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domingo, 28 de febrero de 2021

Perseveró y alcanzó la gloria.

San Proterio de Constantinopla, obispo y mártir. 28 de febrero. 

Era Proterio era de los presbíteros más ortodoxos en Alejandría en tiempos del patriarca Dióscoro. Cuando este se apegó a la herejía eutiquiana, creyendo que su fiel Proterio le seguiría en su error, le nombró arcipreste. Pero a medida que las enseñanzas heréticas de Dióscoro se hicieron más evidentes, Proterio se enfrentó a él con todas sus fuerzas. Por ello, en 452 el Concilio de Calcedonia le ordenó obispo nombrándole patriarca de Constantinopla. 

Esto provocó un cisma en la Iglesia de Alejandría, los católicos reconocieron a Proterio, y los mientras que los eutiquianos sostenían al hereje Dióscoro. Los jefes de los eutiquianos eran los presbíteros Timoteo Ailuro y Mongo, quienes habían sido excomulgados por herejía. En 457 ambos promovieron un tumulto en la ciudad y Timoteo Ailuro se hizo consagrar obispo por dos obispos eutiquianos, deponiendo a Dióscoro y entronizándose a si mismo como Patriarca de Constantinopla. Además, dirigió a los amotinados a la iglesia de San Quirino, en cuyo baptisterio se había refugiado Proterio, y allí le apuñalaron, arrastrándole por las calles para luego trocearle vivo y quemar su cuerpo. 


Fuente:
https://orthochristian.com


A 28 de febrero además se recuerda a:

Santos Román y
Lupicinio, abades
.
Beata Vilana de Botti,
viuda y dominica
.
Santos Mártires de la
Caridad de Alejandría
.












sábado, 13 de octubre de 2018

Del primer "trinitario".

San Teófilo de Antioquía, obispo y Padre de la Iglesia. 13 de octubre.

Nació en el siglo II, en un ambiente pagano, y aunque fue educado en la idolatría, al mismo tiempo recibió una buena formación filosófica y científica. Este amor al saber le llevó a interesarse por el judaísmo y la incipiente fe cristiana. Conoció las Escrituras, los Profetas y finalmente los Evangelios. Una vez convertido a Cristo, integró todos sus conocimientos filosóficos con la fe de Cristo, siendo uno de los primeros filósofos cristianos. Fue eminente apologeta y catequista.

En 168 murió el patriarca de Antoquía, Eros, y Teófilo fue elegido en su lugar, siendo el séptimo sucesor de San Pedro en la cátedra de Antioquía. Ya como obispo además de continuar la formación de los cristianos se empeñó en la tarea de escribir sobre la fe y la filosofía, como complementos uno del otro. Se conserva una de sus obras llamada "Aan Autolykos", que versa sobre la eminencia de la filosofía cristiana, demostrando los errores de los filósofos paganos y la inconsistencia de los mitos griegos.

Es, al parecer, el primer cristiano en usar el término "Trinidad" para referirse al misterio de un solo Dios en Tres Divinas Personas. Igualmente es el primero, que sepamos, que da a los Evangelios y las cartas de San Pablo el grado de Escritura inspirada por Dios, como el Antiguo Testamento. Su oponente en esto fue San Justino (1 de junio), quien los consideraba solamente "memorias de los apóstoles", sin creer fueran escritos inspirados.

Teófilo murió en 185. A veces se le llama mártir, aunque no hay testimonios o tradición de martirio alguno.

A 13 de octubre además se celebra a:

San Sintpert,
abad y obispo.
Beato Lanuino,
cartujo
.
San Daniel de Ceuta y
comp. mártires
.







jueves, 21 de diciembre de 2017

San Anastasio II de Antioquía.

San Anastasio II de Antioquía, obispo y mártir. 21 de diciembre y 20 de abril.

Fue elegido Patriarca de Antioquía en 599, luego de la muerte de San Anastasio I (21 de abril). San Gregorio Magno (12 de marzo y 3 de septiembre, elección papal) le escribió varias cartas, alentándole a seguir la línea de su predecesor que luchó contra la simonía y la relajación del clero. También le alentó a permanecer en la fe católica y en la comunión con todas las Iglesias.

Anastasio gobernó su sede por 10 años, lidiando con el delicado problema de las constantes pugnas entre cristianos y judíos. Los primeros oprimían a los segundos, impidiéndoles comerciar o acceder a puestos reconocidos, por lo cual los judíos se amotinaban con frecuencia. En 609 en una de estas revueltas los judíos asesinaron a varios cristianos, de los peores, y quemaron sus cuerpos en público como escarnio. Cuando Anastasio intentó poner paz, fue atrapado por los judíos, quienes le mutilaron y le torturaron tanto, que murió a causa del dolor.

Este crimen trajo como respuesta, una represalia hacia los judíos por parte de los cristianos, a tal punto que el emperador Focás hubo de intervenir enviando a Bonoso, Gobernador de Oriente, para castigar a los judíos. Y el castigo fue crudelísimo e inmisericorde. El papa San Bonifacio IV (25 de mayo) lamentó en público y con una sentida carta los hechos y la muerte del ilustre prelado Anastasio.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 21 de diciembre además se celebra a
San Hincmar de Reims, obispo.
Beato Pedro Friedhofen, religioso fundador.


Y se canta la quinta de las Antífonas Mayores de Adviento: O Oriens

miércoles, 1 de marzo de 2017

San Set, el sembrador.

San Set, Patriarca. 1 de marzo.

Set halla a Adán muerto
y parte a sembrar la rama.
Fue Set, según la Escritura (Génesis 4, 25) el tercer hijo de Santos Adán y Eva (24 de diciembre), y nació luego que Caín matara a San Abel (28 de diciembre). Precisamente su nombre "set" significa eso: "sustituto". Luego aparece mencionado entre las alabanzas que se dedican a algunos reyes y patriarcas: "Sem y Set alcanzaron honor entre los mortales, pero más que cualquier viviente creado, sobresale Adán". (Eclesiástico 49,16). En la Escritura aparece también como padre toda la humanidad, como se hace con Adán. Contra su descendencia, enemiga de Dios, se levantará el rey elegido por Dios, que en primera instancia será San David (29 de diciembre), pero que es una alusión clara al definitivo Mesías, Cristo: "una estrella sale de Jacob, un rey surge en Israel que aplastará las sienes de Moab, el cráneo de todos los hijos de Set". (Números 24.17). Y finalmente, vuelve Set a aparecer entre los antepasados de Cristo en San Lucas 3,38: "Enós, Set, Adán y Dios", poniendo la descendencia adánica por medio de Set, como mismo lo hace 1 Crónicas 1,1.

Y podría terminar aquí con el santo Patriarca, pero la leyenda le ha querido más allá y en el medievo la Leyenda Áurea del Beato Santiago La Vorágine (13 de julio) recreó una "historia" con respecto a Set y la Invención de la Santa Cruz de Cristo, en un precioso simbolismo. Según esta leyenda, tomada del llamado Evangelio de Nicodemo, cuando Adán estaba para morir, Set se acercó al Jardín del Edén, con vistas a extraer óleo del árbol del Bien y del Mal, para ungir a su padre y que sanara. Sin embargo, el arcángel San Miguel (29 de septiembre; 25 de abril, aparición en Roma, y en Tlaxcala; 6 de septiembre, aparición en Honaz; 19 de septiembre, aparición en Colosas, 8 de mayo,"in Monte Gargano"; 16 de octubre, aparición en Mont Saint-Michel), que custodiaba el jardín, dijo a Set: "No supliques por el ungüento de este árbol, ya que no será salvífico antes de se cumplan 5150 años". Sin embargo, San Miguel dio a Set una ramita del árbol para que la plantara, diciéndole "cuando esta rama de fruto, tu padre será salvado".

Set regresó adonde Adán, pero este ya había fallecido. Entonces plantó la rama sobre su tumba, excavada en una roca. Allí la rama creció y se convirtió en un árbol que duró hasta Salomón, el cual lo cortó para construir un puente para que pasara la reina de Saba. Una vez destruido este, el tronco pasó años sepultado hasta que los judíos lo hallaron en la fuente salvífica de Siloé, y de él se construyó la cruz en la que crucificaron a Cristo, Nuevo Adán, en el Monte Calvario, sobre la tumba del primer Adán. Y así, una vez que el dulce fruto del redentor volvió a colgar del árbol, Adán y toda su descendencia hallamos la salud eterna.

La idea de esta leyenda fue trazar una serie de acontecimientos lineales en los cuales la providencia de Dios quedara mostrada, así como su acción salvífica, en medio de las adversidades. Hay un bello símbolo entre los dos "adanes" y los dos árboles, por medio de la "historia" de la rama y luego convertida en trozo de madera.


A 1 de marzo, además se celebra a 





domingo, 26 de febrero de 2017

Del primer antiarriano.

San Alejandro de Alejandría, obispo. 26 de febrero, 29 de mayo, Iglesias Ortodoxas, y 17 de abril, Iglesia Copta.

Alejandro nació sobre 250, y desde joven se consagró al servicio de Cristo. Sozomeno dice que era conocido por su afabilidad y mansedumbre. En 313, luego de la muerte de San Aquilas (13 de junio), nuestro santo fue elegido patriarca de Alejandría. Un día, habiendo terminado las fiestas de la celebración del martirio de San Pedro I de Alejandría (26 de noviembre y 9 de diciembre, Iglesias Orientales), se fue a comer con sus clérigos. Vio por su ventana a unos niños que remedaban ser sacerdotes y realizaban un bautismo. Fijándose en el que oficiaba de obispo y lo correcto de sus ceremonias, les llamó e interrogó, admirándose de que todo lo habían hecho conforme a las normas litúrgicas, y comprendió lo que valía aquel chico y se encargó de su educación y cuando ya era un joven instruido y piadoso, Alejandro lo ordenó de diácono sobre 320, y le eligió como su secretario. Ese niño era el gran San Atanasio (2 de mayo). 

Alejandro fue el obispo al que tocó la época de tránsito entre las persecusiones y la anhelada paz con el Imperio. Pero esta paz trajo otros problemas internos para la Iglesia que Alejandro heredó de sus antecesores Pedro I de Alejandría y Aquilas: En Egipto las persecuciones habían sido brutales, provocando esclarecidos mártires y conocidas deserciones y apostasías. Una vez terminada la persecución, Pedro había sido implacable con los "lapsi", aquellos que habían aparentado ser idólatras por temor al martirio. Entre ellos estaba Melecio, obispo de Licópolis de Egipto, que había sacrificado a los dioses por conservar la vida. Pedro le depuso de su sede y Melecio, en lugar de reconocer su culpa y aceptar la pena, creó un cisma junto a sus seguidores. Pedro intentó reducir a los cismáticos, pero nada logró. Como dije, Alejandro heredó este problema, pero él no siguió la estela de rigor de su maestro, sino que propugnaba por perdonarles. Tampoco obtuvo nada, pues los melecianos, a los que no hay que confundirles con los otros "melecianos", seguidores de San Melecio de Antioquía (12 de febrero), aún dieron guerra bastantes años más.

Una leyenda le quiere presente junto a San Aquilas en el martirio de Pedro I de Alejandría, en compañía del diácono Arrio. Pedro les habría advertido del mal que el Arrio habría de traer a la Iglesia, por medio de la visión de Cristo vestido con una túnica rota. Por ello les advirtió que no debían admitirle a la comunión de la Iglesia, de la cual él le había excluido por su afinidad con los melecianos. Ciertamente podemos dudar de semejante leyenda, porque fue Aquilas el obispo que ordenó presbítero a Arrio, cosa impensable de haber sido cierto la narración previa. Cuando Arrio, sobre 318, comienza la enseñanza de su doctrina herética, que negaba la divinidad de Cristo y su inferioridad con respecto al Padre, nuestro Alejandro, ya obispo, reacciona pronto, intenta que Arrio reconozca sus peligrosos errores, con gentileza le exhorta y corrige, pero no logra nada. Entonces escribe al papa San Silvestre (31 de diciembre) y a todos los obispos de Oriente. Alerta del peligro de la herejía y su rápida extensión. Convoca un sínodo y, preventivamente, condena el error. El emperador San Constantino (21 de mayo) toma cartas en el asunto y convoca el Concilio en Nicea, en 325. Allí brilla San Atanasio, al que Alejandro da la encomienda de abogar en su nombre por la fe católica. El concilio, para evitar cualquier confusión en el futuro, añade al Credo la palabra "homomisios", o sea, que define a Cristo como Dios y consustancial al Padre.

El santo levantó una bellísima, según las descripciones antiguas, iglesia dedicada a San Teonás (23 de agosto), obispo de Alejandría. San Alejandro murió el 26 de febrero (o el 17 de abril, que dudas hay) de 326 y como era su deseo, San Atanasio fue elegido su sucesor.


Fuentes:
-"La leyenda de oro para cada día del año". Volumen II. PEDRO DE RIBADENEIRA. Barcelona, 1861.
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.


A 26 de febrero además se celebra a 





domingo, 8 de enero de 2017

San Pedro Tomás, virgen, doctor y mártir.

San Pedro Tomás, obispo carmelita. 8 de enero.

Nació en Francia, en Salines, en el año 1308, de padres pobres, pero buenos cristianos. A base de limosnas y trabajo, sus padres pudieron enviarle a Montpellier, donde trabajó y padeció para poder estudiar. Con buenas recomendaciones pasó a Agen donde estudió Retórica y Filosofía, y con tan admirables resultados que a los 17 años, apenas graduarse, ya fue tutor de algunos niños. En esta ciudad frecuentaba el convento del Carmen, fundado hacía poco, y con cuyos religiosos trabó una sólida amistad. Como era piadoso, inteligente y de buen corazón, el prior le solicitó fuera maestro de los religiosos jóvenes necesitados de Gramática y Retórica. Así, conviviendo con los religiosos, le llamó Dios a la Orden de la Virgen, de la que Pedro había sido gran devoto desde siempre. Un año pasó en aquella casa como profesor, y luego se fue al convento de Condomio, cuando con 19 años tomó el hábito. Fue un excelente novicio, siendo cumplidor de la Regla y las costumbres, calló sus dotes para las letras y enseñanza, para no sobresalir entre los demás. Era caritativo con los religiosos mayores, dado a la oración y la devoción mariana, tan importante para el Carmelo. En 1328 profesó y le encomendaron la enseñanza de Gramática a los demás religiosos. A los dos años le trasladaron al convento de Agen donde volvió a formar a los frailes en Lógica y Filosofía, esta vez ya como uno de ellos.

A los 25 años, en 1333 le ordenaron sacerdote, con gran regocijo y humildad de su parte. Fue maestro de Filosofía en Agen, Burdeos y Alvia durante tres años. En 1336 pasó a París, a estudiar la Teología. Como era pobre, no tenía amigos o familiares ricos que le sustentaran de lo necesario, como libros, lámpara o pluma para escribir. En la soledad de su celda, de la que salía poquísimo, solo para ir a clases o el coro, sufría su pobreza sin jamás pedir nada. Una noche se le apareció la Santísima Virgen que, asiéndole de la capa, le dijo: "Hijo mío, no te desanime tu pobreza, que no te desampararé. Prosigue en tus estudios y mi devoción, que yo cuidaré que nunca te falte lo necesario". Y lo cumplió la Señora, pues al día siguiente, confesó Pedro a un soldado que le entregó 15 escudos de oro y que luego le socorrió oportunamente sin el santo pedirle nada.

En 1339 le enviaron a Caturn a impartir Teología y como predicador del convento carmelita. Aquí destacó en el ministerio de la predicación. También logró que lloviese luego de una larga sequía, al predicar al pueblo la penitencia y la conversión, y orar profundamente. Este portento, se dice, llegó a oídos del General de la Orden, el Beato Pedro de Cesis (3 de agosto). En 1342 volvió a París, donde fue profesor al mismo tiempo que terminaba la Teología. En 1345 le enviaron al Capítulo General de Milán, donde le nombraron Procurador de la Orden ante la corte pontificia, a la sazón en Avignon, Francia. Allí el General de la Orden, Pedro Raymundo, le vio tan pequeño de estatura (porque lo era), pobre y humilde, callado y reservado, que consideró un error su nombramiento, y no lo presentó a los cardenales y dignatarios pontificios. Pero resultó que el cardenal Taleirand, que le conocía, le invitó a una cena con otros cardenales, y al cabo de esta, se movieron algunos asuntos de letras, teología y otras cuestiones en las que todos daban su parecer. Pedro callaba hasta que le pidieron su opinión, y entonces, encomendándose a la Santísima Virgen, dio su explicación y todos los presentes quedaron admirados de su elocuencia y juicio. El cardenal le eligió entonces como predicador pontificio, cosa que Pedro Tomás intentó rehusar, pero no hubo remedio. El General de la Orden mudó su parecer con respecto a él, por supuesto. En Avignon conoció al insigne carmelita San Andrés Corsini (9 de enero, 4 de febrero, traslación de las reliquias, y segundo domingo de junio, en Florencia), que le sustituyó como Procurador General en 1346, cuando Pedro fue enviado de nuevo a París a clases de Sagrada Escritura, doctorándose en ella en 1349. Volvió entonces a Avignon, con regocijo de los cardenales y del papa Clemente VI, el cual acudía siempre que podía a sus misas y prédicas. También los nobles y el pueblo llano se sirvió de su sabiduría y elocuencia en el púlpito y en el confesionario, cambiando de costumbres y llenando las iglesias para los ejercicios de devoción.

La promesa de la Santísima Virgen.
En 1351 ocurrió un hecho que ha configurado la iconografía de San Pedro Tomás: asolaba la peste a Avignon y a media Europa, los conventos carmelitas quedaron semivacíos a causa de las muertes o los religiosos que huían. Los que quedaban abandonaban la observancia para salir, comer lo que fuera, tener visitas, etc. Lloraba Pedro Tomás el estado de la Orden, cuando la Santísima Virgen se le apareció y le reveló que la Orden del Carmen duraría hasta el fin del mundo. Que así se lo había pedido San Elías a Cristo en el momento de la Transfiguración y este se lo había concedido. En 1352 murió el papa y Pedro Tomás fue el predicador de los funerales. Tanto duraron, que el santo perdió la voz, siendo que el último día estaba lo más concurrido del clero y nobleza. Dudaba el santo si subir a predicar sin voz, cuando pidió a la Virgen que le supliera, subió al púlpito y entonó el sermón con la voz más clara que nunca. 

El nuevo papa, Inocencio VI tomó más afecto aún a Pedro, y le nombró legado apostólico en el conflicto entre Génova y Venecia. Luego le envió igualmente como legado al rey Luis de Nápoles para que hiciera la paz con los reinos vecinos. Y una tercera vez le envió como legado a las iglesias y reinos búlgaros a reconciliarse con la Iglesia. Al mismo tiempo que le nombraba obispo de Liparia. Tomó posesión el santo de su sede y siguió su camino, no sin peligro, pues en las costas de Albania toparon con una embestida de los moros. Se puso en oración el santo y una nube de aire y polvo cegó a los moros, pudiendo huir los cristianos. Otra vez calmó una tempestad y una tercera logró que el barco hallara en medio de la noche un puerto seguro donde repararse y continuar camino. La legacía no resultó tal como se esperaba, pues Pedro pronto comprendió que la pretendida sujeción de los búlgaros a la Iglesia romana solo era un ardid político del rey para lograr el apoyo de Occidente contra los turcos que le asolaban. Las relaciones se enturbiaron cuando Pedro le desenmascaró, haciéndole ver que aún se mantenía en el cisma oriental. Entonces le prohibió el rey celebrar en rito romano y predicar sobre la unidad con Roma, aunque a eso había ido Pedro y no a otra cosa. Tuvo que irse Fray Pedro con el dolor de no haber conseguido la unidad. Tampoco pudo hacer la paz entre Venecia y Nápoles, profetizando ante los gobernantes de ambas regiones que un mal peor vendría. Y así fue, siendo asolados ambos por los húngaros al año siguiente.

En 1357 volvió el santo a Avignon, el papa le encomendó la difícil tarea de lograr la unidad con la Iglesia de Constantinopla. Partió a la embajada en espíritu de oración y fuertes penitencias para lograr algo y no fracasar. Predicó ante el emperador Juan el Paleólogo, exhortándole a la unidad y a la vuelta al redil de Cristo. Además, logró que este monarca abjurase de los errores y reconociera a la Iglesia romana como la Iglesia de Cristo. Alentado con esta "victoria", Pedro quiso visitar Tierra Santa y el santo Monte Carmelo. Pasó por Chipre, donde vivió con los carmelitas y siguió luego camino. En Jerusalén fue feliz visitando los Santos Lugares, predicando a los fieles y viviendo con la gente. Los musulmanes le tomaron rabia, porque no callaba sus errores, así que de determinaron eliminarlo. Los fieles le avisaron para que se fuese y no provocara más tensiones. Antes de irse, predicó en la iglesia de los franciscanos, sobre la dicha del martirio y la importancia de la confesión de la fe. Llegaron los moros a matarle y el santo bajó del púlpito, les enfrentó serenamente y pasó en medio de ellos, quedando los musulmanes estupefactos de su valor.

Volvió a Chipre, retirándose un tiempo en el convento de Famagusta, dedicado solamente a la oración y la penitencia. Durante los ratos de oración, un resplandor inmenso se veía salir de su celda, iluminando la ciudad. En 1359 el papa le nombró obispo de Coron, perteneciente a Venecia, y le envió de nuevo a Constantinopla. Entró a tierras turcas ese mismo año, al frente de un ejército de caballeros de San Juan, que lograron doblegar a los moros. Igualmente en Creta, Rodas, Esmirna, logró echar a los musulmanes, trayendo el consuelo a los cristianos. Recompuso las iglesias, restauró el culto cristiano y levantó los monasterios. En Creta redujo, además, a unos herejes, privándoles de sus iglesias arrebatadas a los católicos y eliminando su engaño. En Rodas cayó enfermo, temiéndose por su vida, pero la Santísima Virgen y San Gregorio Magno (12 de marzo y 3 de septiembre, elección papal), de quien era muy devoto, le sanaron milagrosamente, para asistir a la coronación de Pedro de Chipre, que llevó a cabo en la catedral de Famagusta, a nombre del papa. Luego convocó un Concilio para atraer a la Iglesia romana a los griegos. Les predicó y convenció a muchos del error de su cisma. Mientras, un presbítero griego alentaba a los cismáticos contra el legado y la Iglesia romana. Cuando fueron muchos, se fueron adonde el concilio a matarle, pero el santo, poniéndose frente a los que aceptaban su mensaje, se dispuso a ser el primero en ser martirizado. El rey envió tropas que redujeron a los rebeldes, pudiendo seguir el concilio en paz. Por último, redujo al principal obispo de los chipriotas, trayéndole a la obediencia del papa. Tomó luego de esto el santo posesión de su sede de Coron, donde reformó la Iglesia, revitalizó la vid piadosa, el culto y la caridad. Pero poco tiempo estuvo allí, pues hubo de volver a Chipre a asuntos de su legacía. Allí le sorprendió la peste, ante la cual organizó ayunos, penitencias y varios ejercicios piadosos. Encabezó descalzo una procesión en Nicosia para pedir misericordia, haciendo todos los habitantes de la isla numerosas penitencias para ello. Y la plaga cesó, con casi ningún muerto, sanando los enfermos.

En 1362 murió el papa Inocencio VI y fue elegido el Beato Urbano V (19 de diciembre). Nuestro Pedro fue a Avignon a rendirle obediencia y ponerse a su disposición. El Viernes Santo de 1363 este papa proclamó la Cruzada, comisionando a los reyes de Francia y Chipre para ella, y nombrando Supremo Legado del papa a nuestro santo carmelita. Su primer trabajo fue hacer la paz entre los príncipes cristianos e italianos para así, fuertes, poder acometer al turco. Esto le trajo incomprensiones y algún peligro por parte de cristianos, pero no se arrendró. La Cruzada habría seguido adelante, pero los genoveses no querían turbar su paz con los moros, y se hacía difícil sin ellos, y por otro lado, atacaron Chipre, teniendo el santo que imponer la paz, siendo agredido por ello a pedradas, cosa que soportó pacientemente. En 1364 murió Guillermo, Patriarca de Constantinopla, que permanecía unido a Roma, y el papa nombró a Pedro Tomás como Patriarca para tan importante sede, manteniéndole como Legado. 

Al fin partió la Armada hacia la Santa Cruzada. El 3 de octubre de 1365 llegaron los cristianos a Alejandría, por donde querían comenzar la reconquista. El santo tomó un crucifijo y desde la proa de su barca alentó a los soldados cristianos. Allí le alcanzó una saeta, pero aún herido continuó animando a las tropas. Los moros resistieron todo lo que pudieron, pero finalmente huyeron a El Cairo, pudiendo entrar los cristianos a la ciudad. Pero no se comportaron como debían, pues desunidos entre ellos, se pelearon por robar y saquear, huyendo muchos a sus barcos después, dejando la ciudad desierta y desprotegida, además de arruinada. El santo, dolorido por ello, escribió al papa contándole lo ocurrido, lanzó excomuniones contra todos aquellos que habían renegado de la causa en aras de la rapiña y tristemente regresó a Chipre. No cejó por ello, sino que se dispuso a viajar a Avignon a continuar su causa ante el papa y otros príncipes para reconquistar la Ciudad Santa.

La gloria de San Pedro Tomás.
Pero otra cosa quería Dios: Estando en el convento carmelita de Famagusta, rezando el el coro luego de celebrar la Vigilia de Navidad de 1365, Dios le reveló que su fin estaba cerca. El día 27 se le vio desfallecer, pero aún así celebró la misa de pontifical en un santuario mariano, al que se dirigió en procesión y descalzo, aunque los religiosos le previnieron de lo arduo del camino. Vuelto al convento guardó cama, aunque pidió le pusieran en la tierra desnuda y con una soga al cuello, para hacer penitencia hasta en sus últimos momentos. Así hizo una confesión general y recibió la santa comunión y fue vuelto a la cama. Los diablos le tentaban, pero su gran valedora, la Virgen del Carmen los alejó con su intercesión, que clamaba el santo continuamente. La víspera de la Epifanía de 1366 volvió a confesarse y recibió la extremaunción vestido de áspero sayal, repartió entre los pobres mil florines que tenía de su sueldo como Legado y que jamás tocaba, y pidió le leyeran de la Pasión del Señor. Llegado el día de la Epifanía, entró en éxtasis, luego arregló unos asuntos de su legacía y quedó en paz. Hacia mediodía clamó "bien, bien", y murió.

Esa noche mientras velaban el cuerpo unas religiosas, vieron como una luz celestial iluminaba el santo cuerpo, que de pronto apareció bellísimo, sin marcas de edad, trabajos, enfermedades ni penitencias. Además, emanaban las manos un aceite suavísimo de delicado olor, que por más paños que pusieron, no cesaba. Con estos paños luego se obraron grandes milagros. Y por último, el cuerpo aparecía flexible, como si el santo durmiera. Fue sepultado, luego de sentidos funerales, el 14 del mismo mes.

En 1375 la orden pidió al papa Gregorio XI su canonización, junto con la de San Alberto de Sicilia (7 de agosto). Su fiesta aparece fijada en un misal de 1505 a 9 de enero, luego se movió al 14 y finalmente al 8 del mismo mes. Una crónica no datada cuenta que se hizo una traslación de las reliquias, en la que pudo comprobarse la incorrupción, especialmente del corazón, que permanecía fresco y húmedo. Tuvo que ser antes de 1424, año de la toma de Famagusta por los sarracenos, que saquearon la ciudad durante tres días e hicieron desaparecer las reliquias de nuestro santo. 


Su iconografía le pinta con una palma de tres coronas, por virgen, doctor y mártir.


Fuente:
-"Flores del Carmelo, vidas de los santos de N. S. del Carmen". FR. JOSÉ DE SANTA TERESA. Madrid, 1678. 



A 8 de enero además de celebra a 
San Alberto de Cashel, obispo.
Santa Peggy de Crowland, virgen.

sábado, 26 de noviembre de 2016

San Pedro Alejandrino, el mártir.

San Pedro I de Alejandría, obispo y mártir. 26 de noviembre y 9 de diciembre (Iglesias Orientales).

En el año 300, luego de la muerte del Patriarca San Teonás (23 de agosto), fue elegido Pedro en su lugar, siendo que desde niño había sido discípulo suyo. Su elección ocurrió en medio de la persecución de Maximiano y Galerio, entre 284 y 305, por lo que tuvo que huir de Alejandría. Dedicó su destierro a la consolación de los confesores, la asistencia a las viudas y huérfanos, las visitas a las cárceles y el sostenimiento de los pobres. Animaba a los mártires y confortaba a los que habían caído en aparentar idolatría por salvar la vida.

Una vez terminada la persecución, fue implacable con los "lapsi", aquellos que habían aparentado ser idólatras por temor al martirio. Entre ellos estaba Melecio, obispo de Licópolis de Egipto, que había sacrificado a los dioses por conservar la vida. Pedro le depuso de su sede y Melecio, en lugar de reconocer su culpa y aceptar la pena, creó un cisma junto a sus seguidores. Pedro intentó reducir a los cismáticos, dispuso penas canónicas y misericordia para los que se arrepintiesen, exhortó, escribió, oró… pero nada. Aún en época de San Atanasio (2 de mayo), el problema de estos "melecianos" continuaba. No hay que confundirles con los "melecianos" seguidores de San Melecio de Antioquía (12 de febrero).

Aunque su martirio fue cierto, está mezclado con narraciones legendarias tardías: En 308 reanudó la persecución de Maximiano y Daya, y Pedro fue preso. Y los cristianos respondieron con entereza a aquello: acudieron en masa a la cárcel a presentarse como cristianos. Presbíteros, mujeres, aún niños se presentaron. El tribuno quedó admirado de aquella comitiva que apareció a morir con su obispo, y que le cuidaban y protegían. Temía el hombre un motín, cuando aquellos solo querían padecer martirio con su pastor y entrar de su mano al cielo. 

La leyenda del siglo X, no confirmada por la historia, dice que el célebre hereje Arrio era diácono suyo, al que Pedro había amonestado y excomulgado por sus ideas peligrosas contra la fe. Apareció Arrio allí entre los cristianos, aparentando ánimo de reconciliarse con Pedro, pero en lo que realidad quería era aparecer como católico, para que antes del martirio del santo obispo, este le eligiera como sucesor suyo en la sede de Alejandría. Pero Dios ya había "tomado cartas en el asunto". Cuando Pedro vio a Arrio, llamó aparte a los presbíteros Aquilas y Alejandro y les dijo: "Soy un gran pecador, pero aun así sé que la piedad de Dios me dará la corona del martirio. Después de mi muerte, vosotros seréis dos columnas en la Iglesia de Jesucristo. Los dos me sucederéis, uno después de otro, en la silla patriarcal de Alejandría: Aquilas será el primero, y Alejandro el segundo. Así me lo ha prometido el Señor; y para que no creáis que duro mi corazón al no reconciliar a Arrio con la Iglesia, os diré lo que me ha ocurrido: se me apareció Cristo en figura de un niño de doce años extremadamente hermoso: estaba vestido de una túnica larga, rasgada de arriba abajo, por lo que le pregunté: Señor, ¿quién fue el impío que despedazó vuestra túnica? Y me respondió: Arrio fue el que la rasgó, al tiempo que me ordenó que no le admitiese a la Iglesia nuevamente. Yo he cumplido ya con mi misión, y solo me queda dar cuenta a Dios. Si vosotros faltaseis a la vuestra, vosotros solos seréis responsables de vuestra cobardía o de vuestra desobediencia". Aunque este hecho sea legendario, efectivamente, obispos y sucesores de Pedro I en la sede fueron los obispos San Aquilas (13 de junio) y San Alejandro (26 de febrero). Para más duda de semejante leyenda, fue Aquilas el obispo que ordenó presbítero a Arrio, cosa impensable de haber sido cierto la narración previa.

Visión de Cristo.
Una vez que Pedro húbose entregado totalmente en manos de Cristo, por caridad con su grey, pidió al tribuno que no le sacase al martirio delante de todos sus fieles, sino que hiciese un boquete en la pared trasera de la cárcel y por allí, en silencio, le llevase al martirio. Así lo hicieron, le sacaron por la pared y le llevaron a las afueras de la ciudad, al mismo sitio, según la leyenda, donde había sido martirizado el evangelista San Marcos (11, Iglesia griega, y 31 de enero, traslación de las reliquias a Venecia; 9, 25, y 30 de abril, Iglesia Copta; 25 de junio, invención de las reliquias, 23 de septiembre, 3 Octubre, 8, y 30 de octubre, Iglesias Orientales) y donde Pedro pudo orar un rato. al cabo, inclinó la cabeza ante los soldados, pero ninguno se atrevió a dar el golpe, hasta que por cinco monedas de oro (ofrecidas por el santo, según la leyenda) uno le decapitó. Era el 26 de noviembre de 311. Una vez se supo del martirio, el clero y los fieles recogieron su cuerpo, le revistieron con sus ornamentos episcopales y le sentaron en la silla de San Marcos, en la cual, siempre según la leyenda, Pedro jamás había querido sentarse por hallarse indigno. Allí recibió el homenaje de todos sus fieles durante días. Finalmente fue sepultado y su tumba fue meta de peregrinos durante siglos. El aniversario de su martirio lo solemnizó su sucesor Alejandro, de quien ya hablamos. 

Se le atribuyen algunas obras sobre la penitencia, o la condena de la creencia herética sobre la preexistencia del alma. Pero probablemente sean posteriores y apócrifas. Algunas fuentes mencionan a tres obispos llamados Hesiquio, Pacomio y Teodoro, como compañeros suyos en el martirio, pero algunos menologios griegos, los ponen como compañeros de San Fausto, igualmente a 26 de noviembre.


Fuentes:
-"La leyenda de oro para cada día del año". Volumen XI. PEDRO DE RIBADENEIRA. Barcelona, 1865.
-"Vidas de los Santos". Tomo XIV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.


A 26 de noviembre además se celebra a  
San Conrado de Constanza, obispo
San Stelian de Adrianópolis, eremita.

lunes, 1 de agosto de 2016

Beato Juan de Jerusalén, carmelita.

Beato Juan, carmelita y Patriarca de Jerusalén. 1 de agosto.

Sus padres se llamaban Jessé y María, y eran judíos fieles a la ley de Moisés, como descendientes de David que eran. Como eran buenos y piadosos, la Santísima Virgen se les apareció y les dijo que así como Ella, de la casa de David había dado a luz a la Luz del mundo, ellos concebirían dos hijos, que serían luz en el mundo. "Serán" – dijo la Madre de Dios – "dos candeleros lucientes en el Templo del Señor, y dos olivas floridas en el Monte Carmelo. Al primero llamaréis Ángelo; al segundo Juan. Aquel alcanzará glorioso triunfo de martirio por el Nombre de mi Hijo. Este será Patriarca de Jerusalén, que gobernará con vara de virtud y de milagros; y siempre tendré a los dos debajo de mi amparo". Los esposos se convirtieron y fueron bautizados esa misma Pascua de 1186. Concibieron en Pentecostés, después de días de oración y ayuno, y en abril de 1186 nacieron sus gemelos. Y sí, el niño Ángelo es el gran San Ángelo (5 de mayo), protomártir de la Orden del Carmen.

Tenían cuatro años los niños cuando fallecieron sus padres Jessé y María y fueron sepultados en el convento "carmelita" de Jerusalén. Los gemelos quedaron a cargo del Patriarca Nicodemo, que les educó en todas las ciencias posibles, en la virtud y la piedad. En 1204 Nicodemo supo de la resolución de los jóvenes de abrazar la vida monástica, para asegurar su salvación sirviendo a Dios. Ambos habían elegido la Regla de San Basilio, que vivían los eremitas del Monte Carmelo. El mismo Patriarca les llevó al convento de Santa Ana, donde les recibió el abad Jerónimo, que les dio el hábito del Carmelo. Luego de esto y en paz, Nicodemo falleció ese mismo año. Al año siguiente les enviaron al Carmelo, donde ambos hermanos vivieron una vida religiosa ejemplar. Ayunos, penitencias, oración continua, etc. Ángelo mostró pronto su faceta de taumaturgo, pues un día que Juan perdió el hacha en la fuente de San Elías, Ángelo hizo subir el nivel de las aguas y el hacha subió flotando en estas.

En 1213 el Patriarca de Jerusalén, el Patriarca Onofre anunció que daría órdenes presbiterales ese año, con lo que, San Brocardo (2 de septiembre), General de la Orden, mandó a ambos hermanos a la ciudad a ordenarse. De camino a la ciudad se desviaron por el Jordán, río que hallaron crecido y Ángelo lo dividió con su cayado, pasando a pie enjuto. Una vez ordenados visitaron Belén, donde obraron otros portentos.

Llegados a este punto, ambos hermanos se separaron: Ángelo se retiró al desierto, para orar intensamente, y Juan quedó en Jerusalén, como especial ayuda del patriarca. La vida de Ángelo la podéis leer en su lugar. Cuatro años sirvió Juan al Patriarca Onofre, predicando, consolando a los pobres, siendo su Legado y dando a todos los jerosolimitanos ejemplo de ciencia y virtud. En 1217, con solo 31 años, Juan fue elegido Patriarca de Jerusalén, a la muerte de Onofre. Aunque el deseo de Juan era la soledad del Carmelo, aceptó la voluntad de Dios y fue un obispo recto y piadoso, como mandaba Cristo. Realizó numerosos milagros sobre todo entre los enfermos y paralíticos. En 1220 supo del glorioso martirio de su hermano Ángelo, y aunque lo sintió mucho, gozó al saber de su triunfo celestial. Por ello su primera frase al saberlo fue "¡Nos veremos en el cielo!". Y pronto le llegó la hora de ir al encuentro de su hermano en la presencia de Cristo: En 1223, falleció santamente. 

Crítica.
Aunque la leyenda de San Ángelo inserta a su hermano como Patriarca de Jerusalén entre 1217 y 1223, lo cierto es que el patriarcado jerosolimitano estuvo vacante entre 1191 y 1223. Y en cuanto al Patriarca Latino, consta perfectamente que fue Rieul de Merencourt quien ostentó la dignidad en estas fechas. Aún así, la existencia del hermano de San Ángelo parece ser verídica en tanto que un epitafio a su memoria aparece citado ya a finales del siglo XIII: "Fuerunt etiam Joannem, Angeli fratrem, pari gratia et sanctitate praeditum, quatuor mortuos suscitasse, viginti paralíticos, leprosos decem, et multos alios aegros sanitati restituisse".

En la Orden del Carmen su figura nunca tuvo especial relevancia ni culto propio y siempre aparece mencionado en torno a su hermano. Su iconografía igualmente es escasa.


Fuentes:
-"Flos Sanctorum del Carmelo". P. SIMEÓN MARÍA BESALDUCH, O.Carm. Barcelona 1951.
-“Flores del Carmelo, vidas de los santos de N. S. del Carmen”. FR. JOSÉ DE SANTA TERESA. Madrid, 1678. 


A 1 de agosto se celebra además a  
San Alfonso María Liguori, obispo fundador
San Pedro "Ad Víncula".


MI LIBRO ELECTRÓNICO

"TUS PREGUNTAS SOBRE LOS SANTOS

(SANTOS PATRONOS DE LAS ENFERMEDADES)

YA ESTÁ DISPONIBLE.

sábado, 4 de junio de 2016

San Metrófanes, el primero luego de muchos.

San Metrófanes, obispo y primer Patriarca de Constantinopla. 4 de junio.

Sobre este santo hallamos dos tradiciones diferentes: 

La occidental, más escueta solamente narra que había padecido bajo Diocleciano, y habiendo confesado a Cristo, al llegar la paz de San Constantino (21 de mayo), fue elegido patriarca de la nueva sede episcopal de Bizancio, luego Constantinopla. La tradición oriental narra que Metrófanes era originario de Roma, y San Domecio (9 de junio), su padre, era hermano del emperador Probo. Al convertirse junto con su familia a la fe de Cristo, todos tuvieron que huir a Bizancio por la persecución contra los cristianos. Allí trabaron amistad con el obispo San Tito (2 de marzo), el cual ordenó presbítero a Metrófanes. Al morir Tito, Domecio fue elegido obispo y a la muerte de este, le sucedió su hijo mayor San Probo (3 de junio), y luego de este, ocupó la sede Metrófanes. 

Hay que aclarar que la contradicción entre ser el primer obispo de Constantinopla, y al mismo tiempo tener antecesores tiene su base en la leyenda oriental que hace a San Andrés Apóstol (30 de noviembre y 20 de junio, traslación de las reliquias a Constantinopla) el evangelizador y fundador de la sede apostólica de Constantinopla, pero eso es legendario y no sería hasta la paz de Constantino en la que se erige dicha sede, siendo, efectivamente Metrófanes su primer prelado. Antes de esto, la iglesia constantinopolitana pertenecía a la sede de Heraclea. En 325 se le esperaba en el Concilio de Nicea, pero debido a su avanzada edad, tuvo que enviar en su nombre a San Alejandro (28 de agosto) "co-obispo" de su iglesia. La leyenda asimismo dice que envió varias recomendaciones a los padres conciliares para que prestasen oído al joven diácono de Alejandría, San Atanasio (2 de mayo).

Al terminar el Concilio, reunió a su iglesia local y anunció que dejaba a Alejandro como sucesor, y a este le sucediera el lector San Pablo (7 de junio). A los pocos días falleció, con, según la tradición, 117 años. En 337 los cristianos construyeron una iglesia en su honor. 


Fuentes: 
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Junio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1862. 
-"Historia general de la Iglesia. Tomo III". ANTOINE-HENRI BERAULT-BERCASTEL. Madrid, 1853.


A 4 de junio además se celebra a  
Santa Nennoc de Ploërmel, abadesa
San Quirino de Siscia, obispo y mártir.

lunes, 2 de mayo de 2016

Del primer Doctor de la Iglesia.

San Atanasio de Alejandría, obispo, Padre de la Iglesia. 2 de mayo. 

Infancia. El obispillo. El diácono.

Atanasio juega a bautizar.
San Atanasio nació en Alejandría entre 295-297, en una familia de origen griego y cristiana. De su infancia se cuenta que un día, habiendo San Alejandro de Alejandría (26 de febrero, 29 de mayo, Iglesias Ortodoxas, y 17 de abril, Iglesia Copta) terminado las fiestas de la celebración del martirio de San Pedro I de Alejandría (26 de noviembre y 9 de diciembre, Iglesias Orientales), se fue a comer con sus clérigos. Vio por su ventana a unos niños que remedaban ser sacerdotes y realizaban un bautismo. Fijándose en el que oficiaba de obispo y lo correcto de sus ceremonias, les llamó e interrogó, admirándose de que todo lo habían hecho conforme a las normas litúrgicas, y comprendió lo que valía aquel chico. Por tanto, se encargó de su educación. Según San Gregorio Nacianceno (1, Iglesia Siria, 2; 19, traslación de las reliquias, 25, traslación de las reliquias y 30, Sinaxys de los Tres Patriarcas, de enero; 9 de mayo; 11 de junio, traslación de las reliquias, y 23 de agosto, Iglesia de Georgia) "la primera educación de nuestro héroe le formo en las costumbres y en las ciencias divinas [y de las] ciencias profanas griegas y egipcias, que puso al servicio de su concienzudo estudio conjunto del Antiguo y del Nuevo Testamento (…) combinado con la práctica de la virtud, su vida guiaba su contemplación y su contemplación ponía el sello a su vida". 

En esta época se dieron duras persecuciones contra los cristianos, que marcaron su vivencia de la fe. En Egipto la persecución fue brutal, provocando esclarecidos mártires y conocidas deserciones, con los consabidos arrepentimientos posteriores a la persecución. Esta situación creó dos posturas enfrentadas en la Iglesia. Por un lado, los rigoristas que no querían conceder perdón a los apóstatas, los "melecianos", seguidores del obispo Melecio de Licópolis, que había sido depuesto por Pedro I de Alejandría por "lapsi", y por otro lado, estaban aquellos prelados que extendían la misericordia de Dios a los "lapsi", frente a los cuales estaba San Alejandro y por supuesto, Atanasio. Cuando era un joven instruido y piadoso, Alejandro lo ordenó de diácono sobre 320, y le eligió como su secretario. Sobre esta fecha vivió su primer retiro entre los monjes del desierto, donde conoció y se “enamoró” del gran San Antonio Abad (17 de enero) y se hizo su más ferviente discípulo. Probablemente fue durante esta etapa cuando escribió "Contra los Paganos" y "Sobre la Encarnación del Verbo".



El arrianismo. Primer Concilio de Nicea. Patriarca.
Cuando Arrio comienza la enseñanza de su doctrina herética, que negaba la divinidad de Cristo y su inferioridad con respecto al Padre, Alejandro reacciona pronto, escribe al papa San Silvestre (31 de diciembre) y a los obispos de Oriente. Alerta del peligro de la herejía y su rápida extensión por Oriente. Convoca un sínodo y, preventivamente, condena el error. El emperador San Constantino (21 de mayo) toma cartas en el asunto y convoca el Concilio en Nicea, en 325. El Nacianceno dice que aun siendo diácono Atanasio destacó entre los demás padres conciliares, exponiendo la herejía y desarmando sus argumentos. San Cirilo de Alejandría (27 de junio) dirá que ya desde el Concilio, Atanasio se ganó la admiración y respeto de los católicos, y el odio profundo de los arrianos. El concilio, para evitar cualquier confusión en el futuro, añade al Credo la palabra "homomisios", o sea, que define a Cristo como Dios y consustancial al Padre.

En 328, muere Alejandro, y al cabo de unas semanas el pueblo católico proclamó a Atanasio como sucesor, siendo consagrado obispo el 8 de junio del mismo año. Su elección provoca que los cismáticos melecianos y los arrianos se corten un poco en sus acciones. En 329 visita todas las iglesias de la extensa sede alejandrina. En la Tebaida conoce al "padre de los cenobitas" San Pacomio (12 de mayo) y establece sólidos lazos con los monjes, que serán su ayuda y consuelo en las adversidades que le esperan. En los monjes hallará gran fidelidad a la verdad católica frente a las herejías. En este viaje los melecianos intentan despojarle de su sede, y los arrianos arrecian sus ataques, con calumnias sobre su "dudosa" elección y algunas prácticas pastorales incorrectas y normas económicas injustas. Todo calumnias. Pero la peor fue acusarle de conspirar contra Constantino, razón por la cual viajó a Nicomedia para justificarse ante el emperador, el cual aceptó sus explicaciones. Atanasio, confirmado por el emperador arremetió severamente contra los calumniadores, pero estos contraatacaron y le acusaron de asesinar a un obispo y de provocar la desunión de la Iglesia con sus ataques a los herejes.

Primer destierro.
Consagración episcopal
de Atanasio.
Para más inri, en 334 Constantino citó a Arrio y este hizo una profesión de fe herética tan disfrazada, que al emperador le pareció correcta y mandó a Atanasio que volviera a admitir a Arrio en la comunión de la Iglesia. Atanasio protestó y en 335 Constantino convocó un concilio. Los arrianos no permitieron la entrada de los obispos católicos a dicha reunión y Atanasio tuvo que enfrentarse solo a las graves acusaciones que le imputaban. Tan grave se puso la cosa, que Atanasio tuvo que ser sacado del concilio por funcionarios imperiales que temían por su vida. Los arrianos y melecianos, contentos por aquello, depusieron a Atanasio y entregaron la sede a Juan Arkaf, obispo meleciano y laxo con los arrianos. Nuestro santo fue a Constantinopla a defenderse ante el emperador, pero los usurpadores llegaron antes y le contaron mil falsedades a Constantino, principalmente le dejaron ver que Atanasio tenía demasiado poder ante el pueblo, cosa que el emperador temía más que nada: una sombra de su poder. Al llegar Atanasio, el emperador le desterró a Tréveris. San Antonio Abad escribió a Constantino para defender a Atanasio, pero nada logró. Desde el exilio, Atanasio siguió ocupándose de su iglesia local. Escribía, exhortaba y alentaba a los suyos, y al mismo tiempo, su presencia sirvió para consolidar la fe católica en la Galia, estando alerta ante el arrianismo y para promover la vida monástica y eremítica que ya florecía en el desierto.

En 337 murió el emperador Constantino. El imperio quedó dividido en tres. Constancio fue nombrado emperador de Oriente y como era fiel católico, permitió a Atanasio regresar a Alejandría, pues estaba convencido de su rectitud. Atanasio forzó la restitución de todos los obispos católicos a su sede, deponiendo a los herejes. En Alejandría ya gobernaba el obispo arriano Pismo, que reclamó al papa San Julio I (12 de abril) su legitimidad, pero esta vez Atanasio estuvo más ligero, pues ayudado por el mismo papa convocó un sínodo en el que proclamaron la fe católica, contra los obispos usurpadores. Los herejes depusieron a Pismo para poner en su lugar a Gregorio de Capadocia, que se presentó ante el prefecto de Egipto, Filagrio, para reclamar su apoyo. Como este tampoco quería a Atanasio, apoyó a Gregorio y lo entronizó con la fuerza imperial, provocándose disturbios entre católicos, arrianos y melecianos, que causaron varios muertos.

Segundo destierro.
Ante esto, denunció ante toda la Iglesia la injusticia y se retiró al desierto. Pero solo para despistar, pues enseguida se fue a Roma donde el papa Julio convocó un sínodo entre 340 y 341, donde proclamó la inocencia de Atanasio y confirmarlo como obispo legítimo de Alejandría. En respuesta los arrianos convocaron otro, presentando tres alternativas del Credo niceno, y aún una cuarta, sin duda previendo ser condenados en una Concilio General que la Iglesia de Occidente reclamaba, al ver peligrar la unidad. Entretanto, Atanasio en Roma continuó promoviendo la vida monástica, introduciendo la experiencia de la Tebaida. San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) da testimonio de ello con admiración y afecto.

En 342, los emperadores Constante y Constancio, luego de la muerte de su hermano, convocaron un concilio en Sardica, Bulgaria, a medio camino entre Occidente y Oriente. Los obispos orientales asistieron, pero los que habían depuesto a Atanasio se negaron a participar en las sesiones. Todo parecía perdido, incluso se barajó la ida de Atanasio a España, lejos de Oriente, con tal que se reconociera su inocencia. Pero nada, se negaron a ello y públicamente reiteraron sus condenas y falsedades, para luego abandonar el concilio. Este apoyó a Atanasio, confirmándole como legítimo patriarca de Alejandría, y así lo escribieron a las iglesias orientales. Pero el emperador Constancio, que había apostado por el arrianismo y controlaba a los obispos herejes, desautorizó al concilio, por lo que el destierro de Atanasio aún continuó durante años, en los que misionó por la Galia, Asia Menor, y zonas de la península itálica. En todos los sitios dejaba la impresión de santidad y todos lamentaban su injusta situación.

En 344 Constante y Constancio acercaron sus posiciones en el tema y luego del obispo usurpador, Gregorio, Constancio prometió no perseguir más a los fieles católicos e invitó a Atanasio a retomar su sede. Este no se fiaba y se entrevistó con Constante, el que le aseguró que podía fiarse de su hermano. Antes quiso entrevistarse con Constancio, el cual le recibió con agrado y le dio cartas de apoyo para que presentase ante el prefecto de Alejandría. Atanasio llegó en 346, con gran júbilo de la iglesia fiel. Según San Gregorio Nacianceno, ni los emperadores habían sido recibido con tal muestras de cariño y fastos. Y eso que hizo su entrada en la ciudad sobre un borrico. Ya entronizado, Atanasio comenzó a reorganizar su iglesia. Impulsó y encauzó el monaquismo, adecentó el culto y reformó la vida de su clero. En esta época de paz escribe varias de sus obras teológicas, ordena obispo a San Frumencio (1 de agosto, Iglesia copta; 27 de octubre y 30 de noviembre, Iglesias Ortodoxas Griega) y le envía a evangelizar Etiopía. Es el tiempo en el que muere su amigo San Pacomio en 347, y en 350 es asesinado su defensor, el emperador Constante, quedando Constancio como único emperador. También muere el papa Julio, sucediéndole San Liberio (25 de septiembre), que sería poco enérgico con los arrianos ante el emperador.

Tercer destierro.
Icono copto.
Todas estas novedades trajeron para Atanasio nuevas persecusiones por parte de sus enemigos, a pesar de que el papa Liberio le apoyaba expresamente. El emperador Constancio que veía un enemigo en Atanasio, un opositor a su intención del total control de Egipto convocó un concilio en Aquileya, en 354. Constancio propuso a los conciliares un decreto de condena contra Atanasio, que acataron todos los obispos y legados de papa. Todos menos San Paulino de Tréveris (31 de agosto), amigo personal de Atanasio, quien fue desterrado de su sede. El papa Liberio convocó un nuevo concilio en Milán, en 355, donde Constancio igualmente obligó a los obispos a condenar a Atanasio. Todos acataron, menos San Osio de Córdoba (27 de agosto), San Eusebio de Vercelli (2 de agosto), San Lucifer de Cagliari (20 de mayo) y San Dionisio de Milán (25 de mayo), y los tres fueron igualmente desterrados. El papa Liberio se negó a aquella injusticia, por lo que también fue perseguido y castigado con el destierro. Y al año siguiente lo padecieron también San Hilario de Poitiers (31 de enero) y San Rodanio de Tolosa (10 de abril), todos amigos de Atanasio y su causa. Todas estas "derrotas" de sus amigos y la muerte de su defensor, San Antonio Abad, precipitaron el tercer destierro del santo.

Asegurado Constancio de la sumisión de los obispos occidentales,  tomó Alejandría en febrero de 357. Con 5000 hombres atacó a Atanasio, que fue defendido por sus fieles. Atanasio fue a la catedral, abarrotada de fieles, se sentó en su cátedra con todos sus ornamentos episcopales y mandó se cantara la liturgia del día. Los soldados irrumpieron en la iglesia y los fieles y clérigos corrían por donde podían, pero el santo obispo no se movió de su cátedra hasta que los soldados dejaron salir ilesos a todos los fieles y sacerdotes. Una vez salvado el pueblo, unos monjes rodearon a Atanasio y moviéndose en piña, lo sacaron a escondidas del templo. Aunque Constancio mandó buscarle por todos lados, los monjes crearon una red de encubrimiento y lo trasladaban de monasterio en monasterio, siempre oculto. Seis años duró su ocultamiento, pero los aprovechó para escribir cartas, exhortaciones, obras de apología de su persona y de la fe, y de teología. Escribió su "Historia de los arrianos", para dar a conocer el origen y errores de dicha herejía, previniendo a los monjes y las iglesias de este mal. Mientras, Alejandría era pasto de las hordas arrianas, cuyo obispo Jorge terminó escapando perseguido por su nefasto gobierno. El papa Liberio, cansado y débil, había cedido ante el emperador, que le permitió el regreso a Roma en 358. Los sínodos de Rimini, Seleucia y Constantinopla no solucionaron el cisma, sino que lo agravaron, pues los arrianos se veían sin casi oposición. 

En 360 murió Constancio y Juliano subió al trono. Opuesto a las políticas del anterior emperador, decretó que todos los obispos católicos perseguidos y depuestos volvieran a sus sedes. Atanasio entró triunfalmente en Alejandría en 361. Pronto puso manos a la obra: confirmó la fe católica según el Credo de Nicea, convocó una reunión de obispos que habían padecido destierro, y por tanto fieles a la Verdad para tratar el cisma de Antioquía: católicos divididos entre “eustacianos” y “melecianos” (no confundir con los anteriores), y por otro lado los herejes arrianos. Para no apartarnos del tema, recomiendo leer este artículo. También se trató de una nueva controversia en la Iglesia sobre la divinidad del Espíritu Santo.




Cuarto destierro. El cisma de Antioquía.

Si al principio Juliano se había mostrado favorable a la Iglesia y resuelto el problema de los desterrados, pronto la cosa fue a peor. El emperador decidió volver a la implantación de las religiones paganas. No solo de tolerancia hacia ellas, sino como religión oficial del imperio, con las consabidas consecuencias de persecución a los cristianos. A Atanasio, un referente de la lucha por la fe católica, dirige sus más severos ataques. Escribe a su prefecto en Alejandría que expulse al santo obispo. Y Atanasio vuelve al destierro, en octubre de 362, hallando refugio y protección entre sus amigos los monjes. Tres años duró la persecución de Juliano, apellidado con razón "el Apóstata". En 363 moría y se proclamó emperador a Joviano, católico sin concesiones, y preocupado por la ortodoxia de la fe y la unidad de la Iglesia. Este mandó a Atanasio que volviera tranquilamente a su iglesia alejandrina. Atanasio volvió y su primera medida fue tender la mano a San Melecio (12 de febrero), para poner fin al cisma meleciano. Pero San Melecio fue displicente y no respondió a su mano tendida, por lo que Atanasio lo llamó rebelde, sospechoso de herejía y desobediente. Los católicos antioquenos, curiosamente, recibieron esta enemistad como algo bueno, pues la superioridad de la sede de Alejandría su sede de Antioquía les molestaba, siendo las dos sedes de origen apostólico.

Quinto destierro. Ida al Padre.
En 364, murió Joviano, y nuevamente el imperio se dividia en dos: Valentiniano en Occidente y Valente en Oriente. Si bien Valentiniano era tolerante y poco dado a inmiscuirse en asuntos religiosos, Valente era un fervoroso ¡arriano!, por lo cual en 365 revocaba los decretos de Juliano y Joviano y ordenaba el destierro de todos los obispos de fe católica. 
 
Nuevamente partió Atanasio al desierto, junto a sus queridos monjes. Pero esta vez su regreso su pronto, por orden del mismo Valente, que temeroso del poder y prestigio moral de Atanasio, quiso tenerle a recaudo para evitar revueltas contra su propio poder. Así que Atanasio pudo volver a su sede y dedicarse a la pacificación y, en definitiva, a la extensión del Evangelio. En esta etapa escribió numerosos sermones, comentarios bíblicos. Y su correspondencia se hizo más frecuente. Continuó defendiendo la fe ortodoxa, alentando a prelados y fieles, resolviendo y aconsejando en asuntos de las iglesias. Aplaudió la consagración de San Basilio Magno (2 de enero y 14 de junio), su "sucesor" en la defensa de la recta fe católica.

En plena vitalidad, la muerte le llegó a nuestro santo y adalid de Cristo, en la noche del 2 al 3 de mayo de 375. Toda la iglesia alejandrina lloró su muerte, y más allá, en las fronteras del imperio la noticia fue un mazazo, por perder a tan valioso obispo. San Gregorio Nacianceno celebró sus funerales, y le dedicó hermosos elogios, llamándole "pilar de la Iglesia", "padre de la ortodoxia", "confesor de la fe". El Concilio de Constantinopla en 553, se valió de sus obras para definir la fe católica, condenando toda herejía, y le llama "doctor de la Iglesia", siendo el primero en recibir informalmente este título.

Fuente:
- "Nuevo Año Cristiano". Tomo 8. Editorial Edibesa, 2001.


Y no habría que terminar sin citar algunos textos suyos, para saborear nuestra doctrina católica:

"Por el Espíritu Santo participamos de Dios (…) Por la participación del Espíritu venimos a ser partícipes de la naturaleza divina (…) Por eso, aquellos en quienes habita el Espíritu están divinizados" Epístola a Serapión.
"Siempre resultará provechoso esforzarse en profundizar el contenido de la antigua tradición, de la doctrina y la fe de la Iglesia católica, tal como el Señor nos la entregó, tal como la predicaron los apóstoles y la conservaron los santos Padres. En ella, efectivamente, está fundamentada la Iglesia, de manera que todo aquel que se aparta de esta fe deja de ser cristiano y ya no merece el nombre de tal". Epístola a Serapión.
"Convenía que el Señor, al revestirse de carne humana, se revistiese con ella tan totalmente que tomase todas las afecciones que le eran propias, de suerte que así como decimos que tenía su propio cuerpo, así también se pudiera decir que eran suyas propias las afecciones de su cuerpo, aunque no las alcanzase su divinidad. Si el cuerpo hubiese sido de otro, sus afecciones serien también de aquel otro. Pero si la carne era del Verbo, pues ‘el Verbo se hizo carne’ (Jn 1, 14), necesariamente hay que atribuirle también las afecciones de la carne, pues suya es la carne. Y al mismo a quien se le atribuyen los padecimientos-como el ser condenado, azotado, tener sed, ser crucificado y morir-, a él se atribuye también la restauración y la gracia. Por esto se afirma de una manera lógica y coherente que tales sufrimientos son del Señor y no de otro, para que también la gracia sea de él, y no nos convirtamos en adoradores de otro, sino del verdadero Dios. No invocamos a creatura alguna, ni a hombre común alguno, sino al hijo verdadero y natural de Dios hecho hombre, el cual no por ello es menos Señor, Dios y Salvador". Contra los Arrianos.
"[El Verbo] se hizo hombre para que nosotros nos volviéramos Dios; se hizo visible corporalmente para que tuviéramos una idea del Padre invisible y soportó la violencia de los hombres para que heredásemos la incorruptibilidad" Sobre la Encarnación del Verbo.

A 2 de mayo además se celebra a
Santos Hespero, Zoé, e hijos mártires.
Santa Wiborada de San Gall, reclusa mártir.
La Traslación de Santa Isabel de Hungría.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...