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sábado, 29 de mayo de 2021

Padre e hijo mártires de Cristo.

Santos Conon y Conon, padre e hijo mártires. 29 de mayo y 6 de marzo.

Vivían en Iconio, allá en el siglo III. Después de la muerte de su esposa, la comunidad local pidió al obispo ordenara presbítero a Conon, mas este se negó, considerándose no digno. En cambio, entregó a su hijo Conon al servicio del Señor, y a los 12 años fue ordenado de lector y diácono. Es el santo diácono más joven que tenemos en el santoral.

En 275 llegó a Iconio Domiciano, comandante de los ejércitos del emperador Aureliano, quien ese mismo año había emitido un edicto de persecución contra los cristianos. Conon padre y Conon hijo fueron apresados y torturados extendidos en una reja sobre carbones. Como no renegaban de Cristo, les cortaron entonces manos y pies, para luego decapitarles.

Su culto es muy antiguo en la iglesia, y su martirio de respetable credibilidad. Sus reliquias, más dudosas, se veneran en Acerra, cerca de Nápoles.

A 29 de mayo además se celebra a:





miércoles, 3 de octubre de 2018

San Fragan, confesor.

San Fragan o Fregant de Bretaña, confesor. 3 de octubre.

Su leyenda, sombría por lo estrafalario de algunos detalles, dice que vivió allá en el siglo V y fue hijo del conde Derdo. Su tío materno el imaginario príncipe Conan-Mériadec, quien desde niño le tomó bajo su protección. Fragan luchó junto a su padre para mantener la independencia del condado frente a Máximo, un reyezuelo inglés. Cuando Derdo falleció Fragan continuó la defensa de lo suyo hasta que hizo la paz con Máximo, siendo ya un joven de más de 20 años.

Su tío le entregó como esposa a la noble Santa Gwen (18 de octubre), de quien la tradición hace hija del rey Budic II de Bretaña, descendiente nada menos que de San Simeón de Jerusalén (27 de abril), hijo de San Cleofás (25 de septiembre), el hermano de San José (19 de marzo, 1 de mayo, 23 de enero). Fragan y Gwen fueron padres de los trillizos San Winoc (5 de noviembre), San Jacut (8 de febrero) y San Guénolé (3 de marzo). La leyenda se hace aún más extravagante al decirnos que para poder alimentar a sus trillizos, a Gwen le salió un tercer pecho, por lo cual se le conoce como "la trimammis" o sea, "la tres tetas". Ahí es nada.

Conan-Mériadec hizo a Fragan gobernante de Armórica, la actual Bretaña, y allí se estableció la familia. Allí les nació una hija, Santa Clervie (3 de octubre). Se establecieron a orillas del Gouet, donde Fragan levantó un castillo de piedra para la familia. Fragan y Gwen llevaron a sus niños varones a San Budoc (18 de noviembre), para que los educara en las cosas de Dios.

Después de varios años de gobierno pacífico, comenzaron los piratas anglosajones sus incursiones en las costas bretonas. Fragan se enfrentó a los piratas y salió victorioso, en parte gracias a las oraciones de su hijo Guenolé, quien como otro Moisés, había permanecido con los brazos en alto durante la refriega. En acción de gracias, Fragan construyó para su hijo el monasterio Lochrist en Isel-Vez en Plounevez. Algunas versiones dicen que el mismo tomó el hábito monástico.

Y nada más podemos decir, salvo que su mujer le sobrevivió, se casó con Eneas Ledewig y tuvo a San Cafdan (19 de octubre).

Fuentes:
-"Vie des bienheureux et des saints de Bretagne". MALO-JOSEPH DE GARABY. St-Brieuc, 1839.
-"Dictionary of Saints". BRIAN DANIEL STARR. U.S.A, 2013.
-"L'Armorique bretonne, celtique, romaine et chrétienne". E. HALLEGUEN. París, 1872.


A 3 de octubre además se celebra a:

S. Romana,
virgen y mártir.
San Gerardo
de Brogne, abad
.
San Menna,
eremita.




martes, 31 de julio de 2018

De la cólera a la piedad y la caridad.

San Juan Colombini, fundador. 31 de julio.

Nació en Siena, en 1304 en una familia de comerciantes acomodada y con ciertas ínfulas de grandeza. En 1320 comenzó su actividad comercial como comprador y vendedor de lana, llegando a ser uno de los más importantes comerciantes de la ciudad, con una sólida fortuna e influencias. Llegó a gobernar la ciudad formando parte de "los Nueve", pues tal cantidad de magistrados se repartían el poder y áreas de gobierno de Siena. Contrajo matrimonio tardíamente, a los 39 años. Su mujer fue Biagia Cerretiani, una preclara mujer de la alta sociedad sienesa. Tuvieron dos hijos, Pedro y Angelina, que eran sus delicias y alegrías.

El mundo parecía sonreírle a nuestro Juan, cuando le llamó Dios desde lo alto por medio de la desgracia, como a nuestro padre San Job (10 de mayo). En la epidemia de peste de 1348 el matrimonio perdió a su hijo amado. Juan no fue el mismo otra vez, se volvió taciturno y malhumorado, además descuidando el bien de su alma. Un día llegó a su casa y no hallando la cena lista, se entregó a la cólera, pegando a su mujer. Esta respondió entregándole un libro, que Juan tiró al suelo. Al rato, avergonzándose de tan mala acción tomó el libro y lo abrió por la página donde comenzaba la leyenda de Santa María la Egipcíaca (2 y 4 de abril). Quedó tan prendado de esta que hasta olvidó la cena que ansiaba.

Desde entonces la lectura del Flos Sanctorum fue su diario alimento espiritual, se dio a la oración, mortificó sus pasiones y comenzó a comulgar y confesar más a menudo. Las revueltas políticas de Siena de 1355 le tocaron de cerca y perdió parte de su capital, "amigos" e influencias. Para este entonces, Juan ya estaba determinado a servir solo a Cristo, así que dio un vuelco a su vida y se decidió a abandonar el mundo y vivir para Cristo por siempre.

Se separó de su mujer, a la que dejó alguna posesión, pues todo lo demás lo entregó a los pobres, hospitales y monasterios. Llevó a su hija de 13 años al convento benedictino Santa Bonda e inició una vida de extrema pobreza, penitencia y caridad, convirtiendo su antigua mansión en un hospital para los más pobres, incluso leprosos. En 1360 inició la Congregación de los Jesuatos, religiosos legos dedicados a la caridad, viviendo en una extrema pobreza y mortificación, en contra de las establecidas órdenes de franciscanos y dominicos que ya apuntaban a la relajación. Se les llamó así porque todas sus acciones y oraciones eran en Nombre de Jesús, siendo la palabra que más repetían en el día y para la única que no tenían que pedir licencia al superior.

En junio de 1367 Urbano V aprobó esta forma de vida. Ese mismo año una prima del santo, la Beata Catalina (20 de octubre) fundaría una rama femenina. También ese año fue la Pascua de nuestro santo, el 31 de julio. Fue sepultado en las benedictinas de Siena, donde era monja su hija. Posteriormente su congregación trasladó las reliquias a la iglesia del Carmen de Siena. En 1583 el papa Gregorio XIII aprobó su culto.

Los jesuatos tuvieron su propia Regla en 1426, cuando el Beato Juan Tavelli (24 de julio) escribió una Regla casi calcada la de San Agustín, y les dio como santo patrón a San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias). Fueron simples religiosos hasta 1606, cuando el papa Pablo V les permitió tener algún sacerdote en casa convento. Florecieron como grandes revolucionarios de la química aplicada a la medicina y la destilería de alcohol. En 1668 estaban tan relajados y poseían tantos bienes que la República de Venecia logró del papa Clemente IX su supresión definitiva, pasando los religiosos a otras órdenes o al mundo.

Fuente:
-"La leyenda de oro para cada día del año. Vidas de todos los santos que venera la Iglesia". Barcelona, 1865.
-https://www.heiligenlexikon.de

A 31 de julio además se celebra a:



San Antonio de Hungría,
carmelita mártir.
San Germán de
Auxerre, obispo.
Santa Ellin de Skövde,
viuda mártir.






jueves, 14 de diciembre de 2017

San Juan de la Cruz, Padre Nuestro.

San Juan de la Cruz, presbítero carmelita, Doctor de la Iglesia. 14 de diciembre, 24 de noviembre y 21 de mayo (traslación de las reliquias).

Infancia y familia.
En pleno siglo XVI, cuando España florecía en medio de su "Siglo de Oro", cuando la expedición europea se aventuraba cada vez más en el nuevo mundo, transformando para siempre la civilización americana y cuando la Iglesia se veía fuertemente confrontada por la reforma protestante que comenzaba a dejar su marca en varias naciones del viejo continente; en Fontiveros, de la provincia de Ávila (España), en 1542, nace en fecha desconocida, Juan de Yepes Álvarez, que luego sería inscrito en la historia como San Juan de la Cruz, del matrimonio de Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez. El matrimonio Yepes Álvarez, desde el comienzo muy desigual por la diferencia en clases sociales (él mercader noble y ella huérfana pobre) y afrontando las privaciones y críticas de sus familiares, logró concebir a tres niños, Francisco, nacido en 1530, Luis, que murió siendo aún niño y Juan, nuestro santo. 

En 1545, después de una larga enfermedad, moriría Don Gonzalo de Yepes, dejando a una viuda y tres niños huérfanos sin ningún tipo de sustento económico. Buscando el bien de sus hijos, Catalina acude a algunos parientes de su marido en Torrijos pero no es bien recibida. Pasa luego a Gálvez, a donde un tío médico que acogerá al mayor de sus hijos, Francisco, para darle educación, pero al enterarse Catalina que su hijo no estaba siendo educado, sino puesto a trabajar como sirviente decide llevárselo consigo. Al regresar a Fontiveros con sus hijos, les enseñó, además una piadosa educación cristiana con una fuerte identidad mariana, a tejer para que pudieran ganarse la vida.

De la infancia del Santo podemos resaltar el famoso "suceso de la laguna". Al parecer, cuando tenía cinco años, estando jugando con otros niños cayó en una especie de pantano del cual le era imposible salir. Mientras se sumergía y resurgía sin poder hacer gran cosa dijo haber visto a una hermosa señora tratando de ayudarlo a salir; él, al reconocer en esa señora a la Madre de Dios, sintió mucha vergüenza de tocarla con sus manos sucias y mojadas y esperó hasta que un labrador que pasaba por allí lo ayudo a salir. La anécdota se comenta como verídica al escucharla de los labios del santo mismo los frailes Martín de la Asunción y Luis de San Ángel. Ambos testigos durante su proceso de canonización.

Al morir su hermano Luis, Juan se traslada junto a su familia a Arévalo. Francisco, de 20 años, da por concluida su vida de fiestas y parranda al casarse con Ana Izquierdo, con quien tendría ocho hijos. Ana acompañaría a Catalina por el resto de su vida. El matrimonio de Francisco y Ana, junto a Catalina, se destacaría por un notable espíritu caritativo al ayudar constantemente a pobres y huérfanos que se encontraban por el camino. El pequeño Juan aprendería de ellos estas virtudes que pondría en práctica más adelante. En 1551, Catalina decide trasladar a toda la familia a Medina del Campo, ciudad grande y prospera, donde espera encontrar oportunidades más brillantes para Juan, que contaba con 9 años.

Ya en Medina Juan es inscrito en el colegio de los Doctrinos, donde junto a la enseñanza de la fe cristiana se le instruiría en otros oficios como carpintero, sastre, entallador, pintor. Además sirvió como monaguillo en la Iglesia de la Magdalena de las monjas Agustinas. También fue recadero en el Hospital de las Bubas, donde también sirvió como enfermero y limosnero (esto último porque el hospital atendía de manera gratuita a todos sus pacientes). En todos estos sitios Juan destaca rápidamente por su piedad y caridad solicita entre los enfermos. El administrador del Hospital, que en un primer momento le había ofrecido trabajar allí, al verlo tan amigo del trabajo y con aptitudes para el estudio lo manda al colegio de la Compañía de Jesús, donde recibiría su formación inicial entre los años de 1559 a 1563. Allí comenzó a aprender gramática, retorica, filosofía y lenguas como el latín y el griego. 

Primera misa del Santo Padre.
Juventud y Vida Religiosa.
Al concluir sus estudios con los Jesuitas decide ingresar a la vida religiosa. El administrador del hospital, Don Alonso Álvarez de Toledo le propone hacerse sacerdote para convertirse en el capellán de su hospital, pero él, movido por su profunda devoción mariana, decide ingresar a la Orden de la Virgen, los Carmelitas, que habían recientemente fundado un convento en Medina. Así, en 1563 y con veintiún años de edad, toma el hábito del Carmen adoptando el nombre de fray Juan de Santo Matía. Ya en su noviciado destacaba de manera particular por su perseverancia en la oración y el recogimiento. 

Un año después profesa entre los meses de mayo y diciembre, sin saberse la fecha exacta. Después de su profesión es enviado a la universidad de Salamanca para proseguir con sus estudios. El Santo deambularía por este claustro universitario de 1554 a 1568. De 1554 a 1567 se matricularía como artista y de 1567 a 1568 como presbítero y teólogo. Es ordenado sacerdote entre los meses de julio y septiembre de 1567, por el obispo Don Pedro González de Mendoza. En las semanas siguientes regresaría a Medina para cantar su primera misa y tomar unas vacaciones junto a su familia. En esta primera misa sucedió un milagro conocido como "la confirmación en Gracia", pues durante ella la Santísima Virgen le confirmó que nunca había cometido un pecado mortal y que jamás había perdido la Gracia bautismal.

Juan y Teresa.
Por aquel mismo entonces, y por coincidencia divina, se encontraba en Medina Santa Teresa de Jesús (15 de octubre y 26 de agosto, la Trasverberación), fundando el segundo monasterio de carmelitas reformadas. Entablando la Santa conversación con el prior de los carmelitas en Medina, el padre Antonio de Heredia, a quien ya le había propuesto ayudarla a comenzar la reforma entre los fraile, se entera la santa de fray Juan de Santo Matía, el joven sacerdote que por esos días estaba visitando a su madre y que pensaba ingresar a la Cartuja en búsqueda de mayor perfección espiritual.

Entre septiembre y octubre de 1567 Teresa y Juan se encuentran por primera vez en el locutorio del monasterio de las carmelitas descalzas de Medina. La Santa le propone de inmediato el olvidarse de la Cartuja y ayudarla, en cambio, en la reforma de los frailes, junto a fray Antonio de Heredia, cuando se pueda concretar un nuevo convento que pensaba fundar en un terreno prometido a ella en Duruelo. Fray Juan, entusiasmado, acepta de inmediato, pero acuerdan en comenzar la obra cuando él termine sus estudios universitarios y ella de por seguro el nuevo convento. Justo al terminar sus estudios el santo se traslada junto a la madre Teresa a Valladolid, donde es instruido por la misma santa en el espíritu de descalcez que ella quería para su obra fundacional. 

Dícese que la madre Teresa, que veía a fray Juan bajo de estatura (lo llamaba jocosamente "mi medio fraile") y joven de edad, pero no dudaba en nada de su santidad y camino de perfección espiritual. En este artículo "Juan de la Cruz, el fraile entero", podéis leer más ampliamente sobre este tema. 

Los Santos Padres ante Cristo.
El 28 de noviembre de 1568 se inaugura, en medio de mucha pobreza y devoción, el primer convento de descalzos en Duruelo. Sus tres primeros habitantes fueron fray José de Cristo, fray Antonio de Jesús (Heredia) y nuestro fray Juan de la Cruz, como de ahora en adelante se haría llamar. El ambiente de este primer convento de frailes carmelitas "contemplativos" (como fueron reconocidos al principio) era de profunda rigurosidad y penitencia. La misma Santa Teresa, junto a sus acompañantes, al visitarlos por primera vez al comienzo del adviento de 1568, se quedaría impresionada por la cantidad de cruces y calaveras que decoraban el lugar; aunque luego partiría de allí muy complacida al ver en estos primeros hijos un gran fervor en medio de la vida de estrechez que habían escogido.

En esta humildísima casa estuvieron durante un año y medio hasta que el 11 de junio de 1570 se trasladaron, con permiso del padre provincial, a una nueva casa en Mancera, más habitable y propia para establecer el primer noviciado de descalzos; noviciado que luego sería trasladado a Pastrana, donde se fundó el segundo convento de carmelitas reformados, y adonde el santo fue enviado como uno de los primeros formadores por un corto periodo de tiempo.

Formador de Descalzos y Descalzas.
En abril de 1571 el santo es enviado a Alcalá de Henares al ser nombrado primer rector del Colegio de San Cirilo, de reciente fundación. Esta fue la primera casa de estudios de los frailes "reformados". Al ver los ejemplos del padre Juan de la Cruz, muchos estudiantes se veían llamados a abrazar la nueva comunidad carmelitana. El santo solo pasaría allí un año, ya que en 1572 fue convocado con urgencia de nuevo en el convento de Pastrana, para ayudar con la formación de los novicios que estaban siendo sometidos a exageradas penitencias contrarias al espíritu de Santa Teresa. Cuando vio arregladas las cosas regresó a la rectoría en el Colegio de San Cirilo. No pararía mucho tiempo allí, ya que sería enviado como vicario y confesor al Monasterio de la Encarnación de Ávila, por petición de la misma Santa Teresa, que por el tiempo era priora de ese monasterio. Cada religiosa que él dirigió espiritualmente (tanto calzadas como descalzas) mientras estuvo en Ávila, quedaba muy edificada con los ejemplos y enseñanzas del santo. Allí permanecería, casi sin interrupciones hasta 1577. 

Preso y libre.
Para 1574 ya había varios conventos de Carmelitas descalzos repartidos por toda Andalucía, cada uno con numerosos frailes. La convivencia entre "calzados" y "descalzos" se empezó a hacer cada vez más difícil y los malentendidos estaban a la orden de día. En 1575 los calzados obtuvieron del Capítulo General de Piazenza (Italia), que los conventos de descalzos fundados en Andalucía sin permiso fueran cerrados y la madre Teresa de Jesús fuera recluida en alguno de los conventos que ella eligiera. Por su parte, el padre Juan, junto con uno de sus compañeros en Ávila, fue arrestado y aprisionado en Medina del Campo, aunque poco después fue liberado. 

Volviendo a 1577, al morir el nuncio Ormaneto, defensor de la causa de los descalzos y al sucederle un nuevo Nuncio favorable a los calzados, la obra Teresiana se encontró en su momento más crítico: En la noche del 3 al 4 de diciembre de ese año, fray Juan junto a su compañero fray Germán de San Matías, que se encontraban en una pequeña casa junto al monasterio de la Encarnación en Ávila, fueron detenidos por un grupo de frailes calzados y seglares armados para luego ser encerrados. Fray Germán fue conducido al convento de la Moraleja, entre Ávila y Medina, y fray Juan a Toledo.

Al llegar a Toledo, fue enviado a la prisión conventual, a una celda bastante estrecha y miserable donde la luz solo podía entrar por una pequeña ventana que estaba bien en lo alto. Casi todo el tiempo que permaneció allí (aproximadamente nueve meses) solo se le permitió cambiarse de hábito una vez, y su alimento era racionado. De los frailes que allí moraban solo recibía insultos y provocaciones, con excepción de algunos pocos que se conmovían al verlo tan delgado, sucio y con ropa en harapos. Aún rodeado de burlas y privaciones, su espíritu se mantiene sumergido en la presencia de Dios, de forma tan admirable que hasta los carceleros se ven edificados por su ejemplo. El santo, lleno de paciencia, y fortaleza, e inspirado por las luces y sombras en su alma, aprovecha la reclusión para escribir las primeras treinta y un estrofas del "Cántico Espiritual", algunos romances y el poema de "La Fonte". Luego cantaría sus versos para sí mismo, buscando consuelo.

En agosto de 1578, pide permiso al padre prior de Toledo para celebrar la misa en honor de la Virgen, a lo que el prior se niega, llevando al santo a tomar la decisión de escapar. Durante la octava de la Asunción, entre las dos y tres de la mañana, logra escapar descolgándose por el mirador del convento, creando una cuerda atando retazos de tela vieja. Al estar en libertad corre a pedir socorro al monasterio de las carmelitas descalzas de Toledo, allí las monjas lo acogerían con profunda compasión. Luego se refugiaría en la casa y hospital del canónigo Pedro Gonzales por espacio de dos meses.

El Santo ante el cuadro restaurado.
Fiel a la Santa prosigue su obra.
En 1578 la situación de los descalzos mejoraría un poco, y entonces arman un capitulo general en Almodóvar para definir mejor su situación, pero, sin permiso del provincial ni del nuncio, luego todos serian censurados y castigados con excomunión, entre ellos nuestro santo. Aun así, fray Juan, que estaba aún muy delicado de salud por su encierro en Toledo, es dispuesto como prior del convento del Calvario, ubicado a unos 5 kilómetros de Villanueva del arzobispo (provincia de Jaén). Allí permanecería hasta 1579. En junio de ese año se traslada a Baeza donde habría una nueva fundación, dejándolo a él como primer superior.

Finalmente en 1580, con fecha del 22 de junio, el papa Gregorio XIII autoriza la creación de una provincia independiente de frailes carmelitas descalzos, dando así por concluido al conflicto con los calzados. En aquel momento había ya 22 conventos con 300 frailes y 200 monjas. Por esas mismas épocas muere la madre del santo, Catalina Álvarez, y es sepultada en el convento de las carmelitas descalzas de Medina. Fray Juan se deja ver bastante entristecido por su partida. 

Entre el 3 y el 16 de marzo de 1581, fray Juan participa del capítulo de Alcalá, donde es elegido tercer Definidor Provincial. A su término regresa a Baeza, no sin antes ir a Ávila para tratar, con santa Teresa, la posible fundación de un convento de descalzas en Granada. Ella al verse ya comprometida con el padre Jerónimo Gracián, recién electo primer provincial de los carmelitas descalzos, envía como fundadora y primera priora del convento de Granada a Sor Ana de Jesús Lobera, una de las hijas espirituales predilectas del santo. Fue la última vez que se vieron en la tierra, y no fue un encuentro agradable.

Fundador y formador.
Fray Juan es elegido prior de la comunidad de descalzos de Granada en 1582, para luego ser ratificado en el cargo por el Capítulo Provincial de Almodóvar en 1583. Allí permanecería hasta 1585. Es durante su estancia en Granada que su obra literaria se vería más desarrollada. Allí terminó la Subida del Monte Carmelo (1578-1583), comenzada en el Calvario. Escribió la Noche oscura, Llama de amor viva y completó el Cántico espiritual en 1586. Desde 1585 hasta 1591 estaría continuamente trasladándose para acompañar las fundaciones de nuevos conventos de frailes y monjas y por obediencia al ser solicitado para distintos cargos dentro de la Orden como Vicario provincial de Andalucía en octubre de 1585 y Definidor y tercer Consiliario provincial en junio de 1588, en el mismo capítulo que le otorgo este cargo también sería elegido provincial el padre Nicolás Doria, con quien el santo tendría varias diferencias por las innovaciones que este nuevo provincial propondría.

En marzo de 1589 se traslada a Segovia, para asumir el cargo de prior de esa comunidad hasta junio de 1591, cuando renuncia a todos sus cargos. En la primavera de ese año invita al convento de Segovia a su hermano Francisco, al presentir que sería la última vez que se encontraran en vida (Francisco morirá algunos años después de su hermano, en 1607, y será sepultado en el convento de las carmelitas calzadas de Medina). 

Es en esta misma comunidad donde ocurre aquel encuentro milagroso entre fray Juan y una imagen del crucificado, que algunos describen como crucifijo pero que en realidad era un lienzo que aún se conserva en el convento de Segovia. Su hermano Francisco es el que escuchó la anécdota de boca del mismo santo. Él le confesó confidentemente que aquel Cristo le había hablado, preguntándole qué deseaba en pago por lo mucho que le había servido, a lo que el santo le respondió: "Señor, lo que quiero que me deis es trabajos que padecer por Vos y que sea yo menospreciado y tenido en poco". Y es que el santo, aún siendo poco amante de las devociones a bobas, gustaba de las buenas imágenes sagradas. En este artículo "Doctrina de San Juan de la Cruz sobre las imágenes", podéis profundizar más.

Muerte de N. P. San Juan de la Cruz.
En el Capítulo General de julio de 1591 se le comunica que fue escogido para que, junto a otros doce compañeros, fuera a Nueva España (actual México) como misionero para mantenerlo lejos de cualquier cargo de influencia. Esta fue una estrategia de Nicolás Doria, que quería cambiar el humanismo de la obra espiritual de la Santa, para reconducirla hacia una reforma al uso (penitencias, austeridades y muchas reglas y normas). Algunos religiosos le habían recomendado no asistir al capítulo excusándose por su mala salud, y así tal vez poder evitar el traslado, pero él dice que le daría gusto morir cumpliendo un acto de obediencia. 

Enfermedad y entrada en la Vida.
Pero la Providencia tendría planes diferentes para él, ya que nunca llegaría a embarcarse hacia el Nuevo Mundo. Unas fuertes calenturas empezaron a debilitarlo e incluso a afectar una de sus piernas, donde ya empezaba a crecer una profunda llaga. Le propusieron ir a Baeza, donde tenía varios conocidos, para ser tratado, pero él prefirió ir a Úbeda donde nadie lo conocía. Allí arribaría en el mes de septiembre junto a un hermano lego que lo acompañó. Al llegar al convento de Úbeda es recibido de muy mala gana por el prior de aquel lugar, fray Francisco Crisóstomo. Aun al verlo tan enfermo y débil, parece se oponía a darle los cuidados y bondades que cualquier enfermo merecía. La llaga en su pie, aunque era continuamente tratada, seguía creciendo e infectando más el pie del santo, obligando a su doctor a arrancarle pedazos de carne podrida. Todos los que le rodeaban en esos momentos aseguraban que todo esto, más que producirle gran dolor o pánico, suscitaba en él un gran gozo y paz al sentirse aún más unido al Señor Jesús en sus padecimientos.

Su postrera enfermedad la vivió con gran paciencia y humildad, agradeciendo cada pequeño acto de caridad que tenían con él, y aprovechando toda oportunidad para ofrecer sus dolores y unirlos a la cruz de Cristo. Por inspiración divina supo la fecha de su muerte anunciando que sería día de Nuestra Señora, o sea, sábado, cuando partiría al cielo. Su última semana la pasó preguntando constantemente que día era, hasta que el sábado musitó: "tengo de ir esta noche a cantar los maitines al cielo". Y así fue. Después de besar piadosamente el crucifijo que tenía entre sus manos, expiró su último aliento a comienzos del sábado 14 de diciembre de 1591. Tenía 49 años al fallecer.

Glorificación.
Desde el momento mismo de su fallecimiento fue tratado como santo por quienes le rodeaban, diciendo que incluso habían percibido un suavísimo aroma desprenderse del cuerpo, además de otros hechos milagrosos. Apenas unas horas después se empezó a distribuir sus pertenencias como reliquias entre los religiosos y seglares que los pedían por clemencia. Fue sepultado en la Iglesia del Carmen de Úbeda. Apenas un año después de su muerte, el cuerpo de fray Juan, que desde su muerte gozó de gran veneración, fue objeto de interés y se comenzó a pedir su traslado a Segovia. Pero en cuanto al tema de los traslados y disposición de sus reliquias ya se hablará en un futuro artículo.

Reliquias del Santo en Segovia.
Su proceso de beatificación y canonización se inició en 1627. Fray Juan de la Cruz fue beatificado el 25 de enero de 1675 por el papa Clemente X, en 1679 se le dedica la primera iglesia en Alba de Tormes. Es canonizado el 27 de diciembre de 1726 por el papa Benedicto XIII. En 1738 se extiende su fiesta litúrgica a toda la Iglesia el 24 de noviembre, hasta que en 1972, con el ajuste del santoral hecho por el Concilio Vaticano II, se trasladó su fiesta al 14 de diciembre, aunque algunos sitios donde se guarda su recuerdo aún celebran su memoria a 24 de noviembre. El 24 de agosto de 1926 es proclamado Doctor de la Iglesia universal por el papa Pío XI, dándole el título de "Doctor Mysticus", y el 21 de marzo de 1952 es proclamado patrono de los poetas españoles por el papa Pío XII.


Fuentes:
-"San Juan de la Cruz, el jilguero de Dios". P. ÁNGEL PEÑA O.A.R, Lima – Perú.
-"San Juan de la Cruz, Obras completas". Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2010.

Jhonatan Alarcón.

Muchas gracias le doy a Jhonatan por su artículo sobre el Santo Padre, el cual le pedí redactara, librándome de una ardua tarea. Espero no sea la última vez que nos escriba algo sobre nuestra amada espiritualidad carmelitana o nuestros santos.

Ramón.


A 14 de diciembre además se celebra a
San Espiridión de Tremithus, obispo carmelita.

jueves, 24 de agosto de 2017

Fundador desde el mundo.

Beato Bartolomé de Tienen, laico fundador. 24 de agosto.

Dos son las fuentes sobre este santo. La vida de San Arnik y la de la Beata Beatriz de Nazaret, que aunque no tienen un origen en común, sí que mencionan al mismo personaje: nuestro Bartolomé. Este nació en Tienen en 1153. Su apellido "Vleeschhouwer", es decir "carnicero", tal vez aluda al oficio familiar. Muy joven se fue a Tierra Santa con su amigo San Arnik de Averbode (17 de marzo), donde visitaron los Santos Lugares y luego se enrolaron como cruzados. A su regreso, Arnik tomó el hábito premonstratense, mientras que Bartolomé permanecía indeciso si también ser religioso o casarse. Pidió consejo a Arnik y este luego de orar por él, tuvo un sueño en el que vio salir tres ramas del vientre de Bartolomé, y como por las ramas se paseaban monjas y monjes. Cuando Bartolomé volvió, Arnik le dijo que debía casarse, pues sería padre de infinidad de religiosos y religiosas.

Así que Bartolomé se casó con Gertrudis, perteneciente a la prestigiosa familia Tirlemont. Tuvieron seis hijos, cuatro varones y dos hembras, la Beata Beatriz de Nazaret (29 de agosto) y la Beata Sibila de Aywières (9 de octubre). Sobre 1203 Gertrudis murió y entonces Bartolomé internó a sus hijos e hijas en monasterios y comenzó una vida de peregrinación y penitencia.

En 1235 fundó el monasterio cisterciense de Santa María de Nazaret, en Lieja, al cual llamó a su hija Beatriz para que lo dirigiera. Falleció en 1250 y sus reliquias fueron trasladadas a la iglesia de San Gummar, Lieja.


Fuentes:
-"Meditaciones para los Domingos y Fiestas Sagradas". R.P JOAHNNES LUDOLFUS VAN CRAYWINCKEL. Bruselas, 1778.
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 24 de agosto además se celebra a
San Bartolomé, apóstol.
San Ouen de Rouen, obispo.

lunes, 5 de diciembre de 2016

San Sabas, el Grandísimo.

San Sabas, Abad. 5 de diciembre.

Nació el santo en 439, en Mutalasca, Cesarea de Capadocia. Sus padres, Juan y Sofía eran nobles y virtuosos. Cuando Sabas tenía 5 años su padre, que era oficial del emperador Valentiniano III, hubo de ir a Alejandría a sofocar una revuelta, y su mujer le siguió. Dejaron al pequeño Sabas con Hezmias, su tío materno, el cual tenía una mujer insoportable y que hizo sufrir mucho al niño. Así pasaron tres años, hasta que Sabas escapó de casa de su tío y se fue a Escandes, donde vivía Gregorio, su tío paterno. Esto provocó una pelea entre las dos familias, no por cuidar del niño, sino por administrar sus bienes. Viéndose Sabas en medio de todo aquello, con solo 10 años comprendió la vanidad del mundo, sus lazos y ambiciones y se escapó al monasterio de Flaviano, cerca de su aldea natal. Aunque era pequeño, los monjes vieron en él un porte inocente y una sencillez que les hizo admitirle al monasterio y sin darle el hábito aún, accedieron a educarle. Pasó el tiempo y sus tíos se reconciliaron, y quisieron que saliera del monasterio. Pero Sabas quiso completar su educación, y además, cuando llegó a la juventud manifestó que quería dedicarse a la oración y la penitencia como monje.

A los 18 años Sabas pidió permiso a su abad para visitar los Santos Lugares. El abad, que sabía que aquello no venía de la vana curiosidad y confiaba en la integridad de Sabas, le permitió hacer el viaje. En 457 llegó a Jerusalén, donde vivió en el monasterio de San Pasarion, donde mucho le quisieron e intentaron que se quedara con ellos. Visitó a San Eutimio el Grande (20 de enero), donde este santo abad le tomó mucho cariño y le recomendó que visitara a San Teoctisto (4 de enero) en su monasterio y allá se fue Sabas. A Sabas le gustaba el recinto, pues era un monasterio donde cada monje vivía separado por completo, y solo se compartía la oración. Este era un monasterio donde se vivía la Regla con total observancia, el trabajo en silencio, la oración en común y en privado, la comida era frugalísima. Así que Sabas quiso vivir allí un tiempo, y todos encantados. Pronto fue el primero de todos en la observancia y en la caridad con los hermanos, sobre todo con los ancianos.

Allí vivió el santo durante casi 5 años, en esa paz que da el servicio divino cuando sucedió que le nombraron compañero de un monje en un viaje a Alejandría. En la ciudad encontró a sus padres, que le reconocieron a pesar de los años y lo macilento de su rostro, por la austeridad y penitencias. Su madre hizo todo lo posible para volverle al mundo, prometiéndole amor, bienes, honor y algún ventajoso matrimonio. Ruegos, lágrimas y amenazas… nada pudo doblegarle. Y aún dijo el santo a su padre: "Si las leyes de la guerra castigan con tanto rigor a los desertores, ¿qué castigo no ha de esperar de Dios el que abandonaba su servicio?". Con esta respuesta sus padres quedaron muy edificados y conscientes de que su hijo era un santo, se encomendaron a sus oraciones y le dejaron servir a Dios.

En 469 murió Teoctisto y Eutimio aconsejó a Sabas que se retirase a una soledad más estricta aún. Así que Sabas se alejó de los monjes y vivía en una cueva durante cinco días tejiendo cestos y orando. Solo dormía tres horas, para volver a la oración. El sábado llevaba sus cestos a los monjes, estaba con ellos por la tarde y el domingo oraban todos juntos. Cada año San Eutimio lo llevaba consigo al desierto de Ruban, donde se creía que Cristo había pasado sus cuarenta días de desierto. Partían el 14 de enero y allí estaban hasta el Domingo de Ramos, cuando volvían luego de pasar una austerísima cuaresma en ayuno casi total y penitencia extrema.
En unos años la relajación hizo presencia en el monasterio de San Teoctisto y Sabas, que ya tenía 35 años, se alejó de allí enseguida, yéndose al desierto, cerca del monasterio de San Gerásimo (4 y 20 de marzo, Iglesias Griegas), donde se retiró a una cueva. Allí le atacó el demonio sin piedad, tentándole, golpeándole, apareciéndose en formas horribles, haciendo ruidos para que no durmiese lo poco que lo hacía. Pero Sabas le vencía una y otra vez a fuerza de oración y penitencia. En 478 Sabas buscó aún una soledad mayor, y la halló entre las rocas del monte donde antes había vivido San Teodosio el Cenobiarca (11 de enero). Solo se elimentaba de las raíces que hallaba entre los riscos y bebía agua de una fuente que estaba a dos leguas. Se descolgaba diariamente por una cuerda que había trenzado iba a la fuente, bebía y volvía a su retiro. Un día unos transeúntes vieron la cuerda, subieron por ella y le hallaron en oración, y admirados de su penitencia, comenzaron a visitarle frecuentemente. Al poco tiempo ya eran cientos los que le pedían consejo, oraciones y escuchaban sus palabras santificantes.

Lauras de San Sabas.
Y comenzó a tener discípulos, a pesar de sus deseos de soledad, y cuando comprendió era voluntad divina fundase monasterio, consintió en levantar una capilla en medio de las cuevas, con un altar en ella para que los domingos un sacerdote subiera a cantarles misa. Porque entre ellos no había sacerdote alguno. Es que Sabas tenía un alto concepto del sacerdocio y por eso no se consideraba digno de serlo, y además, tampoco quería lo fuesen sus monjes, a los que quería como simples siervos de Cristo y no como presbíteros con cargos y dignidades. Algunos discípulos se quejaron ante San Salustio de Jerusalén (3 de marzo), el obispo, el cual les citó a todos para tomar cartas en el asunto. Los monjes díscolos pensaban que el obispo iba a destituir a Sabas como superior, pero el obispo lo que hizo fue ¡ordenar presbítero al santo!, juzgando, con razón, que en aquellas soledades, al menos un sacerdote debían tener. Y dijo a los monjes: "este es vuestro Superior: no han sido los hombres, sino Dios quien lo ha puesto en este oficio. Yo no he hecho otra cosa, que pres tar mis manos al Espíritu Santo para conferirle el Sacerdocio. Honradlo como a vuestro padre, y obedecedle como a vuestro Superior". Esto fue en 491.

Entre los que fueron sus discípulos más fieles estuvo San Juan Silenciario (13 de mayo), el cual fue guiado a las lauras de Sabas por una misteriosa luz. Sabas le recibió, pero antes de armitirle en el monasterio, le encomendó los trabajos más penosos, como tirar las inmundicias, servir a los enfermos y besarles las llagas, acarrear piedras y cubas de agua, lo que hacía Juan siempre sin quejarse. Fue Juan mayordomo o provisor del monasterio, y a los cuatro años de su llegada quiso Sabas ordenarle presbítero también. Pero el santo se negó rotundamente, pues él era nada menos que obispo de Culoaia, de donde había escapado. Dios reveló a Sabas el por qué no podía ser ordenado presbítero, pues ya lo era, y Sabas se postró a los pies de Juan llamándole padre y prometiéndole no revelar su secreto.

Tuvo el santo la dicha de ver a su madre unos años después, cuando esta, ya viuda y anciana, fue a visitarle a su monasterio. Murió en sus brazos la santa mujer y Sabas, con el dinero que su madre le había dejado, edificó una hospedería para los monjes de paso y un hospital a los pies del monte, para los peregrinos. Además, fundó otra laura para educar a los jóvenes que se preparaban para ser religiosos, la cual podría decirse fue la primera Casa Noviciado conocida. Como la fama de Sabas crecía entre los monjes, muchos querían aprender de él y muchos monasterios querían seguir su modo de vida, el obispo Elías de Jerusalén le nombró Exarca, o superior de todos anacoretas que habitaban los desiertos. Algunos no aceptaron aquella tutela, que no entraba en el gobierno interno de los monasterios, y promovieron litigios. Sabas entonces se retiró a un alejado desierto, donde tenía por techo únicamente una palmera. Allí esperaba no lo hallasen y no le volviesen a hablar de mandatos y prioratos, pero le hallaron y le devolvieron a su monasterio. Una segunda huida, y de nuevo al monasterio. Entonces, para acabar con los problemas, aceptó que los monjes y anacoretas rebeldes fundasen su propio monasterio, fuera de su exarquía, para lo cual él les proveyó de lugar y algunos bienes. Y todos en paz.

En estos años se desató la herejía nestoriana, por lo que Sabas estaba alerta permanentemente, no fuera que la herejía inficionase alguno de sus monasterios. Por esta razón visitaba frecuentemente los recintos bajo su exarquía. Y efectivamente, en algunos de esos viajes convirtió a algunos nestorianos o eutiquianos que hallaba por el camino. Y aunque amaba el retiro y detestaba los asuntos del mundo, hasta dos veces viajó a Constantinopla para enfrentarse al emperador Anastasio, que favorecía a los herejes y llegó a desterrar al obispo Elías de Jerusalén. Con solo su presencia redujo la necedad imperial, contuvo a los eutiquianos y animó a los católicos a permanecer firmes en la verdadera fe. 

Una tercera vez viajaría, esta vez a Cesarea de Palestina, para poner por obra en los monasterios y las iglesias los edictos del Concilio de Constantinopla, y eso a pesar de que tenía 80 años y estaba muy debilitado por las penitencias. Y aún en 529, con 90 años, viajó por tercera vez a Constantinopla a defender a los católicos de Palestina, que habían sido calumniados ante el emperador Justiniano. Este quedó satisfecho y se prendó de la santidad de Sabas, accediendo a su ruegos de edificar un hospital en Jerusalén, que reparase algunas iglesias y edificar una muralla alrededor de su laura, para que los eremitas estuvieran a salvo de forajidos. Una anécdota dice que, estando en una reunión con el emperador, tocaron a Tercia y Sabas se levantó sin más para ir a la oración. El monje que le acompañaba le preguntó discretamente si pensaba dejar al emperador plantado en medio de la audiencia. Y Sabas le respondió en voz alta: "lo que pienso es que es hora de Tercia, y que Dios me quiere más en otra parte que aquí". Y salió tranquilamente rumbo a la iglesia.

Reliquias de San Sabas en su monasterio.
De su vida monástica se cuentan muchas anécdotas que resaltan su amor a la Regla, a la caridad, su extrema obediencia, penitencia y ascetismo. Una narra que, habiendo un día tomado una manzana del huerto común, le dio tanta vergüenza haberlo hecho, que no solo no la comió, sino que jamás volvió a probar fruta alguna. Era sobrio en todo. Comer, dormir, hablar… todo su día era una oración constante, incluso cuando trabajaba, como enseñan las costumbres monásticas. Otra anécdota, con ese sabor de la sabiduría de los Padres, cuenta que yendo con un monje de camino, al pasar junto al río Jordán, vio venir a dos mujeres. Desde su Juventud Sabas jamás había mirado a mujer alguna al rostro, imponiéndose siempre la mortificación de mirar al suelo. Queriendo saber si su compañero igualmente cuidaba su pureza, le dijo: "Que pena de señorita esa. Tan joven y le falta un ojo". El monje replicó: "la he mirado al pasar y está perfecta, no le falta ojo alguno". Y Sabas le reprendió acerca de lo importante de cuidar la modestia para preservar la inocencia, y para que la ejercitase, le envió a un desierto solitario, para que se acostumbrara a ello. Sabido es que Dios le concedió al santo el don de milagros, pues más de una vez multiplicó el pan para los pobres y para los monjes. En una ocasión en que no tenían ni para celebrar misa, San Juan Silenciario, a la sazón ecónomo suyo, le advirtió que no podían celebrarla, y Sabas levantó los ojos al cielo y clamó al cielo. En ese instante una recua de treinta mulas llegaron al monasterio cargadas de pan.

Finalmente, en 531, con 92 años, Sabas supo por revelación que su fin estaba cercano. El patriarca de Jerusalén le llevó consigo, para cuidarle bien, pero una vez que obedeció, Sabas quiso regresar a su celdita, donde no tenía nada de distracción, y se dispuso a morir, o mejor dicho, a vivir para siempre. Subió al cielo el 5 de diciembre del mismo año, y se le sepultó en medio del monasterio, luego de sentidos funerales al que asistieron muchos obispos, presbíteros y fieles. Su cuerpo se venera en la iglesia principal de su laura. En el siglo XII los cruzados se trajeron algunas reliquias a Venecia, donde aún se veneran, y otras reliquias se veneran en la iglesia que el santo tiene dedicada en Roma.

Leer sobre sus hijos, los Santos monjes rtires de las lauras. Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo XV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 5 de diciembre además se celebra a  
San Gerbold de Bayeux, obispo
Beato Bartolomé Fanti, presbítero carmelita.

viernes, 16 de septiembre de 2016

San Cibrao de Carballiño.

Pregunta: Tengo entendido por un sacerdote que San Cibrao es el Santo Patrono de Carballiño Ourense, sin embargo he buscado y no consigo nada referente al santo. Mil gracias!!!

Respuesta: Después de tanto tiempo, hallo la respuesta. El asunto es que San Cibrao es en lengua gallega San Ciprián o Cipriano. Visto esto, pues ya el asunto es mas fácil porque sabemos quien es San Cipriano de Cartago (que es el venerado en Carballiño, Ourense):

San Cipriano
venerado en Carballiño.
San Cipriano de Cartago, obispo y mártir. 14, y 16 de septiembre junto a San Cornelio papa, en la Iglesia Romana; 31 de agosto, Iglesia Rusa y 2 de octubre, Iglesias Orientales.

Nació en el año 200 en Cartago, África, y se convirtió al cristianismo sobre los 40 años, motivado por la vida santa del sacerdote San Cecilio (3 de junio). Cipriano era casado y luego de convertirse guardó celibato y dejó la lectura de libros no cristianos, dedicándose al estudio de las Sagradas Escrituras. Tanta era su fama de hombre piadoso que en el 248 fue ordenado obispo por aclamación popular, al morir el obispo de Cartago. Se resistió pero reconoció a Dios en el clamor del pueblo y los sacerdotes.

En 251, el emperador Decio decretó la persecución contra los cristianos, insistiendo en los obispos y en la destrucción de los libros sagrados. Cipriano se esconde pero continúa su predicación y su labor de obispo, enviando cartas a los cristianos exhortándoles a no apostatar para evitar la muerte, como muchos hicieron por miedo. Cuando cesó la persecución y volvió a la ciudad se opuso al regreso a la Iglesia a los que habían apostatado sin exigirles penitencia antes de la recepción de los sacramentos, buscando también fortalecer la fe y prepararse a las futuras persecuciones. Esto le valió ciertas fricciones con el papa San Esteban I (2 de agosto), zanjadas por este con autoridad. En 252, ante la epidemia de peste en Cartago Cipriano organiza la ayuda a los pobres, y vende todas sus posesiones, animando a todos los cristianos a la limosna, y haciéndose presente él mismo para consolar y socorrer alos enfermos y sus familias. El emperador Valeriano, en el año 257, decreta otra persecución aún más intensa que la anterior. Los obispos y sacerdotes recibirían pena de muerte por celebrar una ceremonia religiosa. Ese mismo año Cipriano es desterrado, pero él sigue celebrando la eucaristía, por lo que en el año 258 lo condenan a muerte.

En el juicio, cuyas actas se conservan y son fidedignas totalmente es invitado a dejar la fe cristiana, se niega, confirma su condición de cristiano y de obispo. El juez Galerio dicta la sentencia: "Puesto que se niega a obedecer las órdenes del Emperador y no quiere adorar a nuestros dioses, y es responsable de que toda esta gente siga sus creencias religiosas, Cipriano: queda condenado a muerte. Le cortarán la cabeza con una espada". Al oír la sentencia, Cipriano exclamó: "¡Gracias sean dadas a Dios!"

Todos los cristianos gritaban: "Que nos maten también a nosotros, junto con él", y lo siguieron en gran tumulto hacia el sitio del martirio. Al llegar, Cipriano mandó que después de su muerte le fueran dadas 25 monedas de oro al verdugo que le iba a cortar la cabeza. Los fieles colocaron sábanas blancas en el suelo para recoger su sangre y llevarla como reliquias. Cipriano se vendó él mismo los ojos y se arrodilló. El verdugo le cortó la cabeza con un golpe de espada. Esa noche los fieles llevaron en solemne procesión, con antorchas y cantos, el cuerpo del glorioso mártir para darle honrosa sepultura en la Vía Mappaliana. Era el 14 de septiembre de 258. Galerio murió repentinamente pocos días después, de un ataque al corazón.

Consagración episcopal de San Cipriano.
Abadía de Ninove.
Dos Iglesias fueron erigidas en honor de San Cipriano, una sobre su tumba, según la antigua costumbre cristiana y otra en el sitio donde fue decapitado. En un principio su memoria se celebró el 14 de septiembre, según el calendario de Fronton, pero en el siglo V se unió a la memoria de San Cornelio, el dia 16 del mismo mes. A principios del siglo IX, unos embajadores de San Carlomagno (28 de enero) en Persia, llegaron a Cartago y pidieron permiso para venerar las reliquias de San Cipriano. Hallaron la tumba en tal abandono que peligraban las reliquias, y pidieron llevarlas consigo, favor que se les concedió. El martirologio de San Adon (16 de diciembre), recoge esta traslación y deposición en 806. Luego fueron trasladadas a Lyon. Por último, el rey Carlos el Calvo, unos años más tarde, las llevó a Campania, para depositarlas junto a las de San Cornelio en la abadía del mismo nombre. Una cuarta traslación, (en este caso de los dos santos) de partes de huesos, se realizó a Flandes, a la Iglesia Colegiata de Rosnay.

Y para terminar, una frase de San Cipriano: "He vivido en este mundo nuestro totalmente alejado de Dios, porque las divinidades estaban muertas y Dios no era visible. Y viendo a los cristianos, he pensado: es una vida imposible, ¡esto no se puede realizar en nuestro mundo! Pero después, encontrando a algunos de ellos, estando en su compañía, dejándome guiar en el catecumenado, en este camino de conversión hacia Dios, poco a poco he comprendido: ¡es posible! Y ahora soy feliz por haber encontrado la vida. He comprendido que aquella otra no era vida, y en verdad sabía ya antes que aquella no era la verdadera vida".


Fuentes:
-"Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI Y G. ZIARRI. Ed. San Pablo. Madrid, 2000. ‎
-"Vidas de los Santos". Tomo X. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Septiembre. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.


A 16 de septiembre además se celebra a 
Santa Therence, virgen
Santa Edith de Wilton, virgen.

miércoles, 6 de julio de 2016

Mártir y padre de mártires.

San Tranquilino de Roma, mártir. 6 de julio.

Tranquilino ante sus hijos
Marco y Marceliano.
Según la "passio" legendaria de San Sebastián (20 de enero), Tranquilino y su mujer, Marcia, eran nobles romanos. Aunque eran paganos, sabían que los cristianos eran gente honrada, y por ello procuraron un maestro cristiano para sus hijos, los santos Marco y Marceliano (18 de junio), aunque le advirtieron que no enseñara su fe a los niños. Pero finalmente los niños se convirtieron a la fe y vivieron como cristianos durante años hasta que, al casarse y confesar su fe a sus mujeres, toda la familia supo que eran cristianos. Los jóvenes fueron apresados y conminados a sacrificar, pero ellos se negaron. Fueron castigados y luego de varios tormentos condenados a muerte. Tranquilino y Marcia imploraron a Cromacio, vice-prefecto de la ciudad, que se retrasara la ejecución treinta días para poder hacer cambiar de parecer a los jóvenes. Confiaban que podrían hacerles cambiar de parecer y por ello Cromacio les concedió treinta días de gracia. Por orden del prefecto pasaron los jóvenes de la cárcel a la casa de los Santos Nicostrato y Zoé (5 de julio), donde la familia y los amigos les suplicaban diariamente que se arrepintieran de su confesión del Nombre de Cristo.

Treinta días eran muchos y cuando los hermanos comenzaron a flaquear juntos, lo notó el Capitán de la primera compañía de guardias del Emperador, que cada día les visitaba, y no era otro que Sebastián, que era cristiano en secreto. Viendo este que desistían en su determinación de ser mártires, les animó en la fe, y el cielo confirmó sus palabras con apariciones de ángeles, que vieron todos los presentes. Esto no solo fortaleció a los hermanos, sino que convirtieron a Tranquilino y Marcia, Nicostrato y Zoé, que también serían mártires. Cambiaron todos las lágrimas de dolor por las de gozo, al conocer la fe cristiana y por contar con dos valerosos confesores en la familia. Y los nuevos conversos fueron bautizados por el sacerdote San Policarpo (6 de julio), también mártir después. Pasaron los treinta días de gracia, que la familia y amigos vivieron en oración y actos de caridad. Al cabo llamó Cromacio a Tranquilino y al preguntarle si había logrado cambiar a sus hijos, el santo viejo le confesó que no, y aún más, se había hecho cristiano él mismo, su mujer y toda su familia. Sabido es, según las Actas de San Sebastián, que Cromacio también aceptó la fe cristiana, lo cual le logró la salud, pues curó de gota. Al convertirse, lo mismo hizo su familia, de la cual su hijo San Tiburcio (11 de agosto) fue mártir.

Cuando Marco y Marceliano fueron martirizados, Tranquilino y Marcia se dedicaron a socorrer a los cristianos perseguidos. El papa San Cayo (22 de abril) le ordenó presbítero y lo tenía de colaborador. Finalmente, estando Tranquilino orando en el sagrado lugar de la Confesión de San Pablo, lo hallaron los paganos y lo apedrearon, el 6 de julio de 286.



Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Junio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1862.


A 6 de julio además se celebra a  
Santa Ángela de Bohemia, virgen carmelita
San Goar, presbítero y eremita.

jueves, 27 de junio de 2013

San Cirilo de Alejandría, Padre Nuestro

San Cirilo de Alejandría
Museo del Carmen, México, D.F.
Con este santo Doctor de la Iglesia, cerramos la trilogía “cirílica” del Carmelo. Hemos visto ya a dos Cirilo: al constantinopolitano, al jerosolimitano y, finalmente, hoy vemos al alejandrino. Santo polemista y polémico, columna de la Iglesia en una época y lugar muy difíciles para la cristiandad y la civilización. Lugar y momento de encontronazo de sociedades, religiones y culturas es el escenario en el que presentamos a este Padre Nuestro, legendariamente tenido y celebrado como carmelita:

San Cirilo, Patriarca de Alejandría, Doctor de la Iglesia, Padre Nuestro. 27 de junio, 9 de febrero y 28 de enero.

Nuestra fuente para la leyenda, el “Flores del Carmelo”, de Fray José de Santa Teresa, dice que San Cirilo nació en la misma Alejandría, en 371, en una familia pudiente y de raíces nobles, y debió ser, pues su tío materno era el famoso San Teófilo de Alejandría (15 de mayo, Iglesia Copta), Patriarca de la Sede alejandrina cuando nació. Desde niño, como suele ser en toda leyenda, mostró dotes de talento y santidad. Muy pronto tomó afición por las letras y la piedad, inclinándose más al estudio que a los negocios, como esperaba su padre. Su tío lo tomó bajo su protección y cuando estaba en plena juventud, lo envió a estudiar a Atenas, donde pronto destacó por su aplicación, ciencia y resultados académicos. Al graduarse de Doctor, su tío lo envió junto a Juan Silvano, Patriarca de Jerusalén y carmelita, para prevenir que tanta ciencia y reconocimiento, le apartase de la virtud. Pensaba, con razón, que la cercanía del anciano arzobispo, santificado por las soledades y penitencias del Carmelo, inclinarían a su sobrino hacia el sacerdocio.

Y así fue, y más aún, conoció Cirilo de aquellos santos monjes que en la cumbre del Carmelo vivían en memoria del profeta San Elías y quiso conocerlos; fue hacerlo y querer ser uno de ellos. Allí, a los 26 años tomó el hábito y se dedicó, en la soledad y el silencio, a meditar la Ley de Dios. Era tanta su ciencia, que ilustraba a los demás hermanos, aún siendo más joven que ellos, sobre la Escritura, la fe de la Iglesia y los misterios de la fe. En sus visitas por los conventos carmelitas del desierto, hizo amistad con el también “carmelitaSan Isidoro de Pelusio (4 de febrero), con el que compartía largos ratos de oración y sublimes coloquios sobre Dios. Tan ideal no sería la convivencia, cuando Isidoro no se corta en decir que Cirilo era "un hombre decidido a perseguir sus rencores privados más que a buscar la verdadera fe de Jesucristo" [1]

La pertenencia a la Orden se pretendía mostrar con un texto del mismo Cirilo sobre Miqueas 7:
Habitan, empero, apartados cada unos de por sí, entresacados y segregados de aquellos que saben y gustan de las cosas terrenas y engrandecen mucho la posesión de los bienes temporales y entregados a los gustos de la carne, se inclinan sin medida a cualquier delito y pecado. Por lo cual, poseyendo el ánimo quieto, y dejando sus yuntas, vanos y abominables concursos, y escogiendo el vivir apartados de estos tales, hacemos una vida venerable y digna de admiración, estando cada uno de por sí”. 
Es decir, basados en el “hacemos” que utiliza, se le atribuye que también profesaba ese apartamiento del mundo. Toda una idea bastante peregrina y con poco fundamento. Y seguimos con la leyenda. 

Viendo los superiores tanta elocuencia, con gran dolor determinaron que no estaba hecha aquella luz para permanecer en lo escondido de las grutas del Carmelo, y lo enviaron a Alejandría con su tío, para que fuese ordenado presbítero. En 412 murió su tío Teófilo y luego de discusiones, tensiones y peleas, a los tres días, fue nombrado Cirilo como su sucesor en la silla alejandrina. Fue pastor celoso y si siglos más tarde San Roberto Bellarmino (17 de septiembre) fue llamado “martillo de los herejes”, a Cirilo habría que llamarle “apisonadora de los herejes”. Primero con el ejemplo y la palabra, luego con las amonestaciones y, lamentablemente, las amenazas y la violencia. Teniendo el brazo del poder civil y amplio apoyo, o temor, de otros obispos de Oriente a su disposición, redujo a los herejes novacianos, invadiendo sus templos y apresando a su obispo, llamado Teopompo. Además, se aplicó el destierro para los que no abandonaran la herejía novaciana y se hicieran católicos.

San Cirilo, presidiendo
el Concilio de Éfeso.
Los detalles sobre estas acciones depurativas no faltan: Había en Alejandría un templo pagano, el Serapeum que Teófilo había derribado, con consentimiento del Emperador y construido una iglesia, pero molestos los demonios con la pérdida de su lugar de culto, acosaban a los cristianos que acudían a orar allí. Se le apareció un ángel a Cirilo y le dijo llevase a aquel sitio las reliquias de San Marcos Evangelista, y los santos mártires Ciro y Juan, para que los demonios huyesen definitivamente. Hizo esta solemne traslación el 28 de junio de 414. Tampoco fue suave con los judíos este santo Padre, aunque aquí no fue el primero en “dar”: Ese mismo año de 414, un grupo de judíos atacaron a unos cristianos indefensos. En represalia, Cirilo mandó apresar a los culpables y que fueran ejecutados la misma cantidad que de cristianos habían padecido la muerte (con lo que es de suponer que murieron judíos inocentes también). Se destruyeron sus sinagogas, se confiscaron las propiedades y se arrojó de la ciudad a aquellos que no se convirtieran al cristianismo. Hay que decir que el prefecto Orestes no las tenía todas con Cirilo e intentó que pagara por semejante desmán, pero más de 500 monjes de Nitria se presentaron de improviso en Alejandría para defender a su hermano de hábito. En medio de la tensión, uno de ellos, llamado Amonio, le rompió la cabeza a Orestes de una pedrada, fue apresado, torturado y finalmente muerto. Cirilo y los fieles, lo tomaron como un mártir de la defensa de la Iglesia, le honraron como mártir, haciéndole un gran entierro y venerando sus restos.

En 415 ocurriría el linchamiento de la filósofa Hypatia, de la que mucho se ha fabulado, pues poco se sabe en realidad, víctima de una revuelta popular, no de una instigación de Cirilo. Con frecuencia se cargan las tintas sobre San Cirilo, haciéndole culpable directamente de su muerte, como si él mismo la hubiera rajado viva, cuando Sócrates Escolástico, el más cercano en el tiempo narra los hechos (narración más real que cualquier panfleto del XIX, o película innombrable del XXI), dice:
"A causa de su extraordinaria dignidad y virtud, todos los hombres la admiraban sobremanera. Cayó víctima de las intrigas políticas que en aquella época prevalecían. Como tenía frecuentes entrevistas con Orestes fue proclamado calumniosamente entre el populacho cristiano que fue ella quien impidió que Orestes se reconciliara con el obispo. Algunos de ellos, formando parte de una fiera y fanática turba, cuyo líder era un tal Pedro, la aprehendieron de camino a su casa, y arrastrándola desde su carro, la llevaron a una iglesia llamada Cesareo, donde la desnudaron completamente, y la asesinaron con tejas. Después de desmembrar su cuerpo, llevaron sus restos a un lugar llamado Cinaron, y allí los quemaron. Este asunto dejó caer el mayor de los oprobios, no sólo sobre Cirilo, sino sobre toda la iglesia de Alejandría. Y seguramente nada puede haber más lejos del espíritu cristiano que permitir masacres, luchas y hechos de este tipo". [2]
Es decir, Hypatia ni muere por ser feminista, ni por creerse mejor que los hombres, que "la admiraban sobremanera", ni por adelantada a su época, ni por no querer ser cristiana, ni por esto o por lo otro. De Hypatia nada se sabe, salvo su muerte, y probablemente de no ser por esta muerte violenta, ni habría pasado a la historia. Es falso que fuera tenida por bruja, esa acusación es del obispo Juan de Egipto, en el siglo VII, que narra el hecho como una victoria de la fe cristiana, ciertamente poniéndolo como una victoria de San Cirilo en su "crónica", que en realidad es un tipo de Historia Sagrada, donde los hechos históricos están supeditados a la fe y la moral del momento, todo es interpretado según la santidad de la fe cristiana, frente al avance del Islam. Y es a este a quien ¡contradicción! creen los propagadores de la "leyenda hypática".

Hypatia muere por una intriga de índole política, no por la instigación de los sermones antipaganos de San Cirilo, ni a manos de monjes de Cirilo, ni mucho menos. Se confunden momentos y hechos concretos; sabemos que Cirilo no fue un ángel, y no se las pensó en otros desmanes, pero este crimen no se le puede achacar a él, simplemente porque no hay la más mínima prueba, sino solo la suposición de que como su carácter y medios eran lamentables, pues necesariamente tuvo que estar detrás de esta muerte. El "oprobio" que cae sobre Cirilo no es la culpabilidad, sino la injusta acusación sobre su persona y todos los cristianos alejandrinos. ¿Que fueron cristianos quienes la mataron? Sí, pero ¿quién no era cristiano en una sociedad definida como cristiana casi en su totalidad, o al menos pujaba por serlo? Y, por si fuera poco, la primera lamentación pública sobre el crimen de Hipatia, es ¡el sermón pascual de 419 de San Cirilo! Quien acusó a Cirilo como instigador de esta muerte, fue el filósofo pagano Damascio, profesor de la Academia de Atenas hasta que el emperador Justiniano la cerró.

Estampa conmemorativa
de los 1500 años del Concilio
de Éfeso.
Dejado este punto, veamos otros líos del santo. No tuvo encontronazos solo con los herejes Cirilo, sino con el mismo San Juan Crisóstomo (27 de enero, traslación de las reliquias a Constantinopla; 30 de enero, Synaxis de los Tres patriarcas: Juan Crisóstomo, Gregorio y Basilio; 13 de septiembre, muerte; 13 de noviembre, Iglesia oriental; 15 de diciembre consagración episcopal), con el que no las tenía todas ya desde la época de su tío Teófilo, enemistado a muerte con el Crisóstomo. En 403 Teófilo, acompañado por Cirilo, había logrado que Juan Crisóstomo fuera depuesto de su sede de Constantinopla. Después de muerto Crisóstomo (que es cuando dejan de molestar los santos), los obispos orientales reconocieron que se le había tratado injustamente y, como había mandado el papa San Inocencio I (12 de marzo), quisieron restituir su memoria. Pero Cirilo, en sus trece, argumentaba que Juan Crisóstomo había sido depuesto por un concilio legítimo, por lo que realmente había obrado mal y no era digno de ser tenido como santo. Y, dice "Flores del Carmelo", ocurrió un portento: Se le apareció San Juan Crisóstomo armado hasta los dientes con intenciones de castigarlo y echarlo de Alejandría, cuando la Virgen María bajó del cielo y le dijo al Crisóstomo que tuviera piedad de Cirilo, su "capellán", el cual sería en adelante devoto suyo y enmendaría su obstinación, poniéndose ella misma como fiadora. Y Cirilo cumplió, como no hacerlo, perteneciendo a la Orden de María (guiño carmelitano). 

Y, entrada en escena la Madre de Dios, toca hablar de la principal victoria de San Cirilo: el Concilio de Éfeso y la derrota, en gran medida, del nestorianismo. Muy brevemente: Nestorio era Patriarca de Constantinopla y comenzó a propagar la presencia de dos personas en Cristo: una humana y otra divina, separadas, negando la Encarnación de Dios en Cristo. El debate, aunque de tema cristológico, se centró en la maternidad de María, pues si solo era madre de la persona humana, no cabía llamarla Madre de Dios. Nestorio y Cirilo se engarzaron en una lucha nada honesta: Nestorio le difamó, le llamó hereje de cuantas herejías había; Cirilo le contestaba "y tú más". Hubo casos extremos: Nestonio mandó azotar o encarcelar a monjes que, por doquier y al llamado de Cirilo a defender a su Reina, proclamaban que era herejía negar la dignidad de Madre de Dios a María. Se celebraron algunos concilios y sínodos que no resolvieron nada y finalmente, el emperador Teodosio II convocó un Concilio en Éfeso en 431. Cirilo, que era más listo que el hambre, comenzó las sesiones conciliares con los obispos que proclamaban como él, la maternidad divina de María. Ya llegarán los demás, pensaría; y más aún, aún teniendo la doctrina verdadera, quiso asegurarse y sobornó al emperador para que sancionase su postura. Tampoco le hacía falta, pues el papa San Celestino I. (6; 8, Iglesia Oriental, y 9 de abril, y 27 de julio) y sus enviados eran partidarios de las dos naturalezas en una única persona: Cristo, por lo que María era madre de la Persona y por tanto Madre de Dios [3].

Aunque Cirilo había ganado, su deshonestidad no podía quedarse tal cual y fue encarcelado cuatro meses. Disuelto el Concilio, regresó a su sede, donde siguió luchando para que los seguidores de Nestorio aceptaran las decisiones conciliares. Desde la cárcel escribió su apología "Explicatium Duodecim Capitum", en la que explicaba su postura y denunciaba a Nestorio sin ambiguedades. Finalmente fue depuesto Nestorio, Cirilo liberado y la Madre de Dios proclamada como tal. Famosa es la imagen del pueblo clamando por la definición en honor de la Madre de Dios, y luego aclamando a los padres conciliares a la salida de la iglesia al lograrla, como narra el mismo Cirilo en una carta:
San Cirilo, a la salida del Concilio
"El día que nos congregamos casi trescientos obispos que estamos aquí, para la determinación de esta causa de Dios y de su Madre, en que gastamos todo el día, perseveró todo el pueblo en la ciudad desde la mañana hasta la tarde, esperando la determinación del santo sínodo. Y como oyeron que aquel infeliz injuriador de la Madre de Dios había sido depuesto comenzaron todos a predicar alabanzas del Concilio y a glorificar a Dios, que había derribado al enemigo de la fe, y de la gloria de su madre. Y saliendo nosotros ya de noche de la iglesia donde se celebró el concilio, nos llevaron con hachas encendidas hasta nuestra posada. Y toda la ciudad estaba llena de regocijo y tanta abundancia de luminarias que por ella había puestas, que parecía de día".
Luego del Concilio, regresó Cirilo a Alejandría y se dedicó a instruir a sus feligreses, a promover la devoción a la Virgen María, para lo cual, y por orden de la misma Reina del Cielo, en 432 edificó un monasterio femenino junto al Nilo, para lo cual trajo a Santa Sara (13 de julio) desde Jerusalén, como abadesa, y donde se santificarían otras santas monjas, como Santa Eufrasia (13 de marzo) o Santa Julia (17 de marzo). 

Siguió Cirilo peleando contra otros herejes, de menor calado. Escribió durísimamente contra Juliano el apóstata, vuelto a los dioses antiguos. Escribió numerosas homilías, tratados, cartas, comentarios a las Escrituras. Cirilo murió el 28 de enero de 444, y fue sepultado en Alejandría. En 734, sus reliquias fueron trasladadas a Roma, a la iglesia de Santa María "in Campo Marzio". Su memoria y escritos han sido custodiados tanto por la Iglesia latina, como las Orientales. La Orden del Carmen lo asoció a los suyos muy pronto, tanto por su primera vida monacal, como por su acendrada defensa de la Madre de Dios, aunque Baronio y los Bolandistas fueron muy críticos con este punto.

León XIII lo declaró Doctor de la Iglesia en 1883 y fijó su memoria el 9 de febrero. Los griegos lo celebran a 9 de junio, aunque los martirologios más venerables ponen su memoria a 28 de enero, día del tránsito y fecha que lo celebró la Orden Carmelita, que hoy ya no le tiene como santo propio. Luego de la reforma litúrgica, su memoria pasó al 27 de junio hasta hoy. En la iconografía carmelitana suele aparecer junto a los otros dos Cirilo, el de Jerusalén y el de Constantinopla, ataviados como carmelitas y como Doctores.

Las valoraciones pueden ser de diverso tipo en torno a la figura de San Cirilo, yo me quedo con una frase de San Pablo que nos puede dar luz: "Somos los impostores que dicen la verdad" (1ra Corintios 6). 


A 27 de junio además se celebra a
San Zoilo de Córdoba, mártir.
San Sansón el Hospitalario, confesor.




[1] Rafael del Olmo, O.S.A, en "Nuevo Año Cristiano". Tomo 6. pág 499. Editorial Edibesa, 2001.
[2] Historia Ecclesiatica. Libro VI, capítulo 15.
[3] Era el 11 de octubre de 431, día que posteriormente se eligiría para celebrar la festividad de la Materninad Divina de María. Ese mismo día de 1962 comenzaría el Concilio Vaticano II.

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