Aybert de Crespin,
monje y ermitaño
.
San Calíopo, mártir.
San Hermann José,
premonstratense
.
San Enrique Walpole,
jesuita mártir
.






viernes, 13 de abril de 2018

De la leyenda del protomártir Trinitario.

Ya lo he dicho varias veces, hay santos que se te atraviesan en el camino, sea por una leyenda, por un atributo, por un animal que le acompaña (los persigo), y no se te van de la memoria. En mi caso suele ser porque no sé nada o muy poco de ellos. La experiencia me dice que hay que dejar de pensar en ellos, porque más tarde o más temprano, te los encuentras al pasar la página de un libro, buscar otra cosa en una web, o recibes una estampa de un amigo. Es el caso de este santo que os comparto aquí, desconocido hasta para muchos de sus hermanos de hábito, los Trinitarios. Y de él dice un viejo libro:

San Roberto de San Juan, protomártir trinitario. 13 de abril.

Era Roberto originario de Montiduno, Inglaterra; e hijo de padres nobles. Estudió en su país todo lo que pudo y con buenos frutos. Cuando dos amigos suyos quisieron pasar a París a estudiar Teología, Roberto se animó a ir con ellos y sus padres le dieron autorización. Estudiaron los años preceptivos y Roberto se graduó con excelentes resultados, luego de causar admiración en sus profesores y la envidia de sus demás compañeros. Terminado la Teología, los amigos de Roberto deseaban ir a Roma, para lograr ser ordenados y obtener algún beneficio eclesiástico o una parroquia digna, pero Roberto deseaba ir a su casa, junto a sus padres. Aún así, les acompañó, con deseo de visitar la Ciudad Eterna, donde visitó las principales reliquias, iglesias y monasterios.

Estando en Roma, vio a un romano ofender y pegar a unos cautivos, que habían sido liberados (aunque él no lo sabía) por el Beato Juan Anglico (17 de junio) y el Beato Guillermo Escoto (13 de mayo), trinitarios. Encendido de furia, golpeó al hombre de tal manera que lo dejó tendido en el suelo. Pensando Roberto que lo había matado y que sería ajusticiado, pensó refugiarse en un convento, para que la justicia no le alcanzara. Echó a correr y el primer convento que halló fue el de Santo Tomás "in Formis", de los trinitarios. Allí halló a San Juan de Mata (17 de diciembre y 7 de mayo, traslación de las reliquias), que supo, por revelación que roberto sería religioso suyo y santo. A todas estas, el hombre maltratado por Roberto se levantó del suelo, se fue a sus cosas y nada pasó, pero aún así, sus amigos le pidieron regresara enseguida a Inglaterra, no fuera que le denunciara de todos modos.

San Juan de Mata le dijo que lo pensase bien, no fuera que el Señor le estuviera dando una señal. Roberto pasó toda esa noche en oración y decía: "Válgame la Santísima Trinidad, ¿qué es esto que por mi pasa? ¡Yo en un convento, que su instituto principal es el rescate del cautivo, y yo por la defensa de un cautivo haberme refugiado en este Convento! En esta religión que rescata los cautivos hallé refugio en mi trabajo, y ya que Dios me sacó de él, ¿tengo que huir y tengo que embarcar? Pues, ¿no será mejor imitar a estos santos padres en buscar a los cautivos para redimirlos, que el huir por defenderlos? Parece esto cobardía de ánimo, y no quiero ser ingrato al cielo, y así, de más razón será alistarme en esta milicia sagrada, que no huir cobarde a mi tierra". Pero recaía, temiendo no fuera cosa de Dios, y sabiendo lo difícil de ser religioso, para volver a reflexionar y orar: "¿Cómo pueden ser casuales estas circunstancias? ¿No había en Roma otros templos, monasterios e iglesias, que me pudieran servir de auxilio? La defensa de un cautivo me trajo a esta casa, que hallan su refugio cautivos en ella, pues ¿cómo la puedo yo dejar, si me trae a su casa Dios?"

En fin, para no hacer el cuento muy largo. El caso es que salió en busca de San Juan de Mata, lo halló en el coro y este le dijo que conocía de sus dudas, y que Dios le quería para religioso trinitario. Al día siguiente lo presentó a la comunidad, y ante una duda de un religioso, el santo le profetizó: "algún día sabrá los alientos de este valeroso Soldado de Cristo y cuanta gloria ha de dar a la Trinidad Santísima, y cuanta honra se ha de seguir a nuestra Religión". Y le dio el hábito él mismo. Al saberlo sus compañeros y oírle hablar de la vida religiosa, la vanidad del mundo y de las letras, le dijeron: "Tú viniste con nosotros solo por acompañarnos, tomando un viaje tan largo, sin que te moviese más interés que el cariño: Esta acción tan gloriosa pide igual correspondencia, y así, con gran gusto recibiremos el santo hábito, quedándonos en tu compañía, si el Superior de la Religión nos concede esta fineza; pide tú, por la Sangre de Cristo, que nos conceda esta gracia". Y como San Juan de Mata, ya conocía de la voluntad divina, les admitió en la Orden. Y fueron los religiosos, Fray Rodulfo y Fray Ricardo, que asistieron en la muerte al Santo Fundador.

No hay que decir de todas las penitencias, tentaciones, miedos y consuelos del Señor que recibió en el noviciado. Es una vida de santo y ya se sabe... nunca es poco para exaltar virtudes. Así, Roberto profesó en medio de grandes fervores y consuelos del cielo. Sabiendo San Juan de Mata las grandes virtudes del religioso, mandó que se le ordenase presbítero, aunque nuestro santo no quería. Aceptó por obediencia, del mismo modo que aceptó el ministerio de la predicación. Sus sermones eran elevadísimos y, al mismo tiempo, cercanos al vulgo, del cual logró grandes conversiones e interés en la Redención de Cautivos.

En 1199 Inocencio III ordenó la IV Cruzada, a la que se sumaron numerosos presbíteros y religiosos para servir de "ejército espiritual". Roberto fue uno de ellos, destacando entre los más celosos de la predicación y la virtud. Con gran valor exhortaba a los soldados a ser buenos y piadosos, y además, con aquellos que enfermaban era caritativo y les socorría en todo lo que podía. Algunas veces hasta quedó sin comer en el viaje por dar a los soldados u otros religiosos.

Pensaba Roberto predicar en Tierra Santa, pero la Providencia tenía otro destino para él. Sobre 1209 tomó el santo un barco desde Beirut hasta Ancou, en el cual iban algunos musulmanes. Estos, al verle, comenzaron a reírse de la fe cristiana, y de la risa pasaron a la blasfemia. Roberto les amonestó y les corrigió sus errores, enseñándoles lo que realmente enseña la Iglesia, pero los moros lo tomaron como un agravio y con sus alfanjes le despedazaron y lo arrojaron al mar. Un musulmán que se hallaba presente, se convirtió a la fe cristiana al ver aquel testimonio y dio aviso a los cristianos. Cuéntase que cuando fue hallada su cabeza en el mar, los ojos aún estaban como vivos y resplandecientes de alegría. Al saber San Juan de Mata del martirio de Roberto, lo dio a conocer al papa Inocencio III, quien sin más le declaró mártir y concedió que los trinitarios le rindieran culto como su protomártir. 

No es Roberto, ciertamente, un santo histórico, o al menos evidencias de que lo haya sido no hay. Los datos que de él tenemos aparecen en un libro de un religioso trinitario, del que se sospecha se inventó muchísimo de la "historia" trinitaria, sólo para dar ciertos orígenes ilustres a su Orden. Este fraile dice que el convento de Santo Tomás in Formis guardaba testimonio del culto a San Roberto, pues había un altar erigido a su memoria, pero esto no consta. 


Fuente:
-"Noticias históricas de las tres florentísimas provincias de la Gran Bretaña, Inglaterra, Escocia, e Hibernia, del Celestial Orden de la Ss. Trinidad, de Redención de cautivos cristianos". P. FR. DOMINGO LÓPEZ. Madrid, 1714.


A 13 de abril además se celebra a
San Hermenegildo, príncipe y mártir.
Beata Ida de Lovaina, virgen cisterciense.
Beata Ida de Bolonia, viuda.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Del Protomártir Cisterciense.

San Gerardo de Claraval, protomártir del Císter. 7 de diciembre y 8 de marzo.

Fue Gerardo natural de Lombardía y siendo muy joven tomó el hábito cisterciense en Claraval bajo el mandato del gran San Bernardo (20 de agosto). Y el mismo santo le envió a la fundación de Altacumba, en el condado de Saboya. En esta casa brilló con grandes virtudes, especialmente la obediencia, la humildad y el amor a la pobreza. Por ello, sobre 1135, fue elegido para ser fundador y abad de la célebre abadía de Fossanova, Italia. Durante su mandato, que duró 39 años, el monasterio se hizo célebre por su fervor, riquezas y cultivo del saber y el conocimiento. Fue un abad riguroso, pero comprensivo y paciente, nunca castigaba en demasía, era pronto en perdonar y olvidar. Ayunaba y oraba constantemente, y siempre que podía se disciplinaba. 

En 1174 murió el Beato Poncio (3 de septiembre), abad de Claraval, y los monjes de este monasterio eligieron unánimemente a Gerardo por abad. sus primeras acciones fueron luchar por la canonización de San Bernardo, cosa que logró en un año, y la culminación de la iglesia abacial, comenzada por Bernardo. En Claraval Gerardo continuó su plan de vida de ayuno, oración, penitencia y estudio, y aunque las exigencias del gobierno eran aún mayores y estaba obligado a tratar demasiado con el mundo, nunca perdía la presencia de Dios ni la gravedad monástica. Los monjes comprobaron su valía, su celo por la observancia y su delicadeza para corregir y encaminar a sus hijos por el buen camino.

Todos menos uno, cuya escandalosa forma de vivir en el monasterio traía al santo abad por la calle de la amargura. Ni reconvenciones, ni exhortaciones, ni castigos, nada doblegaba al monje rebelde, por lo que Gerardo le envió al monasterio de Igny, gobernado entonces por San Pedro Monóculo (29 de octubre), para que fuera enmendado allí. Y ya veremos luego que pasó.

Comenzó Gerardo una visita a todos los monasterios "hijos" de Claraval, comenzando por Alemania, país donde más fundaciones había que procedían de su abadía. En Tréveris se hospedó en el sitio más humilde de la abadía cisterciense de la ciudad, y allí veneró las reliquias de Santos Eucario, Valerio y Materno (8 de diciembre), conservadas en dicha abadía. Estando en la cripta, frente a las reliquias, comenzó a considerar si no debía abandonar el cayado abacial en manos de otro, y retirarse a la soledad y la oración. Entonces se le aparecieron dichos santos mártires y le consolaron, diciéndole que en breve abandonaría la vida terrenal, pero que debía terminarla gobernando. Esta visión le llenó de gozo y desde ese momento comenzó a prepararse para el "dulce encuentro" redoblando su fervor, penitencias y ayunos.

Continuó su visita pastoral hasta llegar al monasterio de Igny, donde estaba recluido el mal monje. Algunos monjes que le acompañaban le comentaron si no sería más prudente hacer la visita sin dormir allí, y sin alterar mucho con los monjes, no fuera que el monje rebelde le hubiera ganado algunos enemigos. Pero Gerardo no quiso oír hablar de ello, pues supondría faltar a sus obligaciones. Estando para llegar, un monje le suplicó no entrara a Igny, pues presentía que algo terrible pasaría, pero Gerardo le replicó – "Hijo mío, yo no estimo en más la vida temporal que a mí mismo, ni por miedo a la muerte debo dejar de cumplir con los cargos de mi oficio. ¿Quién sabe si esto no será acaso tentación? ¿Y quién duda que Dios es Omnipotente y si quiere me podrá liberar de la muerte que, según tú, me amenaza?" Y sin mediar más palabras, entró al monasterio.

Allí fue recibido con gran alegría por Pedro Monóculo y los monjes. Gerardo les exhortó al cumplimiento de la Regla y a la Observancia Religiosa. Sobre todo les recordó la gran virtud de la caridad, y para dar ejemplo, mandó llamar a su presencia al monje relapso. Cuando lo tuvo enfrente, Gerardo le abrazó y con dulces palabras le recordó que le quería y que el castigo impuesto le dolía tantísimo, pero que su deber era enmendarle y dar buen ejemplo a los demás. El monje no habló ni una palabra, permaneció todo el tiempo con la mirada baja, pero no por verdadera humildad, sino por aparentarla, pues había concebido otros planes.

Al otro día, San Gerardo salió del coro y se encaminó a la iglesia para cantar la Santa Misa. Al doblar por el claustro, salió a su encuentro el monje, que sin mediar palabra, le atravesó el vientre varias veces con una espada, hasta derramarse las entrañas por el suelo. Gerardo le dijo con voz queda: – "Hermano, ya déjalo, pues igual ya de ningún modo podré vivir". El agresor soltó el alfanje y huyó, mientras nuestro santo aún se levantaba de entre la sangre. Logró caminar, bajar las escaleras a la iglesia, pero llegando a la puerta de esta, cayó extenuado. El monje sacristán le vio y socorrió, y recibió sus palabras acerca de que no se persiguiese a su asesino.

Los monjes llevaron al mártir a la enfermería, donde el santo abad aún vivió tres días más para pedir perdón a Dios y a todos por sus pecados, a insistir en el perdón. Murió con una sonrisa en el rostro, a pesar del desangramiento y el dolor. Era el 8 de marzo de 1177. Poco después se le apareció a San Pedro Monóculo, quien estaba agobiado por aquel crimen que se había cometido en su monasterio. San Gerardo le consoló y le dijo que no sufriera por aquello que a él le había logrado el cielo. El cuerpo fue trasladado a Claraval, donde el Monóculo ofició los solemnes funerales, y donde tuvo otra visión del mártir acompañado de San Bernardo. El santo cuerpo fue sepultado en la primera capilla de la iglesia, recibiendo el cariño y devoción de los monjes desde entonces.

En cuanto al agresor, fue excomulgado por el papa Alejandro III, quien sentía un gran afecto por Gerardo. A los pocos años el asesino salió de donde estaba escondido y lleno de arrepentimiento, peregrinó a Roma, para pedir el perdón al Santo Padre. Pero cuando llegó a su presencia, en una Audiencia, y dijo quién era, el papa le empujó de un puntapié y le espetó: "Vete de aquí, hijo de perdición". Algunos cardenales abogaron por el hombre, pues creían que no se le debía negar la misericordia, y que, además, convenía al papa dar ejemplo de magnanimidad. El papa accedió y mandó a buscarle, pero no le hallaron y nunca más se supo de él.

Clemente XI autorizó su culto en 1702 y el 25 de septiembre de 1710 se concedió a la Orden Cisterciense el Oficio Litúrgico de San Gerardo, cuya fiesta se celebraba a 8 de marzo, luego a 7 de diciembre, y hoy ha quedado en el olvido. No hay que confundirle con el Beato Gerardo de Claraval (13 de junio)



Fuente:
-"Medula Histórica Cisterciense". Volumen 3. R.P.F Roberto Muñiz O.CIST. Valladolid, 1784.


A 7 de diciembre además se celebra a
Santa María Josefa Roselló, virgen fundadora.
Santa Azenor de Brest, duquesa y eremita.

miércoles, 6 de abril de 2016

El dibujito de San Pedro Mártir

Pregunta: ¿Que dibuja san Pedro el mártir en el suelo con sangre?

Respuesta: Pregunta que lleva casi dos años de atraso... verguenza. Vamos allá, primero con una semblanza del santo:

San Pedro de Verona, protomártir dominico, inquisidor. 6, 29 y 30 (en Canarias y otros sitios) de abril, y 4 de junio (traslación de las reliquias). 

San Pedro Mártir.
Iglesia de
Graja de Campalbo.
Cortesía de P. Estecha
Nació el 29 de junio de 1205, en Como, Italia, en una familia de herejes cátaros o maniqueos, los historiadores no lo tienen muy claro. Desde niño destacó en las letras, por lo que a los 7 años su familia le mandó a una escuela de Lombardía, que aunque era católica, como todas las del tiempo, estaba infestada de diversos herejes. Según la leyenda, esto más que acentuar su primitiva fe cátara, le hizo estudiar la fe católica y convertirse:  Su tío le preguntó "¿que aprendes en el colegio?", a lo que respondió Pedro "el símbolo de la fe católica"; con lo que su tío y su padre intentaron apartarle con amenazas y halagos de que creyera en lo que había aprendido y de la fe católica en general. En vano, el niño respondió: "Quien no crea esta primera verdad de la fe, no tendrá parte en la vida eterna". Se había convertido, aunque en secreto. En realidad lo más probable es que solo de joven se haya convertido, y esta anécdota de la infancia sea una leyenda.

En fin, que fue a la Universidad de Bolonia a estudiar, donde a los 16 años conoció a Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto, memoria; 24 de mayo, traslación de las reliquias, y 15 de septiembre, "in Soriano") y su obra misional entre los herejes. Y pidió el hábito, despreciando una carrera en leyes. De inmediato, ordenado sacerdote, comenzó la misión de la Orden: alabar, bendecir y predicar. Milán y Venecia fueron testigos de su palabras y prodigios, entre 1232 y 1234. En la primera de estas ciudades fundó el convento de San Pedro. Fue llamado a ser prior del convento de Asti, luego del de Piaceza, donde siempre fue ejemplo para sus religiosos.

Se preocupó por la catequesis de los fieles, por propagar la devoción a la Virgen María y al rosario, para lo que fundó cofradías de laicos, en los que se aprendía la doctrina católica, los modos de oración y se rogaba por la Iglesia. No solo predicó contra los herejes, sino contra los católicos tibios, que lo eran solo de palabra y no de obra. Durante toda su vida también predicó en Florencia, Génova, Roma y Como, logrando siempre grandes conversiones por su palabra y milagros patentes. En Florencia conoció y fue director espiritual de los Siete Santos Fundadores de los Servitas (17 de febrero). Fue versado en la Biblia y la Teología; era un fraile orante, penitente y caritativo.

Prodigios no faltan en su vida, como apunté, para muestra, dos: Un día, estando en su celda dominicana, tiene una aparición de las mártires Santa Inés (21 y 28 de enero), Santa Cecilia (22 y 24, Iglesia Bizantina, de noviembre) y Santa Catalina de Alejandría (24, Iglesia Oriental, y 25 de noviembre) que hablan con él. Otros frailes oyen el diálogo y entendiendo que viola la clausura y recibe mujeres, le acusan al prior, que le castiga a una prisión de un convento de Ancona. Calla Pedro y confía en Dios, hasta que un día, cansado de aquel castigo injusto, clamó ante Cristo crucificado: "¡Qué he hecho yo, bien mío, para que me traten así!" A lo que le respondió Cristo: "¡Y yo, Pedro, qué hice para que me pusiesen aquí!''. Y nunca más se quejó, y al ser liberado y reconocida su inocencia, antes bien buscaba el desprecio y los trabajos por Cristo. Otra vez, estando predicando en una plaza de Florencia, el demonio pretendió interrumpirle en forma de caballo negro. Desbocado se lanzó contra el santo, que haciendo la señal de la cruz, le hizo desaparecer. Algo parecido se lee de San Vicente Ferrer (5 de abril y segundo lunes de Pascua en Valencia) mientras predicaba en Murcia.

Martirio de San Pedro
y el Beato Domingo.
En 1232 Gregorio IX le nombra Inquisidor General, aunque no hay referencias de su oficio hasta actas de 1245. En 1251 fue confirmado como Gran Inquisidor de Lombardía por Inocencio IV, cargo polémico a los ojos de hoy día, cuando se mira desde la distancia y no juzga con criterios actuales. El 6 de abril de 1252, Sábado Santo, mientras se dirigía a Milán, rezando el oficio litúrgico con un hermano de hábito, fueron asaltados por el mercenario Pedro de Balsamo, que le dio a fray Pedro un golpe mortal en la cabeza con un hacha, y una puñalada en el pecho. Había sido pagado, con 40 libras milanesas, por el obispo hereje Daniel de Gussiano, Stéfano Confalonieri y otros nobles milaneses, a los que San Pedro fustigaba por sus herejías, tropelías y desmanes. Derrumbado en tierra, antes de morir, tuvo tiempo de escribir, con su propia sangre en la tierra: "Credo in Deum Patrem Omnipotentem, Creatorem visibilium et invisibilium", que en ocasiones, por razones de espacio, en la iconografía se reduce a "Credo". Su compañero, el Beato Domingo (11 de abril) al ver la muerte de Pedro, se puso de rodillas para alcanzar el martirio, y fue herido de puñal varias veces. Vivió aún cinco días, presa de dolores tremendos, pero llevados con gran fe y caridad.

El cuerpo de San Pedro fue llevado a la iglesia de los dominicos de Milán, San Eustorgio, donde fue enterrado como mártir y venerado desde el primer momento. Los milagros y testimonios se sucedieron rápidamente, lo que llevó a Inocencio IV a canonizarle, el 9 de marzo de 1253. Aunque el principal milagro fue la conversión de su asesino, que estando en la cárcel para ser ajusticiado, pidió a San Pedro Mártir le perdonara y le diera la libertad. Por milagro, las puertas de la prisión se abrieron y Pedro de Balsamo salió libre, y se fue a Roma, a pedir el perdón al Papa. Al llegar a Forli, enfermó gravemente y se fue al convento dominico, reveló quien era y lo que le había pasado. Prometió a San Pedro Mártir que si le libraba de la enfermedad, tomaría el hábito. Así ocurrió, tomó el hábito con el nombre de Carino, e hizo penitencia toda su vida. Antes de morir en 1293, pidió que su cuerpo fuera arrojado con los cadáveres de los impíos y ajusticiados, por no ser digno de sepulcro entre religiosos santos. Así lo hicieron, pero comenzaron a ocurrir tantos milagros, que se trasladaron sus reliquias, y la Orden le celebraba como Beato Carino de Balsamo (7 de abril).

La memoria litúrgica de San Pedro Mártir se celebró primero a 29 de abril, pero pasó al 6 del mismo mes cuando Santa Catalina de Siena (1, Impresión de las llagas, y 29 de abril) ocupó este día, al ser "echada" del 30 de abril por San Pío V, que venía del 5 de mayo. Y aunque el martirologio romano lo pone a 6 de abril, el calendario dominico lo celebra a 4 de junio, memoria de la traslación de sus reliquias. En fin, un batiburrillo. Aún así, su memoria sigue siendo a 6 ó 29 de abril en muchos sitios de España, Italia, Francia y América donde se le tiene devoción.


Fuentes:
-"Sacro Diario Dominicano".  P. FRANCISCO VIDAL O.P. Valencia, 1747.
-"Compendio histórico de las vidas de los Santos canonizados y beatificados del Sagrado Orden de Predicadores". FR. MANUEL AMADO. O.P. Madrid, 1829. 
-"Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI Y G. ZIARRI. Ed. San Pablo. Madrid, 2000.


A 6 de abril además se celebra a 






sábado, 26 de diciembre de 2015

San Esteban, diácono y protomártir.

San Esteban, diácono y protomártir. 26 y 27 de diciembre, 2 de agosto (traslación de las reliquias de Jerusalén a Constantinopla), 7 de mayo (traslación de las reliquias de Constantinopla a Roma), 3 de agosto (Invención de las reliquias) y 20 de abril (con San Lorenzo, en Roma).

El niño Esteban es
robado por los diablos
.
La primera referencia sobre San Esteban la hallamos, por supuesto, en las Escrituras. Los Hechos de los Apóstoles (capítulos 6, 7 y 8) nos cuentan su elección, vida, pasión e intuyen su gloria al contar su visión de Cristo en los cielos. Estos textos inaugurarían una larga tradición hagiográfica en la Iglesia. Porque Esteban no queda al margen de la leyenda, sino que también tiene la suya, al menos desde el siglo X. 

El Códice de Athos, el más antiguo que se conoce, cuenta más de una historia estrafalaria, como que al nacer, aprovechando el diablo que la niñera estaba distraída, se llevó al bebé, dejando en su lugar a un bebé diablo. Pero el niño Esteban estaba tan bendecido, que los diablos no pudieron llevárselo al infierno y lo abandonaron a la puerta de un judío llamado Julián, que le educó santamente

Y dando un salto en el tiempo, la leyenda nos dice que Esteban, elegido dos años después de la Ascensión del Señor, destacaba entre todos por defensor de la Divinidad de Cristo y su Nacimiento virginal, cuestiones que irritaban terriblemente a los judíos. Fue acusado ante Pilatos, que lo defendió. Luego pasó por Caifás, el cual mandó azotarle. Además, permitió que Esteban defendiera sus creencias ante varios sabios, pero ninguno, ni siquiera el célebre Saulo, luego San Pablo (29 de junio, martirio; 30 de junio, conmemoración; 25 de enero, conversión; 18 de noviembre, dedicación de la basílica) pudo rebatirle. Tres días y sus noches duró esta pasión del santo diácono y en la última noche un ángel se le apareció y le confortó. Además, le anunció su próximo martirio. Efectivamente, en ese juicio, Saulo llegó a exigir fuera lapidado por blasfemo. Nuevamente Pilatos intentó defenderle, junto a Nicodemo y Gamaliel, pero nada. Ya sabemos lo que ocurrió, según la Biblia. La leyenda en su final tiene varias versiones. Alguna dice que Pilatos enterró el cuerpo en la tumba familiar, otra que Nicodemo y Abibas, hijo de Gamaliel, serían martirizados por sepultar el cuerpo del santo protomártir que había sido arrojado a las fieras para que lo devorasen. Por su parte, la leyenda francesa de Nicodemo tiene su tela por donde cortar y para nada tiene que ver con martirio. Como fuese, el cuerpo de Esteban permanecería enterrado en Cafarmagala, porque allí lo enterró Gamaliel.


Y allí estuvieron las reliquias hasta el 415, ó 417, cuando  fueron inventadas y trasladadas. De esta Invención, celebrada a 3 de agosto, podéis leer ampliamente en este artículo: http://preguntasantoral.blogspot.com.es/2012/08/de-nicodemo-y-la-invencion-de-san.html
Sobre estas reliquias, pues hay que decir que son más que dudosas, sin embargo su hallazgo supuso un acontecimiento en la Iglesia, a juzgar por las palabras que varios prelados y Padres de la Iglesia dedican a Esteban y sus milagros, a partir de esta fecha. La mayor parte de las reliquias pasó a Jerusalén, a una iglesia dedicada a su memoria en 422. El 20 de abril de 425 fueron depositadas algunas reliquias en Roma, junto a San Lorenzo Ancona y Metz veneran supuestas piedras del martirio. La abadía de Longport tiene un hueso. Halberstadt, tiene sangre y dos dedos. Cráneos hay en Athos, Croacia, Colonia y en más sitios. Y una larga lista de lugares podría añadirse. 

Llegadas las reliquias que antes decíamos a Roma, la devoción a San Esteban creció y se extendió por todo el mundo conocido, a la par de la evangelización. San Agustín (28 de agosto, 24 de abril, bautismo, y 5 de mayo, conversión) hace elogios de su persona, en el libro 22 de "La ciudad de Dios", dedicando buena parte a los portentos que se obran por intercesión de San Esteban y sus reliquias, de las cuales también llegaron a Hipona. Dice Agustín: “Si tuviera que escribir todos los milagros de sanación que por el glorioso mártir Esteban  ocurrieron entre nosotros, tendría que llenar toda una fila de libros. Lo que he escrito está disponible y se lee en público. (…) Hace sólo dos años que están estas reliquias en Hipona y sé que hay muchos milagros de los que no se levantan acta. Pero en el momento en que escribo esto, el número de maravillas son bien conocidas. Han resucitado a setenta”.

Reliquias de San Esteban.
Guimel, Francia.
En el siglo VI San Gregorio de Tours (17 de noviembre) dedica igualmente un capítulo de su obra "La gloria de los mártires" a San Esteban, reseñando algunos portentos que ocurren en una capilla dedicada al santo diácono, en la que se veneraban reliquias, depositadas tiempo atrás (parece aludir a reliquias traídas igualmente en el 'boom'). Cuenta también otros milagros ocurridos en la catedral de Bourges, dedicada a Santa María y San Esteban. Y aún escribe en su "Historia de los Francos", de maravillas ocurridas en Chalon, Burdeos y Metz, ciudad que se libró de los húngaros por intercesión de San Esteban.

El culto a San Esteban es antiguo en la Iglesia, y el día de su memoria fue variado, según las regiones. Incluso en la Edad Media, algunos calendarios le traen en Pascua, o Ascensión, o Pentecostés, o por la Santa Cruz, casi siempre en relación con alguna solemnidad de Cristo. Es San Gregorio de Nisa (9 de marzo, 10 de enero y 14 de octubre), quien une su memoria a la celebración de la Natividad de Cristo. Dice: "¡Mirad, amados! Celebramos una fiesta tras otra. Ayer el Señor del Universo nos dio alimento, y hoy el seguidor de Cristo nos alimenta. ¿Cómo es eso? Cristo baja a los hombres, Esteban sube a Cristo. Cristo entra al valle de la vida, Esteban salió de ella. Cristo fue envuelto en pañales por los hombres, y Esteban fue cubierto de piedras por Cristo".

Es San Esteban especial patrono de canteros, albañiles, picapedreros, escultores, carpinteros, tejedores, sastres, toneleros, enólogos, cerveceros y por supuesto de los diáconos. Se le invoca contra los dolores de cabeza y articulares y los cálculos biliares y cálculos renales. En la iconografía suele hacer tándem con San Vicente Mártir (22 de enero y 11 de noviembre, Iglesias Orientales) y San Lorenzo (10 de agosto y 20 de abril, en Roma con San Esteban).



Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.


A 26 de diciembre además se celebra a
San Mawnan de Cornwall, eremita.
Beata Cristina de Markyate, reclusa.

sábado, 5 de mayo de 2012

El abrazo de Francisco, Domingo ¡y Ángelo!

San Ángelo Protomártir
Estampa devocional.
En la iconografía propia de las órdenes franciscana y dominica hay un tema bastante común: el abrazo de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán, ambos fundadores de estas órdenes, respectivamente. El abrazo ha pasado de recordar el momento histórico del encuentro de ambos en Roma, para simbolizar el hermanamiento de ambas órdenes en su afán misionero y apostólico, representado en sus santos patriarcas y fundadores.

Rivalidades ajenas y propias durante siglos que se calmaron con el tiempo, la disciplina y las costumbres recíprocas de humildad, como que un fraile de la otra Orden predicara en la festividad del propio fundador; que ambas Órdenes llaman "Nuestro Padre" al Fundador de la otra, y que la imagen del fundador de la Orden hermana, tuviera lugar de honor en la propia iglesia conventual. Hoy son órdenes hermanas y ambas profesan admiración y devoción por los dos Santos Patriarcas.

Pero lo que las crónicas franciscana y dominica han silenciado es que hubo un tercer personaje de este "abrazo": San Ángelo, protomártir de la Orden Carmelita.

Pero antes, un breve recuento de la vida de San Ángelo (5 de mayo y 27 de agosto, traslación de las reliquias): Sus padres eran judíos, descendientes de San David (29 de diciembre) a los que la Virgen María se les apareció y les conminó a convertirse, y les anunció el nacimiento de gemelos, a los que llamarían Ángelo y Juan. Nacieron en abril de 1186, y me salto toda la infancia, llena de prodigios, renuncias y actos heroicos. Joven ya, decidió entrar en religión, entró en la Orden Carmelita, en el convento de Santa Ana, radicado en la supuesta casa de la santa, en las afueras de Jerusalén junto su hermano el Beato Juan de Jerusalén (1 de agosto), que llegaría a ser Patriarca de Jerusalén. Más detalles podéis leer en la vida de este hermano.

Fue Ángelo destinado al Monte Carmelo, donde fue perfecto religioso, abstinencia total, cuaresmas y penitencias, milagros de todo tipo, ya os lo imagináis… En 1213 San Brocardo (2 de septiembre) le envió a ser ordenado presbítero en Jerusalén. después de ser ordenado, se retiró un tiempo al desierto para vivir austeramente y en oración constante. Allí tuvo una aparición de Cristo en la que este le mostró todo el mal que le esperaba a la Tierra Santa con la invasión de los musulmanes: guerras, hambres y pestes, así como la pérdida de la paz. Le conminó a ir a occidente, a predicar la paz, la conversión y la misericordia de Dios. Y así lo hizo, en 1219 llegó a Sicilia, luego de por un milagro, convertir a los piratas moros que le iban a asesinar. Predicó en Messina y Civitavecchia, donde conoció a Honorio III, que le pidió fuera a Roma, a predicar para él mismo y para el pueblo. Y ya llegamos a lo nuestro: el abrazo:

Estaba Ángelo predicando un sermón en San Juan de Letrán, cuando supo por revelación que estaban allí los santos patriarcas Santo Domingo Guzmán (8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias; 15 de septiembre "in Soriano"), San Francisco de Asís (4 de octubre, 17 de septiembre, Impresión de las llagas; 25 de mayo, traslación de las reliquias a la basílica de Asís). Ángelo no los conocía, pero al subir al púlpito dijo que, entre los que escuchaban "había dos nuevas y firmes columnas de la Iglesia". Predicó tan bien, que ambos santos quisieron conocerlo y "como si siempre se hubieran conocido, se abrazaron". Y los tres compartieron varias profecías:

Ángelo le dijo a Domingo "el Señor te ha escogido como acérrimo impugnador de las herejías y predicador contra los vicios"; y a Francisco: "y a ti, como principal imitador de Jesucristo, cuyas cinco llagas ha de imprimir en tu cuerpo por premio de tu humildad". A esto, contestó Domingo: "Alégrate, Ángelo, a quien el Señor ha escogido por predicador de la Verdad contra los vicios y herejías; y por lustre de la Iglesia con tus virtudes". Y dijo Francisco: "Con razón, Ángelo, te debes alegrar, porque en breve tiempo darás tu vida por la honra del Señor en el reino de Sicilia, y con tres coronas de virgen, doctor y mártir, subirás al cielo". De allí se fueron a Santa Sabina, casa de los dominicos, donde estuvieron en oración los tres, toda la noche.

Constancia de este encuentro y presencia de Ángelo, daba una inscripción en la celda de Santo Domingo en Santa Sabina (desconozco si se conserva hoy en día) que decía "Memento posteritas & mémorare hunc quem prœteris angulum prœngustum; fat augusta is fuit sanctorum trium yirorum Curia: Dum anno salutis MCCXIX. Isthic divinis in colloquiis pernoctarunt, trium Ordinum primitiva lumina, militantis Ecclesia fida columina: Franciscus Seraphicus , Angelus Martir Carmelita & Dominicus cœlla huius inquilinus. Audi Roma, felicius hic supervolat Aventino tuo augurium ex tali Heroum trisigmate, quam qui olim Romulo tuo spectavi ibidem tres vulturum quaterniones".

Según me hacen llegar, la placa actual evita toda alusión a los buitres voladores y solo dice: "Attende advena. Hic olim sanctissimi viri Dominicus, Franciscus, Angelus Carmelita in divinis colloquiis vigiles pernoctaverunt". Por cierto, para rizar más el rizo, los trinitarios añaden a este coloquio santo al Beato Juan Anglico (17 de junio), sucesor de San Juan de Mata (17 de diciembre y 7 de mayo, traslación de las reliquias)


Procesión con las reliquias de San Ángelo. Licata.

Luego de esto, Ángelo fue a Nápoles, Sicilia, Calabria, Agrigento, dejando conversiones y milagros en todos estos sitios. Llegó a Licata, donde el 25 de abril de 1220 predicó públicamente contra el Conde Berengario, que vivía públicamente con una amante, llamada Margarita. Esta se convirtió, dejó al conde y quiso una vida de penitencia. Berengario, furioso, esperó para tomar venganza. El 5 de mayo (como le había dicho San Juan Bautista a Ángelo en una visión), estando predicando en la iglesia de Santos Felipe y Santiago, Berengario se acercó al santo y le asestó cinco puñaladas en el pecho. El pueblo se enfureció, pero Ángelo pidió perdonaran a su agresor, como él mismo lo hacía. Este perdón heroico, más que los resplandores, cantos celestiales y una paloma blanca que salió de su interior, ya bastan para que desde ese momento fuera considerado santo. Allí reposan sus veneradas reliquias hasta hoy.

En 1222, luego de recoger testimonios sobre sus virtudes y milagros, fue canonizado por el Patriarca Anastasio de Alejandría, en un concilio jerosilimitano. Su vida es atribuida a la pluma del Beato Enoch (4 de mayo), que le acompañó durante casi toda su vida y luego fue Patriarca de Jerusalén, y la habría escrito en 1227. Sospechosamente, estuvo perdida hasta 1527, en que fue dada a conocer por Tomás Bellorosso, un canónigo de Palermo, donde el santo gozaba, y goza, de una devoción sólida. En 1459, el Beato Juan Soreth (24 de julio) logró que Pío II le concediera oficio propio y extendiera su fiesta a toda la Orden. Luego de la reforma conciliar, los carmelitas descalzos lo eliminaron de su calendario propio, incomprensiblemente, pues aunque con visos de leyenda, su existencia está plenamente probada por documentos fidedignos.

A 5 de mayo además se celebra a
San Maroncio, abad.
Santa Jutta de Sangerhaussen, viuda, eremita y mística.
Santa Ferbuta de Persia, virgen y mártir.


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