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miércoles, 1 de febrero de 2017

San Euny y el zorro.

San Euny de Lelant, ermitaño. 1 de febrero.

La leyenda más conocida, que no la única, dice que este santo era hermano del obispo San Erc de Slane (2 de noviembre) y de Santa Ivet (3 de febrero). Los tres eran originarios de Irlanda, de donde salieron para establecerse como eremitas en Lelant. Esta misma leyenda dice que fue capturado en dos ocasiones por piratas, pudiendo escapar la primera vez de los mismos piratas y la segunda de un molinero al que se lo vendieron como esclavo. Liberó a dos compañeros más y juntos los tres guiados por un ángel, se fueron a Irlanda de nuevo, donde continuaron la vida eremítica. Uno de los milagros más conocidos cuenta que perdió un día su cinturón, salió a buscarlo al otro día y halló un zorro que lo traía enredado en el cuerpo, dejando el animal que se lo quitara tranquilamente. En otra ocasión, mientras rezaba los salmos, al terminar y pronunciar el "amén", desde el cielo se oyó igualmente "amén".

Otras leyendas le hacen discípulo de San Fingar (14 de diciembre) y mártir. Y una tercera le identifica con el obispo San Eogain de Adstraw (1 de febrero), y pariente de San Kevin de Glendalough (3 de junio).

Su culto es muy antiguo y su tumba en la iglesia parroquial de Lelant aún se venera. En Sancreed tiene una fuente dedicada, cuyas aguas durante siglos fueron visitadas y por peregrinos y de las que se decía eran especialmente milagrosas el 31 de diciembre y el primer miércoles de mayo.


Fuente:
-"Celtic Saints". MARTIN WALLACE. Appletree Press, Limited, 2007. 


A 1 de febrero además se celebra a  






domingo, 27 de noviembre de 2016

San Gulstan, otro con pez.

San Gulstan de Rhuys, pirata y ermitaño. 27 de noviembre y 27 de enero.

Una leyenda cuenta que nació en Cornualles, en 974. Con 18 años unos piratas le secuestraron y, para no ser asesinado o esclavizado, decidió unirse a los forajidos del mar. En una ocasión se lesionó un pie y la llaga fue a más, por lo que los piratas le abandonaron en la isla de Ouessant, en lo más occidental de Francia. Allí le cuidó Dios, proveyéndole con un pez del que comía diariamente sin que el pez muriera, sino que se regeneraba de nuevo. Tal y como se lee de San Corentin de Quimper (12 de diciembre). Allí le halló el ermitaño San Félix (9 de marzo), que oyó su historia y le acogió junto a sí. Cuando Félix fue elegido abad por los monjes de la abadía de San Gil de Rhuys, en el continente, Gulstan se trasladó para seguir siendo ermitaño en la isla de Hoëdic. Unos años más tarde también se fue a San Gil, donde trabajaba como hortelano y jardinero

Gulstan oraba incesantemente con los salmos, repitiéndolos una y otra vez. Apenas dormía tres horas, y jamás usó ropa que no fuera una túnica de estameña, fuera verano o invierno. Muchos se le acercaban para pedirle oraciones, consejo y realizó muchos milagros. La llaga de su pierna jamás curó, y con las vendas que le aplicaban también se realizaron prodigios, como se lee de San Pablo (Hch 19, 11-12). Gulstan falleció el 27 de noviembre de 1040, cuando estaba en el monasterio de las monjas de St. Filibert de Beauvoir, estando de paso por unos asuntos de su propia abadía.
Cuando se supo de su fallecimiento, muchos acudieron al monasterio de las religiosas a venerar el santo cuerpo. Los monjes de Maillezais tomaron el cuerpo y lo llevaron a su iglesia, pero las religiosas lo reclamaron para sí, ya que había muerto con ellas. Así que no se enterró el cuerpo durante tres días, mientras el pueblo le rendia culto y se sucedían los prodigios. El abad de San Gil, Vital, que había sucedido a Félix en 1037, reclamó el cuerpo a las monjas de St. Filibert, y ellas igualmente se negaron a entregarlo. Tuvo que ser el obispo Isambert de Poitiers quien llamara la atención a las monjas, las cuales luego de una compensación económica "por los gastos en cirios y flores" aceptaron dar el cuerpo del santo. Lo tomaron los monjes de Rhuys y se lo llevaron consigo, enterrándole en su iglesia abacial, donde aún se le venera.

Es abogado de marinos y pescadores, se le invoca contra las tormentas, para tener vientos favorables en la mar, por las llagas incurables, los eczemas, úlceras y cualquier mal de la piel. En Croisic tuvo una capilla dedicada luego que salvara a unos marinos de encallar: vieron estos unas luces misteriosas que les guiaron hasta tierra segura, luego de invocar al santo. Allí también le invocaban las parturientas, y era tradición, hasta el siglo pasado, que cuando un niño nacía enredado en el cordón umbilical, la madre debía dar vueltas a la capilla del santo, tantas como vueltas tuviera el cordón alrededor del niño.


Fuente:
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.


A 27 de noviembre además se celebra a 
Santos Facundo y Primitivo de Cea, mártires
San Santiago el Interciso, mártir.

sábado, 16 de julio de 2016

San Heller, mártir.

San Heller (Ellier) de Jersey, ermitaño y mártir. 16 de julio.


Iglesia de St-Ellier-du-Maine.
Según su leyenda, vivió en el siglo VI y era originario de Tongeren. Era pagano y se convirtió por la predicación de San Marcon (1 de mayo), el santo abad de Armórica. Su conversión le inflamó de amor por Cristo y muy joven se fue junto a su compañero, Romard, a la isla de Jersey para servir a Dios en la soledad y la oración. Vivían en una cueva en un alto risco, donde ayunaban frecuentemente y oraban insistentemente.

Trece años vivieron en la paz, hasta que en una ocasión que intentó convertir a unos piratas que tomaron su peña, estos le secuestraron y le cortaron la cabeza. El santo la tomó entre sus manos, gesto que hizo huir aterrorizados a los piratas, que dejaron a los habitantes de Jersey en paz. Luego caminó el santo hasta poner su cabeza a los pies de Romard, que le enterró en Bréville-sur-Mer. Luego fueron trasladadas a la abadía de Beaubec-la-Rosière, donde se veneraron hasta la Revolución Francesa, cuando la abadía fue destruida y las reliquias dispersadas. En Jersey aún se venera su memoria, en el mismo sitio donde fue martirizado. Otras ciudades francesas también mantienen su recuerdo.

Ver también "Santos Cefalóforos"


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.


A 16 de julio además se celebra a 
Nuestra Señora, la Virgen del Carmen.
Santa María Magdalena Postel, virgen fundadora.
Beatos Claudio Beguignot y Lázaro Tiersot, cartujos mártires.

lunes, 21 de marzo de 2016

Espada, cruz y gobierno.

San Absalon de Lund, arzobispo. 21 de marzo.

Absalon nació sobre 1128 en Sorö. Fue hijo de Asser Rig, un poderoso líder del clan de Hvide Fjenneslev, Zealand. También era un pariente del arzobispo Eskil de Lund. Fue educado en la fortaleza familiar, junto a su hermano Esbern y el príncipe Valdemar. Durante la guerra civil tras la muerte de Erik III de Dinamarca en 1146, Absalon estaba en París, estudiando teología para encaminarse a la carrera eclesiástica, mientras su hermano se dedicaba a la carrera militar. En París se interesó por la liturgia romana, el gobierno de la Iglesia y su relación con el Estado. La “Gesta Danorum”, le pone mediando entre Valdemar y Sweyn III, el otro pretendiente al trono, y logrando que hicieran la paz, firmada en el priorato de San Albano de Odense. Pero era una paz con trampa, pues Sweyn intentó matar a Canuto V, a Valdemar y a Absalon en 1157, en un banquete que dio en Roskilde. El rey Canuto fue asesinado, pero Valdemar y Absalon huyeron a Jutlandia, a donde Sweyn los siguió, aunque no pudo darles alcance. Ese mismo año Sweyn fue derrotado y asesinado en la batalla de Grathe Heath, y Valdemar fue coronado rey, como Valdemar I. Por todo el apoyo prestado, en 1158 Absalon fue premiado por Valdemar con el obispado de Roskilde, al morir el obispo Asser.

Además de gobernar su sede, Absalon fue consejero de Valdemar, y su primera acción fue organizar la campaña contra los wendos, piratas y gene bárbara que asolaban las costas danesas, aprovechándose de las guerras internas de los daneses. Pero una vez que la paz se había conseguido, su presencia era peligrosa. Absalon comenzó organizando una flota y construyendo fortalezas para que los ejércitos resistieran. Aconsejó a Valdemar que perdonara a los que antes se le oponían a cambio de unirse contra los wendos. En 1160 Absalon se puso al frente de la primera campaña. Poco a poco los daneses fueron sometiendo a los wendos y al mismo tiempo imponiendo la religió cristiana. En 1168 finalmente la ciudad de Arkona y la isla Rügen fueron tomadas y los wendos aceptaron la soberanía danesa y la fe cristiana. Absalon desembarcó en la ciudad con otros obispos y con gran pompa atravesó la ciudad entre los wendos rendidos. Se dirigió al templo del dios Svantevit, una deidad pagana de siete cabezas y mandó fuera derribado, arrastrado y quemado frente al templo. Acto seguido, todos los wendos fueron bautizados. Absalon organizó la iglesia, nombró presbíteros y creó una diócesis dependiente de Roskilde. Otras campañas dirigió, como 1170 contra los piratas que aún quedaban en Wolin. Y en 1184, derrotó a una flota que atacó a sus vasallos de Rügen.

Absalon destruye el ídolo Svantevit.
En medio de las batallas, no dejaba su labor pastoral y diplomática. Entre 1159 y 1164 ocurrió el cisma de Alejandro III y el antipapa Víctor IV. Absalon Valdemar apoyó al antipapa, candidato preferido del emperador Barbarroja, pues era peligroso enemistarse con el emperador, estando Dinamarca en luchas internas. Valdemar desterró al arzobispo Eskil, defensor del verdadero papa. Absalon no estuvo de acuerdo con ello, y contrario a su parecer, en 1162 Valdemar rindió lealtad a Barbarroja. Absalon, mientras, intentaba mantener la unidad de la Iglesia danesa. A partir de 1165, cuando Alejandro III regresa a Roma (aunque tuvo que huir), Barbarroja va perdiendo posiciones frente a los reyes que se le oponen y apoyan a Alejandro III. Ante esto, Absalon aconseja a Valdemar, por el bien del país y de la Iglesia, apoyar a Alejandro III, verdadero papa. 

Fue un gran unificador del país, un héroe nacional sin duda alguna. Organizó la Iglesia danesa, acercándola a Roma, promulgó una reforma local del Derecho Canónico, estableció relaciones entre la monarquía y el papado. Estableció la liturgia romana, fundó iglesias y monasterios, importando órdenes religiosas para la evangelización y la enseñanza. A los agustinos, a los que encargó misionar en el país, siempre bajo su autoridad. En 1162 hizo que los benedictinos de Sorö, la abadía de su familia, pasara al Císter, donándoles tierras propias. Y desde esta abadía se fundaron otros monasterios que permanecieron hasta la persecución protestante en el siglo XVI. En 1165 conoció San Guillermo de Eskill, (6 de abril y 16 de junio, traslación de las reliquias), al que invitó a gobernar el monasterio de Eskill, necesitado de un abad santo y competente que reformara la vida monástica. En 1167 construyó una fortaleza en la ciudad Havn, lo que convirtió a la ciudad en un gran centro de actividad militar y comercial, siendo una de las ciudades europeas más importantes: la actual Copenhague, capital danesa. Ese mismo año regresó a Dinamarca el arzobispo Eskil, y ambos acordaron canonizar a Canuto V, padre de Valdemar, como mártir. Consta que así fue, aunque al parecer no tuvo culto estable, ni siquiera aparece citado en martirologios daneses. Eskil renunció a la sede en 1177, luego de elegir a Absalon para el arzobispado de Lund. Absalon se negó, pues no quería perder su sede y tierras en Zealand. Negoció y el papa Alejandro III le permitió gobernar las dos sedes. En Lund instituyó el diezmo y aumentó el control sobre los siervos. Esto provocó una revuelta de campesinos en 1180, que le obligó a huir hacia Zealand. Ese mismo año regresó y con la ayuda del rey, reprimió a los sublevados. En 1182 murió Valdemar, y subió al trono su hijo Canuto VI. Absalon quedó como consejero del joven rey de 19 años, y más aún, fue el verdadero gobernante durante todo este reinado. Fue su oportunidad para resistirse a Barbarroja y su política imperial, impidiendo que Canuto jurara lealtad a Federico. 

Sepulcro de Absalon en Sorö.
En 1184, con 57 años (toda una edad en sus tiempos), renunció al mando de la flota y el ejército, nombrando al príncipe Valdemar, hermano menor de Canuto VI (y futuro Valdemar II) como Comandante de los Ejércitos. Para él mismo se reservó la administración económica del reino y eclesiástica de la Iglesia danesa. Para garantizar su legado, en 1192 nombró obispo de Roskilde a su sobrino Absalon Sunesen, y al hermano de este, Anders Sunesen, como canciller de Canuto VI, aunque después de la muerte de Absalon, sería nombrado por el rey como arzobispo de Lund. En 1200, sintiéndose enfermo, se retiró a la abadía familiar, Sorö, donde murió el 21 de marzo de 1201, con 73 años. Antes de morir legó todos sus bienes personales a la abadía, y la ciudad de Copenhague al obispado de Roskilde. Fue sepultado en la misma abadía, donde se conserva su sepulcro. Fue sucedido por San Anders Sunesøn (24 de junio)   

Aunque Dinamarca se hizo luterana en el siglo XVI, su memoria litúrgica es conservada y patrono de los militares daneses. Curiosamente, recientemente la Marina Real de Dinamarca nombró "Absalon" a un tipo de buques destinado especialmente a combatir la piratería.


Fuente:
-"Key Figures in Medieval Europe: An Encyclopedia". RICHARD K. EMMERSON. New York 2006.


A 21 de marzo además se celebra a 






miércoles, 17 de septiembre de 2014

El Santo Cristo de San Román.


El Santo Cristo de San Román
En el siglo XVI, después de la fundación de la villa de San Francisco de Campeche por Francisco de Montejo “El Mozo”, por orden de este personaje los indios fueron ubicados al occidente de la villa, donde formaron su propio barrio. Algunos años después que estaba organizado el barrio sucedió que fue asolado por una terrible plaga de langostas y acordaron entre todos echar a suerte a que santo deberían encomendarse para que terminara aquella plaga, y esta suerte le tocó a San Román mártir al que construyeron un templo y comenzaron a celebrarle su festividad, el 9 de agosto.

Posteriormente ya formadas algunas cofradías en el templo de San Román se decidió mandar a hacer un Cristo que estuviera en el altar mayor junto al mártir, el cual se mandó a hacer a Civitavecchia, Italia, en madera de ébano y se le confió al comerciante español de nombre Juan Cano de Coca Gaitán  que se encargara del traslado de la imagen al puerto de Campeche. Don Juan Cano recibió la imagen del Cristo en Alvarado, Veracruz. Posteriormente don Juan regresó al puerto de Veracruz para conseguir una embarcación que lo llevará con su preciado cargamento hasta su destino, pero su desconsuelo fue grande al ver que la mayoría de las embarcaciones en aquel puerto zarpaban con destino a España o a las Antillas, de todos modos don Juan continuó buscando alguna embarcación y al fin encontró dos que zarparían con rumbo de Campeche en la tarde del 13 de septiembre.

La primera embarcación estaba al mando de un capitán de origen inglés y de religión protestante, y al enterarse que don Juan llevaba consigo una imagen de Cristo se negó rotundamente a trasladarlo a pesar de tener suficiente espacio en el barco. Debido a eso don Juan Cano acudió a la otra embarcación que estaba a cargo de un capitán de origen catalán, que al enterarse que transportaría una imagen de Cristo aceptó, pero con ciertas reservas. Le dijo a don Juan Cano: “me ponéis en un aprieto, porque en mi vieja barca ya no cabe ni un alfiler. Más no se dirá que un catalán falta a su palabra; y por cuanto no se trata únicamente de llevaros a vos, sino también a Nuestro Señor Jesucristo, no seré yo quien niegue albergue al Hijo de Dios”, y ordenando el capitán bajar parte de su cargamento, personalmente designó un lugar para resguardar la imagen del Santo Cristo.

Cuatro horas después de haber zarpado del puerto de Veracruz se desató una terrible tormenta en altamar. Debido a que esta se tornaba cada vez más fuerte se volvía imposible mantener el timón del barco, al grado que en un momento el piloto soltó el timón y la nave comenzó a precipitarse. Como pudo se dio aviso al capitán de lo sucedido y este ordenó a tres subalternos ayudarle con la situación, pero a pesar de sus esfuerzos no lograban controlar el barco y estaban a punto de terminar en una tragedia. Se dice que de repente apareció un sujeto desconocido de tez morena que sin vacilar tomo el timón del barco y le hizo regresar a su camino sin problemas, y un viento soplo a popa hinchando las velas lo que hizo avanzar rápidamente al navío.


Procesión del Santo Cristo de San Román

Después de tan terrible situación los tripulantes del barco se quedaron dormidos, al despertar grata fue su sorpresa al ver que se encontraban ya en las cercanías del puerto de Campeche, por lo que el capitán dio órdenes de que avisaran al joven que la noche anterior había tomado el timón que los había salvado, pero nadie pudo encontrar al hombre de tez morena que la noche anterior había salvado al barco, la cabina donde había estado se encontraba vacía. Desembarcaron un 14 de septiembre en Campeche, donde ya eran esperados para darles la bienvenida, el capitán sorprendido preguntó que como sabían de su llegada y estos le respondieron que alguien en la noche había alertado a las autoridades de que un barco se aproximaba en busca de refugio, pues habían distinguido sus luces, cosa que al capitán sorprendió debido a que la tempestad había destruido las lámparas del barco. Al darse cuenta el capitán que era 14 de septiembre de 1565, sólo un día después de que habían zarpado lo concibió como un milagro.

Posteriormente el capitán narró a los habitantes todo lo que habían vivido en altamar y de repente pidió que se desembarcara la imagen del Cristo que traían consigo y grande fue el estupor de todos al percatarse que a pesar de estar la bodega totalmente seca así como la envoltura que cubría la imagen, el Santo Cristo chorreaba agua como si hubiera estado expuesto a la terrible tormenta. La misma leyenda dice que por otro lado el barco inglés que se negó a llevar al Cristo jamás logró llegar a tierra firme. Se cuenta que el capitán don Juan Cano poco antes de fallecer por une terrible enfermedad se encomendó al Santo Cristo de San Román y milagrosamente resucitó después de siete horas pronunciando las palabras: “¡Oh, Santo Cristo de San Román!”. Del mismo modo muchos contaban como después de haberse encomendado al Santo Cristo del barrio de San Román habían podido librarse de ser capturados por los piratas.

Se dice también de un hombre llamado Pedro Machuca que estando su mujer gravemente enferma visito el templo del barrio de San Román e imploró por la vida de su esposa ofreciendo la suya a cambio de su salud, al volver a su casa don Pedro sufrió un grave accidente en el que pereció y al poco tiempo su mujer se restableció por completo.

Debido a estos milagros el Señor de San Román fue invocado como patrón de los marineros y abogado contra los ataques piratas. A pesar de esto el barrio y el mismo puerto de Campeche no se libraron por mucho de los ataques piratas, puesto que hacia 1685 fue atacado el puerto por los piratas Lorencillo y Agramont, y por el temor de que la imagen del Cristo negro fuera profanada se sacó de Campeche y fue llevado a esconder a los montes de Samulá. Pronto llegaron noticias de que los piratas se acercaban a ese sitio y por el temor de ser aprehendida por los piratas la gente huyó abandonando la imagen del Cristo, por lo que un capitán de apellido Navarro llegó al lugar y disparando a los piratas pudo entretenerlos para que por mientras sus subalternos pudieran poner a salvo la imagen del Señor de San Román. El capitán Navarro fue herido en la pierna y mientras los piratas saqueaban Samulá este se arrastró hasta un puesto donde se encontraban algunos soldados españoles e informándoles la situación le ayudaron y volvieron a buscar la imagen del Cristo y le pusieron en un lugar seguro hasta que terminó el ataque pirata a la región.

En honor al Señor de San Román se celebran dos fiestas la primera en mayo conocida como “Rogativas al Señor de San Román” o “San Romanito” y la segunda y más importante la del 14 de septiembre.


Lic. André Efrén Ordóñez.

domingo, 15 de julio de 2012

Beato Ignacio de Acevedo y los mártires de Brasil

Beato Ignacio de Acevedo.
Pregunta: Hola, te escribo desde Galicia. Recientemente he estado en Canarias, donde hay un memorial sumergido a los 40 mártires jesuitas de Brasil. Me gustaría conocer un poco más de estos mártires, cuando fueron canonizados, los nombres y todo lo que puedas decirme. Gracias. España.

Respuesta: Hola, conocía de referencias el memorial, gracias por la fotografía que me envías, pues no había visto ninguna. Te digo lo que puedo, entresacando del Acta Sanctorum y de Varones ilustres de la Compania de Jesús, que a su vez, toma de la narración del padre Tylenda:
Beato Ignacio de Acevedo, jesuita y compañeros mártires. 15 de julio y 19 de enero (Todos los Santos Mártires Jesuitas)

Ignacio de Acevedo nació en 1527, en Oporto, Portugal. Era hijo ilegítimo de su padre, un noble de los Morgado de Acevedo. El rey Don Juan III de Portugal obligó a su padre a reconocerlo cuando Ignacio, estaba en la adolescencia. A los 21 años se hizo religioso jesuita en Coimbra, pensando su familia encumbrarlo a las dignidades eclesiásticas, pero él quería otra cosa: solo extender el evangelio. Fue ordenado sacerdote en 1553 por el Venerable Simón Rodríguez, uno de los compañeros de San Ignacio (31 de julio), Provincial de Portugal, y comenzó una actividad apostólica importante, como la fundación del Colegio San Antonio, el Colegio San Pablo, para niños pobres. En 1556, muere San Ignacio y el Provincial de Portugal viaja a Roma, dejando a nuestro Ignacio como Viceprovincial. En 1565 participó de forma activa en el capítulo General en Roma, en el cual se eligió a San Francisco de Borja (3 de octubre) como General de la Compañía de Jesús. Y fue el mismo Francisco quien le nombró visitador apostólico de Brasil.

En 1566 llegó a Bahía y desde allí se dirigió a las misiones y fundaciones jesuitas, corrigiendo, alentando, y preparando el informe para el General, con las luces y sombras de la misión jesuítica brasileña. En 1569 fue a Roma, y dio su informe al papa San Pío V (30 de abril) y a San Francisco de Borja, señalándole le peor mal de la misión: la escasez de misioneros para la evangelización. El santo General le encomendó la tarea de reclutar religiosos y sacerdotes de la orden en España y Portugal, dispuestos a partir a Brasil y para tener más facilidades para ello, fue nombrado Provincial de Brasil. Antes de partir, visitó al papa que, entusiasmado con su obra, le regaló un icono la Virgen María, copia del venerado en Santa María la Mayor, uno de los tenido como obra de San Lucas, para que lo llevara a las misiones de su parte. Hay que señalar que recibió varias copias y fue quien introdujo el culto a esta advocación mariana en Portugal.

Beato Ignacio y Santa María.
La respuesta a su obra fue generosa, en unos meses tuvo el sí de casi 90 jesuitas dispuestos a partir. Sacerdotes, hermanos legos, religiosos estudiantes y novicios, que continuarían su formación en Brasil. Luego de un tiempo de preparación, el 5 de junio de 1570, partieron rumbo a las islas Madeira en dos barcos. Ignacio y 45 religiosos en uno y los demás en la nave en que viajaba el recién nombrado Gobernador de Brasil, Don Luis de Vasconcelos. El día 12 llegaban a Madeira. Durante esta semana, el buque de Ignacio y los religiosos se había convertido en un convento: sacramentos, predicación, rosario, formación para los estudiantes, lectura espiritual, etc. La siguiente parada sería Canarias, pero antes de partir de Madeira, conocieron las noticias acerca de piratas franceses que andaban por los mares, asolando barcos, asesinando y robando. Ante esto, Luis de Vasconcelos se negó a seguir viaje. Ignacio llamó a sus religiosos y anunció que seguiría su misión, costara lo que costara. Algunos de su barco se negaron a seguir, y otros de los otros barcos los sustituyeron gustosamente. Si les esperaba el martirio, que así fuera. 

El 30 de junio, después de una misa solemne, partieron las dos naves rumbo a Canarias, adonde arribaron siete días después, al puerto de Tazacorte, La Palma (1). Cinco días más tarde partieron, luego de desechar seguir por tierra hasta Santa Cruz (2). A las dos semanas, el 15 de julio, divisaron barcos en la lejanía, que resultaron ser de barcos piratas, hugonotes franceses al mando de Jacques de Sores, que, además de pirata, odiaba todo lo católico. Los piratas se metieron entre los barcos de la flota del santo, aislándolos entre sí y haciendo el abordaje más fácil. Ignacio ató el icono de María al mástil y junto con algunos de los religiosos, comenzó a orar, mientras que otros hermanos ayudaban a los marinos a defenderse.

Finalmente, los piratas abordaron el barco y el Beato Ignacio tomó el icono y se enfrentó a Jacques de Sores gritando: "Sois testigos de que morimos por Cristo y por su Iglesia". Inmediatamente fue herido con una espada en la cabeza, más varias estocadas. Le protegieron varios religiosos y todos juntos fueron asesinados, quedando ensangrentada totalmente la imagen de María. Antes de morir, Ignacio dijo: “No teman, agradezcan al Señor por esta gran misericordia. Yo voy adelante y los esperaré en el cielo”. Finalmente fue arrojado por la borda, aún abrazado al icono (3).

El monumento sumergido.

Los demás religiosos fueron despojados de sus sotanas, vejados, y arrojados al agua, habiéndoles cortado los brazos antes, para que no nadasen. Encontraron los piratas otro grupo de religiosos bajo la cubierta y preguntaron a Sores que hacían con ellos, este contestó: "Los sacerdotes se dirigían a Brasil para difundir sus mentiras. Así que los echaremos al mar con los otros". Y así, los arrojaron a todos al mar, empezando por los más viejos y siguiendo por los más jóvenes, pues según su idea, estos al no ser sacerdotes, se retractarían, pero no fue así (en realidad no sabían que solo había dos sacerdotes). Entre los jóvenes asesinados estaba Joao, sobrino del capitán, que anteriormente había pedido unirse a la misión y religioso. Al estar en el grupo de los religiosos, fue tomado por uno de ellos y martirizado como los demás. Ese mismo día, Santa Teresa de Jesús (15 de octubre y 26 de agosto), tuvo una visión en que veía a los cuarenta mártires subir al cielo y ser coronados. Entre ellos estaba un sobrino suyo: Francisco Pérez Godoy. E, igualmente, según se dice en los Procesos, Jerónimo Acevedo, hermano de Ignacio, en la India, tuvo la misma visión, aunque con más detalles. Y asimismo, el jesuita Juan de Madureyra, dirigido de Ignacio de Acevedo, tuvo ese mismo día la revelación del martirio de los cuarenta jesuitas.

El jesuita Joao Sánchez sobrevivió a la masacre, porque era cocinero, y los piratas lo dejaron a su servicio en su guarida de La Rochelle. Cuando escapó, a pie, descalzo y traumatizado, llegó a Oñate, donde contó lo sucedido. Al llegar a Lisboa el provincial le hizo escribir, bajo notario y juramento su relato. Luego de un tiempo, continuó su vida jesuita. Gregorio XV permitió el culto a los 40 mártires de Brasil en 1621, para la Orden Jesuita, pero fue revocado por Urbano VIII, en 1625, por ciertas incongruencias, que aún persisten, como la duración del viaje, el intervalo de pausas y el sitio exacto del martirio. (Y bueno, porque Urbano VIII mandó suprimir todo culto público a santos no canonizados oficialmente). 

El proceso se reabrió en 1628 en Coimbra, y duró hasta 1742 cuando Benedicto XIV volvió a permitir el culto. En ese interín, los reyes Pedro de Portugal, María Beatriz de Inglaterra y Felipe V de España, pidieron por escrito al papa que fueran canonizados. Se descubre la mano jesuita detrás de estas cartas. Finalmente, el Beato Pío IX (7 de febrero) los beatificó oficialmente el 11 de mayo de 1854, aunque el 15 de julio de 1574, ya habían tenido su primera celebración litúrgica oficial en Bahía, y ese mismo día fueron proclamados patronos de Brasil.

Los otros mártires son: 

Los mártires del Brasil.
Beato Alejo Delgado, estudiante.
Beato Alfonso de Baena, hermano.
Beato Álvaro Mendez, estudiante
Beato Amaro Vaz, novicio.
Beato Andrés Gonsalves, estudiante.
Beato Antonio Correia, novicio de 16 años.
Beato Antonio Fernandes, hermano, de 18 años.
Beato Antonio Soares, estudiante de 15 años.
Beato Bento de Castro, estudiante de 17 años Fue el primer asesinado luego de Ignacio de Acevedo 
Beato Blas Ribeiro, hermano.
Beato Diego Andrade, presbítero. Fue gravemente herido y arrojado vivo al mar.
Beato Diego Pires, estudiante.
Beato Domingo Fernández, hermano.
Beato Esteban Zudaire, hermano (celebrado en Pamplona, el 30 de agosto)
Beato Fernando Sánchez, estudiante.
Beato Francisco Álvarez, hermano.
Beato Francisco de Magallanes, estudiante de 19 años.

La visión de Santa Teresa.
Beato Francisco Pérez Godoy, novicio, pariente de Santa Teresa.
Beato Gaspar Alvarez, hermano. Arrojado vivo al mar.
Beato Gonzalo Henriques, estudiante.
Beato Gregorio Escribano, hermano.
Beato Joao, el sustituto.
Beato Joao Fernández, hermano de 17 años.
Beato Joao Fernández, estudiante.
Beato Joao de Mayorga, novicio.
Beato Joao de San Martín, novicio.
Beato Joao de Zafra, novicio. Arrojado vivo al mar.
Beato Luis Correia, estudiante.
Beato Luis Rodríguez, estudiante de 16 años.
Beato Manuel Álvarez, hermano.
Beato Manuel Fernández, estudiante.
Beato Manuel Pacheco, estudiante.
Beato Manuel Rodríguez, estudiante.
Beato Marcos Caldeira, novicio.
Beato Nicolás Dinis, novicio.
Beato Pedro de Fontoura, estudiante.
Beato Pedro Nunes, estudiante.
Beato Simón da Costa, novicio. Fue decapitado y arrojado al mar.
Beato Simón Lopez, estudiante.

Los otros jesuitas, no venerados como mártires, que viajaban en las otras naves también tuvieron su martirio a manos de los hugonotes. Luego de más de un año de tormentas, peligros, escalas, al final se dirigieron a Brasil, pero antes de llegar fueron atacados por corsarios franceses e ingleses. Sólo dos de ellos se salvaron a nado.


(1) En este sitio se recuerda la casa donde se alojaron, la iglesia que visitaron y donde se guarda su memoria.
(2) Entre estas dos travesías, sin determinar en cual, coloca el P. Tylenda el siguiente hecho: un pez enorme, tenido por una ballena, se abalanzó contra el barco, el santo Ignacio de Acevedo le hizo la señal de la cruz y el demonio, que por tal fue interpretado, se hundió dejándoles en paz.
(3) Hasta hace muy poco, se creía que la imagen, salvada milagrosamente de las aguas, era conservada en los jesuitas de San Salvador de Bahía, Brasil. Según el jesuita Antonio Cabrales "[están] impresas en ella las señaladas ensangrentadas de aquellos dedos, que tanto la defendieron de las sacrílegas manos de los herejes”. Pero hoy se sabe que los jesuitas propagaron esta imagen por sus misiones, como hicieron con la Virgen de Belén, la Luz u otras.


A 15 de julio además se celebra a 
San Plechelm de Oldenzaal, obispo.


MI LIBRO ELECTRÓNICO

"TUS PREGUNTAS SOBRE LOS SANTOS

(SANTOS PATRONOS DE LAS ENFERMEDADES)

YA ESTÁ DISPONIBLE.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...